Aranzazú Ayala Martínez* Cimacnoticias | Puebla, Pue.- El pasado 22 de julio se presentó a nivel nacional el Atlas de Género,
iniciativa del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi),
ONU Mujeres, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El sitio
interactivo recopila datos de distintas encuestas y censos del Inegi,
que muestran las brechas de género en temas como educación y trabajo.
De toda la información que reúne el Atlas, LADO B presenta ocho puntos
que reflejan la situación de las mujeres en Puebla, estado que está
entre los primeros lugares de violencia y desigualdad.
Violencia física y sexual
Puebla es el primer lugar nacional en cuanto a violencia y física y
sexual dentro de la pareja. Los datos del Inegi revelan que 9.92 por
ciento de las mujeres de 15 años en adelante, casadas y/o unidas con sus
parejas, han sufrido estos tipos de violencia.
Redacción Cimacnoticias | Ciudad de México.- La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) exhortó a la Secretaría
de Gobernación a decretar la Alerta de Violencia de Género (AVG), luego
de que el Grupo de Trabajo concluyera el pasado 7 de julio que no había
elementos para declarar procedente el mecanismo.
La CNDH, quien forma parte del Grupo de Trabajo, argumentó en un “voto
razonado” su inconformidad en la resolución del grupo integrado para
atender la AVG en Puebla, es la primera vez que la institución nacional
de DH se pronuncia sobre el proceso de este mecanismo y hace un análisis
sobre un dictamen final.
En el documento conformado por tres apartados (contexto, presupuesto y
cumplimiento) la Comisión argumenta que el Grupo de Trabajo omitió las
anomalías que contenía el reporte de cumplimiento de la AVG del gobierno
entonces encabezado por Rafael Moreno Valle, entre las que destaca la
falta de transparencia en el uso de recursos federales que ascienden a
más de 2 millones de pesos.
Argentina Casanova* Cimacnoticias | Campeche, Cam.- Desde un enfoque feminista, la violación de los derechos sexuales bajo
un contexto de violencia institucional, criminalización y actos
encaminados a obtener una autoincriminación de las mujeres en supuestos
delitos relacionados con el ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos, constituyen una forma de tortura sexual.
Sobran ejemplos que prueban la íntima relación de las construcciones y
patrones socioculturales de un sistema patriarcal inserto en quienes
ejercen esta forma de violencia de género.
Por un lado, la tortura sexual no solo carece de un “tipo penal” en el
marco normativo, razón que ha llevado a foros, diálogos y reuniones de
diversos grupos y Seminarios, además en medio de la tragedia de las
graves violaciones a los Derechos Humanos, este tipo de violación pasa
prácticamente inadvertida y no es un enfoque muy explorado.
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