4/13/2019

La relación de poder con la víctima es la principal característica de acoso, indica texto de la CNDH

El consentimiento es la diferencia entre seducir y hostigar, afirman expertos


Claudio Tzompantzi Miguel, sociólogo, especialista en sexualidad y académico de la Facultad de Sicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que para cortejar se ha enseñado que son los hombres quienes tienen que tomar la iniciativa, insistir y ganarse a las mujeres, mientras ellas tienen que mostrar resistencia para que no sean calificadas como fáciles.
Las líneas de seducción, agregó, han sido dejadas muy a la ligera, digamos que nunca las hemos cuestionado. Están ahí, pero pareciera ser que nos preocupan cuando las mismas reglas que están supuestamente para una relación sin violencia son iguales a las que son con violencia.

El cortejo
Al respecto, José Gabriel Licea Muñoz, sicólogo y fundador de Equidad, Bienestar y Salud, colectivo que trabaja con hombres en la construcción de la igualdad de género, afirmó que es difícil distinguir entre acoso y cortejo, sobre todo cuando una mujer, desde su construcción de la identidad, se plantea que si ella cede a la primera aun cuando también le interese pueda verse mal, y ante esto los hombres también suelen persistir.
Por eso, los especialistas indican que es necesario hablar con la persona y no olvidar la lectura corporal. Si quien está siendo cortejado dice que no o muestra rechazo con su cuerpo, se debe aceptar el no, y en caso de mandar dobles señales, mejor preguntar directamente.
El debate en torno a este tema tomó fuerza luego de la ola de denuncias sobre presuntos casos de acoso y hostigamiento sexual, varias hechas de forma anónima, que se difundieron a través de la etiqueta #MeToo, y en el que una tras una acusación en Twitter el músico y escritor Armando Vega-Gil se suicidara.
En un documento sobre hostigamiento y acoso sexual, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) señala que el primero es el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar, y el segundo es cualquier comportamiento –físico o verbal– de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona.

Violencia física y verbal
Refiere que entre las acciones que constituyen alguno de estos dos delitos, en lo físico es violencia, tocamientos, pellizcos, caricias, acercamientos innecesarios, abrazos o besos que no son deseados. En lo verbal están los comentarios y preguntas sobre el aspecto, el estilo de vida, la orientación sexual, comentarios o bromas sugestivas, invitaciones no deseadas para tener sexo o persistentes peticiones para salir a citas, entre otras.
Los especialistas dijeron que las dificultades que se presentan por acoso, hostigamiento y seducción o coqueteo son sorpresivos para los hombres, y junto con otros cambios en los ámbitos laboral, educativo y doméstico han hecho que cuestionen su masculinidad.
Y si bien una parte de la población lo toma todavía como posibilidad, la gran mayoría lo ve como un reto a esa masculinidad rígida, hegemónica y machista, dijo Tzompantzi Miguel.
René López Pérez, responsable de investigación de género y desarrollo, dijo que los varones han tenido poca posibilidad de cuestionar muchas formas en las que hemos aprendido a ser hombres. Por eso pidió hacer un autoanálisis: Comprender que hemos actuado de una manera, no necesariamente porque seamos buenos o malos sino por lo socialmente aprendido.

Periódico La Jornada
Lunes 8 de abril de 2019, p. 8

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