El movimiento de mujeres kurdo es el más
organizado, extendido y dinámico de Oriente Medio. Las kurdas que luchan
contra la opresión colonial y el fascismo, así como la organización de
la lucha por la liberación de la mujer, han llamado la atención en todo
el mundo
Madrid, 25 jun. 20. AmecoPress/Kurdistan América
Latina.- ¿Cómo se han convertido las mujeres de una de las sociedades
más oprimidas y negadas del mundo actual en una fuente de esperanza e
inspiración para las mujeres y las personas que luchan por la libertad
en todo el mundo?
Para entender esto, necesitamos lanzar una mirada más cercana a la
historia y a las condiciones en las que las semillas del Movimiento de
Mujeres Kurdas fueron plantadas y han estado creciendo durante cuatro
décadas…
Las mujeres tras los pasos de Ishtar y la Revolución Neolítica
Las raíces del pueblo kurdo están en lo más profundo de la antigua
historia de Mesopotamia, conocida como la cuna de la humanidad. En esta
región había diosas mucho antes que dioses. Inanna -también conocida
como Ishtar o Astarté- fue una de estas diosas, que simbolizan el
importante papel de las mujeres en las antiguas sociedades de
Mesopotamia. Los pueblos nativos de Mesopotamia, kurdos, persas, sirios,
arameos, caldeos, armenios, árabes y hebreos, adoraban a las diosas
como creadoras y protectoras de la vida. Las esculturas de las diosas
madres, los mitos, la arquitectura antigua y los templos nos muestran el
papel crucial que desempeñaron las mujeres en este período de tiempo,
construyendo la vida y la sociedad, desarrollando conocimiento y
compartiendo valores materiales e inmateriales. Las mujeres fundaron las
bases de un estilo de vida sedentario aldeano basado en la agricultura,
que apreciaba la naturaleza y los valores comunitarios. Esta Revolución Neolítica, que comenzó alrededor del 12.000 A.C. (Antes de Cristo), fue una revolución de las mujeres.
Hace unos 5.000 años comenzó un proceso que causó una profunda
ruptura en la historia y la cultura humanas: las élites masculinas de
sacerdotes, reyes y soldados comenzaron a confiscar y embargar las
creaciones y conocimientos de las mujeres.
En lugar de utilizar los recursos en beneficio de la sociedad, los
acumularon y los utilizaron para ganar poder. La dominación masculina
creó jerarquías, sistemas de clases y el Estado. Las mujeres se
convirtieron en la propiedad y el llamado honor de los hombres, en el
Estado patriarcal y las estructuras familiares.
Abdullah Öcalan describe esto como una “contrarrevolución” contra las
mujeres y los valores de la Revolución Neolítica. Resume la severa
destrucción y alienación impuesta, diciendo que las mujeres son “la
primera y última colonia”. En el sistema feudal patriarcal, la identidad
de las mujeres se reducía a su relación con los hombres: hija, esposa,
madre, hermana… un objeto, o una máquina de parir. Se les privaba de sus
derechos.
El pueblo kurdo era en su mayoría adepto a la fe zoroástrica, con
fuertes conexiones con las tradiciones de la cultura de la diosa madre.
Pero particularmente, con el surgimiento de las religiones monoteístas,
las expansiones de las dinastías árabes y la imposición del islam en la
sociedad kurda desde el siglo VIII, los códigos patriarcales impuestos a
las mujeres quedaron reforzados.
¿Quiénes son el pueblo kurdo?
Hoy en día, la mayoría del pueblo kurdo es musulmán, pero también hay
kurdos y kurdas de fe aleví, yezidí, kakei, zoroastriana, faili,
shabak, judía y cristiana. El idioma kurdo es indoeuropeo y tiene varios
dialectos, como el kurmanji, sorani, zazaki, kelhuri y hewrami/gorani.
Con una población de más de 40 millones de habitantes, es uno de los
pueblos más grandes del mundo sin un Estado-nación. Hasta la Primera
Guerra Mundial, vivían principalmente bajo el dominio de los Imperios
otomano y persa, y otros. La historia de las tribus kurdas es de
resistencia, a menudo unidas o lideradas por mujeres. Consiguieron
preservar su lengua, cultura y un cierto grado de autonomía local.
