Apenas llego al Museo de la Tolerancia, en la ciudad de México,
para asistir a la presentación del informe de la agrupación civil Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC) sobre
violencia contra mujeres periodistas durante 2014 y 2015 y observo que
más del noventa por ciento de las asistentes son mujeres.
Observo mucho interés y expectativa por parte de organizaciones civiles y de derechos humanos que están presentes, pero no del gobierno. Se cumplen 11 años en los que CIMAC da seguimiento a la violencia que sufren las mujeres periodistas y que a últimas fechas este fenómeno ha tenido un incremento del 70 por ciento.
Quienes presentan el informe son mujeres periodistas que relatan las agresiones en carne propia: Lidia Cacho, Gloria Muñoz, Mayte Azuela, Lucía Lagunes y Fabiola González.
Todas ellas concluyen que en las agresiones sufridas hay impunidad: no pasa nada. Los ministerios públicos, llegan se asoman, hacen pruebas, reciben testimonios y de nada sirven.
La policía que no investiga y no castiga
Gloria Muñoz al relatar los dos allanamientos sufridos en su domicilio destaca el robo de sus papeles, de investigaciones robadas sobre la represión en el estado de Chiapas, pero le llamó la atención como manipularon su ropa interior para ponerla encima de su cama, para exhibirla y ella se percatará la intromisión a su intimidad. Una agresión singular que solo reciben las mujeres. Dejaron objetos de valor para poner en evidencia que la molestia era su trabajo periodístico de investigación.
La pesquisa policiaca nunca dio resultado. Criticó que la policía no investiga sobre el trabajo periodístico de las mujeres; pregunta por sus vecinos, novio, amistades, pero no por sus actividades en medios de comunicación. Son irrelevantes para ellos.
Mayte Azuela, relató la forma de como sufrió amenazas de muerte. Un sobre donde aparecía su fotografía que le llegó en forma anónima, intimidándola para que dejará de escribir. Le llamó la atención que dio seguimiento a la agresión que recibió el activista y director teatral Juan Francisco Kuykendall Leal quien padeció una fractura craneoencefálica durante las manifestaciones de 2012. Había evidencia que había recibido un impacto de proyectil en la cabeza, que pudo ser una bala de goma o una granada de gas lacrimógeno y que después le originó la muerte.
La periodista Mayte se preguntaba en sus columnas cual había sido la intervención de la policía, criticaba la impunidad y por qué no se castigaba a los responsables de la agresión de este artista. Un día cuando llegó a su domicilio la periodista se percató que policías de la ciudad de México habían penetrado al edificio de su inmueble sin motivo alguno. Presentó una queja en la Comisión de Derechos Humanos del DF (CDHDF) y cinco meses después recibió respuesta de que no había evidencia de violación a sus derechos humanos.
La Fiscalía de Periodistas, inoperante
Lucía Lagunes, directora de CIMAC, mencionó que el informe tiene el propósito de visibilizar las agresiones que reciben las mujeres periodistas, que son mayoría en las redacciones de los periódicos, no en los cargos directivos. Que la justicia se ha vuelto inalcanzable. Reflexionaba que la Fiscalía encargada de proteger a periodistas ha cumplido 10 años y los resultados son mínimos. Con el tiempo se puede evaluar si la Institución ha funcionado a no. La respuesta es obvia. La mujer periodista es más vulnerable porque su integridad está ligada a su familia y cuando recibe agresiones o amenazas tiene que priorizar a los suyos.
Reflexiona que las mujeres periodistas han recibido mayor apoyo de sus iguales y no del gobierno. Han sido las redes de periodistas quienes han dado la mejor respuesta.
Fabiola González quien encabezó la investigación quedó impresionada de tantos relatos, de tanta agresión, pero sobre todo de la calidad de la escritura de las periodistas. Ellas, por estar a contracorriente tienen que hacer su actividad el doble de bien, para que se sepa de su trabajo, para no quedar marginadas. Fabiola es las nuevas periodistas, de generaciones jóvenes que están en el proceso de cambio generacional. La mayoría de ellas tiene menos de 30 años y están cambiando la visión en los medos de comunicación.
Lucía Lagunes relataba que antes el trabajo de género era ninguneado, incluso en los medios de comunicación. Las periodistas eran concebidas para escribir de modas o de cocina, pero no para estar metidas en los temas fundamentales del país. Que han sido 28 años en que CIMAC y otros organismos han logrado cambiar esta concepción y darle a la mujer periodista un papel distinto. Por eso se les persigue porque dan voz a quien no la tiene.
Se lamentó la carencia de abogados especializados en la defensa de periodistas y de terapeutas para superar ese tipo de agresiones.
Del orgullo de mujeres como Carmen Aristegui que abre caminos de dignidad a pesar de los golpes judiciales a modo, de los que se levanta una y otra vez, a pesar de tantos intereses en juego.
La ciudad de México, segundo lugar de inseguridad
En el informe se apunta que el estado más inseguro y mayor violencia es Veracruz con el 19.7% de los casos. En segundo lugar, está la ciudad de México con el 18.7 de los casos. Apunta que después de los homicidios contra la defensora Nadia Vera y Rubén Espinoza “…dejó de considerarse un lugar seguro para el refugio de periodistas…”.
Después Guerrero con el 8.1% de los casos, Oaxaca y Morelos en cuarto lugar como las “entidades más violentas del país con 5.4 por ciento de los casos, cada una”.
Estos lugares son ejemplo del contexto hostil que existe para ejercer el periodismo, de los medios de comunicación “quienes presionan y reprimen de manera constante al “considerar que, con sus investigaciones y reportajes, dañan intereses económicos y políticos. La represión también se traduce en censura que contempla diversos tipos de violencia”.
Al terminar el evento una periodista se me acercó y me dijo:
Esto va a cambiar, vamos abriendo camino, nos estamos organizando y preparando más, la sociedad nos acompaña…
@Manuel_FuentesM
@OpinionLSR
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