Mientras autoridades hablan de 2 mil víctimas de trata, activistas señalan que son 70 mil
By Nancy Flores / @Nancy_Contra
Nada
amaina esta asfixia: el dolor que Karla describe anuda la garganta,
corta toda respiración. Durante la charla, alarga las pausas como si del
pasado arrancara algo más que sus recuerdos.
“Lo más difícil era
cada vez que me decían que tenía que hacer una posición o que me tenía
que desnudar enfrente de una persona, cuando tan sólo tenía 12 años [de
edad]. No era que yo quisiera, sino que ellos querían que lo hiciera.
Ellos veían mis lágrimas, como caían de mis ojos. Nunca me vieron como
una hermana o una hija o una novia.”
Hace ya 8 años que Karla Jacinto abandonó el infierno.
Calcula que durante los más de 1 mil 440 días en los que fue obligada a
prostituirse en los estados de Puebla y Tlaxcala fue violada más de 43
mil veces. Treinta por día.
Apenas sostiene la mirada. “Ahí no
tienes que decir no. La palabra ‘no’ nunca se puede escuchar ahí, porque
todo es accesible. Para todo hay un ‘sí’”.
Karla se asume como
sobreviviente de la trata y no como víctima. “Fui víctima, pero ya no
soy”. Lo contrario, explica: “Sería quedarme estancada en un sólo sitio,
que es la depresión. En un hoyo tan grande del cual muchos no pueden salir”.
Pero ese abismo
que describe no se ha ido: comparece en la pequeña sala de juntas donde
transcurre la entrevista. La joven se refugia en un lápiz y un papel:
se mantiene con la cabeza gacha mientras traza unas líneas que nunca
adquieren forma específica. Así, con la mirada huidiza en el blanco de
la hoja, va deshilvanando su historia.
Como ella, decenas
de niñas, niños, mujeres, hombres y transexuales son o han sido presas
de la explotación sexual. Tan sólo en 2014 las autoridades federales
admitieron que 2 mil 48 personas habían sido victimizadas, refiere el Informe anual 2014
de la Comisión Intersecretarial para Prevenir, Sancionar y Erradicar
los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y
Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.
De esos casos, 918
correspondieron al fuero federal y 1 mil 130 al fuero común. Además, en
ese año se realizaron 1 mil 116 operativos que derivaron en el rescate
de 1 mil 216 personas, detalla el reporte oficial.
Frente a Karla
hay una urgencia de ser sensible. En su inocencia juvenil, cree que
hurgar en su memoria de dolor, entrevistarse con periodistas, dar
conferencias y hablar en foros públicos no sólo contribuirá a cambiar
las cosas, sino que le dará paz. No obstante, una y otra vez, regresa al
precipicio.
Una pregunta –¿qué le dirías a quienes se
encuentran atrapadas en las redes de la trata para ayudarlas?–, una
larga pausa y se apersona sin lugar a dudas la víctima que ya no quiere
ser.
“A veces nosotros no pensamos que la gente nos va a ayudar
sólo porque nos dice que lo hará. Ya es parte de uno si quiere confiar,
porque el riesgo lo pagas con tu vida. Es muy difícil decirle a una
persona que está pasando por lo mismo que la vas a ayudar, cuando ella
ya perdió la confianza en todo mundo: en autoridades, en mujeres, en
hombres, en amigos, en amigas, en la propia familia.”
—¿Les dirías que confiaran?
—Sí.
Que confiaran primero… Depende de la situación en la que estén… Les
diría, con la mano en el corazón, que ellas pueden salir del infierno
que están viviendo en este momento. Que ellas, si quisieran, podrían
ser otra cosa, [tener] otras expectativas de su vida. Que podrían salir
adelante. Pero cómo pueden saber ellas si deben confiar… Da miedo… Es
más fácil ir con una niña de 7 años y decirle: “sé responsable, no
confíes…” Pero [hablarle] a una persona que está adentro es más difícil…
Ahí sí pensaría qué decirles. Lo pensaría mucho… No tengo ahorita las
palabras para decirte, porque realmente no he pasado por esa situación
en la que pueda hablarles a ellas. Solamente les puedo decir: “si yo
pude, ustedes por qué no”. El problema es que se arriesguen.
Karla cierra su respuesta con un gesto peculiar: tuerce levemente los labios, ladea la cabeza y se encoje de hombros.
“Si
yo salí fue porque un cliente me ganó, ganó mi confianza. Pero no todos
los hombres ni todas las personas son buenas. Va a llegar. En su
momento, sí vas a encontrar a una persona. Pero, cuándo vas a saber que
es la correcta. Cuándo vas a saber que si te vas con esa persona y te
ofrece ayuda va a ser el correcto. Te tienes que arriesgar por ti sola.
Si realmente quieres salir te arriesgas. Muchos se arriesgan y están acá
afuera. Pero muchos que se arriesgan no viven para contarlo. ¿Me
entiendes?”
Cosificar a las personas
Por 4 años, a Karla la despojaron de su humanidad: la transformaron en esa cosa que se ocupa al antojo del tratante y de quien gusta de comprar niñas. La palabra estupro no aparece en el vocabulario de la joven, pero sí “ocupar”. “Cuando me ocupaba con un cliente…”.
Las
violaciones a las que fue sometida comenzaron cuando apenas tenía 12
años de edad. Cesaron a sus 16, cuando logró escapar con la ayuda de un
hombre que contrató sus servicios sexuales. Ahora se convence a sí misma
que mirar su pasado y dar testimonio de él le ayuda a recuperarse, a
tener un nombre, una vida.
Su historia es la de muchas niñas y
niños de 10, 12 años de edad, a quienes se sustrae de sus hogares de
forma violenta o con engaños y permanentemente se les amenaza para
complacer a quienes ven en ellos una fuente de ingresos o placer. Los
tratantes. Los clientes.
“Las amenazas a tu familia. Tu
familia depende de ti si es que quieren vivir. Cuando alguien te dice
que van matar a tu mamá, a tus hermanos o a tus hijos, lógicamente
empiezas a decir sí [lo hago]. Porque no quisieras saber, ni por
curiosidad, si será cierto o será mentira [que los van a matar]”. Por un
instante Karla vuelve al dibujo.
De
enero de 2013 a febrero de 2016, la Procuraduría General de la
República (PGR) únicamente inició 706 averiguaciones previas por el
delito de trata de personas en todas sus modalidades, revela el oficio
SJAI/DGAJ/06218/2016, de la Dirección General de Asuntos Jurídicos. La
oficina, dependiente de la Subprocuraduría Jurídica de Asuntos
Internacionales, indica que 182 averiguaciones se abrieron en 2013; 218
en 2014; 280 en 2015; y 26 en el primer bimestre de 2016.