En 1923, después de la Primera Guerra Mundial, las potencias
internacionales redactaron el Tratado de Lausana. Kurdistán quedó
dividido en cuatro partes. Desde entonces, se han visto obligados a
vivir bajo el dominio de los recién creados estados-nación: Turquía,
Irán, Irak y Siria. Como nación, se quedaron sin estatus legal o
derechos. La resistencia kurda continuó, pero fue cruelmente oprimida
con masacres y genocidios. Como parte de su programa de homogeneización,
los estados-nación coloniales lanzaron un genocidio cultural: se
prohibió el idioma y los nombres kurdos; se negó la existencia del
pueblo kurdo; el pueblo kurdo fue deportado de sus lugares de origen.
Incluso se convirtió en un crimen hablar, escribir o cantar sobre ellos y
la cultura kurda. Las mujeres kurdas han sufrido estas opresiones como pueblo y como mujeres bajo el patriarcado.
El abandono económico y la opresión nacional y política en las cuatro
partes del Kurdistán provocan desplazamientos y migraciones. Por eso,
hoy en día hay una diáspora kurda de cuatro millones de personas, de las
cuales 2,5 millones viven en países europeos.
El Movimiento de Libertad Kurdo liderado por el PKK y la lucha por la liberación de la Mujer
A medida que los movimientos juveniles socialistas y las luchas por
la liberación nacional se extendieron por todo el mundo, a finales de la
década de 1960, se desarrolló en Turquía un fuerte movimiento juvenil
revolucionario. Con este telón de fondo, Abdullah Öcalan reunió al
Movimiento de Liberación Kurdo con el grito “Kurdistán es una colonia”.
Junto con estudiantes revolucionarios kurdos y turcos, creó el Partido
de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en 1978, que propugnaba una
revolución por el derecho del pueblo kurdo a la autodeterminación.
Inspirado en las teorías marxistas-leninistas y maoístas, el objetivo
del PKK era alcanzar un Kurdistán independiente, unido y socialista.
Desde el principio, las mujeres revolucionarias como Sakine Cansiz se unieron al partido como militantes. Para
las mujeres, esta lucha significaba no sólo oponerse al Estado colonial
sino también a las restricciones patriarcales de la familia y la
sociedad. Mirando hacia atrás en los primeros tiempos del
movimiento, Sakine Cansiz describe su entusiasmo por unirse a la lucha
revolucionaria por Kurdistán con las siguientes palabras: “Este
movimiento se ha dirigido a la esencia de la humanidad. Todos nuestros
debates, nuestra educación y discursos comienzan con la humanidad y los
valores humanos. Hablamos de la situación humana en el pasado, en
diferentes etapas históricas y discutimos los valores de la humanidad.
Las mujeres que querían entender se encontraban dentro de este
movimiento. En los inicios de la lucha por Kurdistán y la lucha
política, la participación de las mujeres fue muy difícil. Sin embargo,
tuvimos éxito y esto nos dio fuerza para dar forma a nuestro
movimiento”.
Después del golpe militar fascista orquestado por la OTAN en 1980, el
bien organizado movimiento de izquierda en Turquía quedó casi
eliminado. Miles de personas fueron asesinadas y decenas de miles
encarceladas y cruelmente torturadas por las fuerzas del Estado turco.
Prisioneros y prisioneras políticas del PKK abrieron un nuevo frente de
resistencia en la prisión de Diyarbakir bajo el lema “Berxwedan jiyan
e!” (¡Resistencia es vida!). Sakine Cansiz fue una de las
figuras principales de esta resistencia histórica que movilizó a la
sociedad kurda, especialmente a las mujeres kurdas, en todo el mundo.
Ella y sus camaradas demostraron la voluntad y la capacidad
revolucionaria de las mujeres para luchar en cualquier condición,
desafiando las percepciones sobre las mujeres en la sociedad kurda.
En 1984, las fuerzas guerrilleras del PKK dispararon la primera bala
de la lucha armada. Con ello, no sólo contra el Estado turco, sino
también contra cientos de años de esclavitud y opresión. En el mismo
período, personas de todos los sectores de la sociedad kurda,
especialmente trabajadores y trabajadoras pobres de las zonas rurales,
se identificaron con la lucha y se organizaron bajo la bandera del
Frente de Liberación Nacional de Kurdistán (ERNK). Las mujeres kurdas
crearon la Unión de Mujeres Patrióticas de Kurdistán (YJWK), en 1987.
