7/18/2015

La burguesía enseñó: es más importante vacacionar en la playa que defender el trabajo




Pedro Echeverría V.
1. El capitalismo lleva más de 500 años de dominación; somete con la fuerza de las armas del ejército y sus policías, con la fuerza de los hábitos y sus disciplinas, así como con las leyes fabricadas por ella y sus jueces. Pero la peor dominación la ejerce con su ideología: los días de campo, las vacaciones en la playa, las festividades religiosas, los partidos de futbol, los tragos de cumpleaños, los vestidos de moda y los paseos por EEUU y Europa. Si las clases medias y burguesas no se inscriben a estas “sanas diversiones o descansos” son vistos como “raros” o “amargados”. Les diré: mis vacaciones burocráticas siempre fueron para trabajar en serio.
2. En la ciudad de Mérida el sábado cuatro de julio se manifestaron combativamente 1,200 maestros –desde el parque de San Juan hasta la plaza principal- en defensa de sus derechos y contra la reforma educativa privatizadora que está imponiendo el gobierno de Peña Nieto; el siguiente sábado 11 se duplicó la asistencia de maestros en la manifestación y la combatividad fue mucho mayor, marchando por la misma ruta, pero alargándola. Al siguiente sábado 18 creímos llegar a cinco mil profesores los asistentes y sólo alcanzamos el bajo número de 500. ¿Por qué fue ridícula la presencia? Todos al unísono: “fue primer día de vacaciones en la playa”.
3. La clase dominante: gobierno del estado, funcionarios de educación y dirigentes espurios o charros, se morían de risa al saber de nuestro minoritario contingente que llegaba combativamente a la plaza principal. “Saben los maestros que pueden perder el trabajo –me decían los compañeros- pero nunca las vacaciones, sobre todo si han rentado una casa cerca del mar”. Todo esto lo conoce a fondo la burguesía y sabe cómo entretener y desviar la mente de los maestros, del pueblo, con cualquier invento para que abandone sus luchas, sus manifestaciones y compromisos. Y no solamente son los maestros, son la población en general la controlada.
4. Entiendo que en Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas, la lucha social en defensa de los derechos de los maestros no entra de vacaciones; muy al contrario: las “vacaciones” se aprovechan para agrandar las manifestaciones, los plantones, los bloqueos. Porque si también hicieran lo que en Yucatán -cuyo nivel de conciencia (está más que probado) desde el siglo XIX está por los suelos- pues habría que decir que el capitalismo todavía vivirá 100 años más. Yo entendí que eso de vacacionar, alquilar o comprar casa en el puerto sólo era costumbre de burgueses, pero desde los ochenta me entero que cualquiera vacaciona por imitación al capitalismo.
5. Con razón la burguesía nos tiene en el suelo y pisado por el cogote haciéndonos repetir que “la diversión es primero porque “es grave” morir mañana sin haber gozado”. Por ello no olvido a Hebert Marcuse cuando escribe: “Si el trabajador y su jefe se divierten con el mismo programa de TV y visitan los mis hoteles de veraneo; si la taquígrafa se viste tan elegantemente como la hija de su jefe, si el negro tiene un Cadillac, si todos leen el mismo periódico, entonces esta asimilación indica no la desaparición de las clases, sino la medida en que las necesidades que sirven para la preservación del “establecimiento” son compartidas por la población subyacente”.
6. Así como se ofrece mucho futbol; variedad de misas, novenarios y fiestas religiosas; espectaculares programas de estrellas y atractivas fiestas con tragos; se programan ilustrativos viajes y vacaciones turísticas porque también son grandes ingresos económicos para el Estado. Con razón se ha dicho que el desplome de la economía henequenera en los años setenta fue sustituido por el comercio y el turismo. Pero muy por encima de todo son diversión y entretenimientos que impide el desarrollo de la conciencia crítica social y aleja a la gente “de los malos pensamientos” de protesta e impugnación al sistema capitalista.
7. La clase dominante jamás dejará de alabar a los maestros que vacacionan y gastan su dinero en viajes de diversión, pero nunca dejará de combatir contra los maestros que se organizan y luchan por sus derechos. Espero que los maestros yucatecos regresen a la batalla por defender sus derechos antes que sea tarde, antes que el gobierno y los empresarios se impongan, porque llorar después de vacacionar no es muy coherente. Los maestros son trabajadores de conciencia social entre sus alumnos y el pueblo. ¿Hasta cuándo se liberarán como maestros haciéndose conscientes de la pesada carga enajenante que llevan impuesta por la clase dominante? (18/VII/15)
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Programa Tiempo de Mujeres en CFRU la radio de la Universidad de Guelph sabado 18 julio 2015

Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
escuchalo cada sabado en www.cfru.ca

MUJERES POR LA DEMOCRACIA

Bienvenida al programa de hoy
Noticias de Género en la Red



Género en la mira con

 Daniela Villegas
en pausa por motivos academicos

Es la democracia una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales?, pues resulta entonces que no hay emocracia en el mundo, porque las condiciones de las mujeres no son iguales a las de los hombres, y las mujeres hemos luchado a través de la historia por cada espacio ganado, y aún así seguimos luchando hasta que se alcance la paridad, el equilibrio, la igualdad, y para eso buscamos por ejemplo la paridad electoral, los derechos políticos no de vitrina ni para la foto, queremos derechos reales, que nos permitan participar directamente en una agenda de género con políticas públicas y leyes con perspectiva de género, porque que mejor que las mujeres para administrar, organizar y emprender acciones y proyectos, y cómo estamos en América Latina en cuanto a mujeres en el Congreso ?,al menos 10 países latinoamericanos tienen cuotas de género al parlamento y uno de ellos es Argentina, el primero del mundo en incorporarla, también Colombia suma cuotas de 30 por ciento para los altos cargos de la administración pública, pero queremos lograr lo que sucede en Bolivia donde las mujeres constituyen 53 por ciento de su Cámara de Diputados

Y dentro de los espacio de lucha, trincheras virtuales de mujeres, la organización es importante pero la difusión es más, porque así podremos llegar más lejos, podremos sumar voces, pensamientos, promover y defender derechos como la libertad de expresión, “Las redes sociales y los blogs llevan la lucha por la equidad al escenario digital, pero también permiten establecer alianzas para la visibilidad de ciertos contenidos y crear redes de colaboración”nos dice la cubana feminista Sandra Abdallah

Y ya que estamos en las TICs, encontramos que hay una nueva app feminista, sabemos que las mujeres han participado activamente en el avance de la historia, pero si preguntamos pocas personas reconocer ian nombres de mujeres científicas, filósofas, maestras etc. Y esto porque la educación es masculina, en las historias de nuestros países solo destacan nombres de hombres con un porcentaje muy menor de aquellas mujeres que han dejado huella, y no porque no existan, 

y continuamos con el programa de   nuestra querida amiga María Néder y sus Mujeres de Puerto Almendro, un espacio para conocer de las mujeres latinoamericanas instrumentistas, compositoras y cantautoras a lo largo del tiempo

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La app del pensamiento feminista


eldiario.es

Si los libros escolares no cuentan qué escritoras, políticas, filósofas, activistas o científicas jugaron su papel en la historia pues habrá que buscar la manera para que su pensamientos y trayectorias lleguen al mayor número de personas. Es lo que pensaron las creadoras de Palabra de Mujer, una aplicación para móviles gratuita que permite compartir reflexiones y biografías de todas esas mujeres que han permanecido, y aún permanecen, invisibles para una gran parte de la población.

