Y como ese hay muchos más, no sólo en
materia de violencia, también en los temas de salud, educación, pobreza o la
situación laboral de las mujeres en este país.
Son las llamadas brechas de género o enormes
desigualdades en las que hoy viven las mujeres.
¿Qué hacer para resolver y afrontar esta
grave problemática, cómo trabajar en 2020?, ya sea en las políticas públicas,
los partidos políticos o las organizaciones de mujeres.
Un inicio es retormar el balance que sobre
la materia hace el Banco Mundial para el caso de México, sobre 2019 y las
brechas de género. El documento plantea que la igualdad de género es una vía
clave para asegurar que la reducción de la pobreza y la prosperidad compartida
sean duraderas.
Identifica las principales brechas de
género que enfrenta un país, a lo largo de diferentes esferas. Busca
identificar dónde se han logrado avances en el aumento de oportunidades y resultados
para mujeres y hombres en México y dónde se requieren acciones de política
adicionales, con un enfoque neoliberal en tres áreas:
- Dotaciones, como salud y educación;
- Oportunidades económicas, como el acceso a los mercados laborales, de tierra y financieros; y
- Agencia, incluidas las normas, la representación y la libertad frente a la violencia
Sin embargo, aquí todas estas áreas o temas
están enveltos y matizados por una fuerte violencia contra la mujer, que parece
no tener solución ni fin. Pero solo “parece”.
Por años las personas que nos hemos dedicado
al tema laboral -con enfoque de género-, o al de economía y género, hemos denunciado
de mil formas la desigualdad en que viven las mujeres, que no es otra cosa que
una forma de sobre explotación. Ahora hasta el presidente de la OCDE, José
Ángel Gurría Treviño, habla del tema, y en general los organismos internacionales
lo han retomado, en la medida en que ese número importante de mujeres que no
tiene un trabajo remunerado se vuelve un “bono perdido” y una carga para la economia.
En una reunión reciente celebrada en México,
el presidente de la OCDE declaró: “en México es más probable que una mujer se
convierta en una persona que no trabaja ni estudia que un hombre; y las que
llegan a trabajar en el mercado formal perciben un menor ingreso que el género
masculino”. Pero no dijo qué se puede hacer al respecto. Eso es violencia
económica que alimenta la violencia física, emocional y el climáx de la
violencia contra las mujeres, que es el feminicidio.
“Las mujeres mexicanas se enfrentan a
grandes obstáculos para realizar trabajo remunerado. La tasa de mujeres jóvenes
que no estudian ni trabajan es de 33 por ciento , el promedio de la OCDE es de
15por ciento; además, las mujeres tienen cuatro veces más probabilidad de ser
nini que un hombre”, dijo al participar en un evento de Igualdad de género para
el crecimiento incluyente de México.
Por su parte, la Secretaría del Trabajo en
ese mismo evento declaró que más de la mitad de las mujeres que laboran (53 por
ciento) ganan el salario mínimo; desde esa mirada un incremento de 20 por
ciento que se dió para 2020 beneficia más a las mujeres, eso es cierto, pero lo
que se tiene que hacer, y pronto, es aumentar su salario por encima del mínimo,
que salgan de la pobreza como rasgo femenino del país.
Regresando al documento del Banco
Mundial y sobre la gráfica anterior, la desigualdad de género en materia de
inclusión financiera es más que obvia, en particular cuando se habla de fondo
de retiro. Es decir, mujeres de la tercera edad sin pensión y en condiciones de
pobreza, justamente por sus limitaciones laborales. Quizás este sea un tema
para la creación del Banco de Bienestar.
Precisamente, por esa explotación de la
cual son objeto en su vida familiar (trabajo doméstico no remunerado) y en el
mercado laboral, a la que hacen mención José Ángel Gurría, el secretario de
Hacienda, la secretaria del Trabajo y el propio Banco Mundial. Las diferencias
están en las soluciones que proponen para 2020 y para el futuro en general.
Claro que tantas mujeres sin trabajo
remunerado o con bajos salarios es un “bono produc tivo pérdido”, incluirlas
como se dice implicaría un crecimiento del PIB, pero el punto es ¿cómo se plantean
esa “inclusión”?
Porque también son ganancias extras para
los empresarios, o, así ha sido hasta ahora y sobre todo, han significado
pobreza y violencia, como binomios inseparables para las mujeres de este país y
de muchos otros en el mundo.
Los empresarios “exigen” un Estado de Derecho
para invertir y generar más empleos, nada más que da la casualidad de que,
quienes violan ese “Estado de Derecho” -cuando despiden a una mujer embarazada,
le niegan empleo o le reducen su salario, son ellos-, porque eso lo prohibe la
Ley Federal del Trabajo, ¿entonces, donde quedó la bolita?
En resumen, las recomendaciones de Banco
Mundial son: “apoyar la igualdad entre las mujeres y los hombres es una
estrategia de desarrollo inteligente para México. Los esfuerzos de política
deben abarcar los diversos frentes donde persisten las barreras a la igualdad
de género, desde influir en las normas hasta garantizar el acceso equitativo a
las oportunidades. La eliminación de las diferencias en las dotaciones
requerirá un mayor alcance para abordar el embarazo adolescente y la
mortalidad materna (especialmente en regiones rezagadas y en comunidades
rurales e indígenas); promover estilos de vida saludables para reducir la
obesidad y el riesgo de diabetes; facilitar la transición de la escuela al
trabajo; y mejorar el acceso de las mujeres a recursos productivos. La
reducción de las disparidades en las oportunidades económicas requerirá un
mayor acceso a servicios de cuidado infantil asequibles y de alta calidad, y a
programas extraescolares o escolares de tiempo completo; políticas de permisos
parentales”. ¿Cómo está México en esta última materia? No son muy novedosas
estas recomendaciones
El Banco Mundial afirma que la igualdad de
género es una vía clave para asegurar que la reducción de la pobreza y la
prosperidad compartida sean duraderas. ¡Que así sea!
¡Feliz 2020!
@ramonaponce
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