En ese
mismo periodo, la PGR consignó ante las autoridades judiciales 293
probables responsables (“con y sin detenido”) por ese ilícito, indica
dicho oficio: 100 en 2013; 95 en 2014; 75 en 2015; y 23 entre enero y
febrero de este año.
Cosificar a las personas es arrancarles su
voluntad. Por ello, en el mundo de la trata con fines de explotación
sexual, los significados de las palabras “no” y “sí” son un terreno
pantanoso. Para el cliente, sí significa tomar control pleno
del cuerpo de la víctima con su supuesto consentimiento. Para la persona
explotada ese mismo sí es en realidad un grito ahogado en negativo.
“No puedes decir: ‘no quiero ir a trabajar’. ‘No me quiero ocupar con esta persona’. Tú siempre debes decir sí. Si un cliente te pregunta por qué estás aquí [contestas]: ‘porque quiero’; ‘porque está bien’, ‘sí me quiero ocupar contigo’. ‘Sí quiero ir aquí, allá’. Aunque no quieras. Por lo mismo, porque tu familia depende de ti.”
Quien
cae en las redes de los tratantes de personas se convierte, por
voluntad de su captor(a), en objeto. “El daño que ocasionas a un ser
humano cuando lo cosificas, lo comercializas, lo vendes
y lo violan 30 personas diario no podemos ni siquiera imaginarlo,
porque no lo hemos vivido. Es demasiado grave lo que le hacen a un ser
humano”, dice en entrevista Rosi Orozco, presidenta de la organización
civil Comisión Unidos vs Trata.
Desde que son tomados como objetos
por el tratante, a las niñas y a los niños –apenas en desarrollo físico
y mental– no sólo se les repite la amenaza contra su familia, sino que
se les grita y se les maltrata con violaciones sexuales, golpes,
torturas.
“Cuando te pegan no sólo te dan una cachetada. Te
empiezan a pegar con cualquier cosa: cadenas, palos, cables. Incluso te
llegan a quemar, que es lo que me pasó… Te ves tirada en el piso,
sangrada de la cara, hinchada de los brazos, llena de moretones. Y nadie
dice nada. Nadie te ayuda. Nadie te respalda. Piensas que tu mundo ahí
se acaba, que vas a estar ahí para toda la vida. Que solamente va a
haber abuso, drogas, prostitución, alcohol”, recuerda Karla.
La
joven señala, por su propia experiencia, que esto no nada más es un tema
que afecta a niñas y mujeres, sino también a niños y hombres. “También a
los chavos los convierten en transexuales”.
—¿Siempre vives amenazada?
—Siempre. Y más te duele porque sabes que puede ser cierto. Ahí tú ves cómo golpean, cómo matan, cómo todo. En realidad lo ves y cuando observas eso es cuando sabes que sí es verdad.
—¿Alguna vez quisiste escapar?
—Muchas
veces, pero creo que no era la mejor idea, por las historias que una
escuchaba. Una vez escuchamos que una chica subió a un camión
cualquiera… la bajaron a medio camino. Ellos [los tratantes] iban por
ellas. Y cuando creías que iban a volver, ya no lo hacían. Ya no se
sabía nada de ellas. Sólo se veía en un periódico, como un feminicidio.
El multimillonario negocio
La
trata de personas con fines de explotación sexual o prostitución ajena
es, ante todo, una industria: cada niña, niño, adolescente, mujer,
hombre y transexual explotado(a) aporta al tratante de 100 a 3 mil pesos
por violación.
Sus padrotes y madrotas los venden entre
cinco y 30 veces por día, sin descanso, durante todo el tiempo en el que
se padece la condición de esclavitud sexual. Los periodos en los que no
son comerciados son generalmente porque enferman o, en el caso de las
mujeres, porque presentan un embarazo no deseado.
La cuota para
muchas niñas y mujeres explotadas va de 2 mil a 5 mil pesos por jornada.
Si el tratante explota a 10 víctimas, recibe de éstas entre 20 mil y 50
mil pesos diarios; esto es, entre 7 millones 300 mil y 18 millones 250
mil pesos anuales.
La activista Rosi Orozco considera que quien ha
sufrido de trata ya viene de una situación desfavorable. “Como país ya
le habíamos fallado. Era gente a la que no le habíamos dado el techo
digno, el plato en la mesa, la protección en su estado; vienen de
violencia, de desintegración familiar, de pobreza, y todavía se
aprovechan las bandas para captarlas, esclavizarlas, pisotear todavía
más su dignidad. Humillarlas todavía más”.
La defensora de los
derechos de las víctimas de trata critica que después de que algunas
personas son rescatadas no haya un fondo para atenderlas. “No hay
unidades especializadas en trata. Muchos estados no tienen una fiscalía
como lo manda la ley, no tienen policías ni ministerios públicos
capacitados. Es una injusticia absoluta hacia la gente que ya vive una
situación desfavorable”.
En este negocio, las víctimas de
la explotación sexual casi nunca ven un peso o centavo del dinero que
se gana con su cuerpo. Todo va a parar a los bolsillos de los
explotadores y de las autoridades corruptas que dan cobertura a este
crimen.
México, país de la trata
—¿Qué crees que tendría que pasar con las autoridades para que esto se acabe?
—Es que realmente esto no se va a acabar –augura Karla Jacinto.
Aunque
en México el combate al crimen organizado es una de las principales
políticas públicas, la trata de personas con fines de explotación sexual
no es una prioridad. No sólo se trata de las escasas averiguaciones
previas abiertas y la extendida impunidad, sino también de que las
autoridades no cuentan siquiera con un estimado respecto de las víctimas
de este delito.
La activista Rosi Orozco señala que en las
fronteras del país llegan a haber hasta 50 mil niñas y niños en
explotación sexual y hasta 20 mil en el interior de la República: 70 mil
en total. “Estamos hablando nada más de menores siendo explotados
sexualmente”, puntualiza.
Para la defensora, México es un país de
origen, tránsito y destino. Al referirse al primer punto, indica que
“los lugares donde hay más captación de trata son los estados que tienen
mayor grado de pobreza. Todos los tratantes además te lo dicen: van a
lugares de Veracruz, donde están las niñas con mayor hambre y pobreza; a
Guerrero, a la Sierra de Puebla, Chiapas, Tabasco; a la frontera, donde
están también Tenosique y estos lugares donde pueden comprar una
migrante; o a Oaxaca, a Hidalgo”. Respecto del tránsito, dice que
“tenemos las rutas migrantes: ahí también captan”.
