Gracias a su
marido y a ella misma, Margarita Zavala, si ésta se alza como candidata
panista para 2018, llegará muy debilitada, con poquísimas probabilidades
de triunfo.
Si Calderón influyó para que Josefina Vázquez Mota fracasara como
candidata del Partido Acción Nacional (PAN) en 2012, ahora la que
pagaría el pato sería su esposa. Nadie quiere a Felipe Calderón Hinojosa
(FCH), uno de los peores presidentes que ha tenido México en su
historia reciente. Si Fecal, como ingeniosamente le dijeron
durante su gobierno, se sale del PAN, como ha amenazado hacer, no sólo
le restará apoyos a su cónyuge sino que le dejará el camino libre al
joven Anaya, su enemigo interno y dirigente del partido.
Será por amor o porque cree que la gobierna, el hecho es que su
señora esposa, inconexa en sus discursos y escritos, limitada como
profesional del Derecho y como política, es más que todo un invento de
su marido, tal vez porque cree que con ella en Los Pinos él seguiría
gobernando. Pero la fuerza que tuvo FCH en su partido para lograr ser
candidato presidencial en 2006 se ha convertido, gracias a sus desatinos
y crímenes, en un montón de puntos en su contra y para sus seguidores,
que aunque parezca mentira todavía los tiene (quizá por los premios que
repartió siendo gobernante y porque Ricardo Anaya no ha logrado una
buena y sustanciosa mayoría en el PAN pese a su activismo).
Si Calderón piensa que podrá repetir su maniobra de 2012, de tratar
de imponer como candidato a Ernesto Cordero y, al no salirse con la
suya, sabotear desde la Presidencia la campaña de Josefina Vázquez Mota,
se equivoca de palmo a palmo, por una sencilla razón: no cuenta con el
aparato gubernamental y es casi seguro que Peña Nieto los vea, a él y a
Margarita, con justificado recelo pese a que el michoacano lo trató de
favorecer en la elección de 2012. Debe recordarse que todavía no se
definen las candidaturas para la elección del año entrante y que, por
ahora, lo único que revelan las encuestas se refiere a posibles
aspirantes presidenciales que de alguna manera, salvo los potenciales
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) –muy discretos todavía–,
han expresado deseos de competir por
la grande. El trabajo que están haciendo las casas encuestadoras de opinión pública es, en buena medida, especulativo; entre otras razones porque esas empresas están escogiendo como posibles candidatos a quienes aún no lo son por más que sean mencionados en diversos ámbitos. Muchas cosas pueden cambiar para finales de este año, sobre todo una vez que el PRI ponga sus cartas sobre la mesa o su caballo en las puertas de salida de la carrera.
La antigua regla de oro de los ex presidentes calladitos y
discretos la rompió Salinas de Gortari y ahora quiere hacer lo mismo
Calderón sin los atributos del primero. En este país no son bien vistos
los ex presidentes metiches y maniobreros, y menos cuando ambos llevaron
al país a la ruina, aunque no fueran los únicos. Ya ni siquiera es
aceptado que los presidentes salientes sean los grandes electores de sus
sucesores. Ciertamente en cada gobierno
el señor Presidente, por su enorme poder, forma grupos e incondicionales repartiendo privilegios y neutralizando a opositores, pero esta práctica es cada vez más endeble como se ha demostrado desde el final del gobierno de Zedillo y sobre todo con Fox (recuérdese que Calderón no era el favorito de Fox aunque éste terminara apoyándolo sobre todo para impedir que López Obrador ganara).
Todos sabemos que así como el descrédito de Peña Nieto ha perjudicado
al PRI, el de Calderón le restó votos al PAN. Este partido, a pesar de
los apoyos que le ha dado el PRD en elecciones locales, es una
organización en declive. No será FCH el que le suba simpatías, por lo
que su esposa tampoco las tendrá pese al lugar que le han otorgado
ciertas encuestas. La amenaza del ex presidente panista de dejar su
partido cayó en saco roto y a nadie con peso en el PAN le ha quitado el
sueño. Y menos a Ricardo Anaya, aunque bien sabe que una fractura en su
partido no le conviene del todo. Es muy probable que lo expresado por
Calderón sea tomado sólo como una amenaza que no cumplirá, entre otras
razones porque si la lleva a cabo la peor perjudicada será Margarita
Zavala. ¿Candidata independiente, como han sugerido algunos que creen
que los independientes pueden llegar a la Presidencia? Sería un chiste,
más malo que el de quienes promueven a Álvarez Icaza para el cargo. La
paradoja es que si FCH no cumple su amenaza ante el Consejo Nacional de
su partido, el único que saldrá ganando será Ricardo Anaya.
Vuelvo a decirlo: Felipe Calderón no significa nada y si somos
objetivos nunca debió ser presidente de México. Es más bien un lastre.
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