Drama sin respuesta: los 43 normalistas de Ayotzinapa
Punto Final
La mañana del 28 de
septiembre de 2014 todo cambió para las familias de Mario González y
Clemente Rodríguez, humildes campesinos de los municipios de Huamantla y
Tixtla, en México. La noticia daba la vuelta al mundo y ya se hablaba
de heridos, muertos y encarcelados por la policía estatal. Pero lo que
vendría más tarde sería todavía peor. 43 alumnos de la Escuela
Normalista de Ayotzinapa desaparecieron sin dejar rastros. La versión
oficial del gobierno mexicano fue el asesinato de los estudiantes por el
cartel del narcotráfico Guerreros Unidos, para luego ser incinerados en
un basural de Cocula.
Un golpe que sacudió a estas familias de
la manera más brutal. Los padres de los 43 muchachos abandonaron sus
labores en el campo y muchos perdieron sus cosechas con las que
sostenían la mesa familiar. Otros, junto con renunciar a sus oficios y
con su dolor a cuestas, decidieron salir en búsqueda de sus hijos sin
importar las amenazas y las puertas que se cerraban.
En medio
de las acciones para esclarecer esta forzada desaparición, César
González y Clemente Rodríguez, padres de dos de los 43 normalistas,
recibieron desde Chile la invitación de la Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad Central y de la Federación de Estudiantes de esa casa
de estudios para solidarizar con una causa que los estudiantes chilenos
y las organizaciones de derechos humanos han hecho suya. También
estuvieron en la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) y en
Valparaíso.
La emoción de estos padres se selló con las muestras de cariño y solidaridad recibidas. Ambos conversaron con Punto Final en la Universidad Central.
El dolor de ustedes se ha visto agudizado por el rol de un Estado que
miente sobre esta situación. ¿Esto los motiva a seguir luchando por la
verdad?
Mario González : “Nosotros, como padres, siempre lo
hemos dicho: los vamos a seguir buscando. Desgraciadamente sabemos que
nos enfrentamos a un monstruo, el Estado, que es difícil derrotar. Pero
nosotros no lo queremos derrotar: queremos saber la verdad, qué pasó con
estos 43 jóvenes y que los entreguen vivos. También estamos luchando
por los 27 mil desaparecidos que hay en México y contra las represiones e
injusticias con los indígenas y con todas las personas objeto de
despojo. En eso estamos”.
Clemente Rodríguez :
“Desgraciadamente nuestro gobierno habla muy bonito de México pero nunca
dice la verdad. No dice las cifras correctas de los desaparecidos. Los
países que hemos visitado como padres de familia nos han demostrado que
también tienen represión, desaparecidos y muchos homicidios”.
Hace unos días se dio a conocer una versión que echa por tierra lo
señalado por el gobierno en orden a que no se habría registrado un
incendio en el basural de Cocula. ¿Cuáles son las siguientes acciones a
seguir?
Mario González : “Seguir difundiendo, porque
nosotros desde el principio nunca creímos lo señalado por el gobierno y
lo que habría ocurrido en el basural de Cocula. Como campesinos sabemos
lo que es un fuego de esa magnitud y por ello queremos seguir
presionando para conocer la verdad. Afortunadamente ya llegamos a
Washington y obtuvimos la formación de la Comisión Investigadora de
Derechos Humanos”.
Clemente Rodríguez : “Queremos que se
investigue. Desgraciadamente hasta ahora no hay ningún político detenido
o responsable de la separación de nuestros hijos y de los golpes
sicológicos que nos han dado como padres de familia y como víctimas”.
El grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
ha debatido la llamada “verdad histórica” que ha pretendido instalar el
gobierno mexicano acerca de lo sucedido en Iguala. ¿Cómo ven el rol que
está jugando esta instancia internacional?
Clemente
Rodríguez : “En nuestro gobierno fueron dos versiones que se nos
entregaron y que se nos quería imponer a la fuerza. Una de ellas fue
cuando se encontraron las primeras fosas con pedazos de los cuerpos
despedazados y se nos dijo: ‘Este es tu pedazo, esta mano te corresponde
a ti, esta pierna te corresponde a ti, y ya pueden irse a casa. Eso es
lo que queda de sus hijos’. Pero afortunadamente mis compañeros y yo
somos más fuertes y seguimos luchando, alzando la voz, gritando,
haciendo actividades. Gracias a esto llegaron los forenses argentinos y
revirtieron ese enfoque del gobierno”.
