Leticia Ruíz describe la violencia prevaleciente en Ciudad Juárez
Ciudad
Juárez, Chihuahua, es una urbe fronteriza con Estados Unidos
tristemente reconocida a nivel nacional e internacional por la crisis
de Derechos Humanos (DH) en la que vive su población, y que ha sido
visibilizada desde el inicio de los años 90 cuando madres de víctimas
de feminicidio y desaparición comenzaron a exigir justicia para sus
hijas.
Años de impunidad ante las agresiones, delitos y violaciones a DH de
las mujeres –cuyas cifras siguen acumulándose– han sido caldo de
cultivo para el surgimiento de movimientos de resistencia ciudadana,
expresiones artísticas contra la violencia, y un sinfín de “actos de
amor”.
Así describe a su ciudad Leticia Ruíz Arroyo, activista juarense que
comenzó a escribir sus ideas en medio de las manifestaciones contra el
feminicidio, “para poder decir mejor las cosas cuando tuviera que tomar
la palabra”.
Poco a poco Leticia comenzó a transformar sus palabras en poemas contra
la represión y el hostigamiento que ha tenido que enfrentar.
En febrero pasado, junto con otras 10 poetas originarias de los estados
de Chihuahua y San Luis Potosí, Ruíz Arroyo publicó el libro
“Girasoles, sueños y palabras”.
La antología poética cuyo motivo de inspiración es “el amor”, integra
110 poemas de Cleo Gordoa, Isabel Luna Quiroga, Alicia Zepeda
Patterson, Teresa Fierro Pérez, Esperanza Ayala Ramírez, Betty Martínez
Compeán, Lili Anchondo, Carmen Poblanno, Martha Patricia Lozoya Nájera
y Blanca Ríos Tiscareño, además de los de Leticia Ruíz.
“Independientemente de nuestras realidades locales, la situación de
discriminación, violencia y segregación contra las mujeres es igual en
los diferentes estados en los que cada una radica”, contó a
Cimacnoticias “Esperanza Justa”, como se hace llamar Leticia en redes
sociales.
SOBREVIVIR, RESISTIR Y AMAR
Ruíz Arroyo relató que su inspiración proviene de “todos los actos de
amor” que se viven en medio de contextos difíciles, como el de Ciudad
Juárez, y en el que ha aprendido a “sobrevivir, resistir y amar”.
Las constantes violaciones a DH que se cometen en el municipio
fronterizo han obligado a muchas mujeres a enfrentar, sin mediadores,
la realidad y convertirse en defensoras y activistas.
“Cuando levantamos la voz sufrimos mucha represión; basta con recordar
a quienes han sido asesinadas por exigir justicia para sus hijas. Yo
soy activista y empecé a escribir en medio de las marchas,
manifestaciones y plantones, para tener algo que decir cuando había que
subirse a la tarima y decir algo. Escribía mis ideas antes de subirme
al escenario.
“En 2011, cuando la violencia (agravada por la estrategia contra el
narcotráfico implementada por Felipe Calderón) disminuyó un poco, me
dediqué a buscar los papeles que tenía por todos lados y en los que
había escrito esas ideas de resistencia, y los convertí en poemas”.
Así nació el primer libro de poemas de Leticia Ruíz –“Juárez, vive,
resiste y ama”–, con el que la activista recurre a la poesía para
retratar la situación por la que atravesó Juárez durante 2010,
Esta obra cuenta con un apartado dedicado a las mujeres que han sido
asesinadas y a las niñas que han sido desaparecidas en la urbe, “porque
es un tema obligado del que no debemos dejar de hablar”.
Una de las múltiples manifestaciones en las que participó la poeta fue
reprimida por las autoridades locales y muchos de sus compañeros fueron
encarcelados.
“Yo fui de las pocas personas que se salvó de ser encarcelada, pero me
tocó quedarme afuera para atender a los compañeros y exigir que
salieran de la cárcel. En medio de esa acción conocí al amor de mi
vida, poco tiempo después le escribí algunos poemas relacionados con el
activismo político y social que estábamos haciendo”.
EL AMOR EN TIEMPOS DE CRISIS
Para la activista, la experiencia vivida demuestra que “en medio de las
crisis el amor sigue existiendo, a pesar de todo, siempre existe y no
me refiero sólo al amor de una pareja.
“En Ciudad Juárez vemos actos de amor todos los días; por ejemplo todas
esas mujeres que han perdido a sus hijas y sin importar qué, cómo y sus
escasos recursos, hacen cosas extraordinarias prácticamente solas por
encontrarlas; su lucha es el acto de amor más fuerte que he conocido”,
concluyó.
Ambos libros (“Girasoles, sueños y palabras” y “Juárez, vive, resiste y
ama”) pueden solicitarse directamente a la activista a través de sus
redes sociales con el nombre de “Esperanza justa”. El dinero obtenido
por la venta de los materiales se donará al Comité de Madres con
Jóvenes Desaparecidas en Ciudad Juárez.
Helena
Ribinstein cuando llegó a Nueva York, en 1915, conoció al grupo de
mujeres sufragistas que se pintaban los labios de rojo como símbolo de
emancipación, con lo que se identificó.
México
D.F., 09 abr. 15. AmecoPress.- El 21 de marzo, al terminar mi trabajo
periodístico en la ONU a propósito de la 59 Sesión de la Comisión
Jurídica y Social de la Mujer, me topé con el Museo Judío, en la 5ª.
Avenida y la calle 92. Había una exposición temporal-homenaje a Helena
Rubinstein, conmemorativa del cincuentenario de su muerte. Nada más
alejado, me dije, de los propósitos de Beijín y las demandas pendientes
de las mujeres. Dudé, pero entré.
Helena
Rubinstein, pude leer en la exposición con más de 200 objetos
personales, fotografías, vestidos y joyas de esta acaudalada
empresaria, que revolucionó la cosmetología de su época, creadora de
los salones de belleza –el primero lo instaló en París en 1912-,
inventó más de mil cremas, rizadores de pestañas, el rímel resistente
al agua e instaló para la salud de la piel y el cutis los spa.
Helena Rubinstein
A los 93 años,
a la hora de su muerte, dejó a su familia 15 fábricas y un capital de
millones de dólares. En los años cincuenta donó 500 millones de dólares
a la comunidad judía. Es considerada la primera empresaria gigante del
siglo XX, sus productos se globalizaron y tuvo al mismo tiempo cadenas
de tiendas en Londres, París y Nueva York; lugares donde también tuvo
sus casas diseñadas con lujo y buen gusto. Increíble.
Cuando llegó a
Nueva York, en 1915, conoció al grupo de mujeres sufragistas que se
pintaban los labios de rojo como símbolo de emancipación, con lo que se
identificó. Tenía claro, dice Viridiana Mirón, que la individualidad y
la independencia económica de las mujeres era el acto más
revolucionario de su época; lo mismo escribía Alejandra Kollantai en
1920 cuando fue nombrada embajadora de la Unión Soviética en México. Y
es una de las líneas de lo que se ha dado en llamar igualdad
sustantiva.
Helena
Rubinstein es considerada colaboradora de la “lucha”, conoció a algunas
feministas de principios de siglo XX, admiró a Elizabeth Cady Stanton
(12 de noviembre de 1815-26 de octubre 1902, participante de la
Asamblea de Seneca Falls, la primera convención sobre los derechos de
la mujer en los Estados Unidos, realizada del 19 de julio al 20 de
julio de 1848 en Seneca Falls Nueva York, Estados Unidos) y convivió
con Charlotte Perkins Gilman, (Hartford, 3 de julio de 1860-17 de
agosto de 1935) ésta última escritora, fundadora de la Asociación de la
Prensa de Mujeres Costa del Pacífico (PCWPA), de la Alianza de Mujeres.
De Rubinstein
se pudo ver, en los tres espacios de la exposición, una colección de
sus fotografías, obras escultóricas de sus colecciones, objetos
personales, sus vestidos, imágenes de sus departamentos y una muestra
de collares de varios hilos y pedrería, y una película.
Esta mujer que
medía un metro 47 centímetros de estatura, no guapa según los cánones
de la belleza vista por el patriarcado, amiga de Picasso, mecenas de
artistas, apoyó a las universidades y también a creadoras y creadores
que huyeron de Europa tras la primera guerra mundial, fue una estratega
de la publicidad y promotora del diseño y el arte, inspiró a otros
creadores, como lo hizo Nahui Ollin en México.
Ella acuñó una
frase simple, que por cierto le dio el nombre a la exposición en el
museo Judío, que estuvo abierta al público desde octubre de 2014 hasta
el 22 de marzo último: “La belleza es poder porque da libertad”. Ella
lo había probado señalando que la belleza se construye con trabajo y
esfuerzo. “No es para perezosas”. Vapores para limpiar la piel -como
decimos que sucede en el spa y el sauna-, se lee bajo una colección de
fotografías que la muestran, un cutis envidiable.
Pudimos
apreciar una película en blanco y negro, donde se ve cómo daba clases
de purificación de la piel a las mujeres; la estructura de los primeros
secadores de cabello; el uso de mascarillas y sobre todo una colección
de cremas. Ello me recuerda algunas escritoras en boga, que han venido
de este mundo de la perfumería y la cosmética. Más allá de la
conciencia de que la publicidad de cremas maravillosas puede “manipular
a las mujeres” intentó curar también el alma a base de vapores en la
cara y mascarillas relajantes; fue ella la que recomendó cepillar hasta
mil veces el cabello por la noche para mantenerlo vivo y brillante.
La señora
Rubinstein nació en Cracovia, Polonia, en 1872, la mayor de ocho hijas
en una familia judía de escasos recursos. A los 30 años, para huir de
un matrimonio arreglado, se fue con un tío a Australia a un pequeño
pueblo cuya tranquilidad permitió imaginar las tres cosas que la
hicieron libre: crear una primera crema a base de lanolina (con la
grasa de las ovejas) llamada Velazé; un lugar para que las mujeres
hablaran: el salón, y acumular dinero que la hiciera libre. En 1908 ya
tenía un capital de cien mil dólares, al morir dejó más de 750 millones.
