La Voz de la Coalición
Han
pasado ya 12 años desde que en abril de 2007 se aprobó una reforma al
Código Penal y a la Ley de Salud del Distrito Federal para despenalizar
el aborto durante las primeras 12 semanas de embarazo para todas las
mujeres que lo solicitan por voluntad propia.
En aquella fecha 46 asambleístas votaron por la despenalización del
aborto en la Ciudad de México, imponiéndose como mayoría ante los 19 que
votaron en contra y una abstención.
Así funciona nuestro sistema democrático, es curioso pensar en cómo
aquel día cambió el panorama para tantas mujeres, con la decisión de
pocas personas que desde su trabajo como representantes populares
tuvieron el poder para brindar una opción digna y necesaria para la
salud y bienestar de las mujeres.
No podemos dejar de mencionar este momento histórico para poder
hablar sobre cómo ha cambiado el panorama del aborto en al menos diez
años. Sin embargo, aunque ahora tenemos una ley que respalda la decisión
de las mujeres, no significa que hayan cambiado sus decisiones; las
mujeres han abortado desde siempre y lo seguirán haciendo a pesar de lo
que puedan decidir unas cuantas personas en espacios de decisión.
No ha importado cuáles son las leyes, cuánto sea el riesgo, no
importa cuál sea el método, las mujeres siempre se impondrán porque
cuando se trata de elegir sus destinos ellas saben qué es lo mejor para
sí mismas.
Las cifras lo comprueban, se estima que la mitad del total de
embarazos no planeados en México se resuelve mediante un aborto
inducido, a pesar de las restricciones legales en el resto de los
estados. Según estimaciones del Instituto Guttmacher, existen anualmente
cerca de un millón de abortos inducidos en el país. Sin embargo, a 12
años de la ILE en la CDMX, se han realizado sólo un poco más de 200 mil
abortos en total.
Es decir que las mujeres están abortando bajo condiciones que son
desconocidas, muchas veces de forma segura, gracias al acceso a
medicamentos catalogados como esenciales por la Organización Mundial de
la Salud, que permiten que los abortos sean seguros y sin necesidad de
que el personal de salud esté involucrado. El uso de misoprostol
comercializado por Pfizer con el nombre de Cytotec, pero que ahora se
puede adquirir en medicamentos genéricos, con precios mas accesibles y
la misma calidad, está dando a las mujeres la opción de realizar sus
propios abortos de forma segura, y puede ser más efectivo aún si logran
tener acceso a la mifepristona. Pero, en este país tan desigual, cómo
garantizamos que las mujeres estén obteniendo la mejor información para
conocer el protocolo más efectivo y seguro.
Es importante saber que en todo México el aborto está contemplada la
causal de violación, y bajo la NOM 046 (Norma Oficial Mexicana
046-SSA2-2005 Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios
para la Prevención y Atención) los servicios de salud deben proveer
abortos a las personas gestantes que acuden solicitando el servicio,
llevando un escrito simple que explique que ese embarazo es producto de
violencia sexual.
Sin embargo, esta Norma no se cumple de forma sistemática, aún
existen muchas restricciones para acceder a un procedimiento legal.
En el último año pudo percibirse que es más común hablar de aborto,
las mujeres lo hablan en una plática entre amigas, se discute, se dibuja
y se canta, e indudablemente se demanda su legalidad. Ahora el tema
también se encuentra presente en los medios públicos mientras que hace
más de diez años no era así.
Hace más de una década la clandestinidad pesaba mucho más, nos
mantenía en confusión y estigma. En ocasiones escuchamos el rumor de que
una mujer cercana había abortado, pero no se preguntaba más, no se
sabía cómo apoyarla. Los referentes sobre el aborto para la mayoría de
la población eran las historias que con recursos impactantes contaban en
el cine y la televisión, que nos mostraban que el aborto era un castigo
lleno de sangre, dolor y muerte.
Sin embargo, abortos clandestinos se realizaban y aún se realizan en
el resto del país. Porque si bien el aborto voluntario es legal en la
Ciudad de México, esto sólo ha abierto una brecha de desigualdad para
los estados donde no lo es.
Por ello es necesario hablar de este tema como parte de la justicia
social, donde las mujeres con menos recursos económicos, menos acceso a
educación y pertenecientes a alguna etnia, tienen más probabilidades de
tener un aborto inseguro. También el contexto importa, las mujeres que
viven en los estados más pobres del país tienen más riesgo de tener un
aborto inseguro.
Nos negamos a interiorizar lo que se ha hablado del aborto, porque
desde nuestra experiencia sabemos que puede estar lleno de procesos
transformadores y emancipadores para las mujeres.
La esperanza comienza a abrirse paso, nuestros símbolos exigen su
espacio en las calles; observamos a las mujeres portar un pañuelo verde y
automáticamente nos sentimos acompañadas y compañeras.
Marchamos a su lado para exigir el respeto a sus decisiones,
demandamos y creamos iniciativas para la legalización, es un buen
momento para la despenalización social, está sucediendo.
Durante 10 años el Fondo de Aborto para la Justicia Social MARIA ha
apoyado a más de diez mil mujeres durante sus procesos de aborto. Fondo
MARIA ha formado doulas de aborto que les brindan escucha, empatía,
información sin prejuicios, apoyo logístico y emocional para tener
abortos seguros cuando así lo deciden o necesitan. Y por supuesto, el
Fondo apoya con los recursos financieros y materiales que hacen falta
para lograr que sus procesos se realicen de la mejor forma para el pago
de procedimientos médicos, transporte para venir a la CDMX, hospedaje,
alimentación, medicamentos y otros aspectos necesarios para su atención.
En el sitio web del Fondo MARIA también se comparten los requisitos
de los servicios públicos, los protocolos efectivos de aborto con
medicamentos, información general sobre aborto y la solicitud en línea
para pedir apoyo y plataformas a través de las cuales personas que saben
que el aborto es un derecho, pueden realizar un donativo.
El camino aún es largo; las restricciones legales y el estigma social
siguen presentes. Pero no nos detenemos, sino que creamos estrategias
de apoyo como las del Fondo MARIA. Mientras esta demanda social esté
insatisfecha, resistiremos haciendo el trabajo necesario; el apoyo,
acompañamiento y confianza a las mujeres que deciden abortar.
* Directora Ejecutiva Balance y **Asistente de Dirección
Imagen cortesía de Balance AC
Por: Oriana López Uribe* y Libertad López Olivera**
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