“En la charlas que impartimos a los niños sobre tecnología veíamos que no tienen ningún referente de científicas o escritoras”, señala Ángeles Bueno, presidenta de la Asociación Mujer, Ciencia y Tecnología y entidad impulsora de la aplicación. Un estudio elaborado por la Universidad de Valencia, en el que se pone de manifiesto que en los manuales de la ESO solo el 7,5% de las figuras históricas que aparecen son mujeres no hizo más que confirmarles lo que veían día a día.

Las socias, entre las que hay programadoras, ingenieras, expertas en big data o marketing tecnológico, decidieron ponerse manos a la obra y dieron con el medio para visibilizar a todas esas mujeres que han contribuido al progreso de la sociedad: una aplicación que permite compartir en las redes sociales frases del pensamiento de estas mujeres, así como sus biografías.

Frases y biografías

La aplicación, que de momento solo está disponible para dispositivos Android, permite seleccionar una frase y compartirla directamente en las redes asociadas al dispositivo móvil. Pinchando en la imagen de la mujer a la que se atribuye la frase se accede a su biografía, y que también puede ser difundida directamente en las redes. Las frases aparecen diferenciadas en diferentes colores para distinguir las cinco categorías en las que las han distribuido: feminista, científica, activista, pensadora, artista y escritora.

El dispositivo también facilita la búsqueda por nombre propio o palabras clave. “Si por ejemplo estoy en clase hablando sobre los avances en libertad puedo hacer una búsqueda y aparecerán todas las mujeres asociadas a ese término y podré contar quiénes son y cómo la han defendido”, señala Bueno, quien subraya que lo que “proponemos es una reflexión compartida del pensamiento femenino a lo largo de la historia”.

Así por ejemplo, se pueden encontrar frases como “yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres sino sobre ellas mismas”, de la filósofa y escritora británica Mary Wollstonecraft, autora a finales del siglo XVIII de Vindicación de los derechos de la mujer. O afirmaciones como la realizada por la diputada Clara Campoamor, que hizo posible que el parlamento de la II República aprobara el derecho al voto de las mujeres en 1931: “Tenéis el derecho que os dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el Derecho Natural, el Derecho fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano [...]”. También hay ejemplos de referentes actuales, como la filósofa y catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, Amelia Valcárcel, quien afirma: “Me niego a entrar en el estúpido juego de tener que demostrar el doble para obtener la mitad”.

Ampliar las referencias
Las creadoras de la aplicación son todas mujeres, desde la programadora, Laura Saenz, la ilustradora, Antonia Santolaya, hasta la documentación, elaborada por la Asociación feminista Laguz. De momento, la aplicación contiene referencias a 65 mujeres pero pronto se incluirán otras 65 más. “Estamos buscando financiación para poder desarrollar y ampliar el proyecto aún más”, explica la presidenta de la Asociación Mujer, Ciencia y Tecnología, entidad que precisamente busca impulsar la presencia de las mujeres en el ámbito tecnológico, así como su visibilización.

“Al principio, la aplicación solo estaba disponible en España pero empezaron a llegarnos peticiones de que la abriéramos a Latinoamérica , donde ha tenido muy buena acogida y de donde nos envían muchas sugerencias”, indica Bueno. La intención de la asociación es terminar de desarrollar la app para dispositivos IOS y también crear una página web que sirva de espacio para canalizar todas las peticiones y propuestas de frases y biografías de mujeres que difundir y crear así una suerte de pensamiento femenino colaborativo. “Las mujeres tenemos que trabajar para hacernos visibles porque si no estamos ahí otros sí estarán”, subraya.

La voluntad política

Por: Argentina Casanova*
   QUINTO PODER

Cinco años de solicitud de la Alerta de Violencia de Género (AVG) en el Estado de México tuvieron que pasar, mucha presión mediática, el próximo Encuentro Nacional de Feminicidio que tendrá como temática las violencias contra las mujeres, cientos de protestas diarias, un caso de feminicidio atraído por la SCJN, y muchas cosas más para terminar en el “autollamado de AVG” por parte de su gobernador. Dejando claro de tajo que todo se reduce a la voluntad política.

“De 2011 a 2013 se registraron 840 asesinatos de mujeres, de los cuales sólo 145 fueron investigados como feminicidio y entre 2011 y 2012 la Procuraduría de Justicia del Estado de México informó que desaparecieron mil 258 mujeres, de las cuales más del 53 por ciento tenía entre 10 y 17 años de edad”, detalla el comunicado del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio (OCNF).

Sabemos bien que en 2014 la cifra aumentó y en lo que va de 2015 el número de casos de feminicidio siguió creciendo y poniéndose más sangriento.

La peor parte es que todos esos números no bastaron para mover el ánimo, ni el corazón, ni el compromiso ni la responsabilidad que los gobernantes tuvieron para voltear a ver la urgencia de una AVG en el Edomex, lo mismo que ha ocurrido en otras entidades en donde el Sistema Nacional para Prevenir funcionó como un acicate para dirimir los dimes y diretes, las presiones y acuerdos sobre las titulares de los institutos de las Mujeres que querían votar a favor de las alertas, y por supuesto los malos tratos prodigados en contra de las defensoras de Derechos Humanos y organizaciones que se atrevían a solicitar la AVG.

Y todo eso borrado, así de la noche a la mañana por la reluciente cara del gobernador del Estado de México. Y suprimo su nombre a voluntad, porque da lo mismo que sea Eruviel o cualquiera de los otros estados donde también se resistieron a las AVG. Da lo mismo porque lo que está ahí oponiéndose a acatar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia es precisamente la voluntad política.

En los estados donde se ha registrado algún avance en materia de protección y garantía de los derechos de las mujeres, por un lado protección a su vida a través de la aplicación de las Órdenes de Protección, garantía con la ampliación de las excepciones de penalización del aborto y/o con la sanción a quienes cometen violencia de género, especialmente la sexual, todo esto al final de cuentas se tradujo a la “voluntad política” personal del titular.