De acuerdo con
la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y
Trata de Personas de la PGR, los tratantes enganchan a sus víctimas para
explotarlas a través de engaños: ofertas de trabajo que pueden ser
reales o simuladas, inclusive les firman contratos que después no
cumplen; promesas de que van a ganar mucho dinero; promesas de
matrimonio. O por la fuerza:? las secuestran; las sustraen de su
familia, o incluso las compran.
Para retener a las víctimas,
indica la Fiscalía, los criminales las chantajean o manipulan; las hacen
adquirir deudas que no pueden pagar; les quitan documentos personales
(como pasaportes, identificaciones) y dinero; las amenazan con hacerles
daño a ellas o a sus familias; les retienen a sus hijas o hijos; las
someten a violencia física o sicológica.
Esa violencia queda
marcada más allá de la piel. En Karla está presente cuando arrastra su
mirada en el papel y traza el dibujo sin forma como queriendo escapar de
sus propias memorias.
“La mayoría de las cosas que yo he
aprendido en la vida son porque las he pasado. La vida te enseña muchas
cosas como ésta [la explotación sexual]. Me podrás entrevistar ahorita,
pero lo tienes que vivir para saber qué más hay en el trasfondo. Porque
esto nada más es una nota [periodística], pero [la esclavitud sexual] me
pasó 4 años.”
Ahora, por su activismo, la joven de 24 años
convive frecuentemente con la contraparte: un extratante de mujeres
–también convertido en activista– la ha conducido hasta la pequeña sala
donde se realiza la entrevista.
“No puedo justificar lo que ellos
hayan pasado en su vida. Muchas personas dicen que ellos [los
explotadores] a lo mejor también pasaron por algo crítico en su vida y a
veces trataban de justificar el por qué de las cosas. Pero no es así.
Yo, por ejemplo, sufrí abuso sexual desde los 5 años, y no por eso soy
una maniática sicópata ni voy matando gente.”
Tlaxcala, foco rojo
Reportes emitidos por el Departamento de Estado de Estados Unidos
ubican a Tlaxcala, y en especial al municipio de Tenancingo, como foco rojo de
la trata de personas con fines de explotación sexual y de tráfico de
mujeres hacia ese país con ese mismo objetivo, sin que a la fecha las
autoridades mexicanas hayan desmantelado las redes de traficantes ni de
protección.
La Organización Internacional para las Migraciones considera que hay
evidencias de redes internacionales de trata, entre éstas las que
involucran a México: Tlaxcala-Nueva York y Guerrero-California.
Las estadísticas más recientes de la Fiscalía Especial para los
Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas, dependiente
de la PGR, indican que, de 2008 a 2014, en Tlaxcala solamente se
detectaron 53 casos de trata de personas. Las entidades con más reportes
fueron el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), con 112; Puebla,
con 69; y Chiapas con 65.
De acuerdo con el documento Tenancingo bulletin #8: tlaxcalan industrial development forged a culture of trafficking
–elaborado por el Human Smuggling and Trafficking Center, del
Departamento de Estado estadunidense–, durante 30 años Tlaxcala ha
producido un número elevado de traficantes de origen pobre y rural, que
explotan principalmente a mujeres y niñas indígenas.
Según el informe, que data de 2011, hasta que se favorezca el empleo
lícito con ganancias superiores a las del lucrativo comercio ilícito de
niñas y mujeres, Tlaxcala seguirá siendo un terreno fértil para el
reclutamiento de nuevos traficantes de personas.
Para la activista Rosi Orozco, el problema en Tlaxcala no se reduce a
Tenancingo. “Cada semana voy a la cárcel y voy conociendo a diferentes
padrotes. Algunos de ellos, después de 3 años y medio, empiezan a
abrirse y a platicar lo que realmente sucede: en Tlaxcala hay casi 20
mil tratantes, según ellos. Un día platiqué con cinco tratantes de
diferentes municipios, de Papalotla, San Cosme Mazatecochco, Tenancingo,
Apizaco. Entre los cinco empezaron a decirme cuántos tratantes había en
sus pueblos. No sólo hombres, también mujeres”.
La presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata
refiere que en la saliente administración de Mariano González Zarur sí
ha habido avances en materia de combate. “Tenemos ya casi 20 sentencias,
lo cual es insólito; pero esto es nada comparado con el problema tan
grande que hay”.
La banda de los Granados
A fines de octubre de 2015, el gobierno mexicano extraditó a Paulino
Ramírez Granados a Estados Unidos, uno de los 10 traficantes de personas
más buscados por el vecino país.
Ramírez Granados había estado en la lista de los más buscados por el
Immigration and Customs Enforcement desde 2010, y fue detenido el 31 de
marzo del año pasado en Tenancingo, Tlaxcala.
Paulino fue acusado en el Distrito Este de Nueva York, el 5 de agosto
de 2011, por los delitos de tráfico sexual, tráfico de indocumentados, lavado de dinero y conspiración para importar extranjeros con fines inmorales (sic).
Según las autoridades de Estados Unidos, el acusado pertenecía a la
organización de tráfico sexual Los Granados, “un grupo brutal que
prometía a sus víctimas una vida mejor y en su lugar las obligaba a una
vida de servidumbre sexual a través de actos atroces de violencia”,
declaró el fiscal federal Robert L Capers.
Tipos de explotación
El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de
Personas, especialmente Mujeres y Niños señala que la finalidad de la
trata es la explotación de sus víctimas en las siguientes modalidades:
Explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual
Trabajos o servicios forzados
Esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud
Servidumbre
Extracción de órganos
Nancy Flores, @nancy_contra/Primera de dos partes
Mientras autoridades hablan de 2 mil víctimas de trata, activistas señalan que son 70 mil
By Nancy Flores / @Nancy_Contra
Nada
amaina esta asfixia: el dolor que Karla describe anuda la garganta,
corta toda respiración. Durante la charla, alarga las pausas como si del
pasado arrancara algo más que sus recuerdos.
“Lo más difícil era
cada vez que me decían que tenía que hacer una posición o que me tenía
que desnudar enfrente de una persona, cuando tan sólo tenía 12 años [de
edad]. No era que yo quisiera, sino que ellos querían que lo hiciera.
Ellos veían mis lágrimas, como caían de mis ojos. Nunca me vieron como
una hermana o una hija o una novia.”
Hace ya 8 años que Karla Jacinto abandonó el infierno.
Calcula que durante los más de 1 mil 440 días en los que fue obligada a
prostituirse en los estados de Puebla y Tlaxcala fue violada más de 43
mil veces. Treinta por día.
Apenas sostiene la mirada. “Ahí no
tienes que decir no. La palabra ‘no’ nunca se puede escuchar ahí, porque
todo es accesible. Para todo hay un ‘sí’”.
