Silvia Ribeiro *
Acontrapelo de la copiosa
propaganda de empresas y científicos sobre los beneficios de las nuevas
biotecnologías, particularmente Crispr-Cas9 y similares, se siguen
publicando estudios sobre sus efectos secundarios imprevistos y nocivos.
Al respecto, el investigador Georges Church, de la Universidad de
Harvard, patriarca de la biotecnología, declaró en una conferencia en
enero pasado que la tecnología Crispr es como un
hacha desafilada. Y por si a alguien le quedaban dudas, agregó:
Le llaman edición, pero en realidad es vandalismo genómico(https://tinyurl.com/y5dypgsp).
La afirmación de Church fue motivada por varios estudios publicados
recientemente, que muestran que Crispr, aunque promocionada como una
tecnología
exacta, rápida y barata, no es tal. Al contrario, podría ser aún peor que los transgénicos anteriores por los desarreglos genómicos que provoca en plantas, animales y células humanas.
La industria biotecnológica, con Monsanto-Bayer, DuPont-Dow y otras,
presiona para que los productos de este tipo de ingeniería genética no
tengan que atenerse a las regulaciones de bioseguridad ni de etiquetado.
Estados Unidos ya aprobó unos 20 cultivos manipulados genéticamente con
esta tecnología (entre otros, papa, alfalfa, maíz, arroz, soya, tabaco,
tomates, trigo y setas) que podrían ser procesados y vendidos sin que
agricultores ni consumidores sepan que son productos de ingeniería
genética. Argentina y Brasil cambiaron sus normativas de bioseguridad en
el mismo sentido para permitir que las industrias puedan comercializar
este tipo de nuevos transgénicos sin siquiera informar sobre ello.
Desde que se comenzó a experimentar, en 2012, se observó que Crispr
(con alguno de sus sistemas asociados, como Cas9) actuaba no sólo sobre
la parte del genoma que se quería modificar, sino también sobre otras
secuencias, lo cual implicaba efectos imprevistos, por ejemplo, cortar
genes que no eran el objetivo, silenciando o alterando funciones que
pueden ser vitales en los organismos. En 2018, un estudio del Instituto
Karolinska, de Suecia, mostró que el sistema Crispr seleccionaba células
que no contienen ciertas defensas naturales contra el cáncer, porque
ello impide su acción, por lo que su uso podría significar un aumento
del riesgo de contraer cáncer. Investigadores del Wellcome Center, de
Reino Unido, encontraron después que Crispr-Cas9 eliminaba largas
secuencias en otras partes del genoma, lejos del sitio de corte
intencional ( https://tinyurl.com/y5r5cza4).
Church sugirió por todo ello usar otras tecnologías de edición
genómica, que según él serían (ahora sí) más exactas. Por ejemplo, no
cortar las dos hebras de la doble hélice del ADN para insertar nuevo
material genético (que es como actúa Crispr-Cas9,), sino cambiar
solamente una de las bases de ADN por vez, o sea, una sola de las letras C, G,T, A.
Debido a las evidencias crecientes de los impactos nocivos de
Crispr-Cas9, varios laboratorios están experimentando técnicas cuya meta
es justamente cambiar una sola base. No obstante, la organización GM
Watch reporta que dos nuevos estudios publicados en la revista Science,
el 28 de febrero de 2019, muestran que también este tipo de
modificación, que parece tan mínima, acarrea problemas imprevistos y
dañinos (https://www.gmwatch.org/ en/news/latest-news/18811).
Esos estudios fueron hechos en colaboración entre diferentes
universidades de China y Estados Unidos. Uno de ellos con células
embrionarias de ratón, y otro con arroz. En ambos casos, al cambiar una
sola base con un nuevo método asociado a Crispr, se comprobó un alto
número de efectos secundarios graves. En el estudio con ratones, en las
células a las que se le cambió la base A (adenina) por la T (timina) en
un solo punto, no se detectaron otras alteraciones. Pero cuando se
cambió la base C (citosina) por la G (guanina) se detectaron 20 veces
más cambios que en las células de control, con un promedio de 283
alteraciones no deseadas por embrión. Son alteraciones inaceptables para
cualquier uso de esta tecnología en la realidad.
También el experimento en arroz usando Crispr para alterar una sola
base arrojó resultados similares. No detectaron alteraciones mayores al
cambiar la base A, pero al cambiar la base C se produjeron numerosos
cambios imprevistos.
David Liu, uno de los autores principales, dijo a la revista Science que alterar el genoma con este método
es como si un niño pequeño pone golosinas no permitidas en el carrito de compras de sus padres cuando no están mirando... es decir, (el constructo con Crispr) puede agarrar cualquier ADN de una sola hebra que esté a su alcance y hacer su propia edición(https://tinyurl.com/yx9zjuw5)
Los estudios dejan claro que aun este tipo de ingeniería genética minimalista o edición genómica,
incluso aunque no inserte nuevo material genético en los organismos,
tiene efectos imprevistos, con consecuencias potencialmente muy graves.
Por ejemplo, en el caso de alimentos o forrajes derivados de este tipo
de ingeniería podrían causar alergias y otras formas de toxicidad.
En México, el secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, ha declarado repetidamente que la edición genómica no son transgénicos, que
apenas se trata de cambiar una sola basey que por ello podrán ser comercializados en México. Urge ajustar las leyes de bioseguridad para impedir que esto suceda.
* Investigadora del Grupo ETC
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