Un texto a la
entrada de la exposición fue elocuente: De una granja de ovejas en
Australia (1908) pasa a tener quince fábricas de cosméticos, miles de
puntos de venta y 40 mil empleados a finales de los años cincuenta.
Poco antes de su muerte, en 1965, confesaba: "Quisiera que el negocio
durase por lo menos trescientos años más”.
A partir de
1917, Helena Rubinstein logró que la fabricación y distribución de sus
productos al mayoreo abrieran cientos de espacios para dar trabajo a
obreras de la cosmetología. Creó el "Día de la Belleza" en los
diferentes salones y se convirtió en un gran éxito.
Fundó el
pabellón de Arte Contemporáneo de Tel Aviv y en 1957 se estableció la
beca arte Helena Rubinstein. En 1953, se hizo filántropa y creó la
Fundación Helena Rubinstein para proporcionar fondos a organizaciones
especializadas en la salud, la investigación médica y rehabilitación,
así como a la Fundación Cultural Israel Latina y, además, otorgó becas
a los israelíes. Fundación Cultural que ella creó.
En 1959,
Rubinstein representaba la industria de los cosméticos de Norteamérica
en la Exposición Nacional de Estados Unidos en Moscú. Su industria,
tras su muerte en Queens en 1965, fue comprada por la trasnacional
Palmolive y luego por L’Oreal. Se cree que los Premios L’Oreal-UNESCO
para las Mujeres en la Ciencia también conocidos como los Mujeres
Rubinstein, fueron inspirados en su historia.
Fue una
coleccionista de obras de arte. Su trato con Picasso, se ve en la
exposición, hizo que el artista malagueño hiciera varios retratos de
ella, le regaló los bocetos que mostró el museo ubicado frente al
Parque Central de Nueva York y fue Andy Warhol quien elaboró algunos de
los carteles publicitarios de esta mujer. El autor de un cartel famoso
de Marilyn Monroe.
Una visita
aleccionadora. Me hizo recordar a las Pelonas en México, al Charlestón
de los años veinte, cuando las mujeres tiraron a la basura el corsé y
delineaban sus cejas como era costumbre en Antonieta Rivas Mercado y
Rosario Castellanos; se maquillaron discretamente y alargaron sus
pestañas gracias a algunos de los secretos descubiertos por
Rubisnstein.
Una curiosa
muestra de que la lucha sufragista que este año tendrá un nuevo
capítulo en México, estuvo acompañada por Coco Chanel y el traje
imprescindible y duradero; la belleza eternizada y muy diversa de las
mujeres libres como se muestran en los retratos del Dr. Atl, los
desnudos azules de Picasso, los pectorales de joyería que han vuelto a
la moda, los vestidos de pedrería que ahora se usan de día, el me da la
gana de ponerme lo que se me ocurra para sentirme bien, las sesiones de
cirugía plástica que de vez en vez atacan a algunas de nuestras mejores
funcionarias, diputadas y hasta una que otra feminista.
Así como el no
me apena tener varios trajes tipo Chanel y admiro la valentía de Gala,
la compañera de Dalí y su revolución sexual. En fin, que no podemos
olvidar nuestra construcción en muchos sentidos y nuestra permanente
decisión de ser libres.
El museo Judío
de Nueva York se aloja en la antigua mansión de Felix Warburg, posee
una impresionante colección de objetos religiosos, pinturas y objetos
de plata y hasta un mosaico de una sinagoga de Persia del siglo XVI y
obras contemporáneas de pintura, fotografía y escultura. Siempre ofrece
exposiciones temporales. Imaginé que vería una colección de cosméticos,
carteles publicitarios y fotografías. Y me encontré con esta historia.
Guerrilleras en México, asesinadas por los cuerpos represivos
Algunas
de las mujeres guerrilleras que formaron parte de los grupos armados
que se gestaron en los años 60 y 70 perdieron la vida en combate;
murieron –como lo describen las compañeras que han rescatado su
historia– luchando contra “las injusticias del gobierno”.
Su historia y en algunos casos el paradero de sus restos se supo muchos
años después, mediante los informes presentados por el Comité Pro
Defensa de Presos Perseguidos Desaparecidos y Exiliados Políticos de
México.
Así como cuando se hizo pública una parte de las actas informativas de
la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) –policía política del
régimen que recababa información de actividades subversivas–, historia
que se completó con los reportes de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH).
El libro “Guerrilleras”, de reciente publicación, es una obra que busca
que la memoria histórica no olvide el paso de estas mujeres
combatientes por un México que intentaron cambiar, y rescata algunas de
las historias de a quienes les fue arrancada la vida en algún
enfrentamiento armado.
Teresa Hernández Antonio, integrante de la Brigada Roja de la Liga
Comunista 23 de Septiembre (LC-23), es una de ellas; la madre de dos
hijos perdió la vida en un dispositivo especial montado por agentes de
la DFS y la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la
Delincuencia, del mismo órgano de inteligencia.
El operativo fue para capturar a activistas en Ciudad Universitaria.
Teresa fue acribillada y ultimada en la sien con el llamado “tiro de
gracia”. Su cuerpo inerte permaneció en la zona conocida como “Las
Islas” hasta que fue levantado por el Servicio Médico Forense.
María Margarita Marcela Andrade Vallejo, también fue integrante la
LC-23. Ella custodiaba una de las casas de seguridad del grupo
guerrillero, que fue descubierta cuando capturaron y torturaron a
varios de sus compañeros.
REPRESIÓN Y RESISTENCIA
El 14 de abril de 1977, al menos 100 agentes de la policía cercaron la
casa de seguridad, en la colonia Avante, en la Ciudad de México. En un
primer momento María Margarita se defendió, pero cuando vio que la
superaban en número y en armas decidió entregar a su hijo de apenas dos
años de edad a las trabajadoras del hogar que estaban en el domicilio.
Ellas pudieron ponerlo a salvo.
Margarita lanzó dos bombas de fabricación casera a los agentes, una
bala de su propia arma le alcanzó accidentalmente el parietal derecho
(cráneo) y la mató.
Pese a que ella cayó en combate, el número de policías incrementó y se
realizaron cateos violentos en las casas aledañas que provocaron daños
económicos en las viviendas. Su familia también fue detenida con el
objetivo de arrancarles información sobre todo lo que Margarita Marcela
pudo haberles contado.
Olivia Ledezma Flores, “La Güera”, también integrante de la LC-23, fue
asesinada el 6 de julio de 1977 cuando agentes de la DFS apoyados por
miembros de la Brigada Especial (el grupo paramilitar conocido como
Brigada Blanca) instauraron un dispositivo frente a su domicilio, en la
colonia Reforma Iztaccihuatl –también en la capital del país–, que
también fungía como casa de seguridad de algunas y algunos de sus
compañeros.
Los agentes abrieron fuego contra ella y su esposo sin previo aviso. Ambos cuerpos presentaron el tiro de gracia.
Entre las guerrilleras muertas en combate también está Cruz Elena
Montoya Ortiz, originaria del estado de Chihuahua. Esta mujer fue
capturada el 28 de agosto de 1974 por patrulleros de la policía
municipal de Ciudad Juárez. En 1976 fue absuelta y se reintegró a la
LC-23. Murió en un enfrentamiento el 1 de septiembre de 1977.
Junto a ella quedó el cuerpo de la también guerrillera Alma Celia
Martínez Magdaleno, de apenas 18 años de edad. Ambas perdieron la vida
cuando agentes de la Brigada Especial instalaron un dispositivo en el
exterior del mercado “Benito Juárez”, en la colonia Electricista, en la
capitalina delegación Azcapotzalco.
Tras haber torturado a integrantes de la LC-23, la Brigada Blanca sabía
que las guerrilleras y algunos de sus compañeros acudirían ese día a
una cita en el mercado. Al principio intentaron detenerlos, pero se
desató un tiroteo que acabó con las vidas de las y los sublevados.
CRÍMENES DE ESTADO AÚN IMPUNES
Un fragmento de la historia de María de los Ángeles Sánchez, esposa de
Juan Manuel Ramírez Duarte, uno de los principales dirigentes de la
LC-23, también forma parte del libro.
Ella fue detenida con lujo de violencia el 10 de junio de 1977 en
Tlatelolco, en la Ciudad de México. Con apenas 19 años de edad fue
llevada al Campo Militar Número 1 donde fue brutalmente torturada.
Aunque fue liberada con vida el 25 de octubre de 1977, finalmente murió
el 6 de septiembre de 1978 a consecuencia de las torturas por parte de
la Brigada Blanca.
Hasta el día de hoy no han sido castigados los responsables de estos y
otros crímenes cometidos contra mujeres y hombres que lucharon por un
México más justo y democrático.
Es
muy probable que Zoila no se llame a sí misma feminista. Su lucha es
por el río Magdalena: ese donde, en la región colombiana del Huila, la
filial de Enel Endesa pretende hacer una represa que, según los
lugareños, acabará con su sustento: la agricultura, la pesca y la
minería artesanal. En el pequeño municipio de La Jagua, el principal
afectado por las obras y los desplazamientos forzados, y por ello
epicentro de la resistencia contra la multinacional, Zoila se ha
convertido en un referente. Su casa, donde Zoila vive con sus cuatro
hijos, su marido y su padre, es un punto de encuentro para los vecinos
implicados en la resistencia. Y de puertas para adentro de la casa,
también han cambiado las cosas: “Ahora me ayudan más en casa”, afirma
ella.
