Organizadoras estiman en 6 mil 500 la cifra de asistentes
Grupos de embozados, en los que había hombres, vandalizaron mobiliario
▲ En la vanguardia de la movilización familiares de asesinadas mostraron
fotografías y exigieron justicia para las víctimas; a su llegada al
Zócalo, el mitin concluyó con un pronunciamiento contra el feminicidio,
así como todas las formas de violencia que enfrentan a diario en su casa
y la calle.
Miles de mujeres salieron ayer a manifestarse en el Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, todas
motivadas
por la indignación y el hartazgoque sienten frente a los feminicidios, el acoso, el hostigamiento sexual y las agresiones dentro y fuera de sus hogares.
En un pronunciamiento leído en el Zócalo, dijeron:
Nos enfrentamos a una sociedad indolente, patriarcal y machista para la cual nuestros cuerpos no importan.
La movilización no escapó a los grupos de mujeres embozadas que con
armas punzocortantes y marros rompieron los cercos de protección
colocados por las autoridades y vandalizaron los monumentos que se
encuentran sobre Paseo de la Reforma, hicieron pintas a lo largo del
recorrido y destruyeron aparadores y cristales de las paradas del
Metrobús. Integrantes de algunos contingentes fueron muy agresivas con
los hombres que se acercaron a su paso, especialmente reporteros y
fotógrafos.
Comparada con años anteriores, la convocatoria a la movilización fue
muy exitosa, pues acudieron mujeres de todas las edades. Según las
organizadoras alrededor de 6 mil 500, mientras las autoridades
capitalinas estimaron que se habían reunido cerca de 3 mil 200.
Fue en la retaguardia donde se filtraron las jóvenes con el rostro
cubierto que dejaron a su paso una estela de pintas con aerosol y
destrozos. En este grupo también se pudo observar a algunos hombres.
Después de las cinco de la tarde las miles de mujeres que acudieron
al Ángel de la Independencia empezaron a marchar rumbo al Zócalo. Entre
ellas estaban la directora ejecutiva de Amnistía Internacional México,
Tania Reneaum Panszi, y la titular del Centro de Investigaciones y
Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
Ana Buquet.
Adelante iban familiares de víctimas de feminicidio, como María
Carrión, quien narró que su hermana María Isabel fue asesinada por el
esposo: “La mató el 23 de junio de 2019, pero fue liberado el 8 de
agosto porque lo procesaron por narcomenudeo y no por feminicidio”.
Justos reclamos
¿Cuántas más tienen que morir?, preguntó por medio de una pancarta Viviana, estudiante de la preparatoria 8 de la UNAM.
Nos siguen acosando, violando, ¿cuánto más hace falta para que la gente haga algo?
No nací mujer para morir por serlo, se leía en otro cartel que se sumó a las consignas como
¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!
Conforme avanzó la movilización algunas manifestantes se enfrentaron a
empujones y agredieron a la policía. Ante estos hechos, quienes iban
acompañadas de sus hijos y familiares corearon:
¡No a la violencia!, y exigieron no agredir a las uniformadas, para luego continuar su camino.
Los comercios fueron precavidos y cerraron sus cortinas, otros
colocaron vallas metálicas y enormes tapias para evitar ser
vandalizados. El Palacio de Bellas Artes fue cercado y blindado.
Un grupo de familiares de víctimas de feminicidio realizó una velada
en el denominado antimonumento, ubicado sobre avenida Juárez, donde
colocaron velas en memoria de las mujeres asesinadas.
Después de una hora y media la vanguardia de la movilización llegó al
Zócalo. Al entrar a la Plaza de la Constitución se encontraron con un
grupo de católicos –quienes rezaban y portaban imágenes de la Virgen de
Guadalupe y cruces– que formó su propio cinturón de seguridad para
resguardar la Catedral Metropolitana.
Frente a Palacio Nacional, donde se colocó un templete, las
organizadoras –entre ellas las asambleas feministas Autónoma
Independiente y Metropolitana– exigieron que se garantice a las mujeres
una vida libre de violencia “en la que la justicia esté de nuestro lado,
donde la impunidad y la revictimización sean sancionadas.
Nos matan, nos violan, nos roban, nos explotan, nos acosan y las instituciones que deberían defendernos y protegernos en realidad son fieles al patriarcado y sólo simulan, revictimizan y mantienen silencios cómplices e impunidades asesinas, señalaron.
Las manifestantes lamentaron que en el gobierno de la Cuarta Transformación la violencia de género no haya disminuido,
al contrario, este año se registró un aumento en la violencia feminicida, ya que cada dos horas y media es asesinada una mujer por el simple hecho de serlo. También exigieron que se garantice el derecho de decidir sobre sus cuerpos.
Al finalizar los discursos un grupo de mujeres embozadas quemó una
bandera de México y pancartas. Una de ellas arrojó una lata de pintura
de aerosol que explotó cuando la gente estaba muy cerca, lo que generó
que las asistentes abandonaran rápidamente el lugar.
Foto María Luisa Severiano y Cristina Rodríguez
Jessica Xantomila y César Arellano
Periódico La Jornada
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