El problema es que aunque las disposiciones, leyes, convenios, tratados y demás comités tengan una clara relación de los pendientes del Estado mexicano en materia de protección y garantía a los derechos de las mujeres, como podría ser específicamente el Informe de Recomendaciones del Comité de la CEDAW; todo se traduce en lo que por voluntad quieran hacer ahora… o dentro de cinco años.

Esto muestra por un lado que más allá de asumir los compromisos en materia de derechos de las mujeres como tal, se asumen como algo opcional, o que al final de cuentas se puede o no garantizar y aplicar a voluntad de interpretación de las leyes.

Lo que cuesta en términos económicos para los gobiernos es lo de menos. Lo que ha costado en vidas de mujeres es el número de seis asesinadas bajo condiciones de tortura, con plena aquiescencia, omisión y acción del Estado mexicano.

La impunidad ha llevado a un clima de permisibilidad en torno al feminicidio, a configurar un imaginario popular de que no pasa nada si matan a una mujer, y eso es claro en las portadas de semanarios, diarios y páginas de internet que siguen encabezando sus notas con “Murió…” la asesinada, y presentan fotografías grotescas de los cuerpos, y en el mismo espacio tal como ocurrió recientemente, la foto va acompañada a un costado del torso semi desnudo de una mujer en posición “sexy”, que presentan en las páginas centrales como “suplemento”.

Tardó, cinco años, pero al final Eruviel demostró a las organizaciones, a la sociedad, a las defensoras y a las mujeres que se opusieron a declarar la Alerta de Violencia de Género, demostró que ni era una cuestión de voluntad, y a las que le ayudaron pues ahora evidencia el nivel de su complicidad: 11 municipios en los que es urgente la AVG.

Esa es la realidad con la que vivimos la mitad de la población en este país, conscientes de que el feminicidio, las mujeres asesinadas que son hermanas, amigas, vecinas, conocidas, será una estadística más y su investigación y el rumbo de ésta dependerá en gran medida no de las leyes vigentes, sino de la “voluntad política” para encarar la dimensión del asesinato de mujeres y la permisibilidad, impunidad y corrupción que hay en torno a ellos. Si es que no alguien por ahí dice que “nos matan porque somos muchas”.

*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche.


CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Campeche.

“Rescatada”, una pionera del feminismo socialista



Por: Rosa Solbes*
Cimacnoticias 




La monografía “María Cambrils. El despertar del feminismo socialista (1877-1939)”, editada por la Universidad de Valencia, reúne biografía, textos y contextos de una escritora tan valorada en su momento como olvidada después.
 
“Nos dolía su ausencia”. Así explican su empeño de tantos años Rosa Solbes, Ana Aguado y J. Miquel Almela.
 
La Asociación Clara Campoamor ya había reeditado a principios de los años 90 su libro “Feminismo Socialista”, prologado por la diputada sufragista.
 
Y también sorprende que en Bilbao se haya bautizado con su nombre un centro social mientras que en su tierra (Valencia) es una perfecta desconocida. Solo Pego, el pueblo de donde eran originarios sus padres y donde María Cambrils fallecería de diabetes, le ha dedicado una calle que todavía ni siquiera existe.
 
El problema es que la posguerra civil duró décadas, y en realidad el franquismo acaba de terminar ahora mismo para Cambrils. Hemos tardado mucho en localizar y exhumar aquella parcela de una “terra ignota” que han constituido aquellas triplemente “pecadoras”: mujeres, feministas y marxistas.
 
No es que nuestra protagonista no purgara ya en vida tanta falta, pero fue a partir de su muerte, en el año infausto de 1939, cuando se cerró con siete llaves su recuerdo y se le sepultó en una fosa sin nombre ni lápida.
 
La represión, el miedo, el agujero negro de la obligada amnesia colectiva se la acabó tragando… hasta ahora mismo, como probablemente hizo con sus papeles, sus fotografías, sus documentos…
 
María Cambrils Sendra (El Cabañal, Valencia, 1877-Pego, 1939) fue durante muchos años militante de hierro, articulista incansable, valerosa polemista y autora de una de las “biblias” de la liberación de la mujer: “Feminismo Socialista”, modesto volumen editado a sus expensas en Valencia, en 1925 y dedicado a Pablo Iglesias, al que consideraba “venerable maestro”.
 
Una famosa desconocida, según hicimos constar hace ya más de 20 años en un primer reportaje aproximativo, con tantas lagunas todavía.
 
Una mujer generosa y entusiasta que destinó la recaudación a financiar la imprenta de El Socialista y la nota introductoria a conminar: “Todo hombre que adquiera y lea este libro deberá facilitar su lectura a las mujeres de su familia y de sus amistades, pues con ello contribuirá a la difusión de los principios que conviene conozca la mujer en bien de las libertades ciudadanas”.
 
Cierto que algunas historiadoras especializadas en los estudios de género la habían incluido en sus trabajos, siempre en referencia al mencionado volumen, pero sin más datos sobre su vida o el resto de su obra, hasta hace poco ignorados u olvidados.
 
Como Mary Nash y la propia coautora de esta monografía, Ana Aguado. Y cierto también que al inicio de la transición hubo en Valencia un grupo de economistas socialistas capitaneado por Ernest Lluch, que adoptó su nombre a instancias de la que entonces era su esposa, Dolors Bramon, y con él firmó como seudónimo colectivo unos pocos artículos sobre la situación de las mujeres.
 
El Instituto de la Mujer, por su parte, estuvo paseando por toda la geografía una exposición sobre las “100 mujeres españolas que abrieron el camino a la igualdad”.
 
Interesante y divulgativa, pero con un triste panel dedicado a María Cambrils: la portada del libro, unas pocas líneas sobre el mismo, y el reconocimiento impotente de que “a pesar de la importancia de su trabajo, apenas sabemos algo de su vida, y no se conoce ninguna fotografía que la represente”.
 
Y fue en ese preciso instante cuando supimos que era preciso averiguar algo más, o al menos intentarlo. Con los archivos socialistas de los años 20 y 30 prácticamente desaparecidos, sólo podíamos consultar unos cuantos documentos supervivientes que procedían de agrupaciones socialistas de Valencia y Pego, custodiados por la Fundación Pablo Iglesias en Alcalá de Henares.
 
De aquí había partido en los años 90 cierta hipótesis que explicaría el misterio sobre la persona: María Cambrils podría ser el seudónimo utilizado por un hombre para otorgar mayor credibilidad a sus escritos sobre feminismo.
 
La ambigüedad de alguna de las escasas anotaciones manuscritas halladas así parecía sugerirlo, pero la profesora Aguado pronto la desmontó: no es posible que Clara Campoamor se prestara a tal engaño, y su texto respira admiración por una mujer de clase obrera que se atrevió a superar sus limitaciones sin dejar de ponerse siempre del lado de sus compañeras.
 
En el prólogo escribe sobre la socialista la diputada radical: “Cree en la mujer porque cree en sí misma… este libro es algo más que un ‘un ariete contra la opresión masculina y las mentiras convencionales’ porque no sólo ataca, sino que llama a la lucha y conforta en ella. Dice a las mujeres que no deben confortarse envanecidas con la concesión del voto…”.
 
No sería arriesgado pensar que Cambrils y Campoamor ni siquiera se llegaran a conocer personalmente, y desde luego nunca formaron parte del mismo partido, aunque sus coincidencias fueron muchas en el terreno del feminismo, y su respeto mutuo incuestionable.
 
Aquí hay que destacar que la radicalidad y el apasionamiento con que María defendía sus tesis nunca le inspiró sectarismo alguno, ni le impidió reconocer los méritos de tantas figuras destacadas que trabajaban en campos bien distintos y mantenían ideologías diversas.
 
Todo lo contrario, en algunos de sus artículos realiza auténticos catálogos de mujeres que consideraba habían sido o eran importantes para el progreso de la Humanidad.
 
Volviendo a las indagaciones y localizados ya unos cuantos artículos de María en la colección de El Socialista de los años 20 (en aquel momento aún no digitalizada), había que intentar cuanto antes reunir testimonios orales, hablar con quienes la hubieran conocido.
 
Cierto suelto en el órgano del PSOE ofreció una pista valiosa al indicar que nuestra mujer y su compañero habían trasladado su residencia desde Valencia a Pego por motivos de salud. Y desde esta localidad de La Marina se incorporaba con entusiasmo a la investigación el archivero municipal, Joan Miquel Almela.
 
Así, los recuerdos nítidos de un veterano guardia de asalto se unen a los de un viejo anarquista valenciano, que nos había asegurado un año antes que asistió a conferencias de María en el Ateneo.
 
La descripción de la persona coincide, y también se corresponde con el posterior hallazgo de un único retrato, hasta entonces sepultado probablemente por el miedo, en el fondo de una mesilla de noche de la familia.
 
Almela, infatigable en su trabajo de campo, escarba en actas municipales y otras fuentes documentales y consigue acta de defunción y testamento. De la historia local y comarcal rescata la destacada actuación pública del compañero de María, inserta en los muchos avatares con que se desarrolló la última parte de la II República.
 
Y también certifica su trágico final, ya que José Alarcón Herrero, nacido en Jumilla en 1872, no pudo embarcar en el puerto de Alicante y fue preso, torturado y finalmente fusilado en abril de 1940.
 
Registros y censos nos han guiado, aunque de forma sincopada, al intentar reconstruir la peripecia vital de esta mujer que llegaría a formar parte de la élite intelectual obrera a través de un proceso de aprendizaje absolutamente autodidacta.
 
Hija de obrero y de madre analfabeta, emigrados desde Pego a Valencia, llegó a ser durante los años 20 prácticamente la única columnista habitual de El Socialista, firmando artículos que se insertaban junto a los del mismo Pablo Iglesias, Julian Besterio, Andrés Saborit, Indalecio Prieto o Largo Caballero.
 
También colaboró con otras cabeceras de prensa obrera y republicana como El Pueblo; El Obrero, de Elche; Revista Popular; El Obrero Balear; El Popular; El Mundo Obrero; La Voz del Trabajo… Y han sido sus propias colaboraciones las que han aportado indicios ciertamente sorprendentes.
 
María Cambrils nunca pretendió “contar su vida” en tales escritos, pero algunas pistas se le acababan deslizando entre las argumentaciones contra el “feminismo catequista”.
 
Azote de prejuicios religiosos y de “el hermetismo confesional”, resulta que ella, descaradamente anticlerical, recuerda su “vida conventual” y maneja textos religiosos con una solvencia pasmosa, dejando siempre bien claro que a su entender nada quedaba del espíritu compasivo del viejo cristianismo defensor de los más débiles, de la esencia ideal que formuló “El Crucificado”.
 
Sus códigos morales son la Biblia y las Cartas de Santa Teresa de Jesús. Pero también “El Capital” de Marx. Todo lo cual nos lleva a concluir que la escritora feminista pudo haber sido monja durante una temporada, tras enviudar muy joven de José Martínez Dols, sin que hayamos podido localizar tiempo y lugar, ni mucho menos los vericuetos que la llevaron a emparejarse después con un antiguo anarquista murciano mudado en socialista radical.
 
Sí cuenta, en cambio, que lecturas y charlas con una vecina en Valencia le abrieron los ojos hacia la doctrina de la redención proletaria y el papel que las mujeres habían de tener en ella.
 
Muy inspirada por Bebel, escribe: “Las mujeres obreras españolas no podemos olvidar que la única fuerza política de solvencia moral francamente defensora del feminismo es el socialismo”.
 
Tras insistir en la necesaria vinculación entre feminismo y socialismo, planta cara a la misoginia obrera, defiende el voto de las mujeres, y reprocha a muchos compañeros que nunca se hayan preocupado por la igualdad, por la formación de sus parejas e hijas, y que no luchen por el derecho al sufragio: “La mujer moderna aspira a coparticipar del derecho, no a imponerse, como sostienen caprichosamente los enemigos del feminismo. No queremos piedad sino justicia”.
 
Además del voto femenino y del papel de la Iglesia, temas recurrentes en sus artículos son la enseñanza, la maternidad, la investigación de la paternidad, el “feudalismo agrícola”, el antifeminismo disfrazado, el divorcio, los avances y los problemas de las mujeres en otros lugares del mundo, y la organización femenina.
 
Maneja un léxico sumamente personal y una prosa no exenta de sentido del humor, pero muy contundente, sin miedo a la confrontación dialéctica sean sus contrincantes hombres o mujeres, “consagrados” o desconocidos.
 
Unas son “sabias de cíngulo y de pan comer”, otros “clerocatequistas” o “gansos de pluma estilográfica”. Marañón es “pigmeo y liliputiense” y el doctor Bartual, defensor de “ese enorme sofisma de la craneología comparada” merece una tunda verbal por sus conferencias sobre la inferioridad del cerebro femenino: “Cree el eminente laringólogo –creencia que consideramos producto de un desconocimiento absoluto de la realidad económica– que la razón de las desigualdades civiles entre los sexos tiene su pie forzado en diferencias establecidas por la naturaleza”.
 
Nuestra autora representó un punto de inflexión clave en la formulación de los planteamientos igualitarios y feministas en el seno del socialismo del primer tercio del siglo XX en España, y es por ello por lo que la Universidad de Valencia aceptó editar la monografía.
 
Se reúnen en ella más de un centenar de artículos publicados entre 1924 y 1934, una reedición del libro “Feminismo Socialista”, una aproximación biográfica, un análisis histórico y otros materiales documentales.
 
Y un prólogo de Carmen Alborch, en el que muestra su extrañeza por el olvido en torno a esta importante figura: “Cuanto más sabemos, más nos indignan estas ausencias, los silencios. Y más nos afianzamos en la idea de que es necesario hacer historia, memoria, tener memoria política.
 
