Por: Lucía Lagunes Huerta*
Tras
el caso de Juan Carlos “N” quien asesinó a por lo menos 20 mujeres en
el Estado de México, más que nunca cobra sentido la frase reiterada por
personas relatoras de Derechos Humanos: “la impunidad es la puerta
abierta a la repetición”. Juan Carlos pudo arrebatarles la vida porque
no hay autoridad que esté investigando los crímenes, por lo tanto no hay
sanción contra feminicidas y la repetición es una garantía.
Más allá de su estado emocional y mental, Juan Carlos es la muestra
de la brutal impunidad en el Estado de México, la que ha permitido que
siga libre Isidro López, uno de los feminicidas de Nadia Muciño (2004).
La tierra del feminicidio es gobernada por Alfredo del Mazo Maza, el
tercero de su familia que ha gobernado esa entidad y quien en campaña
prometió “cambiar lo que haga falta y mejorar lo bueno que ya tenemos”.
Como no dijo qué sí cambiaría, empecemos por darle algunas pistas: la
impunidad, la injusticia por justicia, mirar a las ciudadanas y sus
Derechos Humanos desde su obligación de protegerlas y no sólo como votos
a ganar, son de las cosas que hacen falta cambiar para garantizar la no
repetición.
Juan Carlos “N” vivía en Ecatepec, uno de los 11 municipios que
contempla la Alerta de Violencia de Género que por cinco años las
organizaciones y las víctimas demandaron declarar en todo el Estado de
México, pero que fue obstaculizada con todo el poder político del
entonces gobernador, Enrique Peña Nieto.
Tres años después de “puesta en marcha” la Alerta de Género y ante la
exigencia de las organizaciones y víctimas de una segunda declaratoria,
se conoce del multifeminicida.
Juan Carlos “N” pudo asesinar en más de una ocasión a las mujeres
porque la inacción de las autoridades de la tierra del feminicidio ha
dejado el camino fértil para todos los Juan Carlos, Isidros, o el nombre
que sea, porque no han revertido las condiciones que generan y permiten
que existan los crímenes contra las mujeres.
Porque pese a las cifras, las historias de horror de las madres que
buscan desesperadamente a sus hijas, por las decenas de niñas y niños
huérfanos del feminicidio y las evidencias de la gravedad, las
autoridades del Estado de México han optado por la simulación, como en
la mayoría de las entidades federativas que tienen Alerta de Género.
Todos los funcionarios que buscan eludir su responsabilidad y
esquivar la Alerta de Género, aseguran que “no hay tantos crímenes, que
las organizaciones exageran, que son hechos aislados”, que ellas se
suicidaron, y una larga y vergonzosa lista de etcétera.
Las autoridades del Edomex se equivocan una y otra vez, los Juan
Carlos no son un hecho aislado, son el producto de una estructura
social, política, cultural y económica que ha normalizado la violencia
contra las mujeres, que la justifica, y fomenta la acción violenta de
los hombres como parte de su identidad masculina.
Los hombres que asesinan a las mujeres producto de su odio y
desprecio, lo hacen porque saben que difícilmente la justicia hará su
trabajo, porque si llegan al sistema penal, podrán alegar celos,
frustración, alguna enfermedad mental o dirán que estaban fuera de sí o
cualquier otra cosa que les será tomada en cuenta para justificar su
crimen.
El estado de México ha perdido 8 años para detener el feminicidio y
quienes han pagado las consecuencias son las mujeres. Cifras del
Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio del 2015 al 2016
contabilizaron 626 asesinatos de mujeres en el Edomex; en 296 se
iniciaron investigaciones por feminicidio y de éstas 10 por ciento tiene
una sentencia.
De acuerdo con la organización IDHEAS, las desapariciones de mujeres
en el Estado de México han aumentado en 227 por ciento en los últimos
tres años, de los cuales uno le corresponde al actual gobernador,
Alfredo del Mazo Maza.
Desapariciones especialmente en los municipios de Toluca, Ecatepec,
Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Cuautitlán Izcalli. Tres años en los que
probablemente Juan Carlos asesinaba sin ser “descubierto”.
¿Dónde estaban las autoridades? ¿En qué hoyo metieron sus cabezas
gobernadores y presidentes municipales? ¿Cómo es que la federación no
interviene para salvarle la vida a las mujeres?
Además de “cambiar lo necesario” Alfredo del Mazo Maza, prometió pena
de cárcel e inhabilitación de por vida a funcionarios públicos
corruptos; programas de seguridad en el transporte público; crear una
fuerza policial especialista en Derechos Humanos y género; luminarias y
cámaras.
¿A cuántos funcionarios meterá a la cárcel por no hacer su trabajo?
cuando se les paga por ello y su inacción permite que los feminicidas
anden sueltos. ¿Dónde está la fuerza policial que entenderá que toda
petición de auxilio de las mujeres debe ser atendida, que todo acto de
violencia contra mujeres y niñas debe ser sancionado?
En la tierra del feminicidio es necesario que el gobernador tome
acciones de emergencia para resguardar la vida e integridad de mujeres y
niñas que viven o transitan por la entidad a la que prometió servir y
no servirse de ella.
Si Alfredo del Mazo mira para otro lado aun teniendo la evidencia,
veremos crecer la cifra de desapariciones y feminicidio y con ello la
responsabilidad del gobernador por no haber hecho nada para evitarlo.
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28
CIMACFoto: César Martínez López
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