CIUDAD
DE MÉXICO (apro).- En su proyecto de presupuesto para 2018, el
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo un recorte drástico de
30% en los fondos destinados a la asistencia internacional.
Por
ejemplo, en materia de cooperación militar destinó 87 millones 660 mil
dólares a México, aproximadamente la mitad de los fondos que se enviaron
al país en 2016.
Según el proyecto, que será discutido y
probablemente modificado en el Congreso estadunidense, el gobierno de
Trump gastará 60 millones de dólares para “asistir” al gobierno de
Enrique Peña Nieto en la lucha contra el crimen organizado y la
migración irregular, 40 millones menos que el año pasado.
Las
acciones de Trump abarcan desde el control de los puertos terrestres y
marítimos, hasta acciones de erradicación de cultivos, con un especial
énfasis en la guerra contra la heroína producida en el país.
Las
aportaciones a las políticas antinarcóticos alcanzarían los 42 millones
de dólares –un monto inferior de 15 millones de dólares comparado con el
de 2016–, y el gobierno de Estados Unidos mantendría prácticamente
intocado el apoyo a la reforma en la que se plantea un sistema
acusatorio oral, así como a las medidas de “buena gobernanza”.
Asimismo,
destinará 25 millones de dólares –14 millones de dólares menos que el
año anterior– para “enfrentar la impunidad y la corrupción, que crearon
un santuario para el crimen organizado y alimentaron el desborde de
violencia hacia el norte de la frontera de México”, según el proyecto.
Los apoyos del Departamento de Estado a los derechos humanos y a la sociedad civil se reducirán a la mitad.
Recorte global
En
línea con las promesas de Trump de enfocar la política exterior hacia
los únicos objetivos que beneficien a los “intereses estratégicos” de
Estados Unidos, el proyecto de presupuesto 2018 plantea un recorte de 10
mil millones de dólares a los fondos destinados a los programas de
asistencia global, que alcanzarán 25 mil 278 millones de dólares, contra
35 mil 487 millones en 2016.
Entre las áreas más castigadas por
el recorte destacan el sector medioambiental –que pasó de mil 700
millones de dólares a 186 millones–, la “aplicación de la ley y los
derechos humanos” –que se recortó a la mitad, de 800 millones a 428
millones–, la agricultura –de mil millones a 500 millones– y el fondo de
apoyo en caso de desastres naturales, entre otras.
Como lo
prometió Trump durante su campaña, Estados Unidos dejará de aportar
fondos a la Iniciativa Global contra el Cambio Climático y al Fondo
Climático Verde, así como su apoyo a la Planeación Familiar.
Pero
además bloqueó los fondos al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, hasta que el organismo “tome medidas para eliminar a Israel de
un tema de la agenda permanente”, con la única excepción de que el
secretario de Estado lo determine.
También redujo a menos de la
mitad sus contribuciones a las organizaciones multilaterales –lo que
implica, por ejemplo, la supresión de las aportaciones al Banco
Interamericano de Desarrollo (BID)–, y en 31% sus aportaciones a algunas
organizaciones internacionales.
Sin embargo, el proyecto plantea
que el Departamento de Estado seguirá proporcionando fondos sustanciales
a las organizaciones internacionales que “participan más directamente
en los intereses de seguridad de Estados Unidos”, entre ellos la
Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización Mundial del
Comercio (OMC) o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Respecto
a la OEA, el Departamento de Estado asevera que “promueve los intereses
políticos y estratégicos de Estados Unidos en el hemisferio occidental,
ya que contrarresta la influencia de países anti-Estados Unidos como
Venezuela, promueve elecciones libres y justas, y construye un apoyo
internacional al acuerdo de paz en Colombia y a los esfuerzos de
reconstrucción en Haití”.
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