CIUDAD DE MEXICO (apro).- Durante décadas el magisterio nacional
fue una pieza fundamental en la estructura de poder del PRI. En cada
elección miles de maestros eran utilizados como promotores del voto,
representantes de casilla y operadores electorales eficaces. No
necesitaban de órdenes porque sabían perfectamente qué hacer, y se
movilizaba toda la organización magisterial hasta el último rincón del
país.
Para entonces los maestros, principalmente los integrantes del SNTE,
eran altamente valorados por el partido en el gobierno. El PRI los usó
por décadas desde la Presidencia de la República para obtener triunfos
electorales y para mantener controlados los movimientos disidentes en
algunos estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y el Distrito
Federal.
Luego
el PAN hizo lo propio cuando Vicente Fox y Felipe Calderón pactaron con
Elba Esther Gordillo, quien a cambio de su poder político ampliado a
otros partidos, como el PVEM y luego el Panal, recibió en pago puestos
de gobierno del más alto nivel.
Con los panistas en la Presidencia de la República a la maestra
Gordillo le fue mejor que con los priistas, pues se hizo de varias
direcciones importantes como las del ISSSTE y Lotería Nacional, además
de la subsecretaría de Educación Básica de la SEP, algunas gubernaturas,
entre ellas la de Coahuila, así como varias diputaciones y senadurías.
Pero todo ese poder se terminó cuando Gordillo se atrevió a alzarle
la voz a quien sería presidente, el priista mexiquense Enrique Peña
Nieto. En el 2012, en plena campaña electoral, la entonces presidenta
vitalicia del SNTE exigió prebendas políticas y de gobierno a cambio del
apoyo de los maestros.
La soberbia con la que habló al coordinador de la campaña, Luis
Videgaray, fue su pecado y, una vez que se estimó que el peso político y
electoral del magisterio sindical ya no valía tanto, la propuesta de
Gordillo fue desechada y ella echada del grupo de poder.
En febrero de 2013, Elba Esther Gordillo fue detenida, el SNTE como
grupo de poder fue desmantelado y el magisterio disidente comenzó a ser
criminalizado.
Los años de oro del magisterio como negocio y como grupo de poder
habían terminado, ya no eran útiles los maestros sindicalizados y por
eso la orden dictada desde la residencia presidencial fue realizar una
reforma laboral con careta educativa, detener a todos los líderes
disidentes, quitarles el sustento económico y mantener en la cárcel a
Gordillo.
Para seguir estas órdenes el gobierno no necesitaba de un político
sino de un ejecutor, de un personaje sin mayor conocimiento de la
educación pero bien dispuesto a aplicar a rajatabla las órdenes de su
jefe para manipular a los integrantes del SNTE, así como para desatar la
persecución y represión contra la CNTE.
Fue así que la historia del magisterio cambió radicalmente en una
década. En 2006 fue un actor fundamental para la victoria del panista
Felipe Calderón, quien le dio más poder y dinero a Elba Esther Gordillo
como nunca en su vida. Diez años después el magisterio oficial es
ninguneado, su exlideresa sigue en la cárcel y el maestro disidente
criminalizado.
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