El sexismo en las universidades, donde hay
discriminación, exclusiones y un clima de hostilidad contra estudiantes,
académicas y trabajadoras, tiene orígenes antiguos que es necesario
analizar para superar las resistencias al ingreso y permanencia de
mujeres en instituciones de educación superior, de acuerdo con
investigadoras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En el artículo Imaginario occidental y expulsión de las mujeres de la educación superior,
Ana Buquet, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de
Género; Hortensia Moreno, investigadora de esa unidad, y Araceli Mingo,
del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación,
plantean que en occidente se han desarrollado mecanismos sociales para
expulsar a las mujeres de las labores de la producción y diseminación
del saber.
Esto se ha hecho a partir de una división sexual del trabajo que
separa labores corporales de la vida intelectual, a la que se ha
considerado jerárquicamente superior.
De esta manera se procura producir espacios libres de cualquier
interferencia y de los compromisos, tentaciones y dificultades que
encarnan las mujeres.
Las investigadoras han hecho por varios años indagaciones empíricas
en las que detectaron actitudes sexistas en la universidad. Explican que
un grupo focal con alumnas del Instituto de Matemáticas develó la forma
en que algunos docentes las devaluaban y la actitud paternalista que
adoptaban con ellas: “hay los que dicen ‘las mujeres, por ser mujeres,
tienen un punto más’. No somos tontas, no necesitamos un punto más, no
somos estúpidas”.
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
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