Karla se asume como
sobreviviente de la trata y no como víctima. “Fui víctima, pero ya no
soy”. Lo contrario, explica: “Sería quedarme estancada en un sólo sitio,
que es la depresión. En un hoyo tan grande del cual muchos no pueden salir”.
Pero ese abismo
que describe no se ha ido: comparece en la pequeña sala de juntas donde
transcurre la entrevista. La joven se refugia en un lápiz y un papel:
se mantiene con la cabeza gacha mientras traza unas líneas que nunca
adquieren forma específica. Así, con la mirada huidiza en el blanco de
la hoja, va deshilvanando su historia.
Como ella, decenas
de niñas, niños, mujeres, hombres y transexuales son o han sido presas
de la explotación sexual. Tan sólo en 2014 las autoridades federales
admitieron que 2 mil 48 personas habían sido victimizadas, refiere el Informe anual 2014
de la Comisión Intersecretarial para Prevenir, Sancionar y Erradicar
los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y
Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.
De esos casos, 918
correspondieron al fuero federal y 1 mil 130 al fuero común. Además, en
ese año se realizaron 1 mil 116 operativos que derivaron en el rescate
de 1 mil 216 personas, detalla el reporte oficial.
Frente a Karla
hay una urgencia de ser sensible. En su inocencia juvenil, cree que
hurgar en su memoria de dolor, entrevistarse con periodistas, dar
conferencias y hablar en foros públicos no sólo contribuirá a cambiar
las cosas, sino que le dará paz. No obstante, una y otra vez, regresa al
precipicio.
Una pregunta –¿qué le dirías a quienes se
encuentran atrapadas en las redes de la trata para ayudarlas?–, una
larga pausa y se apersona sin lugar a dudas la víctima que ya no quiere
ser.
“A veces nosotros no pensamos que la gente nos va a ayudar
sólo porque nos dice que lo hará. Ya es parte de uno si quiere confiar,
porque el riesgo lo pagas con tu vida. Es muy difícil decirle a una
persona que está pasando por lo mismo que la vas a ayudar, cuando ella
ya perdió la confianza en todo mundo: en autoridades, en mujeres, en
hombres, en amigos, en amigas, en la propia familia.”
—¿Les dirías que confiaran?
—Sí.
Que confiaran primero… Depende de la situación en la que estén… Les
diría, con la mano en el corazón, que ellas pueden salir del infierno
que están viviendo en este momento. Que ellas, si quisieran, podrían
ser otra cosa, [tener] otras expectativas de su vida. Que podrían salir
adelante. Pero cómo pueden saber ellas si deben confiar… Da miedo… Es
más fácil ir con una niña de 7 años y decirle: “sé responsable, no
confíes…” Pero [hablarle] a una persona que está adentro es más difícil…
Ahí sí pensaría qué decirles. Lo pensaría mucho… No tengo ahorita las
palabras para decirte, porque realmente no he pasado por esa situación
en la que pueda hablarles a ellas. Solamente les puedo decir: “si yo
pude, ustedes por qué no”. El problema es que se arriesguen.
Karla cierra su respuesta con un gesto peculiar: tuerce levemente los labios, ladea la cabeza y se encoje de hombros.
“Si
yo salí fue porque un cliente me ganó, ganó mi confianza. Pero no todos
los hombres ni todas las personas son buenas. Va a llegar. En su
momento, sí vas a encontrar a una persona. Pero, cuándo vas a saber que
es la correcta. Cuándo vas a saber que si te vas con esa persona y te
ofrece ayuda va a ser el correcto. Te tienes que arriesgar por ti sola.
Si realmente quieres salir te arriesgas. Muchos se arriesgan y están acá
afuera. Pero muchos que se arriesgan no viven para contarlo. ¿Me
entiendes?”
Cosificar a las personas
Por 4 años, a Karla la despojaron de su humanidad: la transformaron en esa cosa que se ocupa al antojo del tratante y de quien gusta de comprar niñas. La palabra estupro no aparece en el vocabulario de la joven, pero sí “ocupar”. “Cuando me ocupaba con un cliente…”.
Las violaciones a las que fue sometida comenzaron cuando apenas tenía 12 años de edad. Cesaron a sus 16, cuando logró escapar con la ayuda de un hombre que contrató sus servicios sexuales. Ahora se convence a sí misma que mirar su pasado y dar testimonio de él le ayuda a recuperarse, a tener un nombre, una vida.
Su historia es la de muchas niñas y
niños de 10, 12 años de edad, a quienes se sustrae de sus hogares de
forma violenta o con engaños y permanentemente se les amenaza para
complacer a quienes ven en ellos una fuente de ingresos o placer. Los
tratantes. Los clientes.
“Las amenazas a tu familia. Tu
familia depende de ti si es que quieren vivir. Cuando alguien te dice
que van matar a tu mamá, a tus hermanos o a tus hijos, lógicamente
empiezas a decir sí [lo hago]. Porque no quisieras saber, ni por
curiosidad, si será cierto o será mentira [que los van a matar]”. Por un
instante Karla vuelve al dibujo.
De
enero de 2013 a febrero de 2016, la Procuraduría General de la
República (PGR) únicamente inició 706 averiguaciones previas por el
delito de trata de personas en todas sus modalidades, revela el oficio
SJAI/DGAJ/06218/2016, de la Dirección General de Asuntos Jurídicos. La
oficina, dependiente de la Subprocuraduría Jurídica de Asuntos
Internacionales, indica que 182 averiguaciones se abrieron en 2013; 218
en 2014; 280 en 2015; y 26 en el primer bimestre de 2016.
En ese
mismo periodo, la PGR consignó ante las autoridades judiciales 293
probables responsables (“con y sin detenido”) por ese ilícito, indica
dicho oficio: 100 en 2013; 95 en 2014; 75 en 2015; y 23 entre enero y
febrero de este año.
Cosificar a las personas es arrancarles su
voluntad. Por ello, en el mundo de la trata con fines de explotación
sexual, los significados de las palabras “no” y “sí” son un terreno
pantanoso. Para el cliente, sí significa tomar control pleno
del cuerpo de la víctima con su supuesto consentimiento. Para la persona
explotada ese mismo sí es en realidad un grito ahogado en negativo.
“No puedes decir: ‘no quiero ir a trabajar’. ‘No me quiero ocupar con esta persona’. Tú siempre debes decir sí. Si un cliente te pregunta por qué estás aquí [contestas]: ‘porque quiero’; ‘porque está bien’, ‘sí me quiero ocupar contigo’. ‘Sí quiero ir aquí, allá’. Aunque no quieras. Por lo mismo, porque tu familia depende de ti.”
