Ya es grave lo que muestra la foto en la primera plana de este periódico del 13 de julio. El gran agujero en el
nuevo tramode la carretera de México a Cuernavaca y Acapulco, que, según la imagen y tomando como base de una aproximación el tamaño de las personas en ella, tuvo cinco metros de profundidad, de acuerdo la información, y unos cinco metros de ancho y 8 a 10 metros de largo.
Se dice que hubo dos muertos, directamente en el hoyo. Pero luego
vemos en la publicación del viernes que hubo, en anteriores casos de esa
obra, más de 20 muertos. Y la empresa está ligada con la del Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que también tiene lo
suyo, y su oposición en las regiones afectadas.
De una u otra forma se está afectando, con esto, a gran parte de la
población del sur de la ciudad. Y el secretario de Comunicaciones y
Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, le echa la culpa a las lluvias y a la
acumulación de basura. Yo le hecho una culpa adicional a los
funcionarios que dicen más y más mentiras, casi como su himno.
La obra, la llamada Paso Exprés, fue inaugurada en el pasado abril.
Tardaron más de dos años en la construcción. Esto por sí mismo debería
ser un delito.
Hay reglas para la construcción, y en especial para el asfalto y
elementos asociados. Se deben cumplir las composiciones de los
materiales y el ancho del concreto o del material equivalente. Se debe
tener un subsuelo seguro, tanto para un edificio como para una calle o,
con mayor razón, una carretera. Y se habla de una garantía de 40 años.
En todos los casos se deben tener pruebas y análisis de materiales.
Es evidente que no se hizo nada de eso, con ello hubiera sido
imposible lo que pasó, y los otros desastres anteriores. Esta no es la
única condición que se debe cumplir, pero si no se cumple ésta, y se
agregan otras incumplidas, pues es claro lo que sucedió y seguirá
pasando.
Hay otro elemento previsible, la
mordidapor acá y por allá, que es más efectiva mientras más lento del cerebro es el funcionario.
La obra fue inaugurada en el pasado abril. Lo que incluye, además, es
un mayor aislamiento de las autoridades, que aumenta en la medida que
muestra más corrupción.
El año próximo tenemos elecciones nacionales. Para ellas, debemos
tomar en cuenta no sólo que no se vote por los candidatos derechistas,
sino que no sean corruptos, ni se conviertan en ellos. Ya hemos visto el
problema en varios casos.
Otro elemento contra la corrupción es la reconstitución de la
propiedad pública en las áreas estratégicas. No sólo petróleo, gas y
electricidad pública. Y que funcionen con un control de sus
trabajadores, y también de organizaciones de sus usuarios. Esto último
lo hemos visto en el sector eléctrico. Todo esto debe combatir a la
corrupción y a los funcionarios corruptos.
Hubo ya una lucha en defensa del petróleo y la electricidad pública a
partir de 2008, con todas las fuerzas públicas de izquierda, unidas. La
del gobierno actual, que va desde el principio con un pacto con el PAN y
con una izquierda ya muy poco izquierdista, encabezada por los chuchos, y que sigue. El PRD está dividido, y una parte busca acercarse a la izquierda de fuera de ese partido.
Hay otra fuerza, sin registro, que se ve unificada en torno a los 100
años que cumple, el 7 de noviembre, la revolución socialista y
comunista de la hasta entonces Rusia, y otros actos. Ya tiene programada
una gran concentración en el Monumento a la Revolución, para el domingo
5 de noviembre próximo. Hay actividades en torno a esto mismo por todo
el país y por todo el mundo, en marcha.
Como vemos, confluyen varios elementos, en los que el llamado accidente fluye agregan
do nuevos componentes hacia un cambio lo más profundo que se pueda lograr.
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