Por: Lucía Lagunes Huerta*
Aracely Osorio Martínez, mamá de Lesvy, ya lo veía venir, al igual que
varias abogadas feministas quienes sabían desde hace un mes que la
Procuraduría Capitalina estaba perfilando todo para hacer del
feminicidio de Lesvy en Ciudad Universitaria un “suicidio”.
Incluso antes de la renuncia del procurador Rodolfo Ríos Garza, se veía, de acuerdo a la mamá de Lesvy, y a las abogadas, que el actuar de la Procuraduría se dirigía para dejar del lado el feminicidio como eje central de la investigación y “acomodar” todo para concluir el supuesto suicidio. Edmundo Porfirio Garrido Osorio (nombrado esta mañana oficialmente Procurador) no se movió de la línea marcada por su antecesor.
Hubo reuniones incluso con la Secretaria de Gobierno de esta ciudad, con organizaciones y abogadas, quienes ya manifestaban su exigencia de encaminar la investigación por feminicidio. Aracely Osorio también lo exigió, incluso en una conversación con Edmundo Garrido.
El temor que tenía la madre de Lesvy, se corroboró la semana pasada, cuando la PGJ de la Ciudad de México, a través de un comunicado, informó que había sido suicidio y que la pareja de Lesvy “pasivamente” había dejado que esto ocurriera, por lo cual se fincaron responsabilidades.
Qué es lo que hay atrás de este actuar de la Procuraduría capitalina que se ensaña contra las mujeres. Para algunas no sólo es la misoginia del propio personal, se suma otro elemento: la corrupción.
En octubre de 2015 el entonces procurador Rodolfo Ríos Garza fue llamado a cuentas por la Asamblea Legislativa, después del “Primer Informe sobre Negación de Justicia en el DF”, el cual retoma 11 casos emblemáticos, entre ellos el caso Narvarte; Yakiri Rubio Rubí; Clara Tapia y la red de trata del dirigente priista capitalino Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
Un año 8 meses después, a estos casos se suma el de Belén, joven estudiante de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), reportada desaparecida y a la cual supuestamente ya había rescatado la Procuraduría pero que no presentó a sus familiares y el caso de Lesvy Berlín Osorio.
Antes de que la familia de Lesvy lograra tener toda la carpeta de investigación en sus manos, antes de ver los videos que existen, la Procuraduría anunció su conclusión: “suicidio”. Los videos en manos de la familia muestran la agresión previa contra Lesvy a manos de su entonces pareja. Curiosamente la imagen cambia justo cuanto Lesvy pierde la vida, y la cámara regresa cuando el hecho ya había ocurrido. ¿Por qué omite esta información la procuraduría capitalina?
No es sólo ineficiencia del personal, no es sólo misoginia lo que hay en todos estos casos, y en especial en el de Lesvy, algo más hay atrás. ¿Qué es? Es la duda que pone bajo sospecha a la institución capitalina responsable de la justicia en esta Ciudad.
En 2015 el “Primer Informe sobre la Negación de Justicia en el Distrito Federal” señaló que las inconsistencias en las averiguaciones previas, la estigmatización y criminalización de las víctimas, la construcción de verdades a medias o verdades paralelas, la actuación ministerial con prejuicio de género, imputaciones falsas y la validación de informes policiales falsos se han convertido en una práctica sistemática y generalizada al interior de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
Nuevamente estos elementos se hacen presentes en el caso de Lesvy. Con Rodolfo Ríos Garza fuera de la institución, lo que se muestra es que no sólo es un personaje sino un sistema que corroe la justicia y nutre la impunidad. La sospecha de que la Procuraduría está “cuidando” algo o a alguien, permea la conclusión.
La PGJDF está bajo sospecha de la familia de Lesvy, de las estudiantes de la UNAM, del personal académico, de las feministas universitarias, de las organizaciones civiles, de las ciudadanas de esta ciudad.
Cimacfoto: César Martínez López
Ciudad de México
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