Quien
cae en las redes de los tratantes de personas se convierte, por
voluntad de su captor(a), en objeto. “El daño que ocasionas a un ser
humano cuando lo cosificas, lo comercializas, lo vendes
y lo violan 30 personas diario no podemos ni siquiera imaginarlo,
porque no lo hemos vivido. Es demasiado grave lo que le hacen a un ser
humano”, dice en entrevista Rosi Orozco, presidenta de la organización
civil Comisión Unidos vs Trata.
Desde que son tomados como objetos
por el tratante, a las niñas y a los niños –apenas en desarrollo físico
y mental– no sólo se les repite la amenaza contra su familia, sino que
se les grita y se les maltrata con violaciones sexuales, golpes,
torturas.
“Cuando te pegan no sólo te dan una cachetada. Te
empiezan a pegar con cualquier cosa: cadenas, palos, cables. Incluso te
llegan a quemar, que es lo que me pasó… Te ves tirada en el piso,
sangrada de la cara, hinchada de los brazos, llena de moretones. Y nadie
dice nada. Nadie te ayuda. Nadie te respalda. Piensas que tu mundo ahí
se acaba, que vas a estar ahí para toda la vida. Que solamente va a
haber abuso, drogas, prostitución, alcohol”, recuerda Karla.
La
joven señala, por su propia experiencia, que esto no nada más es un tema
que afecta a niñas y mujeres, sino también a niños y hombres. “También a
los chavos los convierten en transexuales”.
—¿Siempre vives amenazada?
—Siempre. Y más te duele porque sabes que puede ser cierto. Ahí tú ves cómo golpean, cómo matan, cómo todo. En realidad lo ves y cuando observas eso es cuando sabes que sí es verdad.
—¿Alguna vez quisiste escapar?
—Muchas
veces, pero creo que no era la mejor idea, por las historias que una
escuchaba. Una vez escuchamos que una chica subió a un camión
cualquiera… la bajaron a medio camino. Ellos [los tratantes] iban por
ellas. Y cuando creías que iban a volver, ya no lo hacían. Ya no se
sabía nada de ellas. Sólo se veía en un periódico, como un feminicidio.
El multimillonario negocio
La
trata de personas con fines de explotación sexual o prostitución ajena
es, ante todo, una industria: cada niña, niño, adolescente, mujer,
hombre y transexual explotado(a) aporta al tratante de 100 a 3 mil pesos
por violación.
Sus padrotes y madrotas los venden entre
cinco y 30 veces por día, sin descanso, durante todo el tiempo en el que
se padece la condición de esclavitud sexual. Los periodos en los que no
son comerciados son generalmente porque enferman o, en el caso de las
mujeres, porque presentan un embarazo no deseado.
La cuota para
muchas niñas y mujeres explotadas va de 2 mil a 5 mil pesos por jornada.
Si el tratante explota a 10 víctimas, recibe de éstas entre 20 mil y 50
mil pesos diarios; esto es, entre 7 millones 300 mil y 18 millones 250
mil pesos anuales.
La activista Rosi Orozco considera que quien ha
sufrido de trata ya viene de una situación desfavorable. “Como país ya
le habíamos fallado. Era gente a la que no le habíamos dado el techo
digno, el plato en la mesa, la protección en su estado; vienen de
violencia, de desintegración familiar, de pobreza, y todavía se
aprovechan las bandas para captarlas, esclavizarlas, pisotear todavía
más su dignidad. Humillarlas todavía más”.
La defensora de los
derechos de las víctimas de trata critica que después de que algunas
personas son rescatadas no haya un fondo para atenderlas. “No hay
unidades especializadas en trata. Muchos estados no tienen una fiscalía
como lo manda la ley, no tienen policías ni ministerios públicos
capacitados. Es una injusticia absoluta hacia la gente que ya vive una
situación desfavorable”.
En este negocio, las víctimas de
la explotación sexual casi nunca ven un peso o centavo del dinero que
se gana con su cuerpo. Todo va a parar a los bolsillos de los
explotadores y de las autoridades corruptas que dan cobertura a este
crimen.
México, país de la trata
—¿Qué crees que tendría que pasar con las autoridades para que esto se acabe?
—Es que realmente esto no se va a acabar –augura Karla Jacinto.
Aunque
en México el combate al crimen organizado es una de las principales
políticas públicas, la trata de personas con fines de explotación sexual
no es una prioridad. No sólo se trata de las escasas averiguaciones
previas abiertas y la extendida impunidad, sino también de que las
autoridades no cuentan siquiera con un estimado respecto de las víctimas
de este delito.
La activista Rosi Orozco señala que en las
fronteras del país llegan a haber hasta 50 mil niñas y niños en
explotación sexual y hasta 20 mil en el interior de la República: 70 mil
en total. “Estamos hablando nada más de menores siendo explotados
sexualmente”, puntualiza.
Para la defensora, México es un país de
origen, tránsito y destino. Al referirse al primer punto, indica que
“los lugares donde hay más captación de trata son los estados que tienen
mayor grado de pobreza. Todos los tratantes además te lo dicen: van a
lugares de Veracruz, donde están las niñas con mayor hambre y pobreza; a
Guerrero, a la Sierra de Puebla, Chiapas, Tabasco; a la frontera, donde
están también Tenosique y estos lugares donde pueden comprar una
migrante; o a Oaxaca, a Hidalgo”. Respecto del tránsito, dice que
“tenemos las rutas migrantes: ahí también captan”.
De acuerdo con
la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y
Trata de Personas de la PGR, los tratantes enganchan a sus víctimas para
explotarlas a través de engaños: ofertas de trabajo que pueden ser
reales o simuladas, inclusive les firman contratos que después no
cumplen; promesas de que van a ganar mucho dinero; promesas de
matrimonio. O por la fuerza:? las secuestran; las sustraen de su
familia, o incluso las compran.
Para retener a las víctimas,
indica la Fiscalía, los criminales las chantajean o manipulan; las hacen
adquirir deudas que no pueden pagar; les quitan documentos personales
(como pasaportes, identificaciones) y dinero; las amenazan con hacerles
daño a ellas o a sus familias; les retienen a sus hijas o hijos; las
someten a violencia física o sicológica.
Esa violencia queda
marcada más allá de la piel. En Karla está presente cuando arrastra su
mirada en el papel y traza el dibujo sin forma como queriendo escapar de
sus propias memorias.
“La mayoría de las cosas que yo he
aprendido en la vida son porque las he pasado. La vida te enseña muchas
cosas como ésta [la explotación sexual]. Me podrás entrevistar ahorita,
pero lo tienes que vivir para saber qué más hay en el trasfondo. Porque
esto nada más es una nota [periodística], pero [la esclavitud sexual] me
pasó 4 años.”
Ahora, por su activismo, la joven de 24 años
convive frecuentemente con la contraparte: un extratante de mujeres
–también convertido en activista– la ha conducido hasta la pequeña sala
donde se realiza la entrevista.