El de Zoila no es un caso aislado. A lo largo y ancho de América Latina, las mujeres están liderando procesos de resistencia contra el modelo extractivista,
esto es, los grandes proyectos de minería, centrales hidroeléctricas,
monocultivos destinados a la exportación y otros negocios que proyectan
grandes transnacionales y contribuyen al acaparamiento de tierras en la
región y al despojo de comunidades rurales e indígenas que no sólo
pierden sus tierras; también su identidad, su cultura, sus lazos
comunitarios. Y su salud y la de sus hijos: lo vieron claro las Madres
de Ituzaingó Anexo – un barrio de la Córdoba argentina-, que llevan
años batallando para frenar el avance del monocultivo de soja, desde
que se dieron cuenta de que el empleo de agrotóxicos como el glifosato
estaba provocando el aumento de cánceres y nacimientos con
malformaciones.
Estas mujeres han conseguido visibilizar la
relación entre el extractivismo en América Latina -la extracción a gran
escala, para su exportación, de recursos naturales-, la herencia
colonial y el patriarcado. No sólo eso: proponen alternativas al mercado que pasan por la revalorización del territorio,
de lo comunitario y de la gestión de los bienes comunes. Su propuesta
reivindica la soberanía alimentaria y prioriza la reproducción de la
vida por encima del lucro monetario.
Extractivismo, prostitución y patriarcado
Muchas
comunidades han visto con sus propios ojos cómo la llegada de proyectos
extractivistas potencia las estructuras patriarcales que intentan
someter a las mujeres; así lo relatan mujeres peruanas afectadas por la
minería en Cajamarca: “Hombres de otro lugar ocupan las calles, toman
alcohol y fastidian a las mujeres, que no pueden ni salir a la calle
porque las tratan como a putas”. A lo largo y ancho del continente, la
llegada de grandes obras mineras, pozos petrolíferos o represas fomenta el aumento de la prostitución
en la zona: “Vienen los ingenieros, agarran a las muchachas, las dejan
embarazadas y después ya nadie las quiere; en algún momento, a alguien
se le ocurre hacer un prostíbulo. El negocio aumenta y con él, la trata
de mujeres”, explica Nora Dedieu, activista del movimiento contra las
represas en la provincia argentina de Misiones.
La connivencia
con las redes de prostitución y trata cuenta en Argentina con la
complicidad del Estado. Lo evidenció el caso Marita Verón: hace una
década, la joven fue secuestrada por una red mafiosa en la provincia de
Tucumán; su madre, Susana Trimarco, inició entonces una búsqueda
incansable, un peregrinaje que la llevó de prostíbulo en prostíbulo y
que evidenció la resistencia de policías, gobernadores y jueces a que avanzase en su investigación.
Por eso dice Sonia Sánchez, exprostituta y activista feminista, que el
argentino es un “Estado proxeneta”. Y no es el único: diferentes
estudios han demostrado un alarmante aumento del tráfico de personas,
con fines de explotación sexual y laboral, en países como Brasil,
Uruguay y Paraguay. Así lo denunció en 2012 un estudio de los obispos
católicos, que enfatizaron además que esas redes funcionan con
“estructura empresarial” y mantienen sólidos lazos con los poderes
públicos. El Estado sostiene así una forma de dominación y violencia
sobre las mujeres que no es en absoluto una cuestión marginal. Como
sostiene Sonia Sánchez, hay putas porque hay patriarcado; porque el
lugar que se deja a las mujeres es el de santa o puta, y entonces,
“¿qué cara tiene una puta? La de toda mujer”.
Abortos clandestinos
Pero hay formas más sutiles de violencia patriarcal ejercida por el Estado, y una de las más mortíferas es la prohibición del aborto en todos los supuestos,
a excepción de unos pocos países -Cuba, México, Uruguay-. Pese a ello,
según la Organización Mundial de la Salud, unos cuatro millones de
mujeres inducen un aborto en la región cada año -es, en términos
relativos, la región con más abortos- y el 95% de ellos son ilegales;
de esas mujeres, 1,4 millones son brasileñas y una de cada 1.000 muere
por complicaciones de abortos clandestinos; casi todas son pobres.
La
mayor parte de las legislaciones latinoamericanas siguen utilizando el
Código Penal para controlar la vida sexual y reproductiva de las
mujeres; en algunos países se dan realidades que parecieran sacadas de
otro siglo. Como cuando, en Argentina, un suboficial de la policía
violó a su hijastra de 15 años, la dejó embarazada y los jueces le
impidieron abortar en dos instancias; o como las 17 mujeres que, en El
Salvador, enfrentan condenas de hasta 40 años de cárcel por abortar,
pese a que la interrupción de la gestación fue involuntaria. Sea por la
influencia de las iglesias católica y evangélica, o por el
conservadurismo de los votantes, los políticos que se atreven a colocar
la despenalización del aborto en la agenda resultan severamente
penalizados. Con todo, la lucha avanza: en Argentina, la Corte Suprema
permitió abortar a aquella adolescente y sentó precedente; en El
Salvador, recientemente fue indultada una de esas 17 mujeres.
En
paralelo, las leyes que penalizan la violencia doméstica contra las
mujeres avanzan lentamente, pero el maltrato físico y psicológico no
retrocede en la región. “Se produce un proceso paradójico. En la medida
en que se da un aparente aumento de poder de las mujeres, una
equiparación (igualdad es una palabra tramposa) de las condiciones
laborales y sociales, los varones ven cómo se socavan las bases de su
poder patriarcal, y les queda la violencia, es brutal, el cuerpo femenino y la violencia sobre él, se constituyen en la forma de asegurar el poder patriarcal”, señala la economista feminista Natalia Quiroga.
Acoso virtual
Las
activistas feministas han mostrado la necesidad de visibilizar otras
formas de violencia sobre el cuerpo de las mujeres, como el acoso
callejero y los tocamientos a los que se exponen en los vagones de
metro y los autobuses urbanos, que han provocado que, en ciudades como
el México DF y Rio de Janeiro, se hayan implementado vagones sólo para
mujeres. Una encuesta reciente muestra que el 90% de las brasileñas se ha cambiado de ropa por miedo al acoso
y más del 80% ha dejado de hacer cosas en la calle por el mismo motivo.
Sin embargo, apenas hay denuncias: “La sociedad todavía naturaliza
estas formas de acoso, pues justifica esa violación de derechos por el
uso de escotes o ropas cortas, como si la mujer fuese culpable. Cuanto
más mujeres se animen a denunciar, más vamos a poder combatir esa
impunidad”, defiende Rosangela Rigo desde la delegación que enfrenta
estos casos de violencia en la Secretaría de Policía Metropolitana.
Además, en la era de internet y de las redes sociales, está en aumento una nueva forma de agresión machista: la divulgación por internet de fotos íntimas.
En Brasil, se denunciaron 108 casos sólo en el primer semestre de 2014,
según la ONG SaferNet; el 77% de las víctimas son mujeres con edades
entre 13 y 15 años (34,7%) y entre 18 y 25 (32,14%). Algunos casos
acaban en tragedia: dos adolescentes, en los estados de Piauí y Rio
Grande do Sul, se suicidaron el pasado noviembre después de que se
publicasen, respectivamente, un vídeo de la muchacha haciendo sexo y
fotos de la joven desnuda; en los dos casos, sus exparejas son los
principales sospechosos. Otras veces, la víctima pierde el empleo y
sufre todo un asedio social.
Existen leyes que protegen a las
mujeres, pero su efecto es muy limitado. ¿Por qué? Así lo resume
Gabriela Ferraz, coordinadora del Comité Latinoamericano para la
Defensa de los Derechos de la Mujer, en una entrevista a la revista
Caros Amigos: “El machismo que vivimos es estructural y permea todas las instituciones brasileñas.
Se trata de un problema social, cuya solución no está en un sistema
penal. Cuando usamos el Derecho Penal como única solución, estamos
reduciendo el problema al individuo agresor. Es preciso enfocar en el
problema real: vivimos en una sociedad patriarcal que reduce la
autonomía y el papel de la mujer. Es preocupante una sociedad en que el
mero hecho de hacer sexo consigue descalificar a la mujer”.
Se abren paso como directoras, fotógrafas, editoras y guionistas
La
carencia de directoras que hace sólo unos años marcaba el panorama
audiovisual cubano va dejando de ser ya una tendencia. Ellas aportan,
además, nuevas miradas temáticas y estilísticas a un cine de “hegemonía
androcéntrica”, afirman especialistas en el tema.
Basta revisar los catálogos de la Muestra Joven ICAIC (Instituto Cubano
de Arte e Industria Cinematográficos) para advertir el crecimiento por
años de nombres femeninos creando obras de ficción, documentales y
animación, al tiempo que confluyen como fotógrafas, productoras,
sonidistas, editoras y guionistas.
La antigua Muestra de Nuevos Realizadores, apenas el único espacio de
exhibición para la joven hornada de cineastas en el país caribeño,
incluyó a 16 directoras en el catálogo de la recién finalizada 14
edición, del 31 de marzo al 5 de abril.
Sus piezas fueron el 34 por ciento de las 22 obras de ficción, 19
documentales y seis animaciones que incluyó el concurso abierto a
menores de 35 años de edad. Sin embargo, disminuye ligeramente la
proporción alcanzada en 2014, cuando ellas fueron el 37.5 por ciento en
el rol de dirección.
“Hace años que no puede decirse que faltan las mujeres en el cine
cubano porque existen muy buenas directoras jóvenes, con propuestas
contundentes y caminos narrativos diversos”, dice a SEMlac la experta
en género y cine Danae C. Diéguez.
Nombres como Patricia Ramos, Heidi Hassan, Marilyn Solaya, Daniellis
Hernández, Susana Barrigas, Ariagna Fajardo o Maryulis Alfonso
presentaron sus primeras obras en la Muestra, y hoy protagonizan un
cambio en los puntos de vista de la cinematografía cubana, refiere la
especialista.
La apertura tecnológica del video y el cine digital fue impulso para la
democratización de la producción audiovisual en la isla, a mediados de
la década de los 80 del siglo pasado.
