(apro).- Hasta ahora quienes aspiran a ser candidatos a la
Presidencia de la República en la elección del 2018 han dejado de lado
varios temas que no quieren tocar porque implican un compromiso que va
más allá de lo político: se trata del combate al crimen organizado, la
participación de autoridades en los cárteles de la droga, el lavado de
dinero, la corrupción y la profunda tragedia de las víctimas de la
violencia.
Quienes quieren ser presidente o presidenta del país del 2018 al 2024
han evitado abordar las posibles soluciones a estos problemas que son
los que más aquejan a los mexicanos y que han sumido al país en una
severa crisis que algunos califican como el fracaso del Estado.
Aunque en sus propios partidos hay casos preocupantes de corrupción y
vínculos con el crimen organizado, quienes aspiran a la dirigir el país
hacen oídos sordos para evitar estos temas como si estuviera prohibido
hacerlo.
El Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO) estimó que
para el 2016 el costo de la corrupción en México era de 2.1 billones de
pesos que alcanzaría 10% del Producto Interno Bruto. La corrupción fue
definida por el expresidente Miguel de la Madrid como el aceite que echa
a andar la maquinaria con la que camina el país.
El tema de la corrupción es tan delicado que todos los partidos
políticos que integran el Congreso de la Unión evitaron fortalecer el
Sistema Nacional y el Fiscal Anticorrupción que tendría que haberse
probado en su integridad este año. Ninguno de los partidos que integran
el sistema político nacional está a salvo de este mal que también aqueja
a toda la sociedad.
El problema del crimen organizado que ya ha alcanzado a los tres
niveles de gobierno -federal, estatal y municipal-, conformando lo que
ya se denomina como “Narco Estado”, tampoco ha sido abordado por quienes
quieren encabezar a sus respectivos partidos en la contienda por la
Presidencia en 2018.
Por miedo, por precaución para evitar hablar de compañeros de partido
o para no ponerse en riesgo ante un poder que alcanza todas las esferas
sociales, evitan meterse en camisa de 11 varas, mientras que la
población sufre las consecuencias del poder del crimen organizado.
Ni uno de quienes aspiran ser presidente o presidenta de México para
los próximos seis años ha mencionado la palabra narcotráfico, crimen
organizado o Narco Estado. Parecieran temas prohibidos.
En consecuencia, nunca han mencionado el problema del lavado de
dinero generado por la industria del crimen organizado, de los miles de
millones de dólares que van a dar a los bancos y el sistema financiero
donde reciben el tratamiento necesario para quitarles las impurezas y
meterlos al flujo de capital que sostiene la economía nacional.
En su discurso no existe ninguna mención a este punto clave para
entender la magnitud del negocio trasnacional en el cual, personajes
como El Chapo Guzmán, son un pequeño engrane dentro de la enorme
maquinaria financiera manejada por manos que nunca se manchan.
Quienes aspiran a la candidatura presidencial tampoco tocan el tema
de las víctimas de la violencia que ya alcanzan números históricos con
más de 200 mil muertos, miles de desaparecidos y desplazados desde que
el panista Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico en
el 2006.
Pareciera que en su discurso oficial las y los candidatos quieren
borrar esta tragedia que sufren miles de familias en todo el país y que,
hasta ahora, no tienen el consuelo de la justicia.
Todos estos temas parecieran estar vedados para quienes aspiran
dirigir el país. Temas que, sin embargo, son prioritarios para una
población que es víctima de los peores males de un sistema político
autárquico, corrompido y que sólo mira sus propios intereses.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario