Arte y tiempo
Raúl Díaz
Rodolfo Usigli, Padre fundador del teatro moderno mexicano, se encargó de dejar asentado que
Un pueblo sin teatro es un pueblo sin historia. La desaparición de un teatro es, en consecuencia, un hecho lamentable que afecta no únicamente a sus dueños y a los que en él laboran o puedan trabajar, sino a toda la sociedad, ya que, como también se dice,
un pueblo sin teatro es un pueblo sin verdad. Por eso, la historia que sigue.
Seriamente afectado por el terremoto de 2017, al igual que otros
miles de mexicanos que aún no han recibido la atención debida de las
autoridades, El Círculo Teatral se vio obligado a suspender sus
actividades materiales, pero los conocidos actores y promotores
teatrales Víctor Carpinteiro y Alberto Estrella porfiaron en su
propósito de renacerlo de las ruinas.
Durante dos años buscaron, removieron lápidas de escritorios y
conciencias, apelaron a la solidaridad de los desposeídos, actores,
cantantes, danzantes, músicos poetas, periodistas, dramaturgos, toda esa
fauna que arribamos al teatro y que en El Círculo Teatral encontramos
una plácida bahía. Con ellos como pivote, la utopía se sostuvo. Galeano,
claro, siempre estuvo allí.
Tenía que ser así porque El Círculo Teatral fue durante toda su
primera existencia un nicho en el que podía recalarse con confianza,
siempre y cuando se tuviera un proyecto interesante para el teatro, lo
cual, por supuesto, excluía la valoración monetaria, pues lo que
importaba y para lo cual el Círculo fue concebido era el teatro.
▲ Afuera del Círculo Teatral, manifestantes contra el cierre del recinto, en 2017.Foto Medios y Media
Así se mantuvo durante sus primeros 15 años, como espacio abierto a
los teatreros y creadores en general que tenían algo importante que
decir. Fue escuela formal, pero, en un sentido amplio –mucho más
importante– fue escuela de vida en cuanto lugar de encuentro,
aprendizaje extra aulas, trabajo y de qué y cómo hacer en torno a la
escena y también donde surgieron buen número de complicidades que fueron
fecundas. Acaso no al frente de todo esto, que sólo pudo ser abatido
físicamente por un terremoto, estaba una complicidad que ni éste pudo
acabar y tan no pudo, que sigue, heroicamente necia, la complicidad
imbatible de Estrella y Carpinteiro que, junto con la espléndida,
solidaria, combativa y creativa comunidad artística e intelectual, ha
echado a andar de nuevo El Círculo Teatral.
Para anunciar y celebrar esta nueva vida que será únicamente la de
muchos proyectos y creadores y la de nuevos aprendices y maestros, la
dupla necia cómplice organizó un festejo de fin e inicio de año, acto de
todos que se prolongó durante horas y en el que el teatro, desde luego,
fue señor y la música reinó al tiempo que la poesía y la reflexión
intelectual. Zaide Silvia Gutiérrez, Mauricio Jiménez, Ángeles Marín,
Ofelia Medina y, comprometiéndose motu proprio para que en
febrero ya haya condiciones para empezar a andar, César Cravioto,
responsable por parte de la Ciudad de México para la reconstrucción, a
voz en cuello, expresaron el anhelo colectivo ¡Larga nueva vida al
Círculo Teatral!
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