Finalmente
comenzó el diálogo entre el gobierno representado por Miguel Ángel
Osorio, y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, por
medio de la Comisión Nacional Única de Negociación, seguramente para
evitar los albazos oficiales de la cooptación, y como observadora
participó la Comisión Nacional de Mediación, integrada a propuesta de la
dirigencia de los profesores disidentes.
Enhorabuena.
El diálogo es el ejercicio más elemental de cualquier gobierno
democrático, y para ello practica las políticas necesarias para evitar
el conflicto social y político, y presentado éste busca sin tregua
dirimirlo por vías institucionales.
Por eso fue un
contrasentido que Luis Miranda –el hombre de todas las confianzas (¿o
ya no?) de Enrique Peña en Gobernación–, dijera a los líderes: Es la
última vez que negociamos con ustedes (10-VI-15). Y que a partir del 27
de agosto Aurelio Nuño convirtiera la fórmula de Miranda Nava –hombre de
abundantes tragos y exquisiteces culinarias–, en política de la SEP.
El
analista Leo Zuckermann lo explica como “el camino propio” para
construir una candidatura presidencial. Para los del grupo gobernante,
la Constitución y las leyes son elásticas para hacer de la reforma
educativa lo que necesiten, incluida politiquería. Reforma negociada con
la partidocracia que marginó del debate y acuerdos a los legisladores,
mientras para los profesores no es posible cambiar ni una coma.
No
otra cosa revela la inmediata respuesta de Peña Nieto para recibir a la
cúpula empresarial, escuchar exigencias sobre las leyes del sistema
nacional anticorrupción que les afecten, después de protestar decenas de
ellos en el Ángel de la Independencia; mientras que los “subversivos”
(Juan Pablo Castañón, dixit) fueron recibidos en el Salón Verde
un año después y tras dos “paros nacionales”, plantones, marchas,
bloqueos carreteros, acciones vandálicas que atribuyen a “infiltrados”
pagados por autoridades, nueve muertos sólo en Oaxaca el día 20, un
centenar de heridos (45 de bala) de las dos partes y 22 desaparecidos.
Todo en el México de los discursos sobre el Estado de derecho en actos faraónicos, en éste y los anteriores gobiernos de origen tricolor y blanquiazul. Mas lo peor es que el aprendizaje no se percibe, a pesar del encuentro del miércoles 22 y su reedición el lunes 27.
El
presidente guarda silencio, como lo hizo con la masacre de Iguala y
limita sus definiciones a mensajes por Twitter, mientras prepara el
enésimo viaje al extranjero y ahora en costosísimo avión. Lo hace cuando
acumula 60 por ciento de desaprobación y sólo 35 por ciento de
aprobación (GEA-ISA), por debajo de la aprobación que tienen los
legisladores, por primera vez en la historia mexicana.
Y
el secretario de Educación actúa con una falta de tacto que exhibe el
fin de un sueño. Da felicitaciones como “beso del diablo”, incluso al
hoy más enriquecido con las cuotas del SNTE, como documentó Francisco
Rodríguez en Índice Político. Estas y muchas otras corruptelas a la
orden del día, no interesan porque son socios o incondicionales.
El
movimiento de la CNTE multiplica filas, suscita simpatías y gana
aliados, gracias en buena medida a los errores de una política de
intransigencia del oficialismo acaso en vías de superación y a la
cerrazón dogmática de los aliados. Y ello cuando la conflictividad
social está a flor de piel y con cualquier motivo desborda a las
autoridades, como sucedió en el Palacio de Gobierno de Chihuahua y el
Congreso de Chetumal.
@IbarraAguirreEd
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