En su mensaje de Año
Nuevo, el presidente de México, Enrique Peña Nieto confirmó la necesidad
de aumentar el precio de la gasolina, argumentando que esto es
indispensable para garantizar la existencia de programas sociales a
fines de no empeorar la situación de los más desfavorecidos. Lo cierto
es que el gasolinazo es una más de las medidas que se vienen tomando
hace décadas y que profundizan la pobreza y desigualdad en ese país.
Esto es evidente considerando el contexto económico, social y político
en el que se generan las protestas en contra de las medidas oficiales.
El escenario socio-económico en México
En un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) se sostiene que en México, el quintil (20%) de las
personas con menores recursos apenas concentra 6.5 por ciento de todos
los ingresos del país. En contra parte, el quintil más rico posee un 38
por ciento de los ingresos. Además, destaca que en México el salario
mínimo se ha estancado por casi 20 años, siendo uno de los más bajos de
América Latina [1]. En noviembre de 2016 el salario mínimo era de 1.725
pesos al mes. En zonas urbanas, el valor de la canasta alimentaria por
persona es de por lo menos 1.346 pesos. A eso se suman gastos de la
canasta no alimentaria que incluye gastos de transporte, vivienda,
cuidados personales, salud, educación, recreación y vestido, que se
calcula 1.361 pesos al mes por persona. Así, para que un trabajador/a
supere el umbral de pobreza debería ganar lo suficiente para cubrir
todas estas necesidades, es decir, ganar al menos 2.717 pesos [2].
Lo
anterior está asociado a que los ricos son cada vez más ricos en
México. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), la brecha entre ricos y pobres en México
es cada vez más amplia. En la actualidad tenernos que el 10% más rico,
gana 30 veces más que el 10% más pobre [3]. En México un multimillonario
ingresa al año 2.053 veces lo que ingresa en promedio una persona
situada en el 20% más pobre de la población [4]. Esto es parte de la
explicación de por qué, para el 2014, 55,3 millones de mexicanos vivían
en la pobreza [5].No sorprende entonces la afirmación de Peña
Nieto sobre quiénes son los que consumen más gasolina: ‘‘60 millones de
mexicanos, los de menores ingresos, sólo consumen 15 por ciento de la
gasolina, mientras que 12 millones, 10 por ciento de la población de
mayores ingresos, consumen 40 por ciento” [6]. Lo que prefiere dejar de
lado el presidente es que el gasolinazo afecta sobre todo a los pobres
porque al encarecer el transporte aumenta el precio de las canastas
alimentaria y no alimentaria.
¿Fracaso de la reforma energética?
Lo otro que también prefiere obviar Peña Nieto, pero que es evidente,
es el vínculo del escenario actual con la reforma energética. Esta
reforma, con el petróleo como epicentro, fue pautada en el marco del
Pacto por México suscrito por los tres principales partidos políticos en
2012 –Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción
Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD). El gobierno
de Peña Nieto planteó en su momento que los cambios estructurales en
las industrias del petróleo y telecomunicaciones producirían tasas de
crecimiento positivas. Sin embargo, desde un inicio (y continuando con
la estrategia de gobiernos anteriores), el objetivo encubierto fue
recortar la inversión pública en la empresa estatal de petróleo, PEMEX,
para preparar el terreno que justificara su privatización.
Por un lado, esto implica una clara pérdida de soberanía, al poner el
petróleo a disposición de empresas transnacionales, quienes
garantizarían (supuestamente) una producción de “mayor calidad y
eficiencia” (tal como sostiene el credo neoliberal). En los hechos el
resultado está a la vista: el Estado transformó a Pemex en una empresa
importadora de petróleo, desarticulando lo avanzado en petroquímica y
abandonando la inversión es ese ámbito. La importación representa más
del 50% y las empresas extranjeras no han invertido (como era de
esperarse) en desarrollo tecnológico en petroquímica [7].
