Por Mariela Jara
La activista hizo esta reflexión para IPS al finalizar la Asamblea Mundial de Mujeres, realizada en el marco del Foro Social Mundial
que tuvo lugar en esta ciudad de Salvador de Bahia, en el nordeste de
Brasil, entre el 12 y 17 de este mes, con participación de unas 20.000
personas de distintos países del globo según sus organizadores.
“Lo
que más me duele es que Marielle tiene su origen en la favela, salió y
se convirtió en una lideresa muy reconocida con una fuerza impresionante
y capacidad para agregar a la gente en torno a sus causas”: Verónica
Ferreira.
Reunidas el viernes 16 en la plaza Terreiro de Jesús de la zona
antigua de la ciudad, las mujeres participantes en la asamblea
expresaron con lemas y cánticos su indignación por el asesinato de la
concejala de Río de Janeiro por el Partido Socialismo y Libertad,
feminista, lesbiana y activista por los derechos de las mujeres negras y
la población de las favelas, los barrios pobres y hacinados.
Colectivos de mujeres afrodescendientes, de jóvenes, feministas,
trabajadoras y de otras vertientes tanto brasileñas como delegaciones
internacionales inundaron la plaza de una energía que transformó el
dolor, la rabia e indignación en voluntad y decisión de continuar en las
luchas por los derechos humanos “por ella, por todas”.
Ferreira no tiene temor de responsabilizar a las fuerzas policiales
de lo que considera una ejecución motivada por la lucha de Franco contra
la represión de las fuerzas del Estado en las favelas de Río,
especialmente contra la población pobre y negra.
El 16 de febrero el presidente Michel Temer decretó el traspaso al Ejército la seguridad pública de Río de Janeiro
, lo que para activistas sociales acarreaba la militarización de las
favelas, en una medida duramente cuestionada por la concejala asesinada,
quien integraba una comisión a cargo de evaluar la decisión
gubernamental que regirá hasta diciembre.
La noche del 14 de marzo Franco, de 38 años, fue acribillada a
balazos en su automóvil por desconocidos. Murió también Anderson Gomes,
conductor del vehículo.
“Lo que más me duele es que Marielle tiene su origen en la favela,
salió y se convirtió en una lideresa muy reconocida con una fuerza
impresionante y capacidad para agregar a la gente en torno a sus
causas”, expresó con visible emoción Ferreira, de la misma edad de
Franco y con quien compartió escenarios de lucha.
“Lo que ha hecho la policía es también darnos un recado para todas
nosotras pero no nos van a callar”, advirtió la activista de SOS Corpo. “Realmente nos mataron también un poco”, afirmó.
En contrapartida, dijo esperanzada, está la repercusión y conmoción
mundial por el asesinato de la luchadora social y defensora de derechos
que ha multiplicado por millones la voz de Franco.
Resistir, crear y transformar
El Foro Social Mundial (FSM), nacido en la también ciudad brasileña de
Porto Alegre en 2001, realizó su última edición en Salvador de Bahía,
como espacio de encuentro y articulación de los movimientos sociales del
planeta para levantar propuestas alternativas al modelo actual de
convivencia y organización económica, social y cultural.
Tras años de esplendor, el FSM se sostiene, aunque se haya debilitado en
opinión de diversos analistas por el actual contexto mundial de avance
del capitalismo neoliberal, insertado en la estructura del patriarcado y
en alianza con los fundamentalismos.
Con el lema “resistir es crear, resistir es transformar” congregó a unas
20.000 personas, que participaron en 1.300 actividades en torno a 19
ejes temáticos como los de democracia, territorios, feminismos y luchas
de las mujeres, luchas anticoloniales, diversidades sexuales y de
género, pueblos indígenas y derechos ambientales.
Cada actividad representó una experiencia de lo que en el cotidiano se
viene haciendo para alcanzar ese otro mundo posible que animó la
formación de este espacio global que también resiste y que deberá asumir
el desafío de recrear sus estrategias para potenciar las resistencias y
luchas de los colectivos sociales.
