La Voz de la Coalición
Por: Patricia Lorena Yllescas Hernández*
Recientemente desde Kinal Antzetik Distrito Federal, A. C. hemos
impulsado la campaña, que da título a este artículo. La razón
fundamental para impulsarla, es detener su inminente desaparición.
Así, promover la partería tradicional indígena y visibilizar a las
parteras indígenas de México, como poseedoras de un legado cultural que
salva vidas nos parece muy importante, se trate de las parteras mayas,
tzeltales, tzotziles, mijes, zapotecas, ikoots, mixtecas, amuzgas,
tlapanecas, nahuas, otomíes, mazahuas, purépechas, mayos y yaquis, sólo
por mencionar algunos de los grupos étnicos, al cual pertenecen parteras
con las que nos coordinamos a través de redes.
Las parteras indígenas se han ganado un lugar de autoridad en las
comunidades y son, a la par de las personas curanderas, rezadoras,
hueseras y médicas tradicionales, recursos comunitarios muy valiosos en
la prestación de servicios de apoyo esenciales para la salud y la vida
de las mujeres y recién nacidos, sobre todo en regiones y áreas
marginales rurales, que no cuentan con servicios gubernamentales de
salud, o son escasos, de difícil acceso geográfico, que significan altos
gastos económicos.
Sabemos que 7 de cada 10 parteras en México son mujeres indígenas. Ellas
ostentan saberes y prácticas milenarias, saberes ancestrales acumulados
que han sido transmitidos, de generación en generación, por las
abuelas, o de madre a hija, o de mujer a mujer, principalmente mediante
un proceso oral, reconociendo también la existencia de varones parteros,
no en demasía como ocurre.
Este proceso de enseñanza-aprendizaje bio-cultural ha ocurrido lenta,
progresiva y permanentemente, de forma cuidadosa y personalizada.
Muchas veces la elección de la nueva generación de parteras pasa por
procesos de designación familiar o comunitaria, o sencillamente, es un
sueño el indicador del nuevo oficio.
Lo cierto es que la transmisión de conocimientos significa estar
dispuesta y desarrollar habilidades de observación de los procesos
naturales de la corporalidad femenina, de actitudes y valores culturales
e implica una gran conexión y un gran despliegue de relaciones con
diversos elementos de la naturaleza, como las plantas y productos de la
tierra, el cerro, el río y otros recursos naturales, dependiendo de su
medio ambiente más próximo.
Ello representa aportes no sólo en el campo de la medicina tradicional,
el cuidado de la salud y la vida, sino a la preservación de saberes
sobre el manejo de recursos naturales medicinales, y a la misma
conservación de estos recursos, que son indispensables en la atención
que brindan.
Desde la partería tradicional indígena existen muchas prácticas de
atención a la embarazada. Una de ellas es la manteada, que consiste en
balancear, de un lado a otro a la mujer embarazada, sobre una manta para
que la cabeza del feto encaje en la pelvis y así facilitar el parto.
También puede ser pasar un rebozo por debajo del cuerpo de la embarazada
a la altura de la cintura con el mismo fin.
Otra práctica muy recurrente son los baños del temazcal, un baño de
vapor de origen prehispánico que se emplea durante el embarazo y el
post-parto para purificar y proteger a la mujer de enfermedades, mejorar
la circulación sanguínea y prepararla para el parto o bien ayudarla a
recuperarse después del parto.
Muchos de los cuidados de la partera traen consigo fuerza, confianza,
seguridad y bienestar físico y psicológico en los procesos de
embarazo, parto y postparto de las mujeres indígenas. Merece una
mención especial el soporte emocional que brindan durante el trabajo de
parto, a través de comunicarse en la misma lengua de la parturienta,
apoyar su decisión en la posición para parir, la atención domiciliar, y
respetar la presencia de familiares, conforme el deseo de la
parturienta, entre otros.
Apoya también en el sentido antes mencionado, la gran riqueza cultural
de las parteras tradicionales indígenas al realizar ritos y ceremonias,
alrededor de esos procesos reproductivos, que además están cargados y
dotan de energía espiritual a la parturienta, la o el recién nacido y su
familia, facilitando la integración familiar y también la cohesión
comunitaria, que muchas veces se moviliza ante las emergencias.
Los aportes de las parteras al sostenimiento de la vida en las
comunidades indígenas de México son invaluables, sin embargo, sus
saberes y prácticas se ven ahora amenazados de desaparecer y/o enfrentan
muchos obstáculos.
