Un registro mundial de activos financieros permitiría
medir y comprender la desigualdad de la riqueza, tener una base para
considerar cuáles son los impuestos apropiados para reducir estas
brechas y generar un registro contra el financiamiento ilícito y el
combate a la corrupción, expone la Comisión Independiente para la
Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (Icrict) en un
documento.
Recuerda que 7.6 billones de dólares que equivalen a 10 por ciento
del producto interno bruto (PIB) mundial se encuentran ocultos en
paraísos fiscales mediante depósitos, acciones, bonos y fondos de
inversión. La estimación es conservadora, de acuerdo con la
investigación de Gabriel Zucman, integrante del Icrict, pues en algunos
países de América Latina y en Rusia se estima que supera 60 por ciento
del la riqueza generada en cada país.
“Además de ayudar a las multinacionales a eludir los impuestos, los
centros offshore permiten que una serie de individuos ultraricos oculten
sus riquezas (…) Un registro mundial de activos financieros asestaría
el golpe final al secreto financiero y sería el arma más eficaz para
crear transparencia financiera mundial”, comentó al respecto Gabriel
Zucman.
También se estima que casi la mitad, 45 por ciento, de los beneficios
de las multinacionales se trasladan artificialmente a paraísos
fiscales. En el caso de las trasnacionales con origen en Estados Unidos,
esta proporción alcanza hasta 63 por ciento de los beneficios
extranjeros que terminan en paraísos fiscales.
La riqueza offshore está extremadamente concentrada, apunta la
Icrict, las familias más ricas del mundo representan 0.01 por ciento de
la población mundial y poseen 50 por ciento de toda la riqueza oculta
con fines de evasión fiscal.
El número de las personas más ricas del mundo ha seguido creciendo desde 2008 a un ritmo mucho más rápido que el tamaño de la economía, en parte porque pagan menos impuestos que los otros. Seguimos viviendo con la ilusión de que resolveremos el problema de forma voluntaria, pidiendo educadamente a los paraísos fiscales que dejen de comportarse mal. Es urgente acelerar el proceso y aplicar sanciones comerciales y financieras severas contra los países que no cumplan con normas estrictas, consideró Thomas Piketty, del Icrict.
De acuerdo con el grupo, este dinero que se evade deja de ir a
infraestructura, salud, entre otro servicios públicos, mientras las
medidas promovidas desde organismos internacionales –como la erosión de
la base imponible y al traslado de beneficios (BEPS)– no han resuelto el
problema.
Por ello, proponen que el registro mundial de activos financieros
asegure que la información de patrimonio se refiera al propietario final
de los activos y no a sus propietarios legales (por ejemplo, una
compañía, un representante o un testaferro). Una fase piloto,
consideran, podría ser en los países que integran la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que son los principales
centros financieros y
tienen la capacidad financiera y tecnológica, y gran parte de la riqueza del mundo ya está allí.
Dora Villanueva
Periódico La Jornada
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