Miguel Concha
Adías de conmemorar el
aniversario del sismo del pasado 19 de septiembre, la iniciativa
académica y ciudadana Documenta Desde Abajo 19s presentó un informe
denominado Contra el desamparo del Estado: Informe ciudadano sobre
las violaciones a los derechos de las personas damnificadas por el sismo
19S. En él se da cuenta de omisiones y fallas del Estado mexicano
para atender necesidades y garantizar derechos de las personas que se
vieron afectadas por el sismo.
Documenta desde abajo 19s es un proyecto de documentación de
afectaciones desde un enfoque de derechos humanos que incluye no sólo
los daños patrimoniales más visibles, sino también datos significativos
sobre las mayores repercusiones en derechos humanos, como los perjuicios
inmediatos a la vida, a la integridad personal, a la salud física y
sicológica, y al tejido social.
Así como afectaciones de más largo aliento a los derechos sociales,
económicos y culturales, derivadas de la imposibilidad definitiva o
temporal de volver a hogares, fábricas, escuelas, lugares de recreación y
espacios que antes habitaban.
Este esfuerzo articula a organizaciones defensoras de derechos,
academia, sociedad civil y brigadas de estudiantes de diversas
universidades, quienes los meses posteriores al terremoto se dieron a la
tarea de documentar directamente dichas afectaciones en albergues
siniestrados, entre damnificados y entre familiares de quienes perdieron
la vida. Se trata pues de un trabajo inédito que ha construido un
archivo no oficial de las afectaciones causadas por los sismos. El
informe, que se dio a conocer el pasado miércoles en el Centro
Universitario Cultural (CUC), puede consultarse en la página http://documentadesdeabajo.org.
En él se da también cuenta de la difícil situación que enfrentaron las
personas y comunidades por esa circunstancia, y se subraya la
responsabilidad del Estado por acción u omisión en esas afectaciones.
Algo fundamental es que este informe se centra en las personas y no
en los edificios que registraron daños, y porque nos muestra que los
colapsos de estos inmuebles han generado daños de muy distinta índole
para las personas que los padecieron.
Vale decir, que es un documento que incluso se adelanta a las
informaciones oficiales que a un año del sismo debieran de dar
autoridades de los ámbitos federal y local, así como instituciones
autónomas de derechos humanos. Se hace pues necesario leer y retomar
este informe en virtud de varios de sus aspectos.
Por un lado por su innovación, profesionalismo y compromiso
contundente con los derechos de las personas que resultaron damnificadas
por el sismo. Y por otro porque desde un enfoque de derechos contiene
un aspecto metodológico que es relevante para documentar desastres
naturales o desastres socialmente construidos. Me refiero a su
particular metodología relacionada con recabar información de manera
independiente desde brigadas ciudadanas y usando los derechos humanos
como guía.
De lo que resulta información importante para prevenir, denunciar y
atender violaciones a los derechos humanos. Además, mediante este
informe se hace evidente la falla del Estado no únicamente durante el
sismo, sino posterior, pues se ha confirmado que la atención en
albergues fue brindada y ofrecida principalmente por colectivos de
organizaciones sociales.
Incluso, gracias a la organización ciudadana hoy sabemos que hubo
atención a personas que se quedaron sin hogar, pues el Estado había ya
retirado su apoyo en los albergues.
El documento da cuenta también de que los damnificados padecen ahora
por desgracia una agudización de sus afectaciones, pues se registran
pérdidas de empleo, empobrecimiento, además de que se han tenido que
enfrentar a un constante abuso por parte de diversas autoridades.
De conformidad con la información contenida en el documento, hoy
podemos también identificar y denunciar que el trato que recibieron fue
diferenciado.
En efecto, quienes elaboraron el informe sostienen que hubo una
evidente desigualdad en la presencia y actuar del gobierno entre la
población que habita delegaciones más y menos pobres y periféricas. En
estás últimas se enfrentaron a una mayor vulnerabilidad y falta de
atención adecuada, dado el desamparo en que los dejó el gobierno.
Además de los datos que nos proporciona y analiza este informe, nos
ofrece también una clave de lectura y de interpretación frente a estas
situaciones, cuando sostiene que los desastres no pueden comprenderse
sólo como
fenómenos naturales, sino sobre todo como procesos sociales en los que hay responsabilidad de las autoridades en términos de derechos humanos, ya sea porque dejaron de cumplir algunas de sus obligaciones, o porque cometieron actos que los violan.
Con la finalidad de desplegar al interior del Estado las condiciones
de cumplimiento de sus obligaciones frente a desastres socialmente
construidos, y para garantizar que no haya repetición de estas
desgracias, se hace urgente que se retomen las recomendaciones
formuladas en este informe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario