TLCAN, fracaso para el país
Avance raquítico en 25 años
Desde su campaña presidencial el
salvaje Trump dejó en claro que el único destino del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte sería el basurero, por ser, según dijo, el
peor acuerdo comercial de la historiade su país. México y Canadá soslayaron la amenaza e hicieron un intento
modernizador, pero lo único que lograron fue el sepelio del TLCAN y el nacimiento de algo que han denominado Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (Usmca, por sus siglas en inglés).
Lo anterior resume un año de
negociaciones tripartitas: Trump se impuso, Peña Nieto se dobló a la primera y Trudeau trató de sacar la casta, pero al final entregó la plaza. Pero ¿qué significa para México? El Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico nos ofrece un paseo temático: El fin del TLCAN. Va, pues.
Durante más de 25 años el gobierno mexicano alineó sus instituciones y
política económica a lo acordado en el citado tratado. El régimen
salinista (y los sucesivos) modificó la política económica para
satisfacer la visión de instituciones y funcionarios que consideraban al
Estado como una entidad que no debería intervenir en la economía. El
tratado fue la parte medular de la apertura económica, y por ello su
terminación no es irrelevante. ¿Representa el Usmca un sustituto que no
implicará modificaciones a la estrategia de política económica de
México? La respuesta es no.
El fin del TLCAN no debe tomarse a la ligera. Durante las pasadas
tres décadas, México construyó su política económica y las instituciones
respectivas alrededor de un marco de libre comercio, en donde el
tratado fue la columna vertebral. Con ello se renunció a la política
industrial y al fomento de las empresas nacionales, pues el crecimiento
llegaría vía el comercio internacional, particularmente con Estados
Unidos. Pero no sucedió.
El resultado en los pasados 25 años es concluyente: el aumento del
PIB no supera 2.5 por ciento anual, donde 23 por ciento del total es
generado por la economía informal.Lo anterior se vincula con un mercado
laboral predominantemente informal: 57 por ciento de la población
ocupada se encuentra en dicha situación.
En el periodo 2013-2018 se perdieron más de 420 mil empleos en el
rango superior a 10 salarios mínimos. En pocas palabras, con el TLCAN no
hay más empleo mejor pagado.Aplicar una nueva política industrial
implica romper el error del modelo de apertura económica mexicano.
Representa un cambio de fondo. Para transformar ese modelo el país debe
fortalecer su aparato productivo e incrementar su generación de valor
agregado, con empresas nacionales altamente competitivas a escala
global.
Más allá del mensaje mediático y político, se deberá revisar con lupa
el Usmca presentado al Congreso mexicano para responder ¿cuál es el
beneficio económico y social que se espera del nuevo acuerdo?,
particularmente cuando es notorio que el proceso de renegociación fue
ríspido y con metas divergentes. No se avanzó hacia una mayor
integración, la agenda del presidente Trump era privilegiar
hacer a América grande, otra vez.
En los próximos años México deberá superar los rezagos estructurales
que han limitado el desarrollo del país. Nuestro país ha firmado
múltiples acuerdos comerciales, pero la mayor parte de las exportaciones
están vinculadas a Estados Unidos. La
renegociacióndel TLCAN refrendó lo anterior.
El Usmca conservará la columna vertebral de libre comercio que el
TLCAN original tenía; un análisis más detallado permitirá observar si
los cambios fueron más allá de las siglas. No obstante, se puede afirmar
lo siguiente: si el nuevo acuerdo conserva la lógica del tratado, los
resultados de productividad, competitividad y crecimiento económico de
México no serán diferentes a los obtenidos hasta hoy.
Las rebanadas del pastel
Tiemblen, mexicanos ilusos: ayer el tipo de cambio bailó flamenco y el billete verde se vendió hasta en 19.59 pesillos. ¡Ole!
Twitter: @cafevega
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