Debido
a los escándalos de Tomás Yarrington y Javier Duarte, la honda
corrupción priista protagoniza las portadas de los medios nacionales.
Pero los panistas y los perredistas también están sumergidos en
investigaciones sobre sobornos, enriquecimiento ilícito, desvío de
recursos y narcotráfico. Gobernadores, alcaldes y diputados locales y
federales enfrentan procesos y acusaciones, algunos desde hace 20 años.
Así que el pacto de silencio e impunidad también se extiende a dichas
agrupaciones y a esos políticos.
En los últimos días la atención
se ha centrado en la larga lista de priistas acusados de corrupción,
abuso de poder o vínculos con el crimen organizado. Partidos de
oposición exigen que se les aplique la justicia, pero tanto en el PAN
como en el PRD hay por lo menos 46 personajes importantes que enfrentan
situaciones similares, sin que nadie o casi nadie los señale como parte
de la descomposición de la clase política mexicana.
Si bien es
cierto que en el PRI hay más de 30 personajes de primer nivel
involucrados en denuncias y acusaciones de corrupción, desvío de
recursos y narcotráfico –21 exgobernadores, entre ellos–, en el PAN la
Comisión Anticorrupción tiene en su haber 26 denuncias pendientes contra
funcionarios o dirigentes del partido, mientras que en el PRD la
Comisión Nacional Jurisdiccional tiene pendientes 20 procesos, algunos
de ellos de exalcaldes vinculados con el crimen organizado.
Dichos
procesos irresueltos no son sólo recientes. Algunas denuncias se
remontan a casi 20 años, si bien se han ido acumulando con celeridad en
últimas fechas.
En octubre de 2002 la reportera Carina García le
preguntó al exdiputado federal panista Amador Rodríguez Lozano si eran
ciertas las sospechas de que el cártel de los Arellano Félix apoyaba a
los candidatos de su partido en Baja California desde que el extinto
presidente municipal de Tijuana, Carlos Montejo, apareció en 1989 en
unas fotos con Benjamín Arellano.
“Yo siempre he pedido esta
indagación del PAN en los distintos niveles de responsabilidad, desde
diputados, senadores, gobernadores y presidentes municipales, pero no
sólo con el narcotráfico, sino con el tráfico de indocumentados e
incluso con tratantes de blancas y las zonas de tolerancia, porque estas
vías han sido siempre su caja chica para hacer campañas políticas”,
dijo Rodríguez Lozano a la reportera.
De hecho, años más tarde –en
2012– el priista David Lozano Pérez, presidente de la XX Legislatura de
Baja California, pidió a la Procuraduría General de la República (PGR)
que investigara a los exgobernadores de extracción panista Ernesto Ruffo
Appel y Eugenio Elorduy por enriquecimiento ilícito.
Aseguró que
se tenían pruebas de que Ruffo recibió 500 mil dólares procedentes del
narcotráfico durante su campaña, particularmente de los Arellano Félix.
El panista respondió casi de inmediato y retó al PRI a demostrar las
acusaciones.
En 2001, el mandatario panista de Morelos, Sergio
Estrada Cajigal, fue vinculado con el Cártel de Juárez. La diputada y
dirigente del PRI en la entidad, Maricela Sánchez Cortez, lo acusó de
tener una relación con Nadia Esparragoza (hija de José Esparragoza
Moreno El Azul), a quien supuestamente paseaba en helicóptero.
Tres
años más tarde, al descubrirse una red de policías ministeriales que
daban protección a dicho cártel –especialmente a Vicente Carrillo Leyva
El Señor de los Cielos– los señalamientos fueron directamente hacia el
panista, quien recibió el cobijo y la protección del presidente Vicente
Fox. Libró el ser investigado.
En la lista negra de los panistas
aparece también el exmandatario de Morelos, Marco Antonio Adame, quien
fue acusado por el diputado del Partido Socialdemócrata Jorge Carlos
Díaz de proteger al cártel de Los Beltrán Leyva. Bajo la égida de este
gobernador fue que se desató la violencia y la presencia del crimen
organizado en la entidad.
Otro caso es el de Luis Armando Reynoso
Femat, gobernador del PAN en Aguascalientes, quien fue detenido en mayo
de 2014 por el delito de peculado por más de 26 millones de pesos. El 9
de julio de 2015 fue reaprehendido por defraudación fiscal. El 23 de
diciembre del mismo año el juez primero de lo penal dictó una sentencia
de dos años y tres meses de prisión a Reynoso Femat por el delito de
peculado, además de un año de inhabilitación para desempeñar un cargo
público.