“Incluir a las mujeres como sujetos de la historia, desvelar y publicitar en los espacios educativos y de divulgación, utilizando las redes y las nuevas tecnologías, también el patrimonio en femenino. Porque es patrimonio de la humanidad y como tal hay que conocerlo, reconocerlo, y conservarlo”.
 
*Este artículo fue retomado de la página de Pikara Magazine.

Feminicidios en Juárez, con alta carga de “pornografía sádica”: CIESAS


El hallazgo de una pareja asesinada el 11 de marzo de 2015 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Foto: Ricardo Ruíz
El hallazgo de una pareja asesinada el 11 de marzo de 2015 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Foto: Ricardo Ruíz
MÉXICO, D.F., (apro).- Los crímenes de mujeres cometidos en Ciudad Juárez, Chihuahua, de 1993 a la fecha registran un móvil de ‘pornografía sádica’ porque una buena parte de las víctimas presentan Mutilaciones de mama, ocular y vísceras; lesiones dentales, cortes en piel y cortes irregulares del cabello.
A pesar de ese patrón y de las evidencias forenses, el gobierno de Chihuahua sigue sin reconocer la existencia del feminicidio en la entidad.
Según una investigación realizada por Patricia Ravelo Blancas, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), “estos modos de violencia contra el sexo femenino se incorporan al fenómeno de la trata de las personas, debido a que la mayoría de las marcas dejadas en sus cuerpos corresponden a las que provocan los actos de tortura sexual y sexo violento, usualmente practicados por traficantes de mujeres”.
En su investigación Feminicidio y violencia de género, la académica señala que la pornografía sádica encaja en lo que define como “Industria criminal trasnacional”, una tendencia que, aunque surge en los años 40 del siglo pasado en México, se ha modernizado gracias a la tecnología y la informática.
A través de éstas, dice, se han creado consumos sexuales “exóticos” que implican desapariciones y crímenes de mujeres y niñas, quienes en su mayoría son levantadas con engaños y/o seduciéndolas.
Otro factor que impulsa ese fenómeno, afirma, es el capitalismo trasnacional y nuestro mundo cada vez más globalizado, donde confluye fácilmente el tráfico de personas, la explotación sexual y la violencia feminicida.
Desde los orígenes del capitalismo, explica, las mujeres han tenido características particulares respecto a las maneras en las que son sexualmente explotadas y comercializadas.
“La prostitución forzada dentro del capitalismo ha sido una práctica mercantil recurrente, alcanzando proporciones que aún desconocemos en el mundo globalizado, donde se somete a estas mujeres y niñas a condiciones específicas de una esclavitud moderna, de explotación humana y de muerte violenta, propias del tráfico internacional en esta etapa del capitalismo global”, señala.
A lo largo de su investigación, Ravelo Blancas detectó que las mujeres “están permanentemente expuestas al peligro. Su cuerpo y su sexualidad están inmersos en una violencia estructural, donde la misoginia, la moral represiva y los prejuicios sociales, fortalecen un sistema económico y político más amplio, como el de la globalización”, fustiga.
Y estos elementos, apunta, hacen que la violencia sexual trascienda las fronteras de lo local y opere a escala transnacional.
En el caso de Ciudad Juárez, donde mil 24 mujeres han sido brutalmente asesinadas desde 2008, la violencia contra ellas se exacerba con el crimen organizado, pues “el comercio sexual aumenta, los cuerpos femeninos se cotizan en el mercado sexual y representan elevadas ganancias económicas y políticas para los traficantes de mujeres”.
Las cifras de feminicidios presentados en el Plan Estratégico de Juárez en su informe de 2015, son alarmantes y dan una idea del problema: En 2008 se registraron 111 feminicidios; en 2009, 125; en 2010, 401; en 2011, 220; en 2012, 108, y en 2013, 59.
Si bien, sostiene la académica, la tendencia ha disminuido “en lo absoluto significa un cambio radical en los motivos, los métodos y los patrones de los crímenes contra el sexo femenino. Estamos hablando de 1024 mujeres asesinadas de manera violenta desde 2008”, alerta.
Para la investigadora del CIESAS la educación es una de las soluciones para erradicar ese fenómeno. En su investigación propone acciones transformadoras para revertir la tendencia de estos feminicidios.
Por ejemplo, sugiere que desde el ámbito educativo se fomenten prácticas que sirvan para cambiar los comportamientos de violencia, los estereotipos donde el ser heterosexual es lo correcto, y forjar una cultura de respeto en las relaciones de género.

Familias tribales pagan “indemnización” con sus hijas


   En Sudán del Sur niñas y adolescentes son moneda de cambio

Solo siete por ciento de las niñas y jóvenes de Sudán del Sur terminan la enseñanza primaria, y apenas dos por ciento llegan al nivel secundario 

La desigualdad de género en este país del oriente africano es tan extrema que una joven tiene tres veces más probabilidades de morir durante el embarazo 6o el parto que terminar la educación básica, denuncia Plan Internacional, una de las principales organizaciones mundiales dedicadas al desarrollo de la infancia.

Una gran mayoría de las niñas de Sudán del Sur habrá sido víctima de al menos una forma de violencia de género en sus vidas, pero las oriundas del estado de Ecuatoria Oriental padecen una práctica particularmente aborrecible, tradicional en al menos cinco de las 12 tribus locales: su entrega en “indemnización por la sangre derramada”.

“Cuando una persona mata a otra persona, la familia afligida espera que se le dé ‘dinero-sangre’ como compensación por la sangre derramada”, explicó Dina Disan Olweny, directora de la no gubernamental Coalición de Organizaciones de Mujeres y Jóvenes del Estado, a Cimacnoticias/IPS.

La mayoría de las tribus exigen compensación cuando se quita una vida en uno de los conflictos habituales sobre el ganado y las pasturas, asesinatos por venganza y otros motivos de fricción entre las aldeas.

Aunque muchas tribus reclaman entre 20 y 30 cabras como indemnización, Olweny indicó que “la mayoría de las familias no pueden pagar o no están dispuestas a hacerlo, y prefieren entregar a una de sus hijas”.

Según la especialista en protección infantil Shanti Risal Kaphle, “una niña se toma como una mercancía que puede darse a cambio de la pérdida de vida de alguien, o como ‘dinero por la sangre derramada’, para mantener a la familia y la comunidad en paz”.

Kaphle explicó que la vida de la niña se negocia “sin su información ni consentimiento y está sujeta a la violencia, el abuso y la explotación”.

Esta práctica no escapa a la atención del gobierno, que fijó en unos 500 dólares (cerca de 7 mil 900 pesos mexicanos) el monto por la indemnización de una vida, pero la población tribal aún prefiere recibir a una niña como pago, con el argumento de que la cifra determinada por el Estado es insuficiente.

