7/29/2017

“Pedía a las mujeres que rompieran su silencio pero yo no había roto el mío”


¿Qué sucede cuando las sobrevivientes a la violencia sexual están delante pero también detrás de la cámara? Ese es el punto en el que converge Arenas de Silencio: olas de valor -Sands of Silence-, que comenzó con la idea de documentar la trata y la explotación sexual y acabó significando mucho más para la propia realizadora. Chelo Álvarez-Stehle revela en la cinta los abusos sufridos en el pasado. Después de recorrer medio mundo, sus planos son un viaje en sí mismo, para su directora y para todas las espectadoras y espectadores.
La periodista y cineasta riojana muestra los resortes que saltan en la sociedad y dentro de las familias y grupos sociales cuando se rompe el silencio sobre casos de violencia sexual. En la cinta aparece Virginia Isaías, una mujer mexicana que logra escapar de una red de trata y prostitución con su bebé de seis meses en el regazo, y cruza la frontera de Estados Unidos dejando atrás toda una vida de explotación sexual. Diez años después, Virginia es una lideresa contra la explotación sexual en la comunidad latina del Sur de California. Anu fue secuestrada en su aldea nepalí y vendida a un burdel de Mumbai (India) a los 16 años. Hoy es la cofundadora de Shakti Samuha, una cooperativa de sobrevivientes de tráfico en Katmandú.


