Pedro Echeverría V.
1. Como lector permanente de la revista Proceso, del periódico La Jornada y de toda la prensa socialdemócrata, progresista y de izquierda, he escuchado a Carmen Aristegui por lo menos desde 2005. Desde entonces la he apoyado en protestas callejeras en la CDMX y en mis comentarios en forma de artículos. Pero hoy, después de escuchar las entrevistas que hizo a Jorge Ramos, Denis Dresser, Lorenzo Meyer, Dolia Estevez, Jesús Esquivel y Sergio Aguayo, me pareció ser más de lo mismo de toda la prensa, la radio y la TV mexicanas. Con la indignación de su cara y sus comentarios en CNN, me pareció como si con el triunfo presidencial de Trump en los EEUU se acabara el mundo. Todos parecen asustados con el simple "petate del muerto".
2. El caso fundamental de que hayan 50 millones de mexicanos en los EEUU y que de manera permanente se les esté persiguiendo y expulsando desde hace más de 50 años ha sido desde entonces culpa del imperialismo de los EEUU y de todos los gobiernos y empresarios mexicanos. El negro Obama, que al parecer fue el menos peor y menos asesino de los gobiernos yanquis, parece haber expulsado de los EEUU más millones de migrantes que sus antecesores. Pero el grave error es medir todo a partir de lo que en lo personal me beneficia o me perjudica; de lo que beneficia a mi estado o a mi país sin tener la mínima capacidad para entender que hay más de 200 países y siete mil millones de habitantes y que México sólo ha sido desde hace un siglo, el patio trasero del imperio.
3. El individualismo es olvidar que las cosas no pueden girar sólo alrededor de mi persona, mi familia o mi país. A los gobiernos hay que medirlos a partir del bienestar social que proporcionan no de los intereses egoístas personales, de parentesco o de amistad. Dicen los zapatistas: "para el pueblo todo, nada para nosotros"; lo individualistas, millonarios y fascistas dicen: todo para nosotros, lo demás sólo deben trabajar para enriquecernos. Así que Trump sólo es un gobernante imperialista como sus antecesores; seguirá bombardeando e interviniendo en todos los países del mundo y a México, como desde hace 100 años, lo seguirá dominando como esclavo. El enemigo de los pueblos a destruir no es Trump sino el imperio capitalista y sus seguidores. (11/XI/16)
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