Indígenas crean redes para concientizar y defender derechos
En Guatemala las mujeres emigran huyendo de la violencia de género, un
fenómeno que también afecta la defensa de la tierra y el territorio de
las comunidades indígenas en un país que es blanco de las empresas
extractivas, denunciaron activistas.
Las guatemaltecas Juana Jiménez, fundadora de la Red de Organizaciones
de Mujeres del Ixcán (ROMI), y Hermelinda Simón, integrante de la
Asociación Mujeres de Aq’ab’al, aseguraron que la emigración es un tema
para reflexionar.
Así lo afirmaron tras compartir sus experiencias durante una reunión con
más de 30 defensoras y defensores de Centroamérica y México, que se
reunieron los días 31 de mayo y 1 de junio en el hogar-refugio para
migrantes “La 72”, en Tenosique, Tabasco.
De acuerdo con las y los activistas que acudieron a ese encuentro, en el
norte de Centroamérica y en el sur de México hay graves violaciones a
los Derechos Humanos (DH), que provocan el desplazamiento y migración
forzada de miles de personas.
En Guatemala, por ejemplo, mujeres y hombres no tienen condiciones para
construir sus proyectos de vida en condiciones de paz, igualdad, no
discriminación, sin exclusión, racismo y violencia, por lo que viajan a
México con la intención de llegar a Estados Unidos.
Hermelinda Simón, originaria del departamento (estado) de
Huehuetenango, narró que la Asociación Mujeres de Aq’ab’al surgió desde
2008 para organizarse en la defensa de sus derechos y de su territorio,
pero que se conformaron formalmente en 2011.
Explicó que Huehuetenango es rico en minerales, bosques y ríos, lo que
atrajo a las empresas hidroeléctricas y extractivas para actividades de
exploración y explotación, con la falsa promesa de llevar desarrollo a
las comunidades indígenas.
Lastimosamente, acusó, las empresas sólo quieren saquear el territorio, y
por ello las personas que se oponen son encarceladas, amenazadas o
asesinadas, lo que aunado a la migración deja en vulnerabilidad a los
pueblos indígenas.
En 2012, Hermelinda Simón fue acusada de terrorismo, instigación a
delinquir y terrorismo, entre otros supuestos delitos, pero ante la
falta de pruebas la denuncia se desechó, aunque amedrentó a quienes
defendían sus derechos mínimos como a la consulta previa e informada.
La situación se repite en otras regiones como en el departamento de
Quiché, de donde es originaria Juana Jiménez, fundadora de ROMI, una red
que nació en 2002 para aglutinar a las agrupaciones de mujeres en
defensa de sus derechos.
Durante sus primeras reuniones, las mujeres estudiaron la posibilidad de
aliarse para que sus demandas tuvieron eco. En 2005, cuando finalmente
lograron conglomerarse, las integrantes comenzaron a concientizar sobre
la violencia de género.
Ante los asesinatos de mujeres a manos de sus esposos, la red –que a la
fecha integra a 103 comunidades– comenzó a acompañar denuncias penales a
fin de vigilar que se hiciera justicia y que a las víctimas se les
viera como sujetas de derechos.
A la par, las mujeres han trabajado en la defensa del territorio porque a
decir de Jiménez, con el despojo las mujeres y sus hijas e hijos son
las más afectadas, porque cuando se quedan sin sus tierras tampoco
tienen un sustento ni un hogar donde vivir.
Ante esta realidad, las agrupaciones y colectivos de la red están
emprendiendo proyectos en torno a la migración, para hablar con las y
los jóvenes sobre los riesgos de emprender este viaje, pero también
buscan proyectos para que las comunidades reciban semillas y puedan
sembrar sus parcelas antes de abandonar su país.
Ambas activistas señalaron que ahora las organizaciones indígenas
trabajan no sólo para prevenir la violencia de género y defender sus
tierras, sino para hacer ver las consecuencias de la migración y que
tanto en Guatemala como en México se conozca esta realidad.
Foto: Consejería en Proyectos para Refugiados Latinoamericanos-PCS-
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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