Otro ejemplo de abuso de poder es el de Diego Fernández
de Cevallos, excandidato presidencial del PAN, quien siendo legislador
tomó varios casos en litigio con jugosas ganancias. Uno de ellos
implicaba a la empresa Jugos del Valle. Ganó el juicio, por lo que la
Secretaría de Hacienda tuvo que reintegrarle cerca de mil 800 millones
de pesos –en varias entregas pero a precios actualizados y con intereses
sobre lo reclamado desde 1996. Se calcula que Fernández de Cevallos
pudo llevarse entre 30% y 50% de esa cantidad.
Año y medio
después, siendo senador de la República, Fernández de Cevallos tomó el
caso de los herederos de Gabriel Ramos Millán, quienes exigían a la
Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) una indemnización por un predio
de 33 hectáreas. El juicio ganado a la Secretaría implicó que los Ramos
Millán obtuvieran mil 214 millones de pesos. El Jefe Diego se llevó su
jugoso porcentaje de comisión, cantidad que era muy superior, inclusive,
al propio presupuesto de la SRA.
Por otro lado, el gobernador de
Querétaro, Francisco Domínguez, tiene tras de sí una investigación por
la compra irregular de terrenos aledaños a su rancho San Rafael, en el
municipio Huimilpan, en la zona conurbada de la ciudad capital, así como
la adquisición del rancho La Haciendita, en la misma zona.
Mientras
que a Francisco Vega de Lamadrid, mandatario de Baja California, se le
investiga por 60 supuestas propiedades con un valor de 113 millones de
pesos, algunas adquiridas a partir de 2013, cuando inició su gobierno.
De acuerdo con una investigación publicada en la agencia Apro por
Antonio Heras el 24 de noviembre de 2016, entre lo adquirido por el
panista se halla un desarrollo inmobiliario y otro turístico en el mismo
estado.
En Guanajuato, el gobernador Miguel Márquez Márquez ha
sido señalado por comprar 260 hectáreas que supuestamente se vendieron
al triple de su valor para la instalación de la empresa Toyota, así como
de operar para la compraventa de terrenos para la ampliación de la
refinería en Salamanca, en la que se revisa la intervención de uno de
sus familiares. Asimismo, es cuestionado por una licitación de medicinas
por mil 200 millones de pesos y de otra (para adquirir tabletas) por
300 millones de pesos, que fue adjudicada a un solo proveedor.
Emilio
González Márquez, exgobernador de Jalisco, tiene una investigación
pendiente por la venta de la Villa Panamericana que representa 2 mil 500
millones de pesos.
Actualmente en la Comisión Anticorrupción del
PAN hay 26 denuncias contra funcionarios o dirigentes panistas por
diversos asuntos, particularmente por abuso de autoridad e
irregularidades administrativas.
Uno de esos casos es el del
exgobernador Guillermo Padrés Elías, actualmente preso. Lo investiga la
Fiscalía Anticorrupción de Sonora por lavado de dinero, defraudación
fiscal equiparada y delincuencia organizada.
Mientras, la Fiscalía
Anticorrupción de Nuevo León indaga a la expresidenta municipal de
Monterrey, Margarita Arellanes Cervantes, por el delito de daño al
erario equivalente a 7.5 millones de pesos.
Otro caso es el de
Édgar Armando Olvera Higuera, exalcalde de Naucalpan, investigado por
enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia
ilícita. Todo se relaciona con una casa que presuntamente tiene en el
fraccionamiento Loma de Valle Escondido, en Atizapán de Zaragoza, cuyo
valor ronda los 45 millones de pesos.
Uno más: Édgar Borja,
diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, renunció al
PAN luego de que fuera descubierto en una transacción ilegal tras la
difusión de dos audios –uno en el que se escucha que pide 20 millones de
pesos por negociar un contrato de compra de pintura y otro en que
solicita 8 millones por una digitalización de documentos, captura de
datos y archivos.
La lista negra del PAN la cierra Josefina
Vázquez Mota, candidata del PAN a la gubernatura del Estado de México.
Ella fue denunciada recientemente por Mexicanos contra la Corrupción:
supuestamente recibió del gobierno de Enrique Peña Nieto 900 millones de
pesos para las actividades de la asociación Juntos Podemos.
Lo negro del PRD
Por
parte del PRD, a los antiguos casos de René Bejarano, Ramón Sosamontes y
Carlos Imaz –que recibieron dinero del empresario Carlos Ahumada– la
Comisión Nacional Jurisdiccional suma otros 20 procesos. Algunos son
porque militantes apoyaron a candidatos de otros partidos.
En mayo
de 2001, Carlos Franco, extrabajador de la empresa de publicidad
Publicorp, denunció que Rosario Robles otorgó a esa empresa dirigida por
Luis Kelly –sin licitación ni comparación de precios– todos los
contratos de publicidad durante su periodo como jefa de Gobierno
interina en el Distrito Federal. Afirmó que el dinero de los contratos
–otorgados con costos inflados hasta en 300%– fue usado para crear un
“cochinito” que permitiera a Rosario Robles financiar su carrera
política cuando dejara el gobierno de la Ciudad de México. Al abandonar
el PRD, dejó una deuda de 409 millones de pesos con Televisa.
