La subcontratación laboral se extendió como
estrategia comúnen las cadenas mundiales de suministro, formadas por empresas que tienen múltiples niveles de proveedores y con lo cual se dificulta su control, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Para entregar sus pedidos a tiempo, los proveedores de todo el
planeta suelen recurrir a la subcontratación o a contratos de trabajo
informal, prácticas que llegan a estar acompañadas de abusos físicos o
verbales, violencia de género, acoso, intimidación, limitaciones en la
libertad de circulación y de los derechos laborales o sindicales de las
personas que laboran en estas condiciones.
Estas situaciones no se limitan a los trabajadores adultos, ya que
también puede imponerse a los niños que trabajan en las cadenas globales de suministro. Incluso la subcontratación, como parte de la economía informal, llega a relacionarse con el trabajo forzoso y la trata de personas, precisa la OIT en un análisis sobre el trabajo en las cadenas mundiales de suministro.
Los trabajadores subcontratados no figuran en los libros de los
proveedores y pueden laborar sólo unos días o semanas, lo que hace más
difícil la detección de abusos. Sin embargo, hay otra modalidad de
trabajo subcontratado, el que se realiza a domicilio con cuotas de
producción o destajo y para el cual las familias suelen recurrir o
involucrar a sus hijos con el fin de cumplir o aumentar sus ingresos, de
la misma manera en que ocurre en el caso de los jornaleros agrícolas.
Treinta y uno por ciento de los proveedores recurre a la subcontratación para hacer frente a los picos de demanda, señala el organismo, ya que la mayoría considera que entre 30 y 50 por ciento de sus pedidos tienen plazos de entrega insuficientes, así que para cumplir a tiempo recurren a la subcontratación y contratos de trabajo informal.
Advierte que la subcontratación, sobre todo cuando no está
autorizada, puede aumentar los riesgos de trabajo infantil, trabajo
forzoso y trata de personas a lo largo de la cadena. Sobre todo porque
se involucra a empleados que no pertenecen formalmente a la cadena de un
comprador
y, por tanto, quedan fuera del alcance de auditores e inspectores.
La OIT destaca que no sólo los plazos de entrega hacen que las
empresas recurran a la subcontratación, sino también lo realizan para
reducir sus costos.
La imposición de precios por debajo de los costos de producción y una posición de negociación débil están asociadas con un aumento de entre 16 y 30 por ciento de la producción subcontratada, añade.
El fenómeno no se limita a los países menos industrializados, también
ocurre en Europa Occidental y Norteamérica, en cuaquier lado donde hay
empresas que tienen la necesidad repentina de trabajadores adicionales
para completar un pedido a tiempo y evitarse multas de sus compradores,
indica la OIT.
El estudio sostiene que la violación de derechos humanos es mayor en
la medida en que la subcontratación se da en varias etapas de la cadena
de suministro y cuando existen intermediarios que cobran comisiones por
colocar a los trabajadores, además de amenazarlos con sanciones o
cobrarles un monto, deducciones salariales e incluso generarse
servidumbre por deudas.
Susana González G.
Periódico La Jornada
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