Cada vez es más frecuente conocer que las mujeres embarazadas en las
comunidades indígenas de México, que a su vez son beneficiarias del
Prospera Programa de Inclusión Social, son amenazadas de ser expulsadas
de dicho Programa, si no asisten al chequeo y atención prenatal y parto,
en las clínicas y hospitales.
Ahora las parteras indígenas ven reducido su trabajo a realizar ciertas
prácticas, como la sobada, limpia, manteada y otras que no son ofrecidas
por los servicios gubernamentales de salud. Ello, implica una drástica
reducción en el número de partos atendidos por parteras indígenas, lo
que atenta directamente contra el ejercicio de su labor y razón de ser.
También, a que estas cambien el contenido de su rol comunitario, de
atender partos, a promover y orientar sobre el uso de anticonceptivos y
prevención de enfermedades femeninas y otras acciones de salud sexual y
reproductiva, e incluso a asistir a enfermeras de las clínicas
comunitarias.
Otro fenómeno que se deriva de lo anterior y se está observando hoy, es
la tendencia a la medicalización de la práctica de partería tradicional
en las zonas indígenas. Quizá como una respuesta ante la imposición del
Modelo Médico Hegemónico, o por la presión existente a que las parteras
se subordinen al sistema de salud, o bien, para acabar con las
percepciones y prejuicios que tienden a considerar a las parteras como
antihigiénicas y atrasadas.
Representa un grave obstáculo para el ejercicio de la partería, que los
centros del Sistema Nacional de Salud, en algunos estados sean los
únicos que puedan dar el certificado de nacimiento para el registro
civil, contraviniendo lo establecido en la Norma Oficial Mexicana
NOM-035-SSA3-2012, En materia de información en salud.
Lo que está sucediendo constituye una violación al marco legal existente
en México, ya que la partería tradicional está fundamentada en el
reconocimiento de la medicina tradicional en la Constitución Mexicana en
los artículos 1 y 2 y en la Ley General de Salud en el artículo 6 y 93.
También constituye una violación a los derechos colectivos establecidos
en la Declaración de las Nacionales Unidas sobre los derechos de los
pueblos indígenas, que señala en su artículo 24-1 que los pueblos
indígenas tienen derecho a sus propias medicinas tradicionales y a
mantener sus prácticas de salud, incluida la conservación de sus plantas
medicinales, animales y minerales de interés vital.
Sin duda que, estas violaciones a los derechos de las parteras indígenas
deben ser señaladas públicamente, mientras se identifican otros
mecanismos y procedimientos formales.
La campaña inicial de nuestra organización, Parteras Indígenas, Tesoros
vivos de México, se complementa con dos materiales próximos a ser dados a
conocer: Ser Partera Indígena Es… o Nacer Con Partera Indígena Es Nacer
A.., Estas también se suman a otras campañas que están siendo
difundidas: “Vamos por la Partería en Guerrero”, impulsada por las
organizaciones del Comité Promotor por una Maternidad Segura de
Guerrero y también la campaña de “Parteras de Hoy”, en diversos estados
de la república mexicana.
Consideramos importante compartir el valioso logro que tuvo la
Asociación de Parteras Unidas del Pacífico (Asoparupa) para que la
Partería en el Pacífico Colombiano fuese nombrada, en octubre del año
pasado, Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI).
Dicha organización, después de tres años de trabajo, diseñó el Plan de
Salvaguardia Especial de los Saberes Asociados a la Partería Afro del
Pacífico (PES). Esta declaratoria de PCI, es la forma en que se protege
un oficio ancestral que practican más de mil 600 mujeres en esa región,
ya que esta manifestación cultural representa un conocimiento ancestral
que se mantiene activo y vigente, necesario de salvaguardar como
manifestación cultural estructural de la identidad de las comunidades
del Pacífico colombiano.
Y en México ¿será posible parar la inminente desaparición de las
parteras indígenas y consigo la Partería Tradicional Indígena? ¿Es la
declaratoria de PCI una estrategia posible para preservar los modelos de
Partería Tradicional Indígena Mexicanos? Sin duda, mucho por
reflexionar y actuar.
*Maestra en Derecho Humano e integrante de Kinal Antzetik Distrito Federal, A. C.
**Kinal Antzetik es parte de la Coalición por la Salud de las Mujeres,
una red de organizaciones civiles con trabajo en salud y derechos
sexuales y reproductivos de las mujeres.
CIMACFoto:YunuhenRangelMedina
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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