Los expertos señalan que una joven también es preferida como compensación por los familiares afligidos, porque de esta manera puede casarse con uno de los suyos sin tener que pagar la dote, o puede ser dada en matrimonio cuando cumpla los 12 años y, a cambio, la familia recibirá un rebaño de cabras.

Muchas de las niñas entregadas por este concepto tienen apenas cinco años de edad. Se espera que se olviden de sus familias biológicas y empiecen de nuevo, cortando todo contacto con sus familiares naturales.

En este punto sus vidas pueden tomar un giro dramático para peor. Estas niñas y adolescentes pueden ser “sometidas a trabajo infantil y al abuso sexual, físico y emocional. Para escapar de este infierno, ahora muchas prefieren suicidarse”, denunció Olweny.

Los residentes dicen que las leyes consuetudinarias que perpetúan y legitiman estas formas de abuso tienen un papel fundamental en la resolución de los conflictos, ya que se considera un método barato y accesible, y las decisiones se toman sobre la base de las costumbres con las que están familiarizados.

También se considera que las leyes y las decisiones consuetudinarias son más amigables y llevan menos tiempo, según Kaphle.

Sin embargo, esta práctica es sólo una más de los innumerables abusos que sufren las niñas en Sudán del Sur.

MATRIMONIOS PREMATUROS

El estado de Bahr El Ghazal Occidental, por ejemplo, tiene una tradición que obliga a muchas jóvenes a abandonar sus estudios para contraer matrimonios precoces.

Linda Ferdinand Hussein, directora del grupo civil Organización de Mujeres para la Formación y Promoción, explicó a Cimacnoticias/IPS cómo funciona esta tradición.

“Cuando la esposa de un hombre muere por algún motivo, el hombre puede exigir que se le devuelva la dote que pagó por la novia”, cuyo valor es variable, indicó. “Pero la mayoría de las familias no están dispuestas a pagar… así que le dan al hombre una de las hermanas menores de la esposa difunta en concepto de indemnización”, agregó.

Cuatro años después de la independencia de Sudán del Sur en 2011, los especialistas en protección de la infancia levantan la voz de alarma. “La violencia de género contra las niñas sigue siendo perpetrada en una diversidad de maneras, tanto en tiempos de paz como durante el conflicto armado”, dijo Hussein.

Un informe publicado el pasado 30 de junio por la Misión de la ONU en Sudán del Sur reveló que el Ejército Popular de Liberación de Sudán y otros grupos armados asociados emprendieron una campaña de violencia contra la población de este país, caracterizada por su “brutalidad e intensidad”, la cual incluye la violación de niñas y jóvenes, y su posterior inmolación dentro de sus casas incendiadas.

Un informe publicado en 2014 por la organización humanitaria Care, titulado “La joven no tiene derechos: la violencia de género en Sudán del Sur”, destacó las injusticias que padecen las niñas en el país africano.

Según Plan International, 7.3 por ciento de las niñas contraen matrimonio antes de cumplir los 15 años y otro 42.2 por ciento se habrán casado ​​entre los 15 y 18 años. Aunque 37 por ciento se matriculan en la escuela primaria, apenas 7 por ciento concluyen sus estudios y sólo 2 por ciento avanzan al nivel secundario.

*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
  Foto: John Robinson/IPS
Por: Miriam Gathigah*
Cimacnoticias/IPS | Torit, Sudán del Sur.-

Semana de píldoras


   DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Por: Teresa Mollá Castells*




Vaya semanita de píldoras de todo tipo y ninguna en positivo para la vida de las mujeres. Píldoras de todo tipo, oiga. Y todas ellas de un machismo reaccionario total que sigue pretendiendo que las mujeres seamos meros objetos sexuales y reproductivos sin más. Y cuando se hartan nos matan. Pero vamos por partes.
 
Con más de 30 mujeres asesinadas por el terrorismo machista habría que medir escrupulosamente cada una de las palabras que pronuncian los representantes públicos en sus discursos, puesto que con sus palabras fomentan que el patriarcado crezca y ensanche sus límites en las mentes más jóvenes.
 
Me estoy refiriendo a la “píldora” patriarcal que salió por la boca del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, del Partido Popular (PP), cuando en un acto ante el alumnado que había sacado las mejores notas de selectividad dijo: “Las mujeres, cuanto más desnudas, más elegantes, y los hombres, cuanto más vestidos”. Y se quedó tan ancho el señor.
 
Luego pidió disculpas y eso, pero el mal ya estaba hecho. Su mensaje era claro: Mujeres reducidas a cuerpos para el placer masculino y para gestar a sus hijos. Ahí es nada. Y de dimitir nada de nada.
 
Y los medios de comunicación que tanto acosaron los tuits del concejal de Madrid Guillermo Zapata, que no justifico pero que fueron escritos en 2011, nada, silencio total. Y hemos de recordar que Zapata llegó a estar imputado, mientras que este hombre que es el alcalde de Granada, nada. Un poco de revuelo y ya está. Claro, después nos quieren hacer creer en la independencia de determinados medios de comunicación y esas cosas.
 
Tampoco quiero olvidarme de la “píldora” del caso de Juan Fernando López Aguilar, a quien el Fiscal del Supremo pide que se archive la causa que tiene abierta por maltratar a su mujer. O sea, señor ex ministro y eurodiputado, puede maltratar lo que quiera, puesto que tiene trato de favor y voy a pedir que todo quede en naderías. Eso es lo que traslada la opinión del Fiscal. Y esperemos una denuncia del maltratador para reinstaurar su honorabilidad que ésa seguro que no será archivada.
 
Y siguiendo con las “píldoras informativas” que hemos leído con los asesinatos machistas de esta terrible semana, nos encontramos con que las mujeres “aparecen muertas” cuando en realidad nos están asesinando.
 
Y siguen sin integrar en sus discursos que un asesinato machista ha de ser tratado como lo que es, un profundo problema social que ha de ser tratado mediáticamente con sumo cuidado para que el propio tratamiento de la noticia sea en sí mismo una denuncia expresa de lo que está ocurriendo, y no se reduzca a una mera noticia en el apartado de sucesos que es lo que está ocurriendo.
 
Además dar cabida a mensajes que justifican al asesino debería estar en las antípodas de la información que pretende darse a través de la denuncia. Pero es amarillista y vende y se sigue haciendo, pese a que con ello se retroalimente al patriarcado que asesina mujeres y criaturas.
 
Por lo visto es más importante justificar al asesino que denunciar el asesinato. Y ahí siguen aquellos a quienes les importa más y le dan más relevancia al lamentable estado en el que fue encontrada una perrita en el interior de un coche que los asesinatos de mujeres por terrorismo machista. Y así nos va.
 
Tampoco quiero pasar por alto la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la objeción de conciencia de un farmacéutico para vender la pastilla de anticoncepción de emergencia.
 
