Que
ocurrió un terrible incendio el 5 de junio de 2009 en el que murieron
49 niñas y niños en una guardería a donde los habían llevado sus madres
y padres para ser cuidados, y que 70 más resultaron lesionados de por
vida… ¿Lo sabe la gobernadora?
Sí, sí lo sabe, porque cuando eso ocurrió ella se desempeñaba como
diputada local en el estado de Sonora, y entre otras acciones, extendió
una carta de recomendación a sus amistades que en ese momento eran
propietarios de la estancia, por lo tanto responsables de la tragedia,
al igual que muchos otros.
Que el río Sonora está peligrosamente contaminado por metales pesados,
que ha hecho estragos en la salud y vida de los pobladores de las
localidades aledañas al río, principalmente en las mujeres que
modificaron drásticamente su estilo de vida doméstico, llevando sobre
sus hombros el peso de la desgracia.
Que son las niñas y los niños los más afectados en su piel, igual que
las personas adultas mayores, y que la próxima generación está
imperdonablemente sentenciada a sufrir enfermedades degenerativas
precozmente… ¿Lo sabe la gobernadora? Sí, sí lo sabe.
Porque se difundió ampliamente, se implementó una estrategia
gubernamental federal que llevaba como fin principal acallar los
reclamos de las y los inconformes con estar condenados a vivir junto a
un río envenenado.
Lo sabe porque no sólo se difundió en el país, sino en el mundo entero,
y hasta un medio de comunicación local recién obtuvo un premio nacional
otorgado por el Consejo Ciudadano por la cobertura del desastre
ecológico.
Que el causante de la contaminación en el río Sonora es el poderoso
Grupo México, cuyo dueño, Germán Larrea, sólo ha invertido algunos
millones de pesos para dividir el movimiento ciudadano que se formó con
la participación de las y los pobladores afectados, sin atacar de raíz
el problema generado por la mina Buenavista de su propiedad…
¿Lo sabe la gobernadora? Sí, sí lo sabe, porque ella pertenece al mismo
partido que hoy ostenta el Poder Ejecutivo federal, cuyo titular, amigo
personal de Larrea, ordenó la formación de una comisión presidencial
conformada por delegados, secretarios y directores de las dependencias
que deberían velar por la integridad del territorio y de la población
que en él habita, con el cual conforma el estado, la cual ha servido
para contener las manifestaciones de inconformidad, minimizar la
difusión de las consecuencias y secuelas presentes y a futuro en la
salud humana de niñas, niños y adultos.
Lo sabe porque conoce bien la entidad, y sabe que la minería que
explota nuestros metales lo hace sin un dejo de escrúpulos, y el riesgo
de pérdida de vidas humanas, animales y de la flora son la merma que
fríamente se calcula en las empresas que como la de él ponen el capital
por encima de cualquier cosa o ser viviente.
Que las mujeres en Sonora mueren en sus casas, a manos de sus parejas o
ex parejas. Que las y los hijos están presenciando los asesinatos de
sus madres a manos de sus propios padres y que algunos de ellos han
intentado defender a sus madres y han perdido la vida en el intento.
Que algunas de ellas pidieron ayuda a alguna autoridad sin obtenerla, y
que al enfrentar solas al agresor perdieron la vida. Que cuando las
mujeres piden su orden de protección no se las quieren otorgar y las
regresan desprotegidas al cadalso. Que esas muertes evitables se
podrían prevenir implementando correctamente y con los recursos
suficientes la Ley de Violencia Intrafamiliar con que contamos desde
1999…
¿Lo sabrá la gobernadora? Sí, sí lo sabe, porque desde que se
armonizaron las leyes que tutelan el derecho de las mujeres a vivir una
vida libre de violencia, tanto las autoridades como las organizaciones
ciudadanas de Derechos Humanos, conformadas por mujeres, hemos
documentado y difundido hasta el cansancio que cada año en Sonora
mueren innecesariamente mujeres sacrificadas por sus maridos, ex
maridos, novios, hermanos, hijos, principalmente, sin dejar de
mencionar las asesinadas por desconocidos.
Tan sólo este año son 35 las mujeres y niñas que han sido sacrificadas
y 344 han muerto violentamente a manos de otra persona de 2009 a la
fecha.
