Autor:
Érika Ramírez @erika_contra
Asume la Presidencia de la República con un discurso nacionalista y antineoliberal. Ante funcionarios de los tres Poderes y mandatarios y representantes de gobiernos extranjeros, Andrés Manuel López Obrador promete erradicar el neoliberalismo y sentar las bases para que nunca más regrese
Apenas unos minutos le tomó llegar al escaño buscado desde hace tres sexenios. Entró por la puerta principal del recinto legislativo de San Lázaro. Sus correligionarios del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) bordeaban el pasillo por el que andaría el ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Entre aplausos y porras caminó el hombre
de cabello cano, que recientemente cumplió los 65 años. Los
legisladores se arremolinaban a su paso, la algarabía del triunfo lo
abrazaba. “¡Presidente, presidente, presidente!”, se escuchaba a coro,
para seguir con: “¡Es un honor estar con Obrador!”
Abrazos, saludos de mano, espaldarazos
de camaradería. Las miradas y los reflectores estaban puestos en él:
celulares, cámaras fotográficas y de video querían captar la imagen de
quien llegaba para presidir el Ejecutivo Federal por 6 años. Ascendió.
Las curules habían sido ocupadas en su
totalidad. Hombres y mujeres, representantes del Poder Legislativo, que
minutos antes habían entrado en acceso exclusivo por la puerta giratoria
de cristal, sonreían y retomaban su puesto.
También se apreciaban algunos rostros
serios en un costado del recinto, donde se agrupa la bancada del Partido
Acción Nacional (PAN). Una manta azul en rechazo a la presencia en el
país del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, los flanqueaba.
Los tres palcos del Palacio, repletos de
invitados especiales. Presidentes, jeracas, funcionarios y
representantes de todo el mundo habían llegado para atestiguar la
ceremonia de transmisión del Poder Ejecutivo, entre ellos la hija de
Donald Trump, Ivanka Trump; Felipe VI, rey de España; Miguel Díaz Canel
Bermúdez, presidente de Cuba, Evo Morales, presidente de Bolivia.
El respaldo de un electorado que rebasó
los 32 millones de votantes a su favor, el pasado 1 de julio, hizo que,
por fin, López Obrador obtuviera la banda tricolor de manos de Porfirio
Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, y que le había sido
entregada por el ahora exmandatario, Enrique Peña Nieto.
Dos banderas tricolores se alzaban y el
lema: “La patria es primero” detrás de él. Con el escudo nacional,
bordado en hilo de oro sobre la banda presidencial, y a la altura del
pecho, inició su toma de protesta ante el Congreso de la Unión.
El mandatario 65 de México alzaba la
mano derecha para exaltar: “Protesto guardar y hacer guardar la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de
ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente
de la República, que el pueblo me ha conferido de manera democrática,
mirando en todo por el bien y la prosperidad de la unión, y si así no lo
hiciera que la nación me lo demande”.
Mensaje antineoliberal a la Nación
Entre vivas y aplausos, López Obrador
inició su mensaje a la nación, con el agradecimiento a Enrique Peña
Nieto por sus atenciones, pero sobre todo por “no haber intervenido,
como lo hicieron otros presidentes, en las pasadas elecciones
presidenciales”.
“Hemos padecido ese atropello
antidemocrático y valoramos el que el presidente en funciones respete la
voluntad del pueblo; por eso, ¡muchas gracias, licenciado Peña Nieto!”,
dijo el mandatario. Pero nada más. Lo que siguió fue una disección de
los sexenios pasados y de la política económica llevada a cabo por el
propio Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo, Carlos
Salinas de Gortari y Miguel de la Madrid. Todos reprobados y
repudiados.
En un claro mensaje antineoliberal, este
1 de diciembre, en el que equiparó al neoliberalismo no sólo con el
despojo y la injusticia, sino con la corrupción, López Obrador “ha
iniciado la cuarta transformación política del país”. Con este proceso
histórico, también inicia un cambio de régimen político: “Una
transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y
radical porque se acabará con la corrupción y la impunidad que impiden
el renacimiento de México”, dijo.
Sostuvo que la crisis en México se
originó no sólo por el fracaso del modelo económico neoliberal, aplicado
en los últimos 36 años, sino también por el predominio en este periodo
de la más “inmunda corrupción pública y privada”. Nada ha dañado más a
México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría
que ha lucrado con el influyentismo”, señaló.
Causa principal de la desigualdad,
inseguridad y violencia que padece el pueblo de México, sostuvo el
presidente, “la política económica aplicada, en el periodo neoliberal,
de 1983 a la fecha, ha sido la más ineficiente en la historia moderna de
México…un desastre, una calamidad para la vida política del país”.
La búsqueda de la vida en la
informalidad y la migración han sido consecuencias de esta política
económica y del enriquecimiento de unos cuantos, aseveró.
Entre los saldos que ha dejado el
neoliberalismo en México mencionó el incremento en la importación del
maíz, cuando antes de aplicarse este modelo “éramos autosuficientes,
como también lo éramos en gasolina, diésel, gas y energía eléctrica”.
El poder adquisitivo se ha deteriorado
el 60 por ciento, el doble de enfermos de diabetes, en comparación con
América Latina, han emigrado 24 millones de connacionales a Estados
Unidos. “Ocupamos el lugar 135 en corrupción, de 176 países evaluados”.
Insistió en que el distintivo del neoliberalismo es la corrupción:
“privatización ha sido en México sinónimo de corrupción”.
No obstante, y ante estos hechos, prometió “no perseguir a nadie, porque no apostamos al circo ni a la simulación”.