De nuevo nuestro cuerpo y las decisiones que de él se derivan en manos ajenas a las nuestras. De nuevo nuestras decisiones sobre nuestra voluntad de concebir o no en manos de tribunales que no las amparan y anteponen sus propias creencias personales e incluso religiosas a nuestros deseos. Y así sigue el baile.
 
Y además pendientes del recurso que el PP antepuso contra la actual y vigente ley orgánica sobre salud sexual y reproductiva y sobre la interrupción voluntaria del embarazo (IVE).
 
Nuestros derechos cuestionados cuando no pisoteados por gentes que en teoría deberían protegerlos. Patriarcado en estado puro. Patriarcado que usa y abusa de su poder cada vez que olvida que más de la mitad de la población somos mujeres y que cuando legisla o aplica leyes lo hacen con criterios propios y no colectivos.
 
Gentes con responsabilidades colectivas que anteponen el bienestar personal (objeciones de conciencia, votos particulares, etcétera) al bienestar general. O lo que es lo mismo el respeto a la total autonomía sobre las decisiones de las mujeres sobre nuestros propios cuerpos y maternidades.
 
Pero eso, como dice mi señor padre, es una utopía. Y siempre le respondo lo mismo, es una utopía hoy, pero será una realidad algún día.
 
De momento las píldoras, las muchas píldoras y de muchos colores, tamaños y casi siempre de sabor amargo que el patriarcado nos obliga a tragar cada día están ahí. Pero la conciencia crítica va despertando poco a poco y las denuncias son cada día más y mejores.
 
Pero en algunos espacios ellos, los cabezas pensantes hombres, se siguen negando a ceder espacios de representación a las mujeres. Así nos encontramos con que en espacios televisivos como uno que se emite sábados por la noche en una cadena que toma su nombre de un número y además su color corporativo es verde, habitualmente sólo invita a hombres a sus debates y pocas veces invita a señoras.
 
Pero por lo visto los dirigentes siguen sin creer que las mujeres accedemos al conocimiento y tenemos opiniones tan estupendamente elaboradas como las de los hombres. Más patriarcado televisivo y presuntamente del conocimiento.
 
Y para ir finalizando, el bienestar. Para el próximo mes de septiembre se está organizando el llamado “Sabiduría y Conocimiento-Congreso del Bienestar”.
 
Ya llevo demasiadas mañanas enfadándome cada vez que escucho en la radio los nombres de sus ponentes. Es una muestra más de lo piensan quienes han organizado este congreso. Me he tomado la molestia de visitar la lista de ponentes. Pues bien hay 12 personas ponentes y sólo una de esas personas es una mujer, Elvira Lindo, quien aparece en el antepenúltimo lugar de la lista.
 
Por lo visto las mujeres no podemos aportar nada o casi nada a la sabiduría y conocimientos comunes. Es triste, muy triste comprobar cómo el puñetero patriarcado sigue dispensando trato de favor descarado en los espacios públicos a los hombres en detrimento de las mujeres, cuando las aulas universitarias están llenas de mujeres que no dejan de aprender.
 
Las píldoras mostradas son duras de digerir. Muy duras, puesto que todas ellas atentan a la deseada igualdad real entre mujeres y hombres. Todas y cada una de ellas están dirigidas por el patriarcado para mantener privilegios, status y, en definitiva, poder.
 
Pero como se ha visto en alguna ocasión no muy lejana, tenemos capacidad de convocatoria y la volveremos a utilizar para denunciar el retroceso, cuando no la usurpación, de nuestros Derechos Humanos como mujeres. Y lo haremos en breve, antes incluso de volver a depositar nuestro voto en las urnas.
 
Afortunadamente somos conscientes de que, pese a las diferencias puntuales, seguimos sumando voluntades para cambiar las cosas y cada vez somos más mujeres y hombres quienes caminamos con paso firme hacia la igualdad real, porque tenemos muy claro que sin las mujeres no hay democracia que valga.
 
 
*Corresponsal en España. Periodista de Ontiyent.
  CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | España.-