La organización de las mujeres kurdas se inspiró en los análisis del
líder del PKK, Abdullah Öcalan. Su teoría de que “la liberación de
Kurdistán y de la sociedad kurda no puede alcanzarse sin la liberación
de la mujer”, dio a las mujeres cada vez más confianza para participar
activamente en la organización y la resistencia. Las mujeres militantes y
la sociedad kurda también se inspiraron en mujeres guerrilleras como
hevala (camarada) Azîme Demirtaş y hevala Bese Anuş, que sacrificaron
sus vidas por la liberación, y en las mujeres que, con el ejemplo de sus
personalidades revolucionarias, se convirtieron en vanguardias de la
organización de la sociedad kurda como hevala Bêrîvan (Binevş Agal).
Las mujeres se convirtieron en la principal fuerza de los levantamientos del pueblo kurdo a finales de los años 1980.
Cientos de miles de mujeres de las ciudades y pueblos de Kurdistán del
Norte dejaron sus hogares y se lanzaron a la calle. Impulsadas por la
voluntad de libertad, y con rocas en la mano, resistieron las masacres
del ejército turco y la destrucción de sus pueblos.
Estos levantamientos dejaron importantes marcas en la historia. A
principios de 1990, el PKK se convirtió en un movimiento de masas. Miles
de mujeres tomaron las armas y se unieron a las fuerzas guerrilleras,
desafiando los roles patriarcales de género en el movimiento y en la
sociedad. Las mujeres militantes tuvieron que luchar contra las
actitudes feudales y patriarcales de sus compañeros varones, que
percibían a las mujeres como “más débiles” y “más vulnerables”. Muchas
mujeres combatientes y comandantes como hevala Bêrîtan (Gulnas Karataş)
emprendieron esta lucha, insistiendo en su voluntad y su legítimo lugar
en todos los frentes de la resistencia, diciendo: “¡Lucha, querida, lucha fuerte! Luchando existimos. Luchando nos volvemos libres y hermosas y más. Luchando, amamos”.
Las perspectivas de Abdullah Öcalan fueron el mayor apoyo al
establecimiento del Movimiento de Liberación de la Mujer en las montañas
del Kurdistán. En sus análisis sobre cómo superar el impacto del
patriarcado y el colonialismo en la sociedad kurda, desarrolló métodos
de “análisis de la personalidad”: cuestionando profundamente la
mentalidad de la mujer oprimida y el hombre dominante, y las estructuras
familiares y los roles de género que subyacen a ella. El paso más
esencial fue que las mujeres desarrollaran el amor y el respeto hacia su
propio género e identidad; superando la alienación y ganando confianza
en sí mismas así como en otras mujeres.
En 1993, Abdullah Öcalan propuso crear un ejército de mujeres dentro
de las fuerzas guerrilleras. Las mujeres que tomaron esta iniciativa lo
describen como el mayor desafío de sus vidas. A partir de ahora, tenían
que auto-organizarse y decidir sobre todos los aspectos de la vida y la
guerra de guerrillas. Las mujeres se enfrentaron a sus propios patrones
patriarcales internalizados mientras analizaban la dominación masculina.
Ganaron conocimientos y experiencias ideológicas, militares, políticas y
sociales.
Las actitudes sexistas de los hombres también se transformaron a
medida que las mujeres se unían y crecían en confianza en sí mismas.
Cambios revolucionarios tuvieron lugar en la mentalidad, en las
relaciones de camaradería entre hombres y mujeres, así como en la
sociedad kurda. Esto fue nada menos que una revolución dentro de la
revolución.
En 1995, se celebró en las montañas el primer Congreso Nacional de Mujeres compuesto por 300 mujeres.
Se estableció la Unión de Libertad de las Mujeres de Kurdistán (YAJK).
Ésta fue una etapa crucial, en la que se puso en práctica la
organización autónoma de las mujeres basada en la propia voluntad y
perspectiva política y social de las mujeres.