“No puedo justificar lo que ellos
hayan pasado en su vida. Muchas personas dicen que ellos [los
explotadores] a lo mejor también pasaron por algo crítico en su vida y a
veces trataban de justificar el por qué de las cosas. Pero no es así.
Yo, por ejemplo, sufrí abuso sexual desde los 5 años, y no por eso soy
una maniática sicópata ni voy matando gente.”
Tlaxcala, foco rojo
Reportes emitidos por el Departamento de Estado de Estados Unidos ubican a Tlaxcala, y en especial al municipio de Tenancingo, como foco rojo de la trata de personas con fines de explotación sexual y de tráfico de mujeres hacia ese país con ese mismo objetivo, sin que a la fecha las autoridades mexicanas hayan desmantelado las redes de traficantes ni de protección.La Organización Internacional para las Migraciones considera que hay evidencias de redes internacionales de trata, entre éstas las que involucran a México: Tlaxcala-Nueva York y Guerrero-California.Las estadísticas más recientes de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas, dependiente de la PGR, indican que, de 2008 a 2014, en Tlaxcala solamente se detectaron 53 casos de trata de personas. Las entidades con más reportes fueron el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), con 112; Puebla, con 69; y Chiapas con 65.De acuerdo con el documento Tenancingo bulletin #8: tlaxcalan industrial development forged a culture of trafficking –elaborado por el Human Smuggling and Trafficking Center, del Departamento de Estado estadunidense–, durante 30 años Tlaxcala ha producido un número elevado de traficantes de origen pobre y rural, que explotan principalmente a mujeres y niñas indígenas.Según el informe, que data de 2011, hasta que se favorezca el empleo lícito con ganancias superiores a las del lucrativo comercio ilícito de niñas y mujeres, Tlaxcala seguirá siendo un terreno fértil para el reclutamiento de nuevos traficantes de personas.Para la activista Rosi Orozco, el problema en Tlaxcala no se reduce a Tenancingo. “Cada semana voy a la cárcel y voy conociendo a diferentes padrotes. Algunos de ellos, después de 3 años y medio, empiezan a abrirse y a platicar lo que realmente sucede: en Tlaxcala hay casi 20 mil tratantes, según ellos. Un día platiqué con cinco tratantes de diferentes municipios, de Papalotla, San Cosme Mazatecochco, Tenancingo, Apizaco. Entre los cinco empezaron a decirme cuántos tratantes había en sus pueblos. No sólo hombres, también mujeres”.La presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata refiere que en la saliente administración de Mariano González Zarur sí ha habido avances en materia de combate. “Tenemos ya casi 20 sentencias, lo cual es insólito; pero esto es nada comparado con el problema tan grande que hay”.La banda de los Granados
A fines de octubre de 2015, el gobierno mexicano extraditó a Paulino Ramírez Granados a Estados Unidos, uno de los 10 traficantes de personas más buscados por el vecino país.Ramírez Granados había estado en la lista de los más buscados por el Immigration and Customs Enforcement desde 2010, y fue detenido el 31 de marzo del año pasado en Tenancingo, Tlaxcala.Paulino fue acusado en el Distrito Este de Nueva York, el 5 de agosto de 2011, por los delitos de tráfico sexual, tráfico de indocumentados, lavado de dinero y conspiración para importar extranjeros con fines inmorales (sic).Según las autoridades de Estados Unidos, el acusado pertenecía a la organización de tráfico sexual Los Granados, “un grupo brutal que prometía a sus víctimas una vida mejor y en su lugar las obligaba a una vida de servidumbre sexual a través de actos atroces de violencia”, declaró el fiscal federal Robert L Capers.Tipos de explotación
El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños señala que la finalidad de la trata es la explotación de sus víctimas en las siguientes modalidades:Explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexualTrabajos o servicios forzadosEsclavitud o prácticas análogas a la esclavitudServidumbreExtracción de órganos
Nancy Flores, @nancy_contra/Primera de dos partes
Desapariciones masivas de niñas y adolescentes, relacionadas con la explotación sexual
By Nancy Flores / @Nancy_Contra
/Segunda y última parte
“La
Merced es el único lugar donde, por 150 pesos, uno puede abusar de una
mujer. En otros estados cobran mil pesos, mil 500. Aquí, en Viaducto por
ejemplo, también mil 500: 500 para el hotel, mil para ellas. Y en
Sullivan cobran caro. Pero en la Merced son 150 pesos: 50 para el hotel,
100 para ellas… 200 el desnudo; 50 la posición. Bien trabajado, un cliente paga hasta 400 pesos. Pero por esos 400 puede abusar de ella cuantas veces le dé la gana.”
Por
años, Mario Hidalgo Garfias fue uno de los padrotes que operan en el
popular barrio de la Merced, ubicado en la Ciudad de México. Ahora es
activista, dice, para pagar lo que debe y con su testimonio
ayudar a erradicar la trata con fines de explotación sexual. “Me
arrepentí verdaderamente, créame… Quiero que mi vida cambie. Por eso
hablo de la trata, para que el mundo conozca”.
Nariz ancha, tez
morena, estatura baja. Así es físicamente quien sometió y explotó
sexualmente hasta 40 mujeres y niñas. En su piel está la huella de
aquella época: en el antebrazo derecho, el tatuaje de una prostituta. En
el izquierdo, de espaldas, una mujer semidesnuda, hincada y amarrada de
manos y pies.
La capital del país es la entidad con mayor número
de casos documentados por el delito trata de personas con fines de
prostitución ajena, revela el mapa de este ilícito elaborado por Contralínea a partir de dos reportes de la Procuraduría General de la República (PGR, oficios SJAI/DGAJ/01502/2016 y SJAI/DGAJ/06218/2016).
Y
es que en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México) la PGR inició 64
investigaciones por ese ilícito, entre enero de 2013 y febrero de 2016.
Al igual que en el resto de las entidades, por cada caso hay de una a
40 o más víctimas identificadas, muchas de ellas menores de edad. En
total, la dependencia que encabeza Arely Gómez ha abierto 716
averiguaciones previas por trata en todo el país, durante ese mismo
periodo.
Por
número de indagatorias, en el segundo lugar se ubica Puebla, con 45. Le
siguen Tlaxcala, con 37; Chiapas, con 28; y el Estado de México, con
23. En este mapa de la trata con fines de explotación sexual, ninguna
entidad quedó fuera: Durango es la que registró menos investigaciones:
una.
“Al principio nada más les sacaba el dinero por engaño: les
decía que estaba enfermo, que mi mamá estaba enferma, y ellas solitas me
daban el dinero. Durante 1 año completo, o menos, aprendí a engañarlas.