Mario González : “El
último golpe sicológico que se nos dio fue cuando llegó la verdad
histórica y nos dijeron: a sus hijos desgraciadamente no los podemos
identificar porque fueron calcinados; hincados, les dispararon en la
cabeza, los aventaron hacia el basural y los quemaron. Eso mis
compañeros no lo creían. Yo era el único a veces que me imaginaba cómo
era posible que hincaran a mi hijo, le dispararan y luego le prendieran
fuego. Sicológicamente queda uno loco, pero afortunadamente llegaron los
expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y con líneas
de investigación contundentes. El Estado mexicano puso trabas a este
trabajo de la Comisión para que no se supiera la verdad, pero aun así
nuestros expertos siguieron trabajando y nosotros haciendo actividades
para apoyarlos. Ellos lograron que esa versión fuera cayéndose a
pedazos. La primera declaración de nuestro equipo fue que había muchas
contradicciones, y luego mucha gente muy golpeada para declarar lo que
al Estado le convenía; y atacaron a nuestro equipo de distintas maneras.
Llevaban gente a otros países para que nos difamaran. La última prueba
contundente fue con las fotografías satelitales que demostraron que los
días 26 y 27 de septiembre no hubo fuego en el basural de Cocula”.
Ya va un año y cuatro meses de la desaparición de estos estudiantes y
queda la sensación de que el gobierno más allá de esclarecer la verdad
insiste con su tesis de que los jóvenes fueron asesinados. Sin embargo,
para ustedes están vivos…
Clemente Rodríguez : “El gobierno nunca ha buscado a nuestros hijos con vida; siempre los ha querido encontrar muertos .
Como padres tenemos la corazonada y la convicción de que están vivos.
Científicamente creemos que están vivos porque no nos han demostrado lo
contrario. También tenemos un poco de temor, porque ha pasado un año y
cuatro meses. Pero como padres vamos a seguir luchando por estos 43
muchachos y creo en Dios que están vivos todos. No importa el dolor de
mi familia o el mío. A mí lo que me importa es saber que mi hijo está
sufriendo dolor”.
Mario González : “Para que la lucha pueda
continuar, debemos seguir levantando la voz por los 43 estudiantes.
Somos padres de familia que abandonamos nuestros trabajos. Muchos se
dedicaban a los cultivos y sus cosechas quedaron abandonadas. Pero aquí
estamos aguantando y luchando por nuestras familias”.
¿Qué otras líneas de investigación ha seguido la Comisión de Expertos?
Clemente Rodríguez : “Ellos han sido muy importantes; por eso queremos
que se queden todo el tiempo que sea necesario. Con su trabajo se esfuma
la verdad histórica del gobierno. Nos ha aclarado a qué hora salieron
los jóvenes a Chilpancingo con destino a Iguala, una versión que
contrasta con lo señalado por la Procuraduría General de la República.
Nunca se nos dijo que había un quinto autobús. Mi hijo iba en el 1531 y
quienes descubrieron esto fueron los expertos, así como muchas anomalías
por parte del gobierno. Por eso al gobierno le está doliendo, porque
mucha gente a nivel mundial se está manifestando, se está pronunciando
por los 43 normalistas. Se va a saber la verdad y los vamos a
encontrar”.
¿Tienen contemplado visitar otros países de Latinoamérica para sensibilizar sobre este tema y buscar apoyo?
Mario González : “Sí, a donde nos inviten vamos a ir. Si tenemos que ir
al cielo para buscar a esos niños tenemos que ir. Si tenemos que ir al
infierno, pues iremos porque no los podemos perder, son pedazos de
nuestro ser”.
Clemente Rodríguez : “Nosotros estamos molestos
porque el gobierno no ha cumplido en las demandas que hemos pedido. Se
burla de los 43 padres de familia y aquí estamos dando la cara al mundo
para exigirle al presidente Enrique Peña Nieto que nos presente con vida
a los 43 normalistas. Vivos se los llevaron, y vivos los queremos”.
ACR
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RECUADRO
“Mi hijo es un muchacho generoso”
En el acto solidario organizado por la Federación de Estudiantes de la
Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), recogimos los siguientes
testimonios:
Mario González Contreras : “Mi hijo es César
Manuel González Hernández, un muchacho como cualquier universitario. Es
un ser humano con virtudes y defectos, pero un niño muy cariñoso, muy
carismático, que es lo contrario a mí. Muy humanitario, muy noble. Nunca
vi que tuviera algún vicio. Lo único que quería era salir adelante por
sí mismo, tanto que en una ocasión que yo le dije que se fuera de esa
escuela, que estaba muy lejos, que no quería que estudiara en
Ayotzinapa, él me dijo que ya estaba bastante grandecito, que siempre
hacía lo que yo quería, que se vestía y se peinaba como yo quería, que
ya era justo que lo dejara hacer lo que él quería (…) Y lo que él quería
era ayudar a los niños. Ser profesor para ayudar a los niños de la
sierra.