Por
otro lado, un dato fundamental es que PEMEX aporta al gobierno federal
un tercio de sus ingresos anuales, en tanto que la renta petrolera
representa el 6.8% del PIB [8]. De modo que su privatización repercute
fuertemente en las finanzas públicas, lo que antes o después llevará a
recortar aún más los programas sociales, sabiendo que en los últimos dos
años, el gobierno de Peña Nieto quitó más de 9.000 millones de pesos a
diferentes programas administrados por la Secretaría de Desarrollo
Social [9].Finalmente, un dato revelador es que el ex Ministro
de Hacienda, Luis Videgaray, no solo fue uno de los artífices y
defensores de la reforma energética [10], sino que además fue el que
organizó la visita de Trump a México durante su campaña a la
presidencia. La actitud sumisa del gobierno frente a la impertinencia de
Trump desató reacciones negativas en la población y Videgaray tuvo que
renunciar a su cargo. Sin embargo, luego de que Trump es elegido
presidente, Peña Nieto nombra a Videgaray nada más y nada menos que
Canciller y le encarga que procure “relaciones de trabajo constructivo”
con el presidente republicano, que en una ocasión elogió a Videgaray
como “Ministro de Hacienda Brillante” [11]. Parece que una consigna
inamovible de Peña Nieto es cuidar celosamente la sumisión al país del
Norte, sin importar las condiciones que imponga la presidencia imperial.
El impacto del gasolinazo en las calles
El gasolinazo tuvo un fuerte impacto en la sociedad. Salieron a las
calles miles de personas en Ciudad de México, Nuevo León, Sinaloa,
Querétaro, Aguascalientes, Jalisco, Chiapas, Michoacán, Estado de
México, Puebla, Tabasco, San Luis Potosí y Zacatecas. A las quejas
contra el aumento de la gasolina se sumaron consignas de “Fuera Peña
Nieto”. En varias localidades, las marchas pacíficas se mezclaron con
saqueos y eventos violentos que resultaron en muertos, heridos y
detenidos.
Lo
siniestro es que según el secretario del Partido de la Revolución
Democrática en Ciudad de México, Enrique Vargas Anaya, tanto el Partido
de la Revolución Institucional (PRI, actualmente en la presidencia),
como el gobierno federal y el Estado de México, contrataron a grupos de
pandilleros para cometer actos vandálicos y rapiña para desestimar las
protestas ciudadanas por el gasolinazo. El funcionario explicó que a los
grupos les pagan de 800 a 1.000 pesos con la promesa de quedarse con lo
que puedan robar en los primeros 15 minutos [12]. Lo mismo se denuncia
en el caso de Puebla, donde se afirma que el gobierno pagó a saqueadores
para violentar el movimiento callejero en contra del gasolinazo [13].
De esta manera, las protestas legítimas en la calle se han desvirtuado
en pos de la violencia generada por estos grupos.
Nada más y nada
menos que la cúpula de la iglesia católica en México se ha pronunciado
en contra de las medidas impulsadas desde el gobierno, advirtiendo que
“el país está en llamas” y no solo debido al gasolinazo: “la inseguridad
y la violencia que se vive en todo el país son reflejo de la
corrupción, el empobrecimiento, la falta de competitividad y la carencia
de oportunidades” [14].
El gasolinazo en año previo a elecciones presidencialesConsiderando
que estamos en año previo a elecciones presidenciales, vale la pena
tener en cuenta las reacciones ante el discurso y la decisión de Peña
Nieto de aumentar la gasolina. Uno de los que respondió directamente al
presidente fue Cuauhtemoc Cárdenas, fundador del Partido de la
Revolución Democrática (PRD) y que desde 2015 es parte del Movimiento
Regeneración Nacional (MORENA, encabezado por Manuel López Obrador).
Cárdenas afirmó: “El Presidente parece desconocer que los 4 años de su
gobierno y los últimos 35 de neoliberalismo han sido de fracasos. Que
los gobiernos se han desentendido de procurar el bienestar de las
familias y proteger la soberanía nacional cayendo en un descrédito
profundo” [15]. Además, instó a los mexicanos a “defender la industria
más importante, la soberanía de nuestro país y el bienestar común de los
mexicanos” [16].