En la década de 1990, Abdullah Öcalan estaba desarrollando una nueva
ideología radical para la liberación de género y de la sociedad. Vio que
ni la libertad ni el amor pueden realizarse en las relaciones y las
identidades de género de las relaciones de poder dominantes. La Teoría
de la Separación trazó el camino para que las mujeres superaran sus
identidades esclavizadas, separándose mental, emocional y culturalmente
del sistema dominado por el hombre. Su teoría de “matar al macho” alentó
a los hombres a su vez a subvertir y luchar contra la masculinidad
dominante que no es sólo un género, sino un enorme sistema de poder y
explotación.
La ideología de la liberación de la mujer, anunciada el 8 de
marzo de 1998, llevó la lucha por la libertad de la mujer a un nuevo
nivel. Su marco incluye los principios de amar y defender la
patria contra el colonialismo; pensar libremente y construir el libre
albedrío como mujeres; organizarse y luchar por la liberación, así como
construir una vida con una libre comprensión de la estética.
Un año más tarde, en marzo de 1999, se creó el primer partido de
mujeres kurdas bajo la denominación de Partido de las Mujeres
Trabajadoras de Kurdistán (PJKK) sobre la base de esta ideología, y se
declaró bajo el nombre de Partido de la Libertad de las Mujeres (PJA) en
una conferencia en el año 2000. Reestructurado desde 2004 como Partido
de la Libertad de las Mujeres de Kurdistán (PJK), las militantes del
partido de las mujeres siguen desempeñando un papel de vanguardia en la
lucha de liberación en las cuatro partes de Kurdistán.
El secuestro y encarcelamiento de Abdullah Öcalan el 15 de febrero de
1999, en una operación de la OTAN, fue como un ataque a la existencia
misma del pueblo kurdo, especialmente de las mujeres kurdas. Contra este
intento de eliminar el Movimiento de Libertad Kurdo, el pueblo kurdo y
las mujeres han intensificado su resistencia. E incluso en condiciones
de total aislamiento en la isla prisión turca de Imrali, Abdullah Öcalan
ha encontrado una manera de resistir, avanzando y elaborando su nuevo
paradigma para la lucha por la libertad.
Basado en años de análisis histórico y social, este nuevo paradigma
va más allá de la solución del problema kurdo, y propone una sociedad
basada en la democracia, la ecología y la liberación de las mujeres. Las
estructuras jerárquicas de poder basadas en el Estado y el patriarcado
se identifican como el núcleo de todos los problemas de la humanidad. El
Estado, inventado como herramienta de poder y dominación patriarcal, no
puede ser un medio de liberación. Además, el poder y la jerarquía no
sólo se reproducen en términos de estructuras e instituciones, sino
también ideológicamente en el nacionalismo, el fundamentalismo
religioso, el sexismo y el cientificismo. Frente a esto, el modelo de
sociedades naturales basadas en valores igualitarios comunitarios y en
el papel central de la mujer es la referencia de transformación para la
liberación de la mujer y de la sociedad.
Como
alternativa a las estructuras y mentalidad estatales, Öcalan desarrolla
el concepto de la Nación Democrática multiétnica, multicultural y
multilingüe. El espíritu y el significado de la Nación Democrática se
encarna en las estructuras de la Autonomía Democrática y el
Confederalismo Democrático. Esto significa la autogestión de la sociedad
en torno a los principios de democracia, ecología, libertad de las
mujeres, economía comunal y autodefensa.
El
poder y las jerarquías no son meramente políticas y militares. Se basan
en la relación opresiva del hombre sobre la mujer y se reproducen en
todos los aspectos de la vida. A partir de la reconstrucción de las
relaciones de género libres, todas las partes de la vida deben ser
reconsideradas sobre la base de los principios democráticos, la
solidaridad y el respeto. La propuesta de Öcalan es una democracia
radical con una representación igualitaria de todas las identidades,
incluidas las minorías, y la participación directa de todos.
Contra
la devastación de la guerra y la violencia, Abdullah Öcalan promueve la
necesidad esencial de la legítima defensa. Una sociedad sin autodefensa
está condenada a la explotación y la opresión. En su “teoría de la
rosa” ilustra especialmente el espíritu de autodefensa de las mujeres:
la poderosa defensa de las espinas que existe en armonía con la esencia
de su propia belleza.
