"Hay lugares como Michoacán, Guerrero, Veracruz y en otros más donde vemos la fusión, en un solo cuerpo, de autoridades y crimen organizado. Ya son los mismos".
Foto: @taulapermexic
El periodista José Gil Olmos asegura que en México se vive en
un “narcoestado” que está generando una “guerra no convencional” y los periodistas que se encargan de cubrir en zonas de conflicto viven el estrés postraumático no de un corresponsal de guerra sino de un combatiente.
El reportero de la revista Proceso fue uno de los invitados de honor de la iniciativa Taule Per Mèxic
(Tabla por México) con la que se ofrecerá asistencia a periodistas en
riesgo en Barcelona, España. En su conferencia magistral dada este
jueves hizo una radiografía del momento actual del país en general y del periodismo en particular.
“Habemos un grupo y es un grupo importante que estamos haciendo esta cobertura de lo que podemos denominar un conflicto armado, pero que nosotros también hemos denominado una guerra no convencional en el estricto sentido de la palabra porque hay por lo menos unos 200 mil muertos en la última década,
hay oficialmente 26 mil desaparecidos, 350 mil familias que han sido
desplazadas por la violencia desde su lugar de origen, hay territorios
controlados por el… antes le decíamos narcotráfico, ahora decimos crimen
organizado y lo eufemístico de esto es que ellos sí se han organizado y
nosotros no nos hemos organizado como para hacer frente, ellos sí se
han organizado de tal manera que los tenemos controlando y siendo
cogobierno”, comentó.
“No es ninguna falacia decir que en México hay un narcoestado y el
caso más claro es el de Ayotzinapa que fue un crimen de Estado, ¿Por
qué? porque el ejército se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, la
policía federal, la policía estatal, la policía municipal”, los tres
niveles de gobierno, “o sea todas las autoridades en México se
dieron cuenta la noche del 26 y el 27 de septiembre de esta desaparición
de 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos (…) y sin
embargo se los entregaron al crimen organizado y no sabemos donde están
ellos”, remarcó.
“De alguna manera nos hemos convertido en corresponsales de guerra en nuestro propio país“,
dijo. Y comentó que a diferencia de otras coberturas, aquí en zonas de
conflicto no se identifican los reporteros, “se entrevista a la gente de
una forma casi clandestina”.
Agregó que lo que viven los profesionales de la comunicación es inédito y “ningún manual nos ha servido en México para protegernos“.
“En nuestro gremio del periodismo mexicano no habíamos tenido tantos
registros de violencia a la fecha tenemos 120 reporteros muertos del
2006”, además de varias decenas de desplazados solicitando ya asilo
político.
“Del 2009 al 2015 se han registrado 2 mil 905 ataques a la prensa, de esos el 49 por ciento ha sido no del crimen organizado sino de sus cómplices de las autoridades“, denunció.
José Gil Olmos agregó que “hay lugares como Michoacán, Guerrero, Veracruz y en otros más donde vemos la fusión en un solo cuerpo de autoridades y crimen organizado. Ya son los mismos,
entonces estas cifras que yo les doy se explican por qué son las
autoridades las que están deteniendo más a los reporteros en México,
porque son ellos mismos, es parte del crimen organizado”
Destacó un dato que encontró Rogelio Flores, psicólogo integrante de
la revista Proceso en su tesis doctoral: “Los reporteros que viven en
las zonas de conflicto, no el corresponsal de El País, no el
corresponsal de Proceso, sino los que están viviendo en Apatzingán, los
que están viviendo en Xalapa, los que están viviendo en
Guerrero, en Acapulco tienen un estrés postraumático no de un
corresponsal de guerra sino de combatiente“. “No publicamos todo lo que vemos porque es espantoso”, confesó.
Concluyó: “Yo digo que en México nadie va a venir a rescatarnos, no hay un caudillo (…) y la esperanza la construimos nosotros mismos”.
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