Conocí la cocaína, así que un día dejé de trabajar… bueno, seguí
trabajando pero con muchachas. Se las robaba a otros padrotes. Robármelas a veces era nada más convencerlas. Una misma chava me convencía a otras. Y llegó el día en que empecé a secuestrar a las mujeres, llevármelas a la fuerza. Las obligué a trabajar para mí. Ya no nada más se las robaba a otros padrotes sino que tenía mis propias mujeres.”
Mario
parece enojado. Luce incómodo la mayor parte del tiempo. Será que aún
le fastidia la presencia femenina o que sea una mujer quien husmea en su
pasado. Será que es así cuando recuerda esa vida o que ése es su
carácter, pero en varias ocasiones interrumpe su relato para cuestionar
si se quiere continuar con la entrevista. “¿De verdad quieres
escuchar?”.
De pronto lo suelta, es una anécdota con una reportera
española con la que discutió: “Le dije que odiaba a las periodistas”.
Guarda silencio… Sostiene su mirada. Finalmente prosigue con sus
respuestas.
En extremo violento, así se recuerda. Igual que a su
hermano, también tratante de mujeres: “Teníamos mala fama en la Merced.
La mayoría de los padrotes dejan a sus muchachas en alguna estación del
Metro, pero nosotros estábamos ahí, con ellas. Conocíamos a todos los
rateros, a los chineros”.
Afirma que nunca asesinó a nadie. “Al menos no que yo sepa”, aclara, porque en ese mundo
había que aferrarse a punta de pistola. Asegura, sin embargo, que las
armas sólo las usaba para amedrentar a los hombres que intentaban abusar
de sus mujeres.
Sus mujeres. Así es como aún se
refiere a las víctimas: las nombra como cosas de su propiedad. “Llegué a
tener hasta 40 mujeres. Muchas de ellas eran menores de edad. Y llegué a
tener en una misma casa, mías, muchachas mías, perdón por la grosería, pero muchachas que trabajaban para mí llegué a tener cinco, niñas también, en un mismo día”.
No
es claro cuándo habla el Mario del pasado y cuándo el que se dice
arrepentido. “Es muy fácil engañar a una mujer. Y cuando una mujer no se
quiere a sí misma, y tiene su autoestima por el suelo, es fácil
engañarla”.
—¿Qué piensas de las mujeres?
—Qué pienso de las
mujeres… ¿antes o ahora? …Antes las odiaba. Para mí no tenían valor: o
son bonitas o son tontas. No hay mujeres inteligentes y bonitas… Eso
pensaba… Hoy solamente sé que tienen el mismo valor que tenemos nosotros
[los hombres]. Que nadie vale más ni menos. Eso es lo que aprendí.
Ahora tengo una novia”.
La revalorización que asegura haber hecho
sobre el género femenino se debe, sobre todo, a que fueron mujeres
quienes lo apoyaron cuando estuvo en prisión. “El 6 de julio de 2003 caí
en la cárcel. Me sentenciaron a 18 años 10 meses 15 días. Salí el año
pasado [2015], el 11 de marzo. Cuando estuve ahí, las únicas personas
que no me abandonaron fueron mi mamá y mis hermanas”.
Problema en ascenso
En
entrevista, Rosi Orozco, presidenta de la organización civil Comisión
Unidos vs Trata, advierte que en el país se dan las tres facetas de la
trata de personas con fines de explotación de la prostitución ajena: ser
origen, tránsito y destino.
Respecto de ser origen, la Coalición
Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y El
Caribe (CATWLAC, por su sigla en inglés), señala que México es el país
con mayor número de víctimas del delito de trata de personas con ese
fin, seguido por Argentina y Brasil.
En términos nacionales, la
Coalición ubica a la Ciudad de México como el primer lugar de origen
para la trata, y a las delegaciones Álvaro Obregón, Cuauhtémoc y
Azcapotzalco como las de mayor incidencia de este delito en su modalidad
de explotación sexual. La Merced, donde operó por años Mario, se
localiza en la delegación Venustiano Carranza.
Para la maestra
Teresa Ulloa, directora regional de la CATWLAC, cada año aumenta este
problema sin que las autoridades hagan algo para frenarlo; menos aún
para erradicarlo. “Nosotros empezamos a trabajar los casos desde el
momento de la desaparición y hemos detectado que el mayor número de
víctimas se ubica en el rango de edad de 12 a 18 años. Además, que el
mayor número de víctimas está en la explotación sexual”.
La
defensora de los derechos humanos critica que aunque hay un compromiso
que firmó la procuradora Arely Gómez con el gobierno de Estados Unidos
para combatir la trata, “no hay esa intención. No les importan las
víctimas ni a SEIDO [Subprocuraduría Especializada en Investigación en
Delincuencia Organizada], ni a Fevimtra [Fiscalía Especial para los
Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas] ni a la
PGR, en general”.
Teresa Ulloa sostiene que “desde que llegó el nuevo subprocurador [Gustavo Salas] a la SEIDO, nada camina.
Desmanteló la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de
Menores, Personas y Órganos, que había logrado más de 20 sentencias por
delincuencia organizada y trata. Así que sólo es un discurso [de que van
a combatir la trata]”.
La maestra en ciencias de la educación
destaca que uno de los mayores problemas es que no se han activado los
protocolos para cambio de identidad de las víctimas rescatadas, motivo
por el cual adolescentes y mujeres jóvenes en esa condición no pueden
salir a la calle, porque el grupo que las explotó sexualmente es muy
peligroso. Las autoridades “quieren que a los 3 meses las víctimas
salgan a agradecer porque van a rehacer su vida, cosa que es muy
difícil”.
Pero no todo recae en el gobierno federal, observa.
“Hasta ahora el Congreso de la Unión no ha puesto un solo peso a los
fondos que estableció la Ley General para Prevenir, Sancionar y
Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas, uno para
asistencia a las víctimas y el otro para cambios de identidad y
reubicación nacional e internacional. Esa ley se aprobó en 2012, ya han
transcurrido 4 años”.
Desapariciones y crimen organizado
Mario
Hidalgo considera que ahora le sería más fácil ser padrote, no sólo
porque se crió como tal, sino porque conoce las flaquezas del sistema
judicial y del género femenino.
Las redes sociales, dice, han
facilitado a los tratantes enganchar a sus víctimas. “Si invito a una
niña a salir por internet estoy seguro que iría. Muchas irían. Pero de
100 niñas que se secuestran, sólo una regresa a casa. Las otras 99 no. A
muchas las matan, otras se suicidan…”.
Las
desapariciones de niñas y niños vinculadas a la trata de personas es
incalculable. En abril pasado, la Red por los Derechos de la infancia en
México (Redim) advirtió ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos sobre lo que calificó como “epidemia de desapariciones”. La
organización indicó que el 30 por ciento de las víctimas de este delito
son niñas, niños y adolescentes de entre 0 a 17 años de edad.