Desde 2005, las mujeres de las cuatro partes del Kurdistán, así como
las mujeres kurdas en el exilio y las mujeres de otros países se han
organizado en la confederación de las Comunidades de Mujeres de
Kurdistán (KJK). La KJK ha establecido varios grupos y organizaciones
según la situación en diferentes lugares, con un objetivo común: la
transformación social basada en valores igualitarios centrados en la
mujer que reconozca las necesidades de todos los grupos sociales y
étnicos. Se han establecido comunas, consejos, academias y cooperativas
de mujeres desde la base como una forma alternativa de organizar la vida
y la sociedad. La KJK organiza en todos los ámbitos: desde la política
hasta la organización social, desde la ecología y la economía comunal
hasta la salud, desde la educación y las obras de los medios de
comunicación hasta la cultura y las artes, hasta la creación de
estructuras de administración local, justicia de la mujer y diplomacia.
La autodefensa de la mujer se ha organizado de diversas maneras, según
la situación en las distintas regiones.
Desde 2011, se han iniciado trabajos de investigación y debates para
establecer Jineolojî como una ciencia alternativa de la mujer, la vida y
la sociedad. La Academia de Jineolojî identifica los retos de la
revolución femenina y refuerza la comprensión del paradigma democrático y
ecológico de la liberación de la mujer.
El movimiento de mujeres hoy en día en todo el Kurdistán y el mundo. La revolución de las mujeres en Rojava
Incluso mientras luchaban constantemente contra las dictaduras
fascistas y los feminicidios, las mujeres kurdas han seguido
organizándose de forma autónoma y formando parte del movimiento de
liberación general.
Desde la fundación del primer partido político pro-kurdo en Turquía
en 1991, muchas mujeres kurdas han sido elegidas alcaldesas y miembros
del Parlamento por el voto del pueblo kurdo y de las fuerzas
progresistas de Turquía. En 2014, el sistema de copresidencia de
representación equitativa de los géneros se puso en práctica en todos
los municipios dirigidos por el Partido Democrático de los Pueblos
(HDP). La dictadura del AKP se ha centrado especialmente en las mujeres,
sus logros democráticos y sus instituciones. Miles de mujeres
activistas kurdas, entre ellas alcaldesas y parlamentarias, han sido
encarceladas, y cientos de asociaciones y organizaciones de mujeres,
prohibidas. Pero el movimiento de mujeres kurdas sigue convirtiendo cada
ataque en un nuevo paso adelante en la lucha.
A pesar de la cruel represión y las ejecuciones del Estado, y a
menudo invisible para el mundo exterior, en Irán la Comunidad de Mujeres
Libres del Kurdistán Oriental (KJAR) ha estado organizando y educando
clandestinamente a las mujeres. Las mujeres kurdas de Irán y Kurdistán
Oriental han llevado a cabo notables campañas contra la pena de muerte,
la lapidación y la opresión nacional y de género.
Tras la intervención militar contra Irak en 2003, Kurdistán del Sur
alcanzó un estatus autónomo como la Región del Kurdistán de Irak. Aunque
algunas mujeres participaron en la política de los partidos, no se
desarrolló un fuerte movimiento de base autónomo de mujeres. Desde 2002,
la Organización de Mujeres en Busca de la Libertad del Kurdistán (RJAK)
ha estado trabajando para establecer asociaciones y academias locales
de mujeres, organizando programas educativos y campañas para empoderar a
las mujeres y su condición en la sociedad y la política.
La organización de las mujeres kurdas en la diáspora europea se fundó
en los decenios de 1980 y 1990. Han dado a conocer en todo el mundo la
liberación de Kurdistán y los movimientos de mujeres kurdas, y se han
conectado con otros movimientos de libertad, creando importantes redes
de solidaridad y alianzas. Han contribuido a la lucha en su patria y han
luchado por sus derechos como mujeres migrantes kurdas. Europa tampoco
es un lugar seguro para las mujeres kurdas. El 9 de enero de 2013, la
pionera del Movimiento de Mujeres Kurdas, Sakine Cansız, fue asesinada
en París por el servicio de inteligencia turco, junto con sus camaradas
Fidan Dogan y Leyla Şaylemez. Las mujeres kurdas de Europa siguieron
organizándose, creando en 2014 la organización paraguas del Movimiento
de Mujeres Kurdas de Europa TJK-E.
