Gustavo Leal F.*
En relación con las movilizaciones
chilenas contra las AFP (Afores) y el desplome del sistema de
capitalización individual impuesto por Pinochet en 1981 –hace ya 36
años–, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro
(Consar), se atrevió sólo a prescribir como
lecciónpara México una reforma
paramétricamás.
En el curioso documento La experiencia pensionaria de Chile: ¿un
espejo para México? observa que “los parámetros con que se establece y
se desarrolla un sistema de pensiones resultan fundamentales para
explicar su ‘éxito’ o ‘fracaso’, pues no existe ningún sistema en el
mundo que pague altas pensiones con bajos niveles de contribución o
bajos niveles de densidad de cotización o bajas edades para el retiro.
Posponer las decisiones necesarias para que dichos parámetros se alinien
con una trayectoria para alcanzar mejores pensiones, como ocurrió en
Chile, conlleva un riesgo de generar insatisfacción entre los
ahorradores”.
¿Insatisfacción? Por sus resultados y patente fracaso después de 20
años ¿no será más bien urgente reconstruir estructuralmente lo que muy
mal reformaron Zedillo al IMSS, en 1995, y Calderón-Beltrones al Issste,
en 2007?
Es claro que, en el fondo del asunto público, lo que ambas fracasadas
reformas –como la chilena– fracturaron fue el soporte de la mutualidad
inter e intrageneracional que garantizaba la cobertura de jubilados y
pensionados con la solidaridad de los trabajadores activos. Esta
fractura se expresa estructuralmente en bajas tasas de remplazo, bajas
densidades de cotización y muy bajas pensiones. El sistema de cuentas
individuales no tiene arreglo alguno ni en México ni en Chile. Eso es lo
que hay que reconstruir para garantizar las titularidades a quienes se
jubilarán y dotar, simultáneamente, de un horizonte de seguridad social
integral a todos los jóvenes mexicanos que tienen el derecho a un futuro
diferente.
Como bien observara, en el remoto 1995, Banamex-Accival debatiendo la reforma Zedillo-IMSS: el sistema reparto es
superioral de capitalización individual en lo que concierne a la equidad. En reparto, los de menores ingresos, aunque reciben una pensión
menorque los de mayores ingresos (como proporción del salario medio de la economía), es
mayoren relación con su propio salario. En cambio, en capitalización individual, las
diferenciasentre los de mayores y menores ingresos se vuelven más elevadas, aunque todos reciben la misma proporción de sus salarios (Revista Mensual, vol. LXXI, No. 839).
Sin embargo la administración-Peña desbarrancó el entero sexenio con la inviable
seguridad social universal, como confirman sus nulos resultados: no hay pensión, seguro de desempleo y de salud
universales. Con la elección 2018 a la puerta, la
estrategia-Peña ingresó a su ocaso.
Después del masivo rechazo a la propuesta de OCDE para disminuir
jubilaciones de quienes pasarán a retiro –solicitada por la
Consar/Videgaray (10/15)–; de que el secretario Mead recurriera al FMI,
comunicando que las autoridades mexicanas “consideraron como una opción
fortalecer la integración entre las contribuciones obligatorias al
Infonavit y el sistema de pensiones y de que Óscar Vela (Unidad de
Seguros, Pensiones y Seguridad Social-SHCP) aludiera específicamente a
las hipotecas inversas como opción, el director del IMSS, Mikel Arriola,
declaró que el instituto enfrenta un gasto de
más de 2 billones de pesos para los próximos 70 años: éste es el saldo del régimen de beneficio definido de los trabajadores-IMSS. Y todavía agregó: es un universo de 270 mil personas que cobran una pensión
800 por ciento mayor y que se gradúa para ser pensionado a los 52 años. ¿Lo podrá probar? ¡Así se refiere respecto a quienes dejaron su vida en el IMSS!
Óscar Vela encabezó el ocaso de la
estrategia-Peña al comunicar que durante el actual sexenio
ya no se lograráincrementar las aportaciones de 6.5 por ciento para mejorar las pensiones. Vela presume saber que
estamosen un proceso en el que la discusión
está en todos los sectores y sobre dónde se debe mover el sistema(5/6/17). ¿De veras? Pero ¿con interlocutores de qué sectores y para
moverel sistema hacia dónde?
Siguió Carlos Noriega Curtis –director de Amafore– para quién, debido a que con Peña
nose ha avanzado en la reforma, entregaran a los candidatos presidenciales una propuesta
detalladapara incrementar aportaciones tripartitas y establecer una pensión universal independientemente de la situación laboral o de género. Sus recursos prevendrían del
impuestoal ingreso o al consumo (IVA) (6/6/17). Como Vela, también Noriega sabe como
realizarla futura reforma:
el riesgo no sólo es de la izquierda, sino de centro y de derecha. Un debate que se degrada tiende a convertirse en doctrinario e inmediatamente recurre a la demagogia. ¿De verás? Y remató:
no queremos llegar a un conflicto social.
Finalmente, Carlos Ramírez responsable de Consar, admitió que
no haycondiciones políticas para promover –en el sexenio– cambios a la legislación que incrementen el ahorro para elevar la pensión al momento del retiro. El Congreso
ya entróal ciclo electoral, pero también estimó que el país
todavíatiene una oportunidad de actuar
antes de que esto se convierta en una crisis mayor(7/6/17).
¿Dónde queda el ajuste paramétrico que Consar prescribe como
lecciónchilena para México? Porque en ambos países es claro que el sistema-Afores se agotó. Frente a sus víctimas: quienes se pensionarán y, especialmente frente a los jóvenes, hay que reconstruir –ahora– otro sistema que anteponga la solidaridad entre generaciones y la dignidad humana.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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