Luis Hernández Navarro
La Jornada
Mario Cantinflas Delgado
balbucea incoherencias. Disfrazado de vendedor de automóviles usados,
hace malabares verbales para presentar un carro viejo como si fuera
nuevo. Ciertamente, la flamante carrocería y las llantas son del año,
pero el motor es el mismo del viejo y agotado modelo 2013, que ni
siquiera se reajustó.
El coche que el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la
Cámara de Diputados pretende vender como si fuera último modelo, es la
reforma educativa de la Cuarta Transformación (4T). En realidad, se
trata de la reforma educativa del Pacto por México, con nueva carrocería
y neumáticos, pero con el mismo viejo motor.
Decía Carlos Monsiváis que lo que los diálogos de Cantinflas intentaban era rendir al interlocutor
que, ante la incomprensión, acaba fatigado, desmayado y dispuesto a aceptar lo que el otro le diga. Por eso, Mario Delgado cantinflea. Trata de ocultar que la reforma educativa de Andrés Manuel López Obrador es, en realidad, la reforma de Enrique Peña Nieto reloaded. Habla para no decir, para no reconocer el alcance de la norma, para que los demás escuchen sin entender.
El 13 de septiembre de 2018, el diputado Delgado anunció:
Se va a echar abajo la reforma educativa y no va a quedar ni una coma. No sólo siguieron vigentes comas, sino los puntos, párrafos completos y su corazón neoliberal.
Cuando ante el intento de albazo legislativo, los maestros bloquearon
las entradas de San Lázaro y el Senado, cantinfleó e intentó tomarle el
pelo a los docentes. Se prevé –dijo– incluir un artículo transitorio en
el dictamen de la reforma educativa que especifique la situación
laboral de los docentes,
para dejar muy explícito que los (derechos laborales de los) profesores están en el apartado B del artículo 123 constitucional. Sin embargo –añadió–
en el ar-tículo 3º quedará la parte de promoción, reconocimiento y admisión, pero se regulará con una ley secundaria.
¿Por qué cantinfleada y tomadura de pelo? Porque el ingreso,
promoción y reconocimiento son parte sustantiva de las relaciones
laborales y deben regularse por el apartado B del 123 constitucional, no
en el 3°. Al mantenerlos en éste y elaborar una ley secundaria se
mantiene el régimen laboral de excepción para el magisterio que
constriñe sus derechos laborales. Además, en esta contradicción
normativa, prevalecerá el artículo 3° sobre el transitorio. El artículo
3° debe reconocer el derecho social a la educación, no asuntos
laborales.
No es exageración afirmar que hay una continuidad básica en puntos
esenciales de la vieja y la nueva reforma, en clara sintonía con las
recomendaciones de la OCDE y distante de las declaraciones de López
Obrador. Como dicen los abogados: a confesión de parte, relevo de
pruebas. La diputada del PRI Cynthia López Castro reconoció que su
partido apoya el proyecto de dictamen
porque contiene 80 por ciento de la reforma que emprendió el presidente Enrique Peña Nieto.
No fue la única en reconocer públicamente lo que otros opinan en
privado. Jennifer O’Donogue, directora general de Mexicanos Primero, ve
que la nueva propuesta
fue fortaleciday tiene muchos aciertos. “Representa –escribe– un avance sobre cómo se entiende y propone la defensa y promoción de la educación en México desde la Constitución”.
El que dos fuerzas políticas claves en el diseño, el cabildeo y la
aprobación de la reforma educativa peñista de 2013 den su aval a la
reforma educativa de la 4T de 2019 dice mucho sobre la continuidad de la
primera en la segunda. Su lógica no es
de lo perdido, lo que aparezca. Obtuvieron en la negociación en lo oscurito, lo que perdieron en las elecciones.
Para aprobar la nueva legislación en la materia se tiene que abrogar
la anterior. Pero, si la nueva norma tiene, en lo esencial, elementos
sustantivos de la vieja, estamos ante un ejercicio de prestidigitación,
no de reforma progresiva. Es una abrogación en lo formal y una
continuidad de hecho de los preceptos neoliberales en educación. De allí
la inconformidad magisterial.
Se dirá que los legisladores de Morena no cuentan con los votos
necesarios para aprobar la reforma y que hicieron concesiones para
sacarla adelante. Pero, más allá de este hecho, dentro de Morena hay
diputados que están más cercanos de la reforma de Peña Nieto que de una
verdadera transformación pedagógica y de la restitución de los derechos
laborales. Y utilizan el argumento de los
votos necesariosde la oposición para camuflar su simpatía con la incorporación de posiciones neoliberales a la redacción del texto.
Aunque no es el único dentro de Morena y de la 4T, eso acontece con Mario Cantinflas
Delgado, quien, como senador del PRD, fue uno de los principales
promotores de la reforma educativa del Pacto por México. Tan fue así que
impulsó la inclusión del concepto de calidad en el texto del tercero
constitucional (https://bit.ly/2Oz2Ny4).
Según el empresario Claudio X. González, el 12 de diciembre de 2012 el
senador lo llamó jubiloso para contarle que la reforma se había aprobado
con su voto en favor.
Mario Moreno Cantinflas fue un gran cómico. Probablemente,
compararlo con el diputado Delgado le haga retorcerse en su tumba.
Esperemos que la reforma educativa de la 4T no termine siendo una broma.
Twitter: @lhan55
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