Desde MORENA se considera que la actual
situación crítica abre un espacio para la redefinición de alianzas
previas a las elecciones. Lo perciben como una oportunidad para que
representantes de municipios y Estados del PRD revisen su alianza con el
Partido de Acción Nacional (PAN) y en cambio busquen una alianza con
las izquierdas.El PAN estuvo en el gobierno de la mano de Felipe
Calderón (2006-2012), gestión que apuntaló las medidas neoliberales. El
organismo de estadísticas nacionales (INEGI) advirtió a fines de 2012
que en el sexenio de Calderón se llevó a cabo el menor crecimiento de la
economía Mexicana en 24 años [17]. La CEPAL confirmó este diagnóstico
en 2012, ocasión en la que un ex director de la División de Desarrollo
Económico de dicho organismo afirmaba: “México vive el agotamiento del
modelo exportador aplicado desde fines de los ochenta y que cobró forma
en 1994 con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte” [18]. Es
decir, la economía mexicana se vio perjudicada por el tratado de libre
comercio asimétrico firmado con Estados Unidos y Canadá. Pero el
economista sostenía también que otro factor que explicaba la debacle era
la crisis de producción del sector petrolero, el más importante de la
economía mexicana [19].
Esta declaración deja en evidencia que la
desarticulación de PEMEX, es parte de la neoliberalización que vienen
llevando a cabo tanto de gobiernos del PAN (especialmente la
administración de Vicente Fox), como del Partido de la Revolución
Institucional (PRI), destacando el sexenio de Salinas de Gortari.Pero
el sexenio de Calderón se destacó además por la implementación del
programa de “lucha contra el narcotráfico” en conjunto con Estados
Unidos, la Iniciativa Mérida. La guerra contra el narcotráfico tuvo como
contraparte el saldo de 60 mil muertos y 150 mil desplazados. Hasta su
último día en el gobierno, Calderón “continuó haciendo caso omiso de los
indicios fehacientes de violaciones a derechos humanos generalizadas,
como detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones forzadas y
ejecuciones extrajudiciales, cometidas por fuerzas policiales y de
seguridad” [20]. De hecho, en noviembre de 2011, fue acusado ante la
Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad que dejaron a
México en situación de crisis humanitaria [21]. A pesar de esto, la
esposa de Calderón, Margarita Zavala se presenta como legítima candidata
a la presidencia por el PAN y es primera en intención de voto en las
encuestas, con un 30% frente al candidato de MORENA, López Obrador [22].
Ante
este escenario, algunas voces sugieren que debería apostarse por una
unión de las izquierdas, liderada por MORENA y el PRD, sumando a
agrupaciones de izquierda que estén por fuera de los partidos políticos
pero que coincidan en la importancia de una unidad, así como de
agrupaciones sindicales y organizaciones agrarias y populares. Por el
momento, tal como está el panorama, a menos que haya una unidad, el PAN
es el que tiene mayores posibilidades de ganar. Si este proceso de un
bloque único de la izquierda progresa, un sector creciente del PRD se
unirá a ésta y no al PAN, aumentando la posibilidad de que éste último
pierda influencia [23].Un dato más que ayuda a comprender este
“pedido de unidad” es que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y
el Congreso Nacional Indígena (CNI), acordaron en participar de forma
independiente en las elecciones presidenciales de 2018, previa
realización de consulta para postular a una mujer indígena como
candidata [24].
La noticia generó inmediatamente reacciones en MORENA,
debido a que en las elecciones presidenciales de 2006 y el 2012 el
movimiento zapatista llamó a no votar por Manuel López Obrador, de modo
que la candidatura independiente podría ser un factor de competencia, o
llevaría a dividir el voto en la izquierda [25].En los hechos,
la izquierda institucional, en particular el PRD, carece de credibilidad
justamente debido a alianzas con partidos de derecha y conservadores
que han implementado sin tregua las reformas neoliberales. Hasta ahora,
el zapatismo nunca se había presentado de modo independiente a
elecciones.
MORENA obtuvo relativamente buenos resultados en los
comicios de junio de 2016, cuando se eligieron representantes para la
Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y gobernadores. Pero
también en esas elecciones se hizo evidente que el gran ganador es el
abstencionismo [26]. El año electoral puede ser una oportunidad para que
la izquierda agrupada en partidos políticos logre primero, ganar el
interés y la confianza de la gente en la democracia, para lo cual
precisará, entre otras cosas, de un proyecto serio que muestre con
claridad los pasos a seguir para un cambio de rumbo real a favor de las
mayorías.
Notas:
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