9/19/2018

Seguro para el patrimonio cultural


Javier Aranda Luna

Año con año el gobierno mexicano ha pagado un seguro para proteger nuestro patrimonio cultural.
En 2017 pagamos 165.9 millones de pesos por tal concepto, pero después de los sismos de hace un año las aseguradoras quieren cobrar 2 mil 950 millones. Casi 18 veces más de lo que se había pagado. Es como si su seguro de auto por el que pagó 10 mil pesos se lo quisieran renovar por 180 mil , argumentando el incremento en los choques automovilísticos.
Supongo que legalmente se puede revocar ese incremento tan desproporcionado, pero tal vez nos convendría mejor contar con una especie de Seguro de Estado.
Su funcionamiento es relativamente sencillo: el gobierno considera en su presupuesto una cantidad para asegurar el patrimonio cultural. Si no se utiliza, ese dinero no lo perdemos como ocurre con cualquier seguro y podría servir para el año siguiente.
¿Se imaginan cuántas exposiciones de primer nivel podrían traerse con este seguro que sólo se utilizaría en caso de siniestro? Los protocolos de seguridad para transportar obras artísticas son tan estrictos que difícilmente las obras transportadas sufren algún daño. El asunto es que para traerlas requieren de un seguro pero ¿para qué pagarlo a una empresa si se puede contar con un seguro gubernamental?
En siniestros causados por los sismos ocurriría algo semejante: si los inmuebles no se dañan, no hay gasto. Y si en un año todo transcurre sin emergencias ese seguro de estado permanecería intacto y tal vez podría incrementarse el año siguiente con algún porcentaje.
¿Y no sería conveniente que en el caso de inmuebles se exija a quienes los usan un adecuado mantenimiento? Las iglesias que cuentan con templos deberían comprometerse a su cuidado pues un inmueble sin mantenimiento es más vulnerable que el que lo tiene. Si no pueden hacerlo podrían convertirse en bibliotecas o centros culturales.
Los seguros, por lo demás, no son tan seguros en materia de sismos: 65 por ciento de los casos de vivienda presentados contra las aseguradoras por el 19S están sin solución. No es una locura imaginar que con el patrimonio cultural asegurado existan esas anomalías.
Seguramente no tenemos un país quebrado, como aseguran algunos empresarios, pero si quebradizo que termina siempre por afectar a lo más vulnerable y a los más vulnerables.
Ignoro por qué nuestro patrimonio cultural, nuestra memoria, nuestra memoria colectiva, el disco duro que nos explica y justifica como sociedad, se le sigue considerando algo accesorio. Una sociedad sin memoria es una sociedad sin rumbo. Desconoce de dónde viene y difícilmente sabrá a dónde ir.

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