Además, centros de enseñanza como la Escuela Internacional de Cine de
San Antonio de los Baños y la Facultad de Medios Audiovisuales (Famca)
del Instituto Superior de Arte (ISA), y el auge de las producciones
independientes permiten a las realizadoras de hoy ir cerrando brechas
excluyentes de la industria cinematográfica nacional, en la cual sólo
tres mujeres han realizado un largometraje de ficción en más de cinco
décadas.
Para Diéguez, el conflicto actual en cuanto a cine y género en Cuba no
pasa por la cantidad de obras realizadas por mujeres, sino por las
temáticas que a ellas y ellos les preocupan.
“No todas están posicionadas desde un compromiso o mirada de equidad de
género, aunque abunda el interés por discursar sobre universos
femeninos que ponen en crisis los estereotipos y roles tradicionales de
la feminidad y la masculinidad”, apuntó la profesora universitaria.
La apertura relativa a los debates feministas sobre las desigualdades
entre mujeres y hombres en Cuba provoca que, cada vez más, estos
asuntos motiven obras de ficción y documental realizadas por jóvenes.
Según la catedrática del ISA, hay piezas asestando un golpe simbólico
al patriarcado, pero inconscientemente, porque falta preparación.
“Hablar de género no implica especializarse, sino una sensibilización
coherente que permita ajustar el punto de vista sin divagación temática
y estilística, como a veces sucede”, reafirma.
“CONTAR DE OTRA MANERA”
Precisamente el aporte estilístico más significativo que la
investigadora avista en las obras realizadas por mujeres en la 14
Muestra Joven ICAIC es un giro en las formas de narrar y en los temas
que se tratan.
“Ellas cuentan desde otras maneras, con una baja narratividad que
permite entrar en aspectos más íntimos, en los silencios y conflictos
interiores asociados a universos femeninos”, refiere.
El instante de cambio que supone la primera menstruación, dos jóvenes
releyendo los símbolos que definen su nación para hablar de
participación femenina o la experiencia intimista de una joven que
emigra a La Habana desde otra provincia figuran entre los argumentos
que pueden leerse en clave de género entre las piezas femeninas
presentadas al festival.
Sobre las ficciones distingue “Resina”, un cortometraje de Maryulis
Alfonso, que inserta por primera vez en el audiovisual cubano la
experiencia de una adolescente campesina en su primera menstruación.
Esta realizadora, graduada de la filial de la Famca en la provincia
central de Camagüey, se ha acercado en otras obras, como “Misericordia”
y “Las ventanas”, a procesos de intimidad femenina en los que la
violencia psicológica resulta constante.
“Trabajo estos temas de manera intuitiva, pensando en la manera en que
me crié y las relaciones con mi familia y, en este caso, quise hablar
del crecimiento de las mujeres desde una experiencia muy íntima”,
expone a SEMlac.
DISCRIMINACIÓN
Alfonso percibe tiempos diferentes para las mujeres cineastas en su
país, pero eso no implica que no se les discrimine. “Siento las
diferencias entre los roles de trabajo que desempeñan los hombres y las
mujeres, se nos valora distinto cuando estamos en un equipo de
filmación, aunque la tecnología nos permita iguales oportunidades de
acceso al cine”, reflexiona la cineasta.
Otro de los trabajos que se posiciona desde el género es “Antígona”, el
proceso, un documental que repasa la participación de las mujeres en la
Cuba revolucionaria desde una representación desdramatizada y
anárquica, en la cual las realizadoras Yaíma Pardo, de 35 años, y
Lilián Broche, de 25 años, también son personajes.
Inspiradas en la obra teatral “Antigonón, un contingente épico”, de
Rogelio Orizondo, las autoras proponen una relectura histórica mediante
la elección de un equipo totalmente femenino, para resaltar desde el
proceso productivo el empoderamiento de las mujeres de su generación.
“El cine cubano está preparado para que las mujeres creen de manera
independiente, siendo autosuficientes y gestionando sus propios
presupuestos, por eso juntamos mucho talento femenino en nuestra obra,
para demostrar que esto es posible y marcar un cambio”, explica Pardo
en entrevista con SEMlac.
Otros documentales de mujeres eligen una mirada intimista a los
personajes en su espacio cotidiano, como las obras de Helena Rodríguez
López (“Elogio de la sombra”), Diana Montero (“La Milagrosa”), y Joanna
Pérez Vidal (“Trópico de Ariguanabo”).
Por su parte, Rosario Alfonso Parodi explora, en clave periodística,
una zona compleja de historia cubana posrevolucionaria en “Los amagos
de Saturno”, y Jessica Rodríguez, con “Ahlam”, narra las dudas de una
joven egipcia expuesta a la inseguridad y el desconcierto de un país en
conflicto, luego de la llamada primavera árabe.
HORA TARDÍA PARA LAS DIRECTORAS
Como tendencia, las nuevas poéticas de la realización audiovisual
femenina siguen gestándose desde los márgenes de la producción
independiente, que aún afronta conflictos para su exhibición y
comercialización.
La inclusión de realizadores y realizadoras jóvenes en los mecanismos
de producción audiovisual nacionales queda pendiente, según coinciden
críticos y creadores entrevistados por SEMlac.
“Quizá sea hora, muy tarde, por cierto, para que directoras que han
demostrado su valía detrás de las cámaras puedan contar sus historias
en el largometraje”, escribió Diéguez en un artículo publicado hace dos
años en la revista La Jiribilla.
La estudiosa reafirma a SEMlac que, con ellas, será posible asistir a rostros nuevos y diversos dentro del cine cubano.
La
búsqueda de la equidad de género en la región, así como la evaluación
de indicadores para transversalizar esta perspectiva en las políticas
públicas contra la discriminación, fue el centro de la reunión de alto
nivel que tuvo lugar este 26 de marzo en la sede de la Unión de
Naciones Suramericanas (UNASUR), en Quito.
El secretario
general de esta organización, Ernesto Samper, junto a la directora
regional de la agencia ONU-Mujeres para América Latina y el Caribe,
Luiza Carvalho, presidieron las sesiones, a las que asistieron además
otros representantes de esas instancias en Ecuador.
Este
encuentro, el primero de tres organizados por el bloque regional, se
dedicó principalmente al análisis de la desigualdad femenina y las
medidas para facilitar el acceso a una mayor calidad de vida.
El
30 por ciento de las mujeres de Suramérica no tiene ingresos propios,
señaló Carvalho, indicador que muestra la diferencia de oportunidades
para el sexo femenino, reforzado por una cultura patriarcal y machista.
En
ese sentido, hizo un llamado a que los hombres se sumen a las labores
del hogar y el cuidado de la familia, y que en el sector privado se
ofrezcan condiciones de igualdad, así como agendas de Estado mejor
definidas respecto al empoderamiento femenino.
Por otro lado,
Samper resaltó el hecho de que como promedio, las mujeres reciben el 75
por ciento del salario que perciben los hombres por el mismo trabajo y
retomó la idea de la paridad en los ámbitos de toma de decisión,
especialmente las fuerzas armadas, la justicia y los respectivos
gabinetes ejecutivos, donde ha sido continua y notoria la ausencia de
las mujeres: “Solamente hasta que se abran espacios en los gabinetes,
en ese momento va a ser realmente una política efectiva".
Aún
cuando diversas iniciativas internacionales con impacto en la región ha
mejorado indicadores de salud, sociales, educativos, de acceso a los
recursos, trabajo y niveles de representatividad, queda mucho por hacer
en el campo de los derechos y la equidad de género.
Con ese
propósito, se lleva a cabo en redes sociales la campaña #HeForShe
(ÉLPorElla), a la que se sumó este jueves Ernesto Samper, siguiendo el
ejemplo de otros líderes mundiales, como Ban Ki-moon, secretario
general de la ONU.
A la reunión en la sede de Unasur asistieron
además Moni Pizani, Representante de ONU MUJERES en Ecuador, Gabriela
Rivadeneira, Presidenta de la Asamblea del Ecuador y Ledy Zúñiga,
Ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos del Ecuador.
Hay
realidades que ya nadie puede ocultar. El México efervescente, en
rebeldía, con enojo se manifiesta todos los días. Las protestas se
multiplican en todas partes. Hombres y mujeres buscan trabajo, salario,
seguridad cotidiana sin respuesta.
Los políticos han perdido
credibilidad. La ausencia de los 43 nos echa a la cara la incapacidad
de nuestro sistema judicial para convencernos, aunque se reitere con
énfasis y cotidianamente que hay 104 detenidos, presuntos responsables
de hechos de salvajismo que nadie atina a explicarse.
En ese
ambiente, si de barbarie, las mujeres, 50 por ciento de las listas
electorales para la renovación de los congresos nacional y estatales
para 2015, tendrán que salir a las calles a convencer a la ciudadanía
de que son un opción posible.
Apenas hace tres días en la ciudad
de Oaxaca, donde se respira temor y angustia, como se respira en
Guerrero, la magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación (TEPJF), María del Carmen Alanís Figueroa, advirtió de la
violencia política contra las mujeres.
Se explicó claramente. Hay
ejemplos, dijo, según informaciones de la prensa, las precandidatas
recibieron amenazas para registrarse, hay candidaturas fraudulentas,
toda clase de recursos para no cumplir con la paridad constitucional,
para no cumplir con las leyes electorales locales, que en muchos casos
también garantizan paridad para armar las planillas municipales.
La
magistrada dijo más. Muchos dirigentes obligan a las aspirantes a
firmar renuncias en blanco, muchas otras fueron registradas en
distritos donde es muy probable que pierdan. Pero esto que ya está
calificado como violencia política de género, se traduce en acciones u
omisiones que perjudican o anulan el reconocimiento, goce o ejercicio
de los derechos políticos del ser humano.