Inspirada por mujeres como Anu y Virginia, Chelo decide profundizar para denunciar la violencia sexual. Ahí nace un viaje paralelo de introspección que empuja a la cineasta a regresar a España y ahondar en los silencios dentro de su familia y, lo más complejo de todo, acabar con el silencio sobre el abuso sexual también en su vida. Este documental, presentado y premiado en el Festival de Málaga, ha recogido recientemente el segundo Premio Fada a la cultura.
¿Dónde nace Arenas de Silencio?
Después de casi 20 años trabajando como periodista y documentalista sobre violencia sexual, limpiezas étnicas que acababan también con violencia contra las mujeres, documentando el tráfico de niñas del Himalaya a los grandes Burdeles de India en Mumbai y Dehli… Estaba absolutamente obsesionada con estos temas. Esto surgió de una inquietud interna que crecía y crecía. Llevo años recorriendo el mundo trabajando sobre este tema y entonces llegó el momento en el que pensé que tenía que hacer mi propio documental. Fue hace 8 años y empezó con la idea de rodar un reportaje sobre tres mujeres víctimas de trata… Pero en este proceso me doy cuenta de que voy por ahí pidiéndole a la gente que rompa el silencio cuando yo no había roto mi propio silencio. Entonces decido girar la cámara hacia el interior y enfrentarme a mi pasado; a los abusos sufridos por mi hermana en Zarautz y los sufridos por mí misma.
“DECIDO GIRAR LA CÁMARA HACIA EL INTERIOR Y ENFRENTARME A MI PASADO; A LOS ABUSOS SUFRIDOS POR MI HERMANA EN ZARAUTZ Y LOS SUFRIDOS POR MÍ MISMA”
Llegar hasta ahí es un camino largo…
Chelo ÁLvarez Stehle recorre el mundo rompiendo su silencio para abrir la puerta a otras mujeres. / Foto: Mette LampovcSí, de alguna manera todo aquello explica las razones por las que este tema me removía tanto. Una de las protagonistas fue traficada con su bebé en brazos y fue obligada a prostituirse. Consigue escapar y ahora es una lideresa que apoya a otras mujeres. Esa historia tan inspiradora me remueve, empieza mi viaje interior y me doy cuenta de que yo también he sido víctima y de que no lo he querido reconocer, me lo he ocultado hasta a mí misma. Empiezo a quitar capas con la historia de mi hermana, de la que también abusaron. En un viaje a mi tierra, La Rioja, decido enseñar este pequeño vídeo sobre el caso de mi hermana y grabo la reacción de mi familia. Las discusiones y dinámicas que se generan se convierten en un viaje al interior de mi familia, una familia que puede ser cualquier familia de clase media normal española. Proyectando ese vídeo intento romper el silencio de mi hermana y trato de que todos los demás comprendan, pero llega un momento en el que me doy cuenta de que yo también soy una víctima… Lo mantuve oculto durante décadas. En ese punto del documental es cuando la cineasta se abre y se rasga las vestiduras, se muestra. También Virginia, la protagonista mexicana, rompe el silencio con su madre y a nivel público en un momento del documental. Ese enfrentamiento con la realidad es un ejercicio interesante.
Chelo ÁLvarez Stehle recorre el mundo rompiendo su silencio para abrir la puerta a otras mujeres. / Foto: Mette Lampovc
Y en las proyecciones, ¿cómo reacciona la gente?
Han sido ocho años de sangre, sudor y lágrimas, pero todo ha valido la pena cuando tras ver el documental, jóvenes y adultos se sienten inspirados para romper el silencio. Algunos en público, otros me lo comunican en privado. Y no sólo eso, sino que una estudiante se ha animado a denunciar a un profesional médico en activo que la violó. La hija de una prostituta desaparecida se ha animado a decirle a todo el mundo que se siente orgullosa de su madre, que se vio forzada a prostituirse cuando de adolescente huyó de un hogar roto y fue violada y victimizada. Un recluso dijo que cuando cumpla su condena por violencia de género será él mismo quién ayude a una víctima a romper el silencio…
El documental mezcla distintos tipos de violencia, distintos contextos… ¿Crees que tienen el mismo origen?
Abarca todo el espectro de violencia sexual (clero, trata, prostitución forzosa, abusos en la infancia)… En este proceso yo percibo que los abusos a menores se han normalizado, están ocultos, se silencian. Yo soy activista, en Nepal monté una pequeña fábrica de mujeres que habían escapado de la trata, pero ya vale de fijarnos solo en la trata por lo espectacular que tiene y lo mediática que es, y no abrir los ojos al resto de violencias sexuales. Los abusos en la infancia están tan normalizados que en nuestra sociedad no hablamos sobre ello. Ya vale de hablar de trata y no hablar de lo que tenemos delante de la nariz, en nuestros institutos, colegios, iglesias, playas, fiestas… Todas hemos vivido en nuestra propia piel agresiones sexuales de algún tipo o conocemos a alguien que las ha sufrido. Yo minimizaba mi historia y no hay que restarle importancia porque ahí empieza todo. Ese es el comienzo del silencio.
¿Y de dónde viene todo ese silencio?
El silencio viene del patriarcado, del poder establecido, de una sociedad de cultura machista profunda que nos hace callarnos. De ahí la necesidad de romper ese silencio. Empieza por los chistes machistas, por los llamados micromachismos cotidianos. Empieza por que se aceptan como normales una palmadita en el culo o un comentario soez y luego viene todo lo demás… Es una semilla que va creciendo. Tenemos que respetar la dignidad humana y el cuerpo es parte de esta dignidad. Empieza por acabar con la cultura machista que impregna a hombres y mujeres. Cuando eduquemos no solo en matemáticas sino en la dignidad, el respeto, la igualdad y los derechos humanos, habremos avanzado algo.
En los casos de violencia sexual hay un componente de culpa, ¿no?
Yo me sentía culpable. La mayoría de las víctimas no hablan porque se sienten culpables porque el abusador pone la responsabilidad en ti y te intimida… Por eso es tan importante hablar y romper el silencio. No hablar de ello, no sirve de nada. La gente tiene que crear espacios en las familias y estar atenta, preguntar y que sea una conversación en casa. Entre amigos y amigas también debe existir ese espacio. El abuso y la violación no tiene excusa ni porque vistas así ni por dónde estés ni por lo que tú hayas hecho. También es fundamental educar a las estructuras, a la policía, a los cuerpos judiciales, las corporaciones, las instituciones…
¿Y si alguien prefiere no romper el silencio?
No todo el mundo tiene que romper el silencio de la misma forma. Puede ser hablarlo dentro de tu familia o con amigos o un terapeuta, no tiene porque ser públicamente porque para ciertas personas en ciertos contextos… Se trata de que resulte algo positivo, algo que ayude a la persona que lo ha sufrido.
Tú vives en Estados Unidos… ¿La cultura de la violación está en todas partes?
Las estructuras sociales son las primeras que mantienen el silencio. En Estados Unidos está por todas partes… En la universidad empieza desde el primer día con las novatadas en las que para iniciarte tienes que violar a una chica… Cuando ellas lo denuncian, las culpabilizan, las juzgan y la universidad cierra filas. Les dicen que van a ser meterse en líos y que van a salir perjudicadas. Con el presidente Trump vamos a ir hacia atrás. Es una aberración, porque con su discurso este hombre ha legitimado y hasta fomentado muchos casos de abuso.
Hay una epidemia mucho más extendida de violencia sexual que afecta a todas las capas de la sociedad y a todos los países, incluidos los sistemas democráticos, y que es de alguna forma más difícil de combatir porque es una enfermedad silenciada por el estigma.

Las proyecciones en España en otoño se publicarán en www.sandsofsilence.org/events/
Aquí puedes visionar el tráiler www.sandsofsilence.org/trailer/   

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