En este caso específico, si el ex marido de Abril fue el autor
intelectual de su feminicidio, la responsabilidad recae en él y en el juez Mosco,
por no haberlo juzgado antes por intento de feminicidio y no prevenir la
reincidencia. Pero, aún si no es, ¿qué concepto de la justicia permite
interpretar que golpear a una mujer dormida con un bate no es intento de
feminicidio sino “violencia doméstica”, como si ésta no fuera grave, o como si
no existiera clara “alevosía y ventaja”? Además de ignorancia sobre violencia, ¿no
es evidente aquí la ausencia de sentido común?
Podríamos hablar de nuevo de la colusión patriarcal que ha favorecido la
impunidad del feminicidio desde Ciudad Juárez hasta el Estado de México o
Veracruz… Pero ya es necesario hablar también de las instituciones y mecanismos
creados para prevenir y sancionar la violencia machista, producto del trabajo
de muchas mujeres, en cuyo vaciamiento han participado y participan
funcionarias que se dicen comprometidas con la causa de las mujeres o hasta “feministas”.
Hablemos de la Alerta de Violencia de Género para la Ciudad de México,
por ejemplo. No de la alerta local, decretada por la jefa de gobierno como medida
coyuntural ante la “oportunidad”, y la tensión, del 25N; acción que contradice
sus afirmaciones anteriores de que la AVG (federal) no hacía falta o que las
AVG no han servido. Preguntémonos por
qué no se declaró antes, en 2018 o en 2019, la AVG solicitada por ONG en 2017,
evaluada por un grupo de trabajo en que participaron académicas independientes que
examinaron el problema e hicieron, en enero de 2018, 20 observaciones con sus debidas
recomendaciones e indicadores de cumplimiento que posibilitaban darle seguimiento
y evaluar su eficacia.
¿Por qué se alargó el proceso para informar de éstas al gobierno local y
luego se le extendió el plazo de cumplimiento? ¿Por qué, si según el grupo de trabajo la AVG debía
emitirse, no se hizo? ¿Por qué se vieron obligadas las ONG a interponer un
amparo contra ese incumplimiento? ¿Y por qué en vez de obedecer el fallo del
juez y declarar la AVG en septiembre, Conavim interpuso en octubre un recurso
de revisión del amparo, todavía en proceso?
¿Será porque “se atravesaron” las campañas de Mancera y Sheinbaum, o los
intereses de funcionarias de Conavim, o la resistencia del nuevo gobierno a
reconocer la violencia y los derechos de las mujeres? ¿Será porque esas
recomendaciones apuntaban justo al problema de la procuración de justicia, con
perfiles y evaluaciones?
El hecho es que se ha perdido, y se sigue perdiendo, un tiempo
precioso al politizar la AVG y acumular “medidas” al vapor sobre una
realidad cada día más cruenta.
CIMACFoto: César Martínez López
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