El 68 a medio siglo
Jornadas contra genocidio e impunidad
Hernández Gamundi y Martín del Campo piden que se juzgue a Luis Echeverría por
delitos de Estado
La represión orquestada en diversos momentos por el
gobierno mexicano en contra de los jóvenes y los estudiantes en 1968 –y
no sólo en la masacre del 2 de octubre de ese año en Tlatelolco—debe ser
considerada como un
genocidio, pues cumple con diversos elementos propios de este crimen de lesa humanidad.
Así lo afirmaron Félix Hernández Gamundi y Jesús Martín del Campo,
integrantes del Comité 68, quienes señalaron que es posible y necesario
reactivar los procesos judiciales en contra del ex presidente Luis
Echeverría Álvarez y otros funcionarios por los
delitos de Estadoque cometieron en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.
Al participar este viernes en la inauguración de las Primeras
Jornadas contra el Genocidio y la Impunidad, ambos ex dirigentes del
movimiento estudiantil enfatizaron que mucha gente todavía piensa que el
genocidio únicamente se comete cuando existen
montañas de cadávereso las agresiones se dirigen contra ciertos grupos étnicos, lo cual no es correcto.
Entre los elementos que comprueban la presencia de una estrategia
genocida, subrayó Hernández Gamundi, está el hecho de que los agentes
del Estado mexicano reprimieron específicamente a un grupo nacional: los
jóvenes y los estudiantes, o quienes a su juicio parecieran
estudiantes, lo cual era suficiente para que las víctimas fueran
encarceladas o asesinadas.
Otro factor que acredita la existencia de un genocidio es que las
autoridades planificaron con detalle la masacre de Tlatelolco, como lo
comprueba el hecho de que usaron departamentos de esa zona de la ciudad
como centros de detención y tortura, y vaciaron las cárceles y
hospitales con días de anticipación, sabiendo que habría muchos heridos.
Asimismo, hay evidencias hemerográficas sobre cómo los altos mandos del
Ejército acuartelaron a cientos de soldados para adoctrinarlos con la
idea de que ellos eran los
guardianes de la patria, cuya labor era defender a México de los
sectores privilegiados(los estudiantes) que no valoraban lo que tenían y
tomaban héroes prestados, en referencia al Che Guevara, Fidel Castro y Ho Chi Minh.
Otros elementos probatorios de genocidio, indicó, son las detenciones
masivas, arbitrarias e ilegales previas y posteriores a Tlatelolco, y
el hecho de que los militares hayan abierto fuego el 2 de octubre de
forma indiscriminada y sin previo aviso.
De igual forma, el llamado halconazo del 10 de junio de 1971
fue la continuación de esa misma política de exterminio, como lo
comprueban su alto grado de planeación y el entrenamiento de los
agresores, externó Martín del Campo.
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
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