Qué pasa además. Que
las dirigencias partidarias les ocultan información; procuran un
ambiente hostil para que las comunidades violen los derechos de las
mujeres. Ya empiezo a oír las justificaciones: “se trata de usos y
costumbres” o bien “voluntariamente renunció y pasó un hombre a la
lista” o más “la verdad ninguna ha querido participar, prefieren estar
con sus niños” y así sus derechos para votar y ser votadas siguen
cercenados.
Ante ese escenario, lograr la participación de las
mujeres parece enfrentar la anulación de facto. Desde la perspectiva de
la magistrada, las candidatas podrían generar cambios y ser abanderadas
para resolver problemas sociales.
La realidad es otra. En marzo,
el mes de las mujeres, fue asesinada en Guerrero, Aidé Nava González,
precandidata a la alcaldía de Ahuacuotzingo, y unos días antes también
fue asesinada una dirigente priista en San Luis Potosí. No sabemos cuál
es el curso de las investigaciones, pero evidentemente el mensaje es
“no participen”, no se crean que ya se logró la paridad.
A ello
hay que agregar a los agoreros del atraso y la desmesura, la ignorancia
y la barbaridad. La historia ha demostrado que hay muchos riesgos, que
existe una cultura machista que no admite, no soporta imaginar
congresos paritarios, espacios de poder compartidos. Todavía estamos
escuchando a muchos líderes locales, de los distintos partidos
políticos decir que no existen mujeres, que no hay perfiles, que de
dónde las van a completar sus listas.
Escuchamos igualmente a los
comentaristas de la radio, a los “analistas”. Algunos se preguntan si
realmente en la Reforma Política se garantiza eso, que parece venir de
otro planeta. Prefieren, con frecuencia, no hablar de eso.
Por
ello nos sorprendió que en la reunión en Oaxaca, el consejero
presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, en un
foro denominado “Mujer y política. Avances y retos de la participación
política de las mujeres de Oaxaca y México", asegurara que la igualdad
de las mujeres es una realidad incontrovertible en las candidaturas.
Córdova
fue clarísimo al manifestar cuál será su actitud, como responsable
principal del proceso, dijo que el INE “será absolutamente
intransigente en el cumplimiento de las reglas de paridad en las
candidaturas del proceso electoral federal".
La reforma política
promulgada en 2014 estableció que debe existir una paridad en las
candidaturas para la Cámara de Diputados para que sea un 50 por ciento
para mujeres y otro 50 por ciento para hombres.
La campaña nos
dará crónicas ya anunciadas. No sabemos cómo se resolverán las
controversias, las mañas, las artimañas, las trampas, los pretextos,
cómo ya hemos visto en algunas entidades y hemos visto en el pasado.
Además inclúyale a los que piensan, como en el siglo XIX, “hay otros
problemas, realmente importantes” que no tienen que ver con mujeres que
renuncian a su feminidad.
La preocupación es clara, aunque se
mantenga un silencio aterrador. La violencia que se ejerce todos los
días en contra de las mujeres parece no ocupar a los agoreros que
señalan que tal vez no haya mujeres capaces, que quizá se promoverán
solamente a las esposas, amantes, primas, sobrinas, hermanas y que
seguro ellas no tendrán espacios de poder, porque las controlan y
mandan quienes las han registrado y les han pedido subordinación y
obediencia.
Lo cierto es que quién sabe. No importa que la
magistrada Alanís haya dicho que se necesitan instituciones capaces de
entender y aplicar lo que se llama a perspectiva de género. Y luego
pidió a las mujeres en campaña que confíen en la justicia, para poder
denunciar la violencia, el fraude o los intentos de no dejarlas llegar.
Por
lo pronto es de hacer notar que también el Instituto Estatal Electoral
y de Participación Ciudadana, Organismo Público Local Electoral de
Oaxaca, en ese importante foro, reiterara que la participación de las
mujeres en la vida política es de vital importancia en la formación de
una sociedad más justa e incluyente.
Lo cierto, sorpresivo e
inquietante, es que se elegirán 500 personas para renovar la Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión, nueve jefaturas ejecutivas en igual
número de entidades, 661 diputaciones locales y mil 15 jefaturas de
ayuntamientos en 17 entidades federativas.
Es decir, se
repartirán dos mil 185 puestos de representación. Idealmente 50 por
ciento de cada sexo. Eso significa que podrán ser elegidas mil 92
mujeres.
Habrá que ver si es posible movilizar solidariamente a
todas las instancias de género que se han creado hace muy poco en todo
el aparato gubernamental; si rinde frutos el esfuerzo de algunas
funcionarias de esas instancias y si es posible que las organizaciones
de mujeres estén al pendiente, sin fundamentalismos, sin prejuicios
porque hoy todas corren el mismo riego.
En ese contexto habría
que agregar que la presidenta del Instituto Nacional de las mujeres,
Lorena Cruz Sánchez, ha reiterado en diferentes escenarios que la
protección y seguridad de las candidatas es propio de un sistema
democrático, que la violencia política es inaceptable y que solicitará
medidas precautorias para todas las candidatas que participarán en las
elecciones de junio próximo, por considerar que el asesinato de Nava
González en Ahuacuotzingo, Guerrero, debe ser condenado por todos los
sectores y todas las mujeres del país.
La
participación de las mujeres con propuestas, acciones y
reivindicaciones propias en la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo (CLOC-VC) –como también en la Vía Campesina
internacional– se ha traducido en un proceso de afirmación progresiva
hacia el pleno reconocimiento en la organización. Los Congresos de la
CLOC, desde su segunda edición, están precedidos de una Asamblea
Continental de Mujeres del Campo. La V Asamblea tendrá lugar en Buenos
Aires, del 12 al 13 de abril de 2015.
Aspectos como el
principio de paridad de participación en todos los niveles o la lucha
contra la violencia a las mujeres, ya no son solo demandas de las
mujeres, sino políticas asumidas por el conjunto de la CLOC-VC. Así,
por ejemplo, en 2012, la CLOC-VC afirma:
“Luchamos para construir
un proyecto de sociedad global, justo e igualitario, las campesinas y
campesinos rechazamos toda forma de violencia contra las mujeres y
desde nuestra Asamblea llamamos a continuar denunciando y haciendo
frente a la violencia intrafamiliar en el campo y la violencia que
acontece en la mayor parte del mundo contra las mujeres en las empresas
y el trabajo asalariado. Saludamos la organización y la lucha de las
mujeres por su emancipación y por avanzar en la igualdad de género y su
participación en los espacios de poder”.
(Conclusiones de la Asamblea Continental de la CLOC-VC, Managua.)
El
debate sobre el feminismo también está presente dentro de la
Coordinadora, como consta en las conclusiones de la IV Asamblea de
Mujeres (Quito, 2010): “reafirmamos nuestra voluntad de continuar
luchando para que la propuesta feminista continúe contribuyendo a
definir los cambios socialistas que anhelamos, por los que lucharemos
sin cesar hasta que las fuerzas combinadas del capitalismo y del
patriarcado sean parte del pasado”. Se trata, justamente, de
desarrollar una propuesta de feminismo campesino, popular y socialista,
pensando no solo en las mujeres, sino en una sociedad más justa,
igualitaria y en armonía con la naturaleza.
Y es que, sin duda,
los aspectos específicos de género son un eje central de su accionar;
pero también es de destacar que las propuestas y acciones de las
mujeres de la CLOC-VC abarcan una temática mucho más amplia. Es más, en
varios aspectos de la problemática del campo, ellas han asumido
liderazgos y reivindican ser históricamente las defensoras o
protectoras de las semillas de la humanidad. Justamente entre los temas
de mayor importancia definidos por las mujeres están, por un lado, la
soberanía alimentaria, que implica producir alimentos saludables,
distribuidos localmente; y por otro, las luchas en defensa de la
tierra, del agua, de la biodiversidad y de las semillas, frente a las
empresas y corporaciones de los agronegocios.
Erradicar la violencia
Para
Marina dos Santos, dirigenta del Movimiento Sin Tierra de Brasil e
integrante de la Comisión Política de la CLOC-VC, las mujeres han
avanzado mucho en los espacios organizativos, especialmente respecto a
la participación de las mujeres y la política de paridad en las
organizaciones. “Prácticamente todas las organizaciones que componen la
región Suramérica de la VC tienen definida una política de paridad”,
comentó, en conversación con ALAI, durante la reunión de balance que la
Articulación de Mujeres de la CLOC-VC Suramérica realizó en Quito, en
septiembre de 2014.
No obstante, dice, no les basta solo tener
participación, sino que apuntan a desarrollar un proceso de formación
con las mujeres, particularmente en las luchas: “para que garanticen en
sus espacios una actuación con mucha calidad, con mucho énfasis en sus
actos”, tanto en lo teórico -investigar, elaborar- como en la práctica.
De hecho, en casi todos los países de la región ya existen procesos de
formación política y técnica. También en muchos países se han
conformado colectivos de mujeres entre diversas organizaciones, para
debatir, investigar, intercambiar sobre problemas y desafíos e incluso
trabajar en conjunto.
Hace seis años, la Vía Campesina
internacional adoptó también la resolución de luchar contra la
violencia hacia las mujeres del campo, en todas sus formas: violencia
sistémica, doméstica, laboral, en contexto de guerras, y otras. Es
complejo, porque se trata de una violencia diaria, pero muchas veces
vedada; “una violencia que el sistema nos ha impregnado”, comenta la
líder campesina. Por lo mismo, considera que “el principal desafío es
continuar este debate en medio de las organizaciones, con los
compañeros, con el conjunto de las familias. El diagnóstico es que no
tenemos los espacios, la institucionalidad necesaria, para el combate a
la violencia contra las mujeres. Hemos debatido que hay necesidad de
mecanismos populares para combatir la violencia contra las mujeres,
porque tenemos pocos espacios institucionales, y aquellos que tenemos
están muy lejos, no contemplan las necesidades que hay, sobre todo para
el campo. Por ejemplo, tenemos en Brasil la Ley Maria da Penha,
es una ley muy importante, pero es insuficiente, porque muchas veces
sufrimos la violencia y no tenemos adonde ir a hacer la denuncia; o si
vamos a hacer la denuncia implica enfrentar a personas que son muy
violentas con nosotras”.
Las principales experiencias exitosas de
esta campaña se registran a nivel de las comunidades, cuando se discute
y se busca comunitariamente cómo hacer frente a casos concretos de
violencia, lo que ayuda a encontrar mecanismos más colectivos para
enfrentarla.
Feminismo campesino popular
No
obstante, el principal desafío que identificaron las mujeres campesinas
de la región Suramérica de la CLOC-VC es cómo desarrollar el feminismo
campesino popular. “Tenemos que profundizar sobre este tema, ir
elaborando teóricamente sobre qué es para nosotras el feminismo, al
mismo tiempo que tenemos que ir produciendo, elaborando y también ir
haciendo en la práctica con las y los compas de las organizaciones”,
subraya Marina dos Santos, añadiendo que: “para nosotros el feminismo
campesino y popular tiene que ser un feminismo socialista”. Ello
implica mantener “los principios de la sociedad que queremos para
nosotras y para los campesinos del mundo y especialmente para toda la
clase trabajadora”. Y acota: “No es un proyecto solo para las mujeres o
para los campesinos, sino que queremos hacer una lucha y tener un
proyecto de sociedad para el conjunto de la clase trabajadora”.
Dos
Santos reconoce, sin embargo, que históricamente el feminismo ha tenido
un desgaste muy grande: “tuvo períodos en que la burguesía intentó
transformar el significado, el concepto de feminismo, como el contrario
del machismo; esto fue un intento que la ideología capitalista intentó
implantar en la sociedad”. Por ello –señala–, los lemas de la CLOC-VC:
“sin feminismo no hay socialismo” y su revés: “sin socialismo no hay
feminismo”, se deben ir construyendo “en la práctica con nuestras
organizaciones y elaborando en lo teórico para ir avanzando. Y hemos
crecido en ese debate, en esa construcción”, que ya se debate en todas
las organizaciones, afirma.
La CLOC-VC es una organización de
composición muy diversa, que incluye, entre otros, a indígenas y
afrodescendientes. Este hecho presenta desafíos a la hora de abordar
estos temas, por las diferentes cosmovisiones y culturas. Por ejemplo,
en los pueblos indígenas, que encaran la relación hombre-mujer desde
los conceptos de dualidad y complementariedad, hay resistencia al
término feminismo, por su origen occidental. Pero las mujeres indígenas
también lidian con problemas de discriminación, marginación y
violencia. ¿Cómo trabajar con estas diferencias? Marina explica:
“estamos yendo bien despacio con las organizaciones indígenas, pero
tenemos muchos avances ya. Porque también en las organizaciones
indígenas, las compañeras han asumido tareas importantes y están siendo
convocadas para los trabajos dentro de las organizaciones, sobre todo
están llamadas a la participación, que para nosotras es importante. Las
bolivianas nos han dado muchos ejemplos de esto; en Colombia y Ecuador
también”.
Ante estos retos, para el VI Congreso de la CLOC-VC,
que se realizará en Buenos Aires del 14 al 17 de abril de 2015, las
mujeres han acordado debatir este tema del feminismo campesino popular
y socialista con el conjunto de participantes: “lo vamos a profundizar
en la Asamblea de las Mujeres, pero queremos debatirlo con todo el
Congreso”, afirma la líder campesina.
* Texto publicado en la revista América Latina en Movimiento
No. 502 de marzo de 2015, sobre el tema "Agricultura Campesina para la
Soberanía Alimentaria" - http://www.alainet.org/es/revistas/168312
Durante
los días 8 y 9 se está desarrollando el encuentro nacional e
internacional organizado por AFAMMER en Ciudad Real que reúne a mujeres
de todas las regiones del mundo cuyo objetivo es cambiar las
desigualdades de las mujeres rurales
Madrid, 09 abril. 15. AmecoPress. Desde
ayer está teniendo lugar el I Congreso Internacional “La voz de las
mujeres rurales en el mundo”. Un encuentro que reunirá a más de 500
mujeres rurales de todos los continentes y a importantes personajes
públicos, autoridades nacionales e internacionales; parlamentarias,
economistas y activistas de diferentes países. Castilla La Mancha y en
concreto, Ciudad Real ha sido el lugar elegido para realizar el
encuentro, convirtiéndose en un foco de interés nacional e
internacional durante estos dos días.
Un programa
muy ajetreado con diferentes invitados e invitadas para abordar
numerosos temas como los derechos humanos y la igualdad de género, la
diversificación económica y desarrollo sostenido, empleo, salud de las
mujeres, erradicación de la violencia contra las mujeres y niñas.
Una reunión
con un fuerte carácter informativo, abordada tras la celebración de los
vigésimos aniversarios del Programa de Acción de la Conferencia
Internacional sobre Población (Cairo, 1994) y de la Plataforma de
Acción de la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer (Being, 1995)
y en el contexto de la Nueva Agenda Desarrollo Post- 2015.
El encuentro
está organizado por la Confederación Nacional de Federaciones y
Asociaciones de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) contando
con la colaboración de Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y
la ayuda de distintas empresas españolas e internacionales. Patrocinado
por Bankia, Fundación Mutua Madrileña, Fundación Repsol, Red Eléctrica
de España, etc.
Aun así, lo
importante no es el Congreso, sino conseguir a través de éste, como ha
dicho Carmen Quintanilla, presidenta de AFAMMER “apoyos personales e
institucionales, que se impliquen con nosotras en el ambicioso desafío
de conseguir para las mujeres que no tienen voz ni derechos, la
dignidad que otorga la libertad para pensar, para opinar y para
decidir, para, en definitiva, hacer uso del libre albedrío”.
Durante la
inauguración del Congreso, el presidente del Gobierno de España,
Mariano Rajoy, ha anunciado la próxima aprobación por el Consejo de
Ministros del Plan para la Promoción de la Mujer Rural. En la
elaboración de dicho Plan, según ha afirmado Mariano Rajoy, se han
involucrado siete departamentos ministeriales y es un plan único hasta
ahora ya que “por primera vez en España se coordinarán de forma
integral las políticas de igualdad en el medio rural”. El Plan para la
Promoción de la Mujer Rural hará posible, según ha señalado el
presidente del Gobierno, “favorecer el emprendimiento, el autoempleo y
la participación de las mujeres en la sostenibilidad del medio rural y
promoverá la conciliación y aumentará la presencia de mujeres en los
puestos y órganos directivos de las cooperativas agrarias”.
AFAMMER es una
ONG de mujeres rurales. Pionera en España y Europa para dar voz a las
mujeres del medio rural, representarlas en los foros internacionales e
impulsar sus derechos y la igualdad de género. Creada en 1982, en la
actualidad representa a más de 180.000 mujeres rurales y participa en
diversos organismos internacionales, entre ellos; tiene un estatuto
consultivo en el ECOSOC (Consejo Económico y Social de la ONU), es
miembro del Departamento de Información Pública de la ONU, miembro del
Movimiento Mundial de Madres, forma parte de la Confederación de
Familias de la Unión Europea (COFACE)… Sus principales objetivos son la
igualad real y mejores oportunidades para las mujeres y los pueblos
rurales cambiando las infraestructura y servicios (pueblos mejor
comunicados, servicios sanitarios, educativos, etc.), consiguiendo
mayores oportunidades para las mujeres de trabajar sin tener que
abandonar sus pueblos, una mayor presencia de las mujeres en los
órganos e instituciones donde se toman decisiones en el medio rural y
erradicar la violencia contra las mujeres.
Todas las
conclusiones y propuestas que se logren en este Congreso, serán
recogidas en el Libro Blanco de la Igualdad de Oportunidades y serán
expuestas por AFAMMER a los organismos naciones e internaciones para
conseguir esos objetivos.
“No
he sido muy creativa Edward… ¡esto es terrible! Ahora estoy convencida
de que las mujeres en lo que se refiere a la creación –salvo la
creación de la especie- son muy ineficientes… les falta el poder de la
concentración y de dejarse absorber totalmente por una cosa… ¿Acaso
esta declaración es demasiado prematura?
Tal vez; si así fuera les pido humildemente perdón a las mujeres… no
puedo como alguna vez me aconsejaste, resolver el problema de la vida
perdiéndome en el problema del arte… ansío constantemente adaptar la
vida y mi temperamento a mis necesidades- en otras palabras, invierto
demasiado arte, demasiada energía, en mi vida, y por eso no me queda
nada para dárselo al arte…”: Carta de Tina Modotti a Edward Weston.
1925. Frida Kahlo y Diego Rivera. Fotografía de Tina Modotti. 1929.
Algunos investigadores afirman que el encuentro de Tina con la
fotografía se remonta a su infancia y adolescencia en Udine, en el
taller fotográfico de su tío Pietro Modotti. Quizá sí fue el caso, pero
lo cierto –dato duro- es que Tina no incursionó en el trabajo
fotográfico sino hasta su encuentro en California -1921- con Edward
Weston. La pareja Modotti y Weston, camuflajeada tras la
extravagante fachada de “El fotógrafo y su asistente”, viajó a México
en 1923. En 1924 expusieron por primera vez juntos, arrejuntaditos y
en las mismas salas. Como ahora, en este año remoto del 2015, en el que
el Museo de Arte Moderno nos ofrece una travesía estética, sensual y…
romántica. Tina y Edward de nuevo juntos… 91 años después.
Observamos las fotos. Nos hundimos largos minutos en cada foto y
luego emergemos hacia sus vidas. No a las nuestras, no. A las de ellos.
