Pedro Echeverría V.
1. Cuauhtémoc Cárdenas casi no ríe; lo veo muy enojado, al parecer porque no logró alcanzar la Presidencia del país aunque fue tres veces candidato del PRD (1988,94 y 2000), como sí lo hizo su padre Lázaro en 1934. Pero quizá no esté enfadado sino que así sea permanentemente su expresión. Sin embargo, alguna declaración hace unos días me pareció interesante, sería más o menos así: “es necesario realizar una reforma fiscal para que el gobierno tenga dinero para solucionar problemas del país”. Obviamente Cárdenas planea un reforma progresiva, es decir que paguen más los que más ganan o de mayores ingresos. Es tan simple y lógica la propuesta que todos los empresarios le tienen miedo y todos los gobiernos tienen terror aplicarla.
2. Conociendo bien el pensamiento reformista de Cuauhtémoc sabemos de antemano que él no chocaría con los empresarios millonarios ni estaría provocándolos para que dejen de invertir. ¿Acaso se ha radicalizado el hijo de Lázaro? López Obrador, por el contrario, ha repetido mil veces que no subirán y habrán nuevos impuestos porque ello impediría que lleguen y crezcan las inversiones. Además, lo peor, que muchos capitalistas comiencen a huir del país pensando en que sus ganancias se reducirán. Sin embargo, la realidad es que el país está hoy estancado económicamente, resulta muy difícil impulsarlo, porque el dinero del presupuesto no alcanza para pagar la gigantesca deuda y al mismo tiempo realizar una gran obra de transformación.
3. La realidad es que en mis 60 años de batallar nunca pensé o pedí -como Cárdenas- un cambio en la reforma fiscal o la aplicación de impuestos. Tuve siempre la convicción que PRI y PAN se robarían, se embolsarían, cualquier movimiento de dinero que se registrara en el presupuesto. Sin embargo hoy, que el presidente López Obrador repite varias veces que se acabó la corrupción y da algunas muestras de que así es, me parece que el impuesto a las grandes ganancias y a las propiedades debe ser de por lo menos 50 por ciento a las ganancias de los negocios y personas que obtengan arriba de 100 mil pesos, 20 por ciento a los de en medio y cero por ciento a los que obtengan menos de20 mil. Los multimillonarios decidirían quedarse porque pagarían más en otro país.
4. Iba a decir, como hace 50 años, que los obreros, los trabajadores, se queden como propietarios dirigiendo y administrando las fábricas que fueran abandonadas por los empresarios; sin embargo, entiendo que ante la globalización imperial los poderosos millonarios se unirían para intervenir en cualquier país y en el control empresarial de la economía bloqueando los mercados. No entendí que quiere Cárdenas con eso de la “reforma fiscal”; pero lo que entendí muy bien es su oposición a López Obrador y a Morena. AMLO se ha expresado cientos de veces con todo respeto hacia Cárdenas, como si fuera uno de sus padres políticos; éste al contrario, lo considera como un hijo descarriado que realiza muchas cosas que debe consultarle.
5. En México se sabe muy bien –con nombres y apellidos- de miles de empresarios, cientos de ellos, los más grandes magnates que no pagan sus impuestos, que cuando los pagan se los devuelven o disfrazan el pago (como Televisa y TV Azteca) haciendo actividades televisivas de recolección de dinero, para construir obras. Se han hecho tan poderosos los millonarios que han sido reconocidos internacionalmente como grandes personajes con inversiones en varios países. De plano, hay que decirlo: los gobiernos les han tenido miedo y por ello no les suben los impuestos a pesar de que esos empresarios mismos declaran sobre sus enormes ganancias millonarias cada año. Mientras tanto los sexenios pasan y el 80 por ciento de la población sigue en la pobreza. (30/1/20)
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