A un año del derrumbe en Chimalpopoca
La
orfandad les abrazó hace un año, cuando el edificio en el que laboraban
sus madres se vino abajo y ellas quedaron sepultadas sobre toneladas de
cemento, telas y maquinaria de costura.
En el avatar de su whatsapp, se lee “hay luto en mi corazón, duele
aceptar tu muerte, es difícil decirte adiós, no sé si podré”. La frase
cumple un año, Jessica, hija de Irma Sánchez Ramírez lo puso cuando
confirmaron que su madre había muerto en el predio ubicado en Simón
Bolívar y Chimalpopoca.
Para Salvador el dolor sigue ahí. Este lunes partió a Hidalgo al
cementerio donde enterraron a Irma Chávez Martínez. Lleva un año sin
pasar por el lugar donde su madre trabajó en “la fábrica de costura”,
como se le identificó, pero en realidad era un pequeño taller de “Línea
moda Joven”, donde se realizaban algunas reparaciones y se almacenaban
telas.
De acuerdo con documentos rescatados entre los escombros siete
empresas estaban en el edificio de cuatro pisos: Línea Moda Joven, S.A.
de C.V; ABC Toys Company S.A de C.V; Dashcam System, Regalomex;
Comercializadora Mextoy, S.A. de C.V.; Florina y Seo Young Internacional
S.a. de C.V.
LA AYUDA NUNCA LLEGÓ
Hace un año no sólo se derrumbó el edificio ubicado en Simón Bolívar
68, para Jessica y Salvador, se derrumbó la estabilidad de sus vidas.
De la ayuda que prometió el gobierno de la Ciudad de México no se supo
nada, ni siquiera les buscaron.
De los dueños quienes aseguraron que habían apoyado a las familias ni les dieron la cara.
Cuando se le pregunta a Salvador si llegó la ayuda el coraje le aflora; “no necesito su cochino dinero”.
“Por tonto la dejé trabajar, y no es que yo le diera permiso, yo
quería que ella hiciera lo que quisiera, pero si no hubiera entrado a
trabajar estaría aquí”.
A Irmita, como le decía su hijo Salvador, con quien vivía, le gustaba
ser independiente, ganarse su dinero, por eso buscó entrar a trabajar,
aunque no le faltara nada, dice Salvador.
Para él la orfandad de su madre lo tiene herido, “éramos una familia chiquita, y me quedé solo”.
Aunque trabaja muy cerca de donde trabajaba su madre, Salvador evita
pasar por ahí, no quiere hablar del tema y prefiere alejarse de la
ciudad.
LA HISTORIA
El 19 de septiembre del 2017, el predio de Bolívar 68 revivió el
dolor, no habían pasado 6 horas de la conmemoración de las costureras
fallecidas en el terremoto de 1985 cuando la tierra volvió a cimbrar la
Ciudad de México.
Al saber que en Bolívar y Chimalpopoca había costureras, la
solidaridad, la exigencia de no repetición y la ausencia de información
provocó caos y angustia por no saber cuánta gente trabajaba en el lugar
y cuantas personas quedaron atrapadas.
La historia se repitió como en el 85: telas, maquinaria, herramientas y drones fueron rescatados antes que las personas.
Los escombros del edificio que ocupó el predio en Bolívar 68 siguen
ahí, al igual que las pintas elaboradas en memoria de las mujeres
fallecidas en el lugar, las dos Irmas que en vida fueron amigas y
murieron juntas un 19 de septiembre de 2017.
CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Por: Lucía Lagunes Huerta
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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