Las fotos son en sí mismas, pero el mito Modotti -Weston es intenso. La
figura de Modotti como una heroína magnífica y trágica. La figura de
Weston como el artista en plena rebeldía contra la rutina. Rompiendo
cadenas. El maestro liberándose en los brazos de una mujer que se
quiere libre, y en un México que se quiere nuevo y ruge de anhelos. Los
maravillosos personajes de ese México ardiente. Qué ganas de haberlo
vivido. Qué ganas de estar allí. Qué emoción indagar la belleza de
Nahui en sus fotos tomadas por Edward.
Dicen que se empanteró Nahui Olín cuando vio una de las fotos que le
tomó Weston: la del maquillaje corrido. Ella eligió posar para él, pero
aquella foto la revelaba en su intimidad, en sus secretos. “Fotografío
lo que no puedo poseer” escribió Weston mucho después refiriéndose a
Modotti, “lo que me elude”. Allí está Nahui, en su entera plenitud de
pantera herida. Entonces la lastimadura de Nahui era refulgente,
salvaje, joven, pero Weston fotografió también lo que estaba oculto. El
dolor que tantas veces se esconde en lo femenino-salvaje. La soledad,
que llegó después, en una cultura que no estaba preparada para la
fuerza de femineidades tan disruptivas.
Weston y la foto de Lupe Marín con los cabellos recogidos,
hablándole al viento. Y –en contraste- esas otras femineidades más
aparentemente apacibles que capturó Weston. Paulette Amor, Rosa
Rolanda/Rosa Covarrubias, con rebozo o vestida de Tehuana. ¿Apacible
Rosa Rolanda? A sus horas. ¿Acaso Tina no posó también envuelta en
telas oscuras ante la fachada de una casa? Es bello e interesante lo
que logra Weston, en esa aprehensión de femineidades: los contrastes.
No entre una mujer y otra, como si opusiéramos la foto de Nahui y la de
Paulette Amor. Sino entre cada mujer con respecto a sí misma.
“La eleganca y la pobreza”, fotografía de Tina Modotti, 1928.
Hay fotos que me parecen interesantes –también- en sus contrastes.
Como si expusieran con particular claridad una diferencia de
necesidades y temperamentos entre Modotti y Weston. Los excusados de
Weston, y los cables telegráficos de Tina, por ejemplo. ¿Qué puede
existir de más íntimo y secreto que un excusado? El espacio de la
introversión, del monólogo. Tina en cambio, la –para entonces- dos
veces exiliada, fotografía los cables del telégrafo. ¿Qué puede existir
de más indispensable para la comunicación, para las redes afectivas que
un telégrafo? El excusado es uno consigo mismo en su necesidad de
aislamiento. El telégrafo es uno con los otros en su necesidad de
interdependencia. Como si él quisiera estar –cobijado- adentro, y ella
quisiera estar, también cobijada, pero afuera.
Su amiga Lola Álvarez Bravo, la que trajo tanta generosidad y tanta
alegría a la vida de Tina, dijo de ella: “Tina tuvo una infancia muy
dura; en medio de muchas privaciones. En los Estados Unidos le fue
mejor, porque tuvo éxito, llegó a ser una estrella de cine y estaba
rodeada por intelectuales importantes. Después en México, hubo una
especie de reflexión, de regreso a la infancia. En este país, donde la
falta de derechos se notaba tanto, ella empezó a ser otra persona…”.
Baltazar Dromundo, cuya ternura por Modotti fue tan conmovedora, dijo:
“Tina era como mi país: triste, dolorosa y resplandeciente”.
“El amor feliz no tiene historia”, escribe Sylvia Navarrete en su
texto para el libro/catálogo, antes de encaminarse hacia la larga
historia de una relación –en términos temporales- breve. Siete años de
imágenes, desde la cámara de Modotti. 400 negativos. 750 fotografías
desde la cámara de Weston. Tres años juntos en México marcados por las
separaciones y las ambivalencias. El diario que escribió Weston de 1922
a 1944 en donde revela su cotidianidad con profusión de detalles. Ese
diario en el que en 1942 se vio obligado a lidiar con la muerte de
Tina. Con la memoria de Tina. Con sus fotos. Con su época juntos,
aquella en la que ambos pensaron que –quizá- él podía romper y
recomenzar.
¿Qué hubiera sucedido si se quedaban juntos en México, si la
ambivalencia de Weston no los hubiera separado? Oh, vaya que los
“hubiera” existen. Suelen ser una manera bien rotunda de entender la
realidad. La separación habría llegado de todas maneras, me imagino.
Porque como bien escribe Sylvia, “él hace abstracción, ella
antropología”. Y por esa diferencia que les digo, entre la metáfora del
excusado y la de los cables del telégrafo.
Sylvia cita el testimonio del hermano de Lupe Marín: “Tina… una
belleza misteriosa, sin asomo de vulgaridad, pero no alegre, sino más
bien austera, terriblemente austera. No melancólica ni trágica”. Una
casi podría decir: las dos Tinas (sin que ese “dos” excluya la
existencia de varias Tinas más) la que posa desnuda en la azotea, la
Tina del kimono, la modelo que condujo a Weston de fotografiar mujeres
más o menos desnudas, más o menos veladas; a soportar y desear la
plenitud de la desnudez ante su cámara. Y la otra Tina, la de la blusa
blanca y la falda cafecita que posa junto a Weston en las fotos como de
bodas tomadas en México. La Tina descalza y enkimonada y la Tina, como diría Elena Poniatowska: De “los zapatos de trabitas”.
En diciembre de 1924 Weston volvió a los Ángeles: “Mi vida en
México ha terminado… nunca habré de volver; al menos en varios años,
una vez con mis hijos, sé lo difícil que sería marcharme…Tina y yo
tendríamos que separarnos para siempre”. Ya estaban allí los vidrios
rotos en el piso del patio de la casa de Tina y Edward. En el piso de
la recámara, de la cocina, de la azotea. Es un hecho. No hay manera de
saber si Tina los veía. O quizá estaba en ella esa manera de arrojarse
descalza por la vida, aunque los viera, a los vidrios. Como si tuviera
que amar, cortándose. Que vivir y trabajar, cortándose. Pese a todo lo
que haya podido pensar y escribir, Edward regresó: hacia México y hacia
Tina.
En 1925, Edward (y sus celos a la alza) visitaron Chapingo para
conocer los murales de Diego Rivera para los que posó Tina. Lupe Marín
-la esposa de Rivera- narraba a los cuatro vientos que Tina era amante
de su marido. No sabemos qué habrá pensado Weston de la desnudez de
Tina ante Diego. En principio nos preguntaríamos, ¿por qué lo habría
perturbado? Porque la sensualidad de Tina lo perturbaba, muchísimo.
Es en 1926 cuando Weston regresó a California de manera definitiva.
Desencanto, desencuentros, celos. Añoranzas de su familia. No es un
hecho, pese a la naturaleza del pacto entre ellos: “El maestro y su
asistente-alumna, el maestro y su aprendiz”, que Weston haya querido
encarnarse en Pigmalión, pero si ese fue el caso, y si Tina en algún
momento pensó que podía ser el caso, es evidente que la fotógrafa
subestimó su autonomía y su propia fuerza. A veces me pregunto si no
vino de allí esa desilusión de Weston y sus continuos celos.
Edward escribió en su diario: “La despedida de México quedará en la
memoria a causa de la despedida de Tina. Por el instante se rompió la
barrera entre nosotros dos. Sólo… en un taxi que nos llevó, con prisa,
hacia el tren, me permití mirar sus ojos. Pero cuando lo hice y cuando
vi lo que tenían que decir, la atraje hacia mí- nuestros labios se
encontraron en un beso interminable…Tina con lágrimas en los ojos…Esta
vez, México es un adiós para siempre. ¿Y tú, Tina? Siento que esto
también ha de ser un adiós para siempre”. Weston jamá volvió a México.
Él y Tina continuaron escribiéndose hasta 1931.
En 1926 Tina traducía textos anti-fascistas para El Machete, en la
redacción conoció al comunista Xavier Guerrero. Se enamoraron. Manuel
Álvarez Bravo describe a la Tina de 1927, el año en el que se inscribió
en el Partido Comunista: “Recuerdo una vez que le mostré el libro de un
pintor francés … no recuerdo su nombre. Mientras lo hojeaba, había una
gran tristeza en su cara. Fue como si supiera que le tocaba despedirse
para siempre de un arte puramente formal. Para ella, lo que importaba
ahora era el documento social, la fotografía y la pintura con un
contenido concreto”. El partido decidió que Xavier Guerrero viajara por
tres años a Moscú para formarse en la escuela Lenín. Tina –una vez más-
se quedó sola. En 1928, ya sabemos: Su amor por el hermoso Julio
Antonio Mella.
Mella fue asesinado el 10 de enero de 1929, se dice que por órdenes
del dictador cubano Machado. Tina caminaba al lado suyo, colgada de su
brazo. La ráfaga alcanzó su objetivo junto a ella. Mella corrió. Tina
corrió detrás suyo para abrigarlo en sus brazos. A las pocas horas
murió Mella. Tina fue interrogada. El juicio interminable. La intimidad
de Tina exhibida como en un tendedero de vilezas. Se sospechaba de un
crimen pasional. Un amante celoso de Tina habría asesinado a Mella. La
historia tenía todo para gustar en un México pacato. Exhibirla era
sabroso, y toda una lección de moralidad para señoras y señoritas: Lo
que comienza en el ateísmo, la desnudez y el “libertinaje”, termina en
homicidio pasional. ¿Acaso podría ser de otra manera? “La Mata Hari
del Komintern”. “Tina ya no era una criatura de sensualidad renovada,
sino una copia cautelosa de sí misma”, cita Elena Poniatowska.
Tras el asesinato de Mella, y la persecución de la que fue objeto,
viajó al Istmo de Tehuantepec a esconderse y a intentar sanarse. Tomó
fotos de las mujeres del Istmo. Para su exposición en 1929 en la UNAM
escribió un Manifiesto sobre la fotografía que se repartió con la
invitación. Fotografiar era aún un centro de su vida. Las vilezas del
tendedero regresaron cuando Tina fue detenida, acusada de participar en
la planeación del intento de homicidio del presidente electo Pascual
Ortiz Rubio. Diego Rivera intervino como su abogado de oficio. Tina
estuvo en la cárcel, y luego vigilada día y noche en su casa. Modotti
fue expulsada. Cuando supo que su estancia en México se agotaba, llamó
a sus amigos Manuel y Lola Álvarez Bravo y les vendió sus cámaras y su
material de trabajo. Hacia Berlín, sólo viajó con su Graflex.
En el barco que la lleva a Berlín se reencuentra con el estalinista
Vittorio Vidali, él viajaba hacia la Unión Soviética. Estaba
convencida de que en Berlín encontraría posibilidades de trabajar como
fotógrafa, y de retomar su militancia entre los comunistas alemanes.
Además, estaría cercana a Trieste a donde regresaron a vivir su madre y
su hermana. ¡Volver a verlas! En Berlín, todavía toma algunas fotos.
Los comunistas viven perseguidos por el ascenso del Nacional
Socialismo. Tina muestra sus fotos de México -entre sus “camaradas” - y
le revelan que no son lo suficientemente “comprometidas”. ¿Quién ha
sido ella? ¿Acaso la foto de las manos resecas de un campesino no son
un documento social? “Insuficiente”, le responden. ¿Cómo se habrá
sentido la hija de Giuseppe, el militante anti-fascista, escuchando que
sus imágenes mexicanas, no eran sino fotos preciosistas que la
convertían casi en una traidora de clase?
Le escribe a Weston que en Berlín planea vivir de su trabajo como
fotógrafa, pero su cámara Graflex que llevó de México era anticuada y
pesaba mucho, los materiales eran costosos. Nada ni en su cámara ni en
ella, que las lleve a fotografiar a las velocidades del “diarismo” al
que la invitan. Se conocen algunas fotos de Tina en Berlín: una pareja
en el jardín zoológico, dos monjas junto a una fuente, un paisaje. Una
mujer embarazada con un niño en brazos. En una carta a Weston del 23 de
mayo de 1930 le habla de sus problemas con la fotografía, y sus
dificultades para encontrar trabajo: Lo complicado de encontrar el
material para la Graflex, su imposibilidad económica para comprar una
cámara compacta, que además, no termina de gustarle.
“Me sentí como para abandonar completamente la fotografía, pero ¿qué
otra cosa puedo hacer?”. Cinco días después Tina escribió otra carta
a Weston: Le ofrece disculpas por haber manifestado sus preocupaciones
en la carta anterior: “Por favor perdóname y no te preocupes por mí, ya
saldré victoriosa de alguna manera. Hay momentos –y quien no los tiene-
cuando todo parece negro, pero probablemente, al día siguiente vuelve
a salir el sol, y los pajaritos cantan y el panorama se transforma como
por obra de magia”. El día anterior había recibido una carta de
Weston. No entiendo qué –sino la vergüenza de sentirse agobiante para
su amigo, o demasiado demandante- podría haber llevado a Tina a
escribir esta carta, con canto de pajaritos incluidos.
En el taller de su amiga la fotógrafa Lotte Jacobi en Berlín, Tina
exhibió algunas de sus fotos “mexicanas”. Cuando fue enviada en 1935 a
España, dejó su cámara Graflex y sus negativos en Moscú. Vidali
contó mucho tiempo después, que Tina había hecho algunas fotos, pero
no sabemos dónde están, ni si alguien las ha visto.
Desilusionada, cansada y sola, a los seis meses de vivir en Berlín
decide reunirse con Vidali en Moscú. Allí –piensa- podrá intentar
reanudar su amistad con Xavier Guerrero que aún vive en la Unión
Soviética. Guerrero no quiso saber de ella. Por años guardará el
rencor de lo que consideró como la traición de Tina y de Julio Antonio
Mella. Tina se refugia en Vidali. Ese momento en que el orden de la
vida se trastoca y Tina y su activismo, se convierten en el activismo…
y Tina. Vidali cuenta que a la llegada de Tina a la URSS le ofrecieron
trabajar como fotógrafa para el partido, o trabajar en la organización
de solidaridad. Eligió lo segundo. Es muy probable que de todas
maneras, tomar fotografías –sobre pedido- para el partido, estuviera
muy lejos de su idea de para qué fotografiar.
Tina escribió su última carta para Weston el 12 de enero de 1931
desde Moscú: “Nunca he tenido menos tiempo para mí misma que ahora… me
falta el tiempo que podría dedicarte a ti, aunque sea algunas palabras
escritas al volar…Vivo una vida totalmente nueva, tanto, que casi me
siento otra persona… Querido Edward, si todavía estás con ánimo para
algunas palabras para mí- aún está vigente la dirección berlinesa. Pero
sé conciso si es posible, por múltiples razones…”. Fin de la
correspondencia.
La fotógrafa alemana Lotte Jacobi -su amiga de Berlín- encontró a
Tina en Moscú en 1932, y le preguntó si seguía fotografiando: “Me dijo
que no, que no tenía tiempo para ello… que había tanto que hacer en el
Socorro Rojo. Parecía considerar la fotografía como un lujo, pensaba
que primero había que ayudar a la gente”. “Tinotscka”, como la llamaba
la feminista rusa Alejandra Killontay, trabajó en misiones secretas
para el Socorro Rojo Internacional. En 1936 se unió –junto a Vidali que
entonces ya era el Comandante Carlos- a los republicanos, durante la
guerra civil española, con el nombre de María. Trabajó como enfermera
en el hospital obrero. No sabemos si Tina tomó fotos durante la guerra,
todo parece indicar que no, aunque es posible que el futuro nos
sorprenda. Pero sí sabemos que admiraba a Robert Capa y que mantuvo una
relación con su compañera la fotógrafa Gerda Taro, quien murió en el
frente.
La fotografía dejó de tener un sentido para Tina. Quizá, los zapatos
de trabita no podían sostener más los pasos de la militante y de la
fotógrafa. La belleza tenía que dejar de existir, porque sus
manifestaciones respondían “al peor vicio de la pequeño-burguesía: el
–individualista- arte por el arte”. Tina se dio con todo. En el sentido
de entregarse, y en el de golpearse a sí misma. Sus elecciones de vida
estuvieron íntimamente ligadas con sus elecciones amorosas.
Cuando creyó en al arte se enamoró de Robo. Cuando decidió que la
fotografía era su forma de arte elegida; se enamoró de Weston. Cuando
la militancia y su urgencia de cercanía con la mexicanidad se
convirtieron en un elemento indispensable para su vida, se enamoró de
Xavier Guerrero. Cuando la vida y las órdenes del partido la separaron
de Guerrero, eligió a Julio Antonio Mella, (a quien Elena Poniatowska
llama: “La encarnación más atractiva de la lucha contra el
imperialismo”). Cuando la expulsaron de México reencontró –en el barco-
a Vidali. No sé si se enamoró, Tina, esa última vez. Quizá no.
Tras los tiempos de la infinita desolación, Tina regresó a México en
1939, con Vidali. Dicen que era una mujer muy distinta. Irreconocible.
Christiane Barckhausen cita un encuentro entre Tina y su entrañable
amigo Manuel Álvarez Bravo: “Tocaron el timbre, fui a abrir, y ¡allá
estaba Tina! Entró, platicamos un rato y le dije: mira, a ti te gustó
tanto trabajar con la Graflex…tengo una aquí y también hay un cuarto
oscuro… ¿No quieres volver a…? Y ella sólo dijo con una tristeza
indescriptible en la voz: No, Manuel, no, ya no”.
1942. Del diario de Edwrad Weston: “Esta mañana recibí un correo de
México informándome de la muerte de Tina Modotti. Durante la noche de
ayer había estado soñando con Tina y aquellos días en México… al
despertar corrí a la bodega donde los negativos de esa época han
permanecido durmiendo desde mi regreso de México”. Narra que imprimía
una foto de Robo, el primer marido de Tina cuando sonaron a la puerta…
la carta, la noticia de su muerte.
“Regresé al cuarto oscuro a mirar las imágenes de aquellos días
materializarse, pose por pose, para citar a Tina en ellas como un
nigromante. Tina con su blusa de seda translúcida, su cabello hacia
atrás, sentada en los escalones de la hacienda. Tina recitando poesía.
Fotografío lo que no puedo poseer, inscribo en plata lo que me elude en
la realidad. Tina toma un baño de sol en la azotea…. Tina es un
acertijo, pero nunca disimula…”. En esta otra foto está Tina “en la
flor de su juventud”, escribe Weston…” su perfil emerge de la
oscuridad, sus ojos se fijan en un algo lejano y contienen una tristeza
que parece mucho más allá de sus años. Ella y Robo han estado juntos
seis años. En esta foto capturé algo demasiado privado y verdadero y
todavía ella es poco menos que un extraña para mí. Me enamoré de ella
inmediatamente”.
Se refiere a su foto “El iris blanco”.
En 1958 a la muerte de Weston, aún colgaba –de la pared de su
estudio- una de las fotografías de Tina desnuda en la azotea. Weston y
Modotti se separaron en 1926. No puedo dejar de pensar en todo lo que
esta exposición hoy, en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de
México tiene de romanticismo justiciero. Como de darle un tantito la
vuelta a las separaciones, a las pérdidas. A eso que luego nos da por
llamar pomposamente: el destino. Trastocar los tiempos. Reunirlos de
nuevo.
“TINA MODOTTI. EL DOGMA Y LA PASIÓN”
Para quienes deseen conocer un poco más a Tina Modotti: enlace al documental de Laura Martínez Díaz.