La revolución de Rojava llevó al Movimiento de Mujeres Kurdas a la
prominencia internacional. En los levantamientos de la “Primavera Árabe”
de 2011, los kurdos del Kurdistán occidental, conocido como Rojava,
comenzaron a establecer su sistema de autonomía democrática. Las
Unidades de Defensa de la Mujer (YPJ) captaron la atención del mundo por
medio de su decidida lucha contra Estado Islámico. Desde la liberación
de Kobanê en 2015, hasta la resistencia contra la ocupación turca de
Afrin en 2018, y Serekaniye y Gire Spî en 2019, las mujeres combatientes
y sus comandantes desempeñaron un papel destacado. El sacrificio de las
combatientes de las YPJ quedó simbolizado en la personalidad de mujeres
revolucionarias como Arîn Mirkan y Avesta Xabur. Revolucionarias
internacionalistas como Ivana Hoffmann de Alemania, Alina Sánchez de
Argentina y Anna Campbell de Gran Bretaña, también se unieron a la
defensa de la revolución femenina en Rojava.
Los consejos de mujeres, las comunas y la organización son el corazón
en todas las áreas de la vida en Rojava. Las mujeres de todas las
comunidades nacionales, religiosas y culturales se organizan en el
Movimiento Femenino Kongra Star.
Kongra Star y la revolución de las mujeres
Kongra Star capacita, moviliza y educa a las mujeres para que se
organicen por sí mismas con el fin de asegurar que la revolución de la
Rojava se convierta y siga siendo una revolución de las mujeres. Se ha
desarrollado un sistema autónomo de mujeres en los ámbitos de la
economía, la política, las alianzas democráticas y las relaciones
diplomáticas, la organización social, la salud, la educación, la
organización de las jóvenes, la justicia, la autodefensa, los medios de
comunicación, el municipio y la ecología, la cultura y las artes.
Decenas de miles de mujeres que estaban restringidas al papel de madre y
ama de casa han reclamado sus derechos y participan en la organización
comunitaria, las cooperativas de mujeres y las instituciones. Muchas
mujeres describen su desarrollo personal dentro de la revolución como
una “diferencia entre la noche y el día” y “la apertura de un nuevo
capítulo en la vida”.
Las “leyes de la mujer” del norte y este de Siria promueven la
libertad e igualdad de la mujer. También prohíben la discriminación y la
violencia contra la mujer en las relaciones familiares y matrimoniales.
Por ejemplo, se han prohibido las costumbres patriarcales como el
matrimonio polígamo, el matrimonio de menores o sin el consentimiento de
la mujer. Las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos a la
herencia y al divorcio.
El sistema de copresidencia de representación igualitaria de los
géneros está en vigor a todos los niveles en todas las estructuras
políticas y administrativas de la Administración Autónoma del Norte y
Este de Siria. La vida política ya no es un campo dominado por los
hombres.
En la historia del movimiento femenino kurdo, decenas de miles de
mujeres han dedicado sus vidas a liberar su género, su tierra y su
pueblo del dominio colonial y a construir una sociedad libre. Miles de
mujeres han sido encarceladas durante largos años, han sido sometidas a
tortura y crueldad. Mujeres de los movimientos políticos y de las
fuerzas de autodefensa han sido martirizadas. Todos los logros de la
revolución de Rojava son el resultado de una larga y difícil lucha y
grandes sacrificios.
La razón por la que estas mujeres han estado dispuestas a sacrificar
tanto es porque pudieron ver el camino del cambio, del amor y de la
belleza. Todas las mujeres caídas en la lucha viven en las madres,
luchadoras y jóvenes de Rojava, reclamando sus vidas y su futuro. El
Movimiento de Mujeres Kurdas sigue siendo una encarnación del lema desde
el principio: ¡Resistencia es vida! Y el objetivo de la vida es la
libertad. Sin la libertad de las mujeres no habrá vida libre, y es por
eso que otro grito ha resonado por todo el mundo desde el Movimiento de
Mujeres Kurdas: ¡Jin, Jiyan, Azadi! ¡Mujer, Vida, Libertad!