La
senadora perredista Iris Vianey Mendoza fue señalada de tener vínculos
con Los Caballeros Templarios. El 17 de octubre de 2013, la michoacana
gestionó el ingreso y una reunión entre un grupo de personas ligadas a
Los Caballeros Templarios y una comisión de senadores encabezados por el
priista Omar Fayad en la sede del Senado. En respuesta a las
acusaciones pidió permiso por un mes para que la investigara la PGR. Al
cumplirse el plazo se reinstaló en el recinto legislativo con su fuero.
Antes,
el exgobernador de Michoacán Leonel Godoy fue acusado de tener
relaciones con La Familia Michoacana, luego de que se diera a conocer la
orden de aprehensión en contra de su medio hermano Julio César Godoy
Toscano, hoy exdiputado del PRD, expresidente municipal de Lázaro
Cárdenas, Michoacán, y actualmente prófugo.
En 2014 el alcalde de
ese mismo puerto, Arquímides Oseguera Solorio, fue acusado y detenido
por presuntos nexos con Servando Gómez Martínez La Tuta, líder de Los
Caballeros Templarios. Poco tiempo después quedó libre.
José Luis
Abarca Velázquez, expresidente municipal del PRD en Iguala, Guerrero,
también está preso. Ha sido acusado de ser uno de los autores
intelectuales de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa
(el 26 de septiembre de 2014) a manos del grupo criminal Guerreros
Unidos, con el cual supuestamente tenía vínculos.
A partir de este
hecho varios presidentes municipales del PRD en Guerrero han sido
acusados de tener relaciones con diferentes grupos del crimen
organizado.
Ignacio de Jesús Valladares Salgado, alcalde del PRD
en Teloloapan, Guerrero, ha sido imputado por presuntamente estar
relacionado con La Familia Michoacana. En 2012 el munícipe apareció en
un video en el que miembros de este grupo lo amenazan y obligan a que
coloque un director de Seguridad Pública “ajeno a las actividades que el
grupo delincuencial realiza en la zona”.
El perredista Crescencio
Reyes Torres, presidente municipal en La Unión de Isidoro Montes de
Oca, Guerrero, también está indiciado. Supuestamente tiene vínculos con
Los Caballeros Templarios.
Por su parte, Mario Alberto Chávez
Carbajal, alcalde perredista en Heliodoro Castillo (Tlacotepec), está
presuntamente vinculado con Los Rojos; y Leopoldo Ramiro Cabrera Chávez,
presidente municipal en Leonardo Bravo también del PRD, tendría nexos
con Los Rojos.
Feliciano Álvarez Mesino, presidente municipal del
PRD en Cuetzala del Progreso, es investigado por presuntos vínculos con
La Familia Michoacana; y el munícipe de Apaxtla de Castrejón, Efraín
Peña Damacio, también fue señalado de tener vínculos con el cártel de
Guerreros Unidos.
Pero quizá el caso más sonado recientemente sea
el del exgobernador Ángel Aguirre Rivero. De acuerdo con una nota de
Ezequiel Flores publicada en marzo de 2015 (Proceso 2004), el gobierno
federal investigó una red de corrupción de su hermano Carlos Mateo
Aguirre Rivero, su sobrino Luis Ángel Pérez Aguirre y los hermanos
Víctor y Henry Hughes Alcocer.
Además, la PGR abrió una
investigación en contra de al menos 18 miembros del círculo de Ángel
Aguirre, acusados de realizar negocios al amparo del poder y desviar
recursos públicos. Y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP),
a través de su Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), pidió a la PGR
congelar las cuentas bancarias del exgobernador con licencia y de los
nueve detenidos por presunto lavado de dinero.
En enero de 2014,
el entonces líder de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez La Tuta,
acusó al exdirigente estatal del PRD Carlos Reyes Torres y a su hermano
Pascasio, alcalde perredista de La Unión, de apoyar al grupo de
autodefensa que dirige la banda de Los Granados.
Esa organización
está afincada en el municipio de Tecpan de Galeana y ha operado con el
aval del gobierno de Aguirre Rivero, pese a que fue acusado de ser el
brazo del Cártel de Jalisco Nueva Generación en Guerrero. Por ello, la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO) integró una averiguación previa contra el gobernador
con licencia y otros probables implicados.
Ángel Aguirre Rivero
desapareció de la escena pública tras la desaparición de los estudiantes
de la normal rural de Ayotzinapa, pero su expediente manchado quedó
tanto en los registros de la PGR como en los del propio PRD, del que
nunca fue expulsado.
Este reportaje se publicó en la edición 2112 de la revista Proceso del 23 de abril de 2017.
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