Al término de esta ceremonia solemne,
Carlos Slim Helú, el hombre más rico del país comentó ante reporteros
que el reto de este gobierno es atender todos los rezagos que tiene.
Enfatizó, al igual que el presidente, que la corrupción “ha sido un
freno importante para el desarrollo” y, prometió participar con las
inversiones en esta cuarta transformación.
Slim Helú rechazó que el discurso
antineoliberal pronunciado por el presidente afecte a los empresarios.
“Lo que ha fallado, fundamentalmente, es la falta de un plan a largo
plazo, una visión de futuro, un gasto corriente en exceso que ha llevado
a esos lineamientos y no se ha atendido la generación de empleos, el
combate a la pobreza y a la educación”, adujo.
Alfonso Ramírez Cuellar, presidente de
la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados, comenta en
entrevista el mensaje de López Obrador brinda muchas certezas de que
habrá una recuperación de la inversión con oportunidades para que la
economía crezca y para la generación de empleos, tanto en el sector
agrícola, como en los servicios y las manufacturas. “Hay una estrategia
importante en el fortalecimiento de los ingresos de las familias”,
comentó.
Ramírez Cuellar menciona que entre los
principales retos que enfrenta el Gobierno de México es una imperante
pobreza y el desmantelamiento de la actividad productiva e
instituciones. “El objetivo es reconstruir instituciones, banca de
desarrollo, todas las actividades de fomento, hacer que el Estado tenga
una fuera mayor para intervenir en la producción de insumos, como
fertilizantes y semillas”.
La amnesia del PAN
Ante las desalentadoras cifras con que
recibe el país, López Obrador propuso un nuevo modelo para impulsar la
economía mexicana, entre los que se en encuentran: la construcción del
Tren Maya, el Tren Transísmico, la construcción de dos pistas en la base
aérea de Santa Lucía. También prometió fortalecer los puertos de
Salinas Cruz, Oaxaca, y Coatzacoalcos, Veracruz, con el fin de facilitar
el comercio con Asia.
El presidente prometió que se
rehabilitarán las seis refinerías que funcionan actualmente en México, y
se iniciará la construcción de una nueva en Dos Bocas, Tabasco. Con
esta decisión, dijo, disminuirán muy pronto los precios de las gasolinas
y otros energéticos.
En el marco de la ceremonia protocolaria
de transmisión de poder, la oposición legislativa también se manifestó.
Pancartas en exigencia de la disminución del IVA y de la reducción en
el precio de la gasolina alzaban legisladores del Partido Acción
Nacional (PAN) mientras López Obrador continuaba con su discurso.
Desde la máxima tribuna de San Lázaro,
el presidente de México reviraba a los legisladores albiazules que se
manifestaban: “Ahora resulta que los que subieron el precio de la
gasolina quieren que baje”. Fue la única ironía que se permitió en el
discurso. Legisladores de Morena, del Partido del Trabajo y hasta
algunos del de la Revolución Democrática aplaudieron y lo arroparon.
Entrevistado en el marco de este evento,
Emilio Álvarez Icaza, senador independiente y crítico de López Obrador,
no tuvo más que darle el beneficio de la duda y señalar ante el
comienzo de la Cuarta Transformación del país: “Vamos a ver si es
cierto”.
Entre los grandes retos que enfrenta
López Obrador, comentó Icaza Longoria, se encuentran: “Seguridad: veo
muy mal que quiera hacer lo mismo que Calderón y Peña con una
militarización del país, cuando dijo que no lo haría. Ahora que puede
tener un fiscal independiente quiere un ‘fiscal carnal’, y el tema de la
inequidad y concentración de la riqueza… ¿cómo construimos un gobierno
que sea para todos y no sólo para sus partidarios? Además, no me parece
bien que el logotipo del gobierno de la República sea del color del
partido que gobierna. Nos dijeron que iba a ser distinto y hacen lo
mismo que los otros, mala señal”.
Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de
Nuevo León y otrora contrincante presidencial, dijo que “este es un
nuevo periodo, una nueva expectativa, hay inquietudes y hoy se puede
escuchar. Es urgente que saquemos adelante a México y que el presidente
utilice la parte de la colaboración para hacerlo. Él está intentando
cumplirles… todos los gobernantes queremos cumplir con lo que ofrecemos,
pero cuando llegas y te das cuenta que la caja está vacía muchas de
esas cosas no se pueden cumplir”.
Xóchitl Gálvez Ruiz, secretaria de
Asuntos Indígenas en el Senado de la República, dijo que López Obrador
ha sido congruente con sus propuestas de campaña aunque hay temas que
“no va a poder cumplir, como bajar el precio de la gasolina, el IVA en
la frontera”.
Pero también dijo: “Hay que desearle
éxito. Como oposición estamos obligados a hacer que las promesas de
campaña se cumplan y los ofrecimientos al electorado se vuelvan
realidad. Habrá que analizar de dónde van a salir los recursos”.
Respecto a los proyectos que atravesarán
comunidades indígenas, como el Tren Maya, Gálvez Ruiz criticó que los
procesos que se han llevado a cabo, pues estos son sondeos y no
consultas. “Estoy de acuerdo con el desarrollo de los pueblos indígenas,
siempre y cuando la consulta sea libre, previa e informada”.
Casi solitario y después de aguantar una
crítica severa de casi 1 hora con 15 minutos, se retiró Enrique Peña
Nieto. El tumulto acompañó después a López Obrador y su esposa, Beatriz
Gutiérrez Müller. Sonrisas, saludos, atropellos, gritos. En tropel
salieron después los legisladores. Minutos después, el recinto casi
estaba vacío. Pero resonaba entre las curules el eco de una reciente
apoteosis: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Érika Ramírez
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