Algunas de las mujeres revolucionarias que se han convertido en símbolo de la lucha del Movimiento de Mujeres Kurdas:
Sakine Cansız (Sara) fue asesinada el 09.01.2013 en París por el servicio de inteligencia turco (MIT)
Zeynep Kınacı (Zilan) llevó a cabo un ataque suicida durante un desfile del ejército turco el 30.06.1996 en Dersim
Binevş Agal (Bêrîvan) perdió la vida en un combate con el ejército turco el 16.01.1989 en Cizîre Botan.
Zekiye Alkan se prendió fuego el 31.03.1990 en Amed para protestar contra la opresión del Estado turco.
Gülnaz
Karataş (Bêrîtan) se arrojó desde una colina de rocas para no ser
capturada después de intensos combates con el ejército turco y su
colaborador Peshmergas del KDP el 25.10.1992 en Xakurke / Kurdistán del
Sur.
Sanem
Bertan (Canda, internacionalista turca) perdió la vida en la
resistencia contra la invasión turca en la región de Zap, en Kurdistán
del Sur, el 5.10.1997.
Sema Yüce (Serhildan) se prendió fuego en una celda de la prisión el 21.03.1998 en la prisión de Çanakkale en Turquía.
Nermîn
Akkuş (Hêlîn, internacionalista circasiana) cayó en la resistencia
contra la operación conjunta del KDP y Turquía en la región de Garê,
Kurdistán del Sur, el 13.10.1998.
Andrea
Wolf (Ronahi, internacionalista de Alemania) capturada y ejecutada por
soldados turcos durante los combates en Catak, Kurdistán del Norte, el
23.10.1998.
Fatma
Özen (Rojbîn, internacionalista árabe) sacrificó su vida en un ataque
contra una estación militar turca el 20.11.1998 en Gever, Kurdistán del
Norte.
Uta
Schneiderbanger (Nûdem, internacionalista de Alemania) y Ekin Ceren
Doruak (Amara, internacionalista de Turquía) perdieron la vida en un
accidente de coche el 30 de mayo de 2005 en las montañas de Qandil.
Leyla
Wali Hasan (Viyan Soran) se prendió fuego el 01.02.2006 en la región de
Haftanin, Kurdistán del Sur, para protestar por el total aislamiento de
Abdullah Öcalan.
Şirin Elemhûlî (de Kurdistán Oriental) fue ejecutada por el régimen iraní el 09.05.2010 en la prisión de Evin de Teheran.
Dilar
Gencxemîs (Arîn Mîrkan, de Rojava) sacrificó su vida el 05.10.2014 en
la resistencia de Kobane contra los ataques de ISIS.
Seve
Demir (Miembro del Consejo del DBP), Fatma Uyar (Miembro de KJA) y
Pakize Nayır (Co-presidenta del Consejo del Pueblo de Silopi) fueron
ejecutadas por las fuerzas del Estado turco el 4.10.2016 en Silopi,
Kurdistán del Norte.
Zalûx Hemo (Avesta Xabûr) sacrificó su vida el 27.01.2018 en la resistencia contra la ocupación turca de Afrîn, Rojava.
Anna
Campbell (Hêlin, internacionalista de Gran Bretaña) perdió la vida el
15.03.2018 en los ataques aéreos del ejército turco sobre Afrîn, Rojava.
Alina
Sánchez (Lêgerîn, internacionalista de Argentina) perdió la vida en un
accidente de coche el 17.03.2018 en Rojava mientras cumplía con sus
deberes revolucionarios (como médica).
Sarah Handelmann (Dorşîn, internacionalista de Alemania), cayó en un ataque aéreo turco en la región de Qandil el 07.04.2019.
Hevrin
Khalef (Secretaria General del Partido del Futuro de Siria) fue
ejecutada el 12.10.2019 en Rojava por los grupos yihadistas relacionados
con las fuerzas de ocupación turcas.
FUENTE: Şervîn Nûdem / jineoloji.org / Traducción: Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina.
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Refugiadas – Violencia en conflicto armado. 25 jun. 20. AmecoPress.
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