El acaba de cumplir 21 años. Tenía una valiosa
preocupación social. Entró a un programa que se llama Consejo Nacional
de Fomento Educativo (Conafe), de alumnos en receso para becas,
suplentes de maestros. El se fue a un curso de esos y ahí inició su
conciencia, su preocupación por los niños. En una ocasión me contó que
él le quitaba hojas a los cuadernos que llevaban los niños pues otros no
tenían, y así le hacía cuadernos a los que no tenían. Les cosía las
hojas. Yo lo vi cosiéndolas y me rodaron lágrimas. Y me preguntaba de
dónde sacó lo sensible este chamaco si yo no soy así (…) A él le
gustaban mucho las carreras de autos, tanto que su tío le compró un
carrito de esos que hacen de tubos y corría en un club, en
Huamantla-Tlaxcala. También montaba en los rodeos y salía a cabalgar. Yo
estaba en desacuerdo con él, siempre lo regañaba cuando me enteraba que
iba a montar. Le gustaban los animales. Tiene aún sus dos perros en
casa y su gato. Y ayudaba a la gente hasta dando lo suyo.
En
una ocasión viajé a San Martín, en Puebla, y compré unas camisas para él
y otras para mí, pero regaló las suyas a unos amigos que iban a una
fiesta. Al otro día lo fueron a buscar esos muchachos y yo le pregunté
por qué traían las camisas nuevas los chavos esos, y me dijo ‘porque no
tenían, y yo tengo ahí unas’… Tiene una sensibilidad muy importante y no
porque sea mi hijo, es un ser humano, un niño con aspiraciones, con
defectos pero también con muchas virtudes.
(…) Ahora nos
estamos enfrentando a un monstruo que es el Estado mexicano. Han
repartido el expediente del caso en tres Estados Federales para que les
cueste más trabajo a nuestros expertos continuar las investigaciones.
Los han discriminado y descalificado al igual que a nosotros los padres
(…) Nuestros hijos apenas eran de nuevo ingreso y la primera versión de
las autoridades fue coludirlos con el narcotráfico. Mi hijo tenía un mes
y veinte días de haber ingresado a esa escuela, ¿y ya era un
narcotraficante? ¡No! Eso fue la primera mentira del gobierno. Hoy
siguen habiendo muchísimas trabas y desconfiamos del Estado.
Desgraciadamente el presidente Enrique Peña Nieto nunca ha tenido
sensibilidad para con nosotros, los padres de Ayotzinapa. Nos hemos
reunido con él tres veces. La primera vez firmó una minuta de diez
puntos y no cumplió ni uno. La segunda, tampoco cumplió nada. Y la
última ya fue con maltrato e indiferencia, diciendo que nos iba a
aplicar la ley si seguiamos manifestándonos. Pero la ley la debería
aplicar a los corruptos que tiene a su lado y a él mismo. Soy mexicano y
me duele mi país. Es un bello país y estoy orgulloso de él, pero no
creo en las leyes mexicanas. No hay ningún funcionario público detenido
por la desaparición forzada de nuestros hijos…”.
• • •
Clemente Rodríguez Moreno : “Mi hijo es Christian Alfonso Rodríguez
Telumbre. El único hijo varón. Sus tres hermanas, su madre, y sus amigos
añoran su regreso. Creció en el barrio de Santiago, en Tixtla,
Guerrero, y tenía 19 años cuando desapareció. El quería estudiar para
ayudar a su familia, y lo que más le entusiasma es la danza folclórica.
La practica desde niño. Iba al salón de la Casa de Cultura de Tixtla y
baila en el grupo de danza folclórica Xochiquetzal. Es un muchacho como
cualquiera de los estudiantes normalistas, con muchos deseos de apoyar a
los niños más pobres, de brindarles educación.
(…) Ocurre que
el gobierno se ha enfocado en buscar fosas, en buscar muertos, aunque
siempre le hemos dicho que busque a los muchachos vivos, cosa que nunca
hizo. Se han burlado siempre de las 43 familias, porque cada reunión que
hemos hecho con el presidente Peña Nieto no le sacamos gran provecho.
El Estado mexicano siempre nos ha mentido. Siguen ocultándonos la verdad
y ya no creemos en las autoridades (…) Nuestras demandas son que los
expertos se queden investigando todo el tiempo que sea necesario, porque
hay muchas anomalías por parte de la Procuraduría General de la
República y las autoridades. Dicen que llevan más de cien búsquedas y no
es cierto. A nuestros hijos nunca los buscaron. Los quisieron plantar
en las primeras fosas. Afortunadamente, llegaron los peritos argentinos y
desmintieron que esos pedazos de cuerpos fueran de nuestros hijos. El
Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) realizó un
informe que arroja distintos datos y desmiente las versiones oficiales
del gobierno, entre las que está la incineración de cuerpos con
neumáticos en llamas en el basurero municipal de Cocula (…) Se descubrió
que las policías municipal, estatal, federal, el ejército y la
Secretaría de la Defensa mexicana sabían lo que estaba sucediendo
mientras ocurrían las agresiones a los 43 estudiantes. Pero aún no
sabemos nada de nuestros hijos y estamos desesperados (…) Según el
gobierno hay 23.600 desaparecidos, y según organizaciones de derechos
humanos ya son más de 30.000 los desaparecidos. A eso se agregan más de
150.000 personas ejecutadas extrajudicialmente en los últimos diez años.
Eso es lo que pasa en México”.
APG
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 844, 8 de enero 2016.
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