Fallece a los 74 años de edad
Defensora del sindicalismo, opositora a las dictaduras, activista
política, comprometida con la igualdad de género pero sobre todo
feminista, Gladys Petrona Lanza Ochoa, murió esta madrugada a los 74
años de edad en Tegucigalpa, en su natal Honduras.
Gladys, quien fuera coordinadora del Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla”, una agrupación de defensoras también conocidas como “Las Chonas” dio su vida al servicio de las personas más excluidas y por eso su entrega será una luz en el camino de la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres, dijeron sus compañeras de causa, en un comunicado.
Ex presa política, líder del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE) y activista incansable, comenzó su actividad en el sindicalismo, continuó en la política contra la dictadura que amenazó a su país en la década de los 70 y 80, y a edad madura entró de lleno al feminismo.
Acusada de ser comunista, un día fue víctima de un atentado con bomba en casa de su hermana quien al verla tendida en el suelo le pidió que cesara su lucha. “Ahora es cuando no debo parar, le dije. Le pedí disculpas, no debía enseñarle a ser cobarde”, contó a Cimacnoticias en una entrevista realizada en septiembre de 2013 en aquel país centroamericano.
Su causa comenzó al adherirse al STENEE donde escaló posiciones, logró una beca para estudiar en México y luego en Cuba. Ya en Honduras durante los años 70 se convirtió en dirigente. “Nadie entendía qué hacía una mujer en un sindicato de hombres. Los ejecutivos cuestionaban también: ¿Por qué se dejan dirigir por una mujer? Esa mujer no tiene por qué”.
Durante los años 80 la sombra de la dictadura y el militarismo se extendió por la región y en su país no fue diferente, sus compañeros fueron detenidos, torturados, otros asesinados, ella pasó un año en la clandestinidad pero en 1985 la policía política la capturó, torturó y la acusó de sedición y alta traición a la patria.
“Eran 33 años de condena, ahí entró mi papá, metió las manos. Yo siempre le dije, que él nunca hiciera nada que lo involucrara conmigo, porque él era un político y yo lo respetaba, pero que no se metiera en mis cosas. Pero metió las manos cuando se dio cuenta que eran 33 años”, dijo en aquella charla.
“El sindicato en protesta se declaró en huelga general y así empezó el juicio. Fueron días muy duros pero me sacaron, una parte por mi papá y con la presión del sindicato. El gobierno me cambió el delito a `escándalo callejero´. Salí con una fianza”.
A ese episodio le siguió una la lucha más fuerte, contra la privatización de las empresas nacionales en 1989. “La represión se recrudeció: un grupo del gobierno, estilo escuadrón de la muerte, fue a mi casa y la pintaron con `Alianza Anti Comunista´. Era de nuevo el terror. Después, en mi casa me pusieron una bomba. Fue dramático, yo no sé cómo estoy viva, porque la bomba iba con dirección a mi cuarto”.
Aunque aquellos años fueron difíciles su activismo no terminó ahí, por el contrario, después se sumó a la defensa por la igualdad “Es más grave lo que hago ahora, porque ahora soy feminista”, dijo hace tres años cuando su país intentaba reconstruirse en una democracia después del golpe militar contra el entonces presidente Manuel Zelaya, ocurrido en 2009.
“Yo empiezo a dar el cambio en 1984 cuando las tropas norteamericanas caen en el país, siento una rebeldía terrible en mi cabeza, en todo mi ser. ¿Cómo es posible que aceptemos esto? pensaba. Las tropas se empezaron a instalar en todo el país; estaban en 14 de 18 departamentos y además estaban abusando de las mujeres, de los niños. Fue muy fuerte para mí eso”.
Para ese entonces ya existía el Movimiento “Visitación Padilla”, junto a este colectivo entendió el terror de la guerra en los cuerpos de las mujeres y esas historias de vida la hicieron entrar en el feminismo. “Empezamos a escuchar testimonios y eso fue lo que me reclutó, escuchar a esas mujeres, sus testimonios y oírlas cómo abusaron de ellas y luego escuchar las enfermedades de transmisión sexual”.
Sin separarse de su sindicato se incorporó al movimiento feminista para más tarde dedicarse por completo a la defensa de la igualdad.
“Esta es mi lucha y cuando hablo con las compañeras de la base les digo: Compañeras, ustedes no saben lo maravilloso que es haber descubierto el movimiento de mujeres, para mí el movimiento feminista me dio la razón de ser. Es tan importante y además, haberme sacado aquella cosa fea que tenía en la cabeza”.
Siempre asediada, apenas el año pasado “la Chona Mayor” fue condenada por la Sala Uno del Tribunal de Sentencia de Honduras que la declaró culpable del delito de “difamación”.
La acusación surgió porque el Movimiento que dirigía defendió a una mujer víctima de acoso sexual y laboral por parte de Juan Carlos Reyes, ex director de la Fundación para el Desarrollo de la Vivienda Social Urbana y Rural (Fundevi). Tras la denuncia el sujeto presentó una querella contra Gladys.
En aquella ocasión la feminista consideró que la sentencia más allá de representar un golpe para ella, era un intento de callar y frenar a las feministas de la región, e impedir que siguieran demandando una mejor calidad de vida para las hondureñas y es que al dar sentencia el juez dijo que las organizaciones debían aprender a manejar estos casos (de acoso sexual) y ser prudentes.
Gladys aprendió a ver la discriminación, la desigualdad, a entender que para las mujeres la justicia es diferente. Con su equipo, logró que en Honduras se creara la Ley de Violencia Doméstica, una Ley de Igualdad, reformas penales en materia de feminicidio, y la creación de juzgados de violencia familiar y refugios para mujeres, entre otros logros, legado que hoy hereda a las hondureñas.
foto Gladys Petrona Lanza Ochoa | Foto: Iniciativa Mesoamericana de Defensoras
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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