Economía Moral
Objeto y método de la investigación crítica, según René Jaimez
Julio Boltvinik
El artículo de René Jaimez La investigación sobre la pobreza, la ciencia social emancipatoria y el pensamiento crítico, como señalé en la entrega del 17/6/16, es el que abrirá el número sobre pobreza de Acta Sociológica
que circulará a partir de agosto de este año. En la entrega citada
enumeré siete tareas que su autor considera necesarias para el
desarrollo de la investigación crítica. Después aborda algunos (muy
pocos) antecedentes de la investigación sobre desigualdad, tema que
quedó ambigua e insuficientemente tratado en su artículo, mientras a la
pobreza le dedica un largo espacio que hoy no comento. Lo que sigue en
su artículo es una densa sección denominada
Objeto y Método, en la cual lo primero que plantea es ampliar el objeto de estudio de
investigación o ciencia social críticaa pensamiento crítico para incluir todo discurso sobre la realidad (filosófico, político, artístico), sin dejar de reconocer que “la forma científica del discurso crítico es la forma clave para dilucidar los procesos causales de la desigualdad y el sufrimiento humano” y que el objeto de “la investigación crítica (IC) es el desarrollo de las condiciones de posibilidad de la autorrealización humana”. La IC la concibe como el resultado de combinar
las características centrales de lo que Erik Olin Wright (EOW) denomina la Ciencia Social Emancipatoria (CSE), con la teoría de la transformación marxista y el paradigma de la producción de Marx, radicalizado por György Márkus. En particular, de la CSE retoma sus propuestas de un diagnóstico crítico de las teorías hegemónicas y su teoría de las alternativas viables, pero considera que su teoría de las transformaciones (que rechaza algunos componentes centrales de la teoría de Marx al respecto) es muy limitada y la remplaza con la de Marx, retomando el paradigma de la producción según lo ha desarrollado Márkus. Para esto, Jaimez se apoya en un pasaje de Márkus, citando sólo algunas frases, pero no resisto el impulso de citarlo (casi) completo:
“En la medida en que la distinción entre lo inevitable ‘exterior’ (al
cual los individuos se tienen que adaptar) y lo inevitable generado por
los mismos hombres (y que su actividad histórica colectiva puede
‘deshacer’) se debe establecer en relación con las propias acciones de
los hombres… es imposible trazarla a menos que los individuos
involucrados hagan un esfuerzo práctico para discernir hasta qué punto
su propia actividad debe ser ‘reproductiva’ y en qué medida puede ser
‘creativa’. Y aquí, ‘debe’ y ‘puede’ cobran sentido sólo en relación…
con las exigencias e impulsos históricamente formados, las necesidades de los individuos concretos, de sus grupos y colectividades” (
Sobre la posibilidad de una teoría crítica, Desacatos N° 23, 2007, p. 181).
Jaimez conecta este pasaje con la dialéctica presente en la tensión entre ‘debe’ y ‘puede’, lo que permitiría la superación del paradigma post-positivista, y con la praxis en
el discernimiento entre actividad reproductiva y creativa, y anota que
el planteamiento de Márkus supera el de las teorías sociológicas de la
agencia. Aclara que esta combinación no implica desechar el método de la
CSE de EOW, sino sólo su tercera etapa (teoría de las
transformaciones), pues considera valiosas las dos anteriores:
diagnóstico y crítica; y teoría de las alternativas viables. En vez del
término razón práctica que adopta Márkus (quien lo explica Ibid.) diciendo que ésta no puede existir “si no se distingue entre las condiciones y los objetivos de
la actividad, de tal forma… que se puedan plantear preguntas sobre la
compatibilidad de los fines, su relación con los medios…etcétera”,
adopta el de razón crítica que
“no se conforma con la ‘toma de conciencia’ sobre la capacidad
productiva/creativa (transformadora) del sujeto en su relación con el
objeto, sino que encamina ese esfuerzo hacia la construcción de lo que
EOW llama estrategias para hacer las utopías visualizadas factibles.
Encamina el esfuerzo de discernimiento hacia la necesidad de
construcción de horizontes utópicos: las utopías reales de EOW, pero
también un horizonte utópico más radical: socialista, revolucionario”.
Nuestro joven autor construye así la categoría de razón estratégica crítica utopista, a la que podría haber añadido el término práctica sin problema, como fundamento central de la investigación crítica. Como él mismo lo señala, la investigación crítica hace dialogar a EOW con Márkus. Añade que
“La teleología emancipatoria de la investigación crítica resulta del esfuerzo de discernimiento de la dialéctica producción-reproducción (praxis)
y se constituye en emancipatoria a través del planteamiento de
estrategias claras y específicas para construir utopías reales que
forman parte de una estrategia de emancipación socialista radical. Estas
estrategias deben partir de la evaluación de: (1) el poder relativo de
los actores en contienda (correlación de fuerzas) (EOW); y (2)
“distinguir en la historia los ejes de continuidad y de discontinuidad
y, al mismo tiempo, trazar la frontera entre las condiciones básicas
(objetivas y subjetivas) del cambio histórico y el terreno en el cual
pueden ocurrir transformaciones sociales radicales y hacia el cual debería enfocarse la acción colectiva revolucionaria.” (Márkus, 2007:181)
El autor sigue dibujando su concepción al señalar que la teoría marxista de las transformaciones
es el elemento clave que permite entender cómo pasar del diagnóstico y
crítica a la construcción de las utopías viables (las reales inmediatas y
las transformaciones radicales mediatas), por lo cual es
una razón emancipatoriaque asume un claro compromiso moral. Después de citar a E.P. Thompson, creador de la expresión economía moral y a James C. Scott y a Boltvinik que la han aplicado, en particular la frase de éste
toda ciencia económica que se respete, toda economía política, tiene que ser también economía moral, Jaimez va más allá y afirma que “toda ciencia tiene que ser ciencia moral, investigación comprometida, moralmente posicionada como ética emancipatoria”. Entiende por ésta aquella que tiene la utopía como horizonte en la perspectiva de creación de condiciones materiales para el ejercicio de la libertad, la autonomía ciudadana, la justicia social y el florecimiento humano. El desarrollo de esta ética requiere juicios morales que deberían partir de la discusión sobre esencia humana para esclarecer el posible sentido del florecimiento humano. El autor, siguiendo a Márkus y a Heller, considera central el papel del desarrollo de las necesidades radicales. Hace las siguientes citas (que incluyo parcialmente):
Márkus (Antropología y marxismo, Grijalbo, 1985)
dice: “Uno de los rasgos esenciales de la teoría marxista de la
revolución es que Marx atribuye una importancia fundamental a las nuevas necesidades radicales
que se generan en el proceso capitalista de producción y en la lucha
por la transformación… pero que el proletariado… no puede satisfacer en
las condiciones dadas”. Heller (Teoría de las Necesidades en Marx, Península,1978) dedica un capítulo al concepto de necesidades radicales.
La siguiente frase refleja su visión: “Es la sociedad capitalista la
que provoca la manifestación de las necesidades radicales produciendo de
este modo sus propios sepultureros; necesidades que son parte
constitutiva orgánica del ‘cuerpo social’ del capitalismo, pero de
satisfacción imposible dentro de esta sociedad y que por ello motivan la
praxis que la trasciende”.
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