“La policía no puede callar una voz tan potente, la vida de Marielle
sigue y nos da fuerzas como feministas organizadas para seguir luchando
por ella, por nosotras y por todas”, subrayó.
Además de las organizaciones feministas, de mujeres y de derechos
humanos que repudiaron el feminicidio político y exigieron investigación
y sanción, se pronunció el Consejo Internacional del Foro Social
Mundial sumándose a la indignación colectiva y señalando que “la muerte
de Marielle es solo otra en la lógica de genocidio de la población negra
dentro de las favelas, contra la cual ella ha luchado tanto”.
También condenó el feminicidio el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, rubricada en 1994 en la ciudad brasileña de Belem en el marco de la Organización de Estados Americanos.
“Deja en evidencia la situación de vulnerabilidad que viven las
defensoras de derechos humanos en el país y representa un retroceso en
los compromisos internacionales adquiridos por el Estado de Brasil en
cuanto a garantizar el derecho de todas las mujeres a vivir libres de
violencia”, sostuvo.
Además, expresó su preocupación “por el riesgo que podrían estar
viviendo otras mujeres dedicadas a los asuntos públicos o a la
política”. Y recordó que el artículo 7 de la Convención obliga a los
Estados a actuar con la debida diligencia para investigar y sancionar
tales hechos.
Según el brasileño Atlas de la Violencia del Instituto de Investigación Económica Aplicada,
publicado en junio de 2017, el número de mujeres asesinadas en el 2015
fue de 4.621, lo que equivale a una tasa de 4,5 muertes por cada 100.000
mujeres.
De ese total anual, el mayor número de víctimas se encuentra entre
las mujeres afrodescendientes. Según el estudio, entre el 2005 y 2015 se
registró un aumento del 22 por ciento de asesinatos entre esta
población, evidenciando la relación entre violencia de género y racismo.
Marielle es nuestra Berta Cáceres
Para Nilde Sousa de la Articulación de Mujeres Brasileñas,
el asesinato de Marielle Franco, una “ejecución” a su juicio, es un
peldaño más en la extrema violencia hacia las mujeres que en el contexto
regional de América Latina y el Caribe se inscribe en una situación de
gobiernos que no son democráticos sino corruptos y fundamentalistas.
“Vivimos una lucha permanente contra esos gobiernos. No hay Estado de
bienestar sino de grandes corporaciones que buscan explotar nuestras
riquezas naturales, como el agua que es un bien común y que en Brasil se
quiere privatizar”, dijo Sousa a IPS.
Pero, aseguró, las mujeres resistimos aquí, en Perú, Argentina,
Uruguay, Colombia y otros países. Es una resistencia feminista muy
grande para lograr otro modelo de sociedad”, afirmó.
Ferreira, por su parte, afirma que en la región se vive un proceso de
recolonización por despojo de los territorios y bienes naturales con el
avance del capitalismo patriarcal y racista.
“Marielle es nuestra Berta Cáceres, fue muerta por ser defensora de
derechos como pasa en todo la región con la criminalización y asesinato
de lideresas”, denunció.
Cáceres, lideresa indígena y ambientalista de Honduras y reconocida internacionalmente, fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras,
fue asesinada el 2 de marzo del 2016 por defender el agua de su
territorio ante los intentos de construcción de una represa que
afectaría sus vidas.
Ferreira relacionó este patrón de violencia con la “profunda crisis
de la democracia actual en los países, con una institucionalidad
devaluada por los golpes y el poder armado, el poder de los hombres
armados en los territorios que es muy fuerte”.
“Yo creo que lo de Marielle indica que vivimos un estado de excepción
en América Latina, un estado de ruptura democrática de nuevo tipo
distinta de lo que pasó en las dictaduras militares”, afirmó.
La activista añadió que “aún no tenemos nombre para decirlo, pero es
un fenómeno regional, es feo, es duro y no tiene límites, yo creo que es
algo que se va a profundizar”.
Edición: Estrella Gutiérrez
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