Pedro Echeverría V.
1. Aunque en mis batallas en 60 años de lucha nunca dudé, porque tenía la convicción que combatía contra un poderoso enemigo: la gran burguesía mexicana y el imperialismo, representadas por los empresarios, por el PRI y el PAN; puedo decir que hoy si dudo porque el gobierno de López Obrador ha dado esperanzas de transformación; por ello me preocupa que después de seis largos años observe y nos digan: “no se pudo cambiar nada importante porque la clase dominante (la gran burguesía y el imperialismo) sólo nos dejó cambiar algunas cositas de arriba muy vistosas, pronunciar algunos discursos antineoliberales, pero nunca tocar las estructuras económicas, políticas e ideológicas que conforman la base del capitalismo.
2. Pensándolo mejor: en Rusia triunfó la revolución en 1917 y se cayó oficialmente en 1989; en China Mao encabezó la revolución en 1949 y la dirigió hasta su muerte en 1976; Cuba y sus guerrilleros expulsaron al gobierno de Batista en 1959 y en 2020 nada ha cambiado de fondo, porque el capitalismo y sus ideales siguen dominando de manera total en los tres países. Aunque se tenga otro discurso, sigue existiendo –después de 72, 27 y 61 años, respectivamente- el trabajo asalariado y el capital; sigue presente la explotación, la plusvalía y la acumulación; en la práctica no se busca la igualdad. El capitalismo se reafirmó con todos sus vicios: la competencia, el consumismo, la desigualdad. ¿Fueron acaso simples ensayos fallidos?
3. Desde 1959 apoyé con todo esas tres revoluciones contribuyendo esperanzado en que México también tomara ese comino. Al mismo ritmo en que las luchas sociales en el mundo se alejaban, en México también se enfriaba la participación. La invasión yanqui en Vietnam y la criminal guerra seminuclear que impuso contra el pueblo campesino vietnamita en los años sesenta y setenta, así como la confrontación ideológica entre los partidos comunistas de Rusia y China, ayudaron al imperio gringo a seguir dominando al mundo. ¿Después de Vietnam cómo no explicarnos los derrumbes socializantes de esos tres países? ¿Cuántas décadas más pasarán para ver derrotados a los yanquis y toquen retirada ante la nueva fortaleza de China, India, Rusia?
4. López Obrador suele pensar: “Vale más paso que dure y no trote que canse”, esto quiere decir para él que “vale más hacer las cosas con calma para no provocar al enemigo para que joda más”. El problema es que se hace con calma, con tranquilidad las cosas, que al final de sexenio “cambian aparentemente las cosas para no cambiar en la realidad”. Cualquier gobierno del PRI o del PAN, que sucediera al de López Obrador, en menos de seis meses cambiaría todas las leyes y reglamentos que le perjudican y el pueblo, sin la menor conciencia, hasta aplaudiría con un nuevo discurso. Me provoca hilaridad cuando se dice que –como Porfirio Díaz- que el pueblo ya tiene conciencia, que está preparado. Sí, para sus cosas; pero en política sigue siendo engañado.
5. El fuego de las izquierda; zapatistas, CNTE, es importante ideológicamente; pero el fuego de la derecha, como en Chile, Bolivia, Venezuela, sí es muy serio porque cuenta con el gran apoyo imperial de los EEUU. En México, como diría un articulista: “La derecha no duerme”. Sus líderes como Salinas, Fox, Calderón, Peña, se pasan los días en reuniones, con cientos de investigadores, buscando el camino adecuado para tronar al presidente que les ha estado impidiendo sus muy grandes y jugosos negocios. Además tenemos varias experiencias de América Latina que no podemos olvidar. Espero que la izquierda despierte y ayude al desarrollo en serio dela conciencia política que tanto se necesita, sobre todo para parar un golpe de Estado. (24/1/20)
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