Cuando la violencia sexual es arma de guerra



La violencia sexual es una de las principales causas del desplazamiento forzado en la República Democrática del Congo 
Desde que en 1975 Susan Brwonmiller publicara “Contra nuestra voluntad”, libro que abrió el debate público sobre la violencia sexual contra las mujeres, y que en la década de los 90 este tipo de violencia en las guerras de los Balcanes y en el genocidio de Ruanda adquiriera notoriedad mediática, la violencia sexual en los conflictos armados ha dejado de ser un crimen invisible para recibir una mayor (aunque todavía muy insuficiente) atención por parte de activistas, académicas, clase política y periodistas.
La violencia sexual en el marco de las guerras no es un fenómeno contemporáneo que diera comienzo o creciera exponencialmente a partir de los conflictos del siglo XX y principios del XXI.
Así, desde la leyenda del rapto de las sabinas en los orígenes de la Roma antigua, hasta las violaciones masivas de mujeres alemanas por parte del Ejército soviético –entre 100 mil y un millón de mujeres alemanas pudieron haber sido víctimas de esta violencia–, o el fenómeno de las ‘mujeres confort’, esclavas sexuales al servicio del Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial, la historiografía está plagada de episodios de violencia sexual organizada en contextos bélicos.
Entre 80 mil y 200 mil mujeres, la inmensa mayoría coreanas, fueron víctimas de la violencia sexual en los burdeles militares japoneses extendidos por toda Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Estos burdeles fueron establecidos para elevar la moral de las tropas y evitar que la violencia sexual se produjera de manera descontrolada en los territorios ocupados por el Ejército nipón tras la experiencia de la masacre de Nanking en 1937, durante la cual decenas de miles de mujeres fueron violadas a manos de las tropas.
De manera más reciente, conflictos armados como los de República Democrática del Congo (RDC), Siria o Sudán han destacado también por el gravísimo impacto de esta violencia en los cuerpos y las vidas de miles de mujeres.
Si bien el fenómeno no es de reciente aparición, hay que reconocer que su visibilización sí lo es. La escala masiva de la violencia sexual durante las guerras de los Balcanes –entre 20 mil y 60 mil mujeres fueron violadas durante el conflicto de Bosnia–, y el genocidio de Ruanda –entre 250 mil y 500 mil mujeres sufrieron violencia sexual– hizo que este asunto adquiriera una mayor notoriedad en el ámbito internacional.
Las denuncias de las mujeres víctimas de esta violencia, la solidaridad del movimiento feminista internacional y la visibilidad mediática que tuvieron estos conflictos son algunos de los factores que explican que la comunidad internacional prestara una mayor atención a la violencia sexual en los conflictos armados a partir de entonces.
La violencia sexual es una de las manifestaciones más evidentes del papel que juega el patriarcado en los conflictos armados.
Patriarcado y militarización van estrechamente de la mano, ya que a lo largo de la historia la violencia sexual contra las mujeres ha formado parte del repertorio de acciones y de comportamientos en el que se socializa a los soldados para llevar a cabo la guerra, aunque no todos los soldados cometan estos actos delictivos.
IDENTIDADES EN EL EJÉRCITO
También representa una forma de humillar simbólicamente al enemigo, al agredir a las mujeres que son percibidas como posesiones masculinas, transmitiendo el mensaje de que no ha sido capaz de proteger a “sus” mujeres.
Además, la socialización tradicional en la cultura militar conlleva la creación de una “camaradería” masculina que excluye otras identidades sexuales que no sean la masculina heterosexual.
De hecho, algunas autoras hablan de cómo en estos procesos se crean identidades “hipermasculinas” en las que se priman aspectos como la agresividad, la competitividad, la misoginia, la violencia y la dominación.
En esta socialización militar un aspecto esencial es la construcción de estrechos vínculos de grupo para mantener la cohesión y la lealtad, y la presión del grupo en un contexto fuertemente patriarcal puede llevar a determinados individuos a cometer actos como violaciones.
También es importante precisar que no son sólo militares los responsables de la violencia sexual en los conflictos armados, sino que detrás de muchas agresiones hay civiles que la cometen en el ámbito público o privado.
Autoras como Deniz Kaniyoti o Radikha Coomaraswamy han destacado el hecho de que en muchas culturas las mujeres son consideradas las depositarias de los valores y de las tradiciones de una determinada comunidad.
En ocasiones las mujeres desempeñan funciones de representación simbólica de la nación (“madre patria”) y roles como reproductoras biológicas de la nación, reproductoras de las fronteras de grupos étnicos o nacionales, transmisoras de la cultura y agentes de la reproducción ideológica, significadoras de las diferencias nacionales, y participantes de luchas nacionales, económicas y militares, por lo que atacándolas se busca no sólo destruir o dañar a la mujer individual, sino también el sentido de pureza étnica de una comunidad construido en torno a la noción del honor de la mujer.
De la misma manera que con la violencia sexual que tiene lugar de manera cotidiana en contextos que no están afectados por conflictos armados, la violencia sexual en las guerras acarrea una importante dosis de estigmatización y culpabilización de las víctimas.
Se responsabiliza de esta violencia a las víctimas, de no haber sido capaces de evitarla. Por ejemplo, como señala Yolanda Aguilar en referencia a la violencia sexual que tuvo lugar en el marco del conflicto armado en Guatemala, el discurso de la “mujer mala” fue utilizado para legitimar las violaciones, con alusiones por parte de los victimarios al disfrute sexual de las mujeres, homologándose la seducción femenina con la violación masculina.
Carlos Martín Beristain sostiene que mediante la culpabilización inducida de las víctimas se busca generar un mecanismo de control social, que permita justificar las atrocidades y mantener la impunidad de los responsables reales.
CRIMEN INTERNACIONAL
La mayor visibilidad de la violencia sexual a partir de los años 90 tuvo un impacto directo en el ámbito jurídico. El Estatuto de Roma de 1998, que da lugar a la creación de la Corte Penal Internacional (CPI), supone un avance muy importante en el reconocimiento de la violencia sexual como un crimen internacional.
La violencia sexual aparece específicamente recogida dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, y también se reconoce la posibilidad de que pueda constituir un genocidio.
El reconocimiento de la violencia sexual que hace la CPI es en parte resultado del trabajo llevado a cabo por los tribunales penales para la ex Yugoslavia y Ruanda, con importantes dictámenes como  la conocida sentencia Akayesu, en la que se determinaba que la violación y la agresión sexual eran constitutivas de genocidio, ya que se habían cometido con la intención de destruir total o parcialmente a la población de la etnia tutsi.
Con frecuencia se presupone que las víctimas no tendrán capacidad de respuesta frente a acontecimientos tan traumáticos como un hecho de violencia sexual. Así, se refuerza la idea de las mujeres como víctimas pasivas de los conflictos armados, dejando la agencia y la autonomía en manos masculinas.
La narrativa tradicional de los conflictos armados ha construido la figura de la mujer desvalida que debe ser objeto de protección partiendo de concepciones infantilizadas del sujeto mujer, que en una estructura social y familiar patriarcal entregan sumisión e idolatría a cambio de protección. De acuerdo con esta visión, si esta protección falla, la mujer no es capaz de desarrollar una respuesta frente a las agresiones externas.
Las ideologías de género que se fortalecen y exacerban en los contextos de conflicto armado o de violencia política organizada llevan con frecuencia a ignorar o invisibilizar el punto de que frente a un hecho traumático las posibilidades de afrontamiento son muy diversas, y no tienen por qué necesariamente adecuarse a los estereotipos que existen acerca de las respuestas habituales ante sucesos estresantes y traumáticos.
Encontramos ejemplos de mujeres que hacen frente a esta violencia y desarrollan estrategias de afrontamiento y resistencia en lugares tan diferentes como los Balcanes, Colombia, Guatemala o RDC, donde algunas mujeres han transitado desde su posición como víctimas a otra de supervivientes, de sujetos políticos con capacidad de denuncia y transformación.
Como recoge la Ruta Pacífica de las Mujeres de Colombia, en su informe sobre el impacto del conflicto armado, “las mujeres tuvieron una gran capacidad de afrontar adversidades y sufrimientos inenarrables sobreponiéndose, rehaciéndose y empezando de nuevo después de las pérdidas”, en muchas ocasiones al participar en procesos colectivos de organización.
Además de reconocer el amplio abanico de experiencias que atraviesan las mujeres que sufren la violencia sexual en los conflictos armados, también es importante remarcar otros hechos, que son de importancia vital desde una perspectiva feminista que busca poner fin a las diferentes opresiones patriarcales que sufren las mujeres en el marco de la guerra.
Aunque tener una idea aproximada de la magnitud de la violencia sexual en los conflictos contemporáneos es una tarea extremadamente compleja, diferentes investigaciones destacan que no en todos los conflictos armados se comete violencia sexual.
Dara Kay Cohen, Amelia Hoover Greeen y Elisabeth Jean Wood destacan que los niveles de violencia sexual varían enormemente en los diferentes conflictos y entre los distintos actores armados que participan en las guerras.
Así pues, la violencia sexual no es una maldición bíblica ineludible en cualquier guerra. La violencia sexual como cualquier construcción social del patriarcado puede ser perseguida y castigada, pero también evitada y prevenida. Debería ser una prioridad política hacerle frente, tal y como las mujeres que le hacen frente exigen continuamente.
*María Villellas es investigadora en la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de Barcelona.
**Este artículo fue retomado de la página de Pikara Magazine.

 Foto: Josep Mª Royo/Pikara Magazine
Por: María Villellas*
Cimacnoticias | México, DF.-