Que Sonora tiene el primer lugar nacional en violencia en el noviazgo,
es decir las jóvenes son las que son más violentadas. Que eso coincide
con las edades de las víctimas de feminicidio, pues la gran mayoría de
asesinadas tenían entre 21 y 30 años.
Que Sonora tiene el tercer lugar nacional en violencia contra las
mujeres en general. Que la desaparición de mujeres y niñas empieza a
ser un dolor constante en las familias de algunos municipios como por
ejemplo Cajeme…
¿Lo sabe la gobernadora? Sí, sí lo sabe. Porque activistas por justicia
para desaparecidas y desaparecidos, secuestrados y familiares de
víctimas de feminicidio en Cajeme se le han acercado sin éxito para
informarle de la terrible situación que viven las familias ante la
incertidumbre que da el no saber.
Lo sabe porque en Navojoa mujeres organizadas en Cobanaras le
expusieron, mientras realizaban una instalación de zapatos por las
víctimas de feminicidio, que cuando una mujer es asesinada, ni siquiera
se aplica correctamente la ley, pues se escamotean las herramientas que
la normatividad brinda para hacer justicia ante las violaciones graves
a los Derechos Humanos de las mujeres.
Que Sonora es uno de los estados con mayor índice de embarazos en
adolescentes y que éstas tienen acceso deficiente a educación sexual y
a anticonceptivos. Que muchos de los embarazos en adolescentes y niñas
se dan producto de una violación.
Que el 90 por ciento de las cesáreas en Sonora se practican en los
hospitales privados, siendo el nuestro uno de los estados con mayor
incidencia de cesáreas, muchas de ellas innecesarias…
¿Lo sabe la gobernadora? Sí, sí lo sabe. Porque México tiene el primer
lugar en embarazo en adolescentes entre los países de la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Lo sabe porque el Instituto Nacional de las Mujeres lo ha advertido en
varias ocasiones. Lo mismo ha hecho el Grupo de Información en
Reproducción Elegida (GIRE), lo cual documenta ampliamente en su
informe “Niñas y mujeres sin justicia: México hoy”.
Que no hay razón para que más de 15 por ciento de embarazos terminen en
cesáreas y que en México excede ampliamente, lo dice la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición 2012.
Que México y Sonora cuentan con leyes para sancionar la trata de
personas y que la venta de niñas y niños por funcionarios del DIF
tipifica como trata de personas, aunque en su mensaje inicial ella lo
haya llamado el “crimen sin nombre”, existe y está impune.
Que las madres a quienes les arrancaron a los bebés de las manos son
mujeres jóvenes con vulnerabilidad integral: pobres, sin estudios,
muchas de ellas violadas, sin educación sexual, drogadictas…
¿Lo sabe la gobernadora? Sí, sí lo sabe. Porque es abogada de
profesión, estudió Derecho y fue diputada local, conoce la legislación
vigente en Sonora. Lo sabe porque el caso trascendió las fronteras
nacionales y es un asunto de justicia pendiente de sanción para los
responsables, y de reparación del daño para las madres víctimas.
Que apenas tres días antes de su rendición de protesta como
gobernadora, el 10 de septiembre se publicó el Reglamento de la Ley
para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, vigente desde el 25 de
septiembre de 2008 y que había permanecido sin Reglamento durante siete
años.
Que esa ley instruye al Ejecutivo estatal a promover la igualdad entre
mujeres y hombres, incluida la participación en puestos de decisión de
primer nivel.
¿Sabrá esto la gobernadora? Sí, sí lo sabe. Porque el Ejecutivo
federal, su correligionario de partido, ha instituido como uno de los
tres ejes transversales del Programa Nacional de Desarrollo la
perspectiva de género en el gobierno y en todas sus políticas públicas.
Aunque eso no se reflejó en su gabinete, sí lo sabe.
¿Sabe todo lo anterior la gobernadora? Creemos que sí. Entonces la
pregunta es: ¿Por qué no dijo nada ni incluyó estos temas en su mensaje
de inicio de gestión? La justicia fue colocada en la agenda oculta,
pero no por ello ineludible. Tarde o temprano la sociedad se lo
demandará.
Twitter: @mujersonora
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Silvia Núñez Esquer*
Cimacnoticias | Sonora.-