Pedro Echeverría V.
1. Es tanta la desconfianza a gobernantes, empresarios y al gobierno
yanqui, que buena parte del pueblo mexicano dice que López Obrador
(AMLO) ganará los comicios en julio de 2018, pero como sucedió en 2006 y
2012, de manera obligada, lo defraudarán por los muchos cambios
“radicales” que ha prometido realizar. Esta es su última oportunidad,
por ello ha dicho de manera reiterada: “obtiene la Presidencia y el
Palacio Nacional o se va a su rancho en Palenque, cercano a los
monumentos arquitectónicos mayas. Lo que se observa es que es el único
candidato con mítines y actos masivos en todos lados, antecedidos por
más de 15 años de trabajo político; pero también se sabe que la clase
política dominante nunca ha perdido o dejado ir una.
2. En sus recientes declaraciones ha resumido cuatro promesas: a) Que
no usará la residencia oficial de Los Pinos, lugar donde han vivido los
presidentes y sus familias desde que el presidente Lázaro Cárdenas la
ocupó en 1934 (es una lujosa residencia/casa de campo) AMLO ha dicho que
la integrará al Bosque de Chapultepec, cerca del Museo de Antropología,
el Castillo y el Auditorio. b) Que no usará el llamado Estado Mayor
Presidencial ni tampoco al personal militar. Esta institución se ha
dedicado a cuidar y auxiliar al presidente en todas sus giras, lo mismo
hace con otros altos funcionarios. Se calcula que pueden ser 100 o
doscientos altos jefes entrenados para todo. Es una poderosa fuerza de
acompañamientos.
3. Ha planteado López Obrador c) que su salario será menor a la mitad
del salario actual del Presidente. (Si cobra 600 mil pesos al mes, pues
será de 200 mil) No estaría mal, pero mejor que todos los altos
funcionarios no superaran los 100 mil pesos al mes. La población
apoyaría una reducción de los altos salarios a 100 mil, para que el
salario mínimo se ubique a 20,000 (veinte mil) al mes y d) Que se
venderá el avión presidencial que costó 7 mil quinientos millones de
pesos y que en twitter se lo ha ofrecido al presidente Trump. Piensa
usar ese dinero para crear fuentes de trabajo que es lo más urgente. Sin
embargo, la clase política y empresarial dominante ¿permitirá
instrumentar estas medidas tan sencillas que a nadie lesiona?
4. López Obrador señala permanentemente que son tantos miles de
millones de pesos de la corrupción, que bastaría con frenarla para poner
a México de pie. Pero AMLO parece que todavía está pensando cómo
obligar a la “iniciativa privada”, a los poderosos empresarios, sean
banqueros, industriales o grandes comerciantes, a contribuir en serio a
poner en marcha las políticas de inversión para multiplicar el empleo y
la producción. La prensa cada año publica que bancos y grandes empresas
obtienen cada año millones de pesos en ganancias y también se publica
que son precisamente esos grandes negocios los que no pagan impuestos o
sólo entregan una cantidad risible, tal como durante décadas lo ha hecho
Televisa.
5. Si se formara un gran movimiento de masas para presionar a López
Obrador estando en la Presidencia, para que no se acobarde frente a las
amenazas de los poderosos, ahora sí de manera pacífica se lograrían
cambios importantes. Empresarios poderosos, pero inteligentes como Slim,
seguramente entenderían que para que el país salga de su profunda
crisis es urgente cambiar el autoritarismo y el despotismo con un nuevo
trato que tenga como base la lucha profunda contra la corrupción y el
aumento de ingresos y plazas de trabajo para el pueblo. Si asume AMLO la
Presidencia y no se cuenta con una gran fuerza en las calles, se lo
comerán fácilmente por la clase dominante o lo obligarán a renunciar.
(9/I/18)
alterar26@gmail.com
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