De
acuerdo con la Redim, entre 2006 y 2014 se anotaron en el Registro
Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas 6 mil 725 casos de
niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad, de los cuales el 30
por ciento es de mujeres adolescentes de 15 a 17 años y niños de 0 a 4
años de edad.
En entrevista, Juan Martín Pérez García, director
ejecutivo de la Red, señala que se puede presumir que hay un vínculo del
crimen organizado con las desapariciones de niñas y adolescentes
mujeres.
“Lo que estamos encontrando es que de los más de 6 mil
700 casos [de desapariciones], más o menos 2 mil 500 son de adolescentes
de 15-17 años de edad. Lo que llama la atención es que el 65 por ciento
de esos casos, es decir siete de cada 10, son mujeres adolescentes”.
Agrega
que en redes sociales hay una constante búsqueda de las adolescentes
por parte de las familias y de las organizaciones que les ayudan, que
evidencia ese mismo fenómeno observado en los propios datos.
Para
el defensor de los derechos humanos de la infancia, “lamentablemente, la
respuesta que han dado las autoridades ha sido de desestimar esto y
considerarlo como ausencias voluntarias: como si la chica se enojó y
escapó para que no la localice su familia. Sin duda eso puede suceder en
algún caso, pero al ser un fenómeno masivo no podemos partir de ese
principio. No se puede considerar que no se debe investigar”.
Juan
Martín Pérez García indica que son las propias familias y
organizaciones que trabajan en torno a feminicidios y a trata las que
han destacado el vínculo entre la desaparición de mujeres adolescentes y
varios de los cuerpos encontrados presuntamente vinculados a hechos
delictivos.
El activista recuerda el caso de Karla Romero Tezmol,
una niña de 11 años de edad originaria de Tlaxcala –entidad “que forma
parte de la ruta de proxenetas”–, desaparecida el 13 de enero de 2016 y
quien habría sido prostituida en Puebla.
Tras la denuncia hecha
por los padres de la niña se activó la Alerta Amber. Pero nada pasó. “La
familia investigó por su cuenta y localizó a la niña en Puebla. Y pese a
tener identificada a la chica y hacer las denuncias correspondientes,
no se logró que se hiciera un operativo para recuperarla”.
Pérez
García advierte que en México no sólo se padece la ineficacia de la
autoridad en el proceso de investigación, sino también mucho prejuicio
machista. “No se busca a los niños y niñas desaparecidos. A las
adolescentes tampoco las buscan porque [asumen que] andan en malos pasos. Eso va en detrimento y es contrario a la seguridad e integridad de las víctimas”.
Las
autoridades clasifican las desapariciones con conceptos equivocados:
persona extraviada, no localizada o ausente. Eso, observa el director de
la Redim, deposita la responsabilidad en las víctimas. “No se quiere
reconocer el hecho de la desaparición, sino que se deja como no
localizado, extraviado o ausente; y si está ausente, él o ella decidió
irse; extraviado es porque no conoce la ciudad y se perdió pero
aparecerá en horas; y no localizado es en la misma lógica de que se pudo
ir por su propia voluntad. Estos conceptos generan una trampa que
impide que la búsqueda sea inmediata”.
Ello, a pesar de que los
estándares internacionales plantean que, después de que se denuncia una
desaparición, las 3 primeras horas son clave. Si se activa la búsqueda
inmediata, la posibilidad de encontrar con vida al niño o la niña es del
90 por ciento.
Para
Pérez García, la segunda trampa son las prácticas equivocadas en torno a
la búsqueda: “Todavía en algunas entidades federativas se pide esperar
72 horas para iniciar una averiguación previa. Esas 72 horas significan
literalmente perder al niño o la niña, no poderlo recuperar ya.
Obviamente entre más tiempo transcurre menos posibilidades hay de lograr
identificar [a los captores por medio de] cámaras, rastrear números
telefónicos”.
Y el tercer elemento, dice, es que esa dilación
permea todo: la búsqueda está asociada con el proceso ministerial,
entonces en los casos donde se pide esperar 72 horas para iniciar la
averiguación también se toma ese tiempo para empezar la búsqueda. Esto
deja en vulnerabilidad a las víctimas”.
Ahora mismo, esos 6 mil
725 niños, niñas y adolescentes desaparecidos pueden estar siendo
explotados sexualmente, sin que las autoridades los busquen ni rescaten.
—¿Qué pasaba con las niñas y mujeres que secuestraste? ¿Notabas algún cambio? ¿Las conocías previamente?
—Sí.
Las conocía y cuando tenía la oportunidad, me las llevaba. Se volvían
temerosas, amargadas. Su vida cambiaba completamente: con la cabeza
agachada todo el tiempo. A muchas de ellas que conocí les ha de haber
costado mucho trabajo regresar a casa. Muchas no han de haber
regresado. Se quedaron ahí.
La modalidad de explotación que deja
más daños en las víctimas es la de explotación sexual, advierte la
maestra Teresa Ulloa. Observa con preocupación que en México esté
aumentando el turismo sexual que victimiza a niñas y niños. “Sobre todo
lo hemos detectado en tres puntos: Acapulco [Guerrero], donde es una
situación escandalosa y no se está haciendo nada para combatirlo; en
Puerto Vallarta [Jalisco] y Nuevo Vallarta [Nayarit], ahí hay una isla
que está dedicada únicamente a recibir turistas sexuales, y se cobra
todo en dólares; y en Cancún [Quintana Roo]”.
Por ello, dice,
desde la CATWLAC se promueve el modelo nórdico, que es el castigo a la
demanda, porque sin demanda no hay oferta. “La sociedad tiene que
entender que el combate a este ilícito no es sólo de las autoridades:
tenemos que comprometernos todas y todos y ver desde cómo educamos, cómo
se construyen las identidades de las y los adolescentes, qué
oportunidades se les da”.
Mario Hidalgo asegura que nunca ha
pagado por sexo. A quienes sí lo hacen no los comprende: “Si una persona
contrata el servicio de una muchacha en la Merced, o un servicio de
masajes, para mi parecer, es el peor pervertido del mundo, porque vive
escondido y lo que no puede hacer en su casa lo va a hacer ahí. Eso
pensaba antes. Hoy estoy seguro que carecen de amor, de todo el amor, de
pareja. La verdad es que nunca he dado dinero a una mujer para tener
una relación sexual. Quizá mi delito fue peor porque yo me las llevaba,
las secuestraba, pero nunca he entendido por qué los hombres lo hacen”.
Nancy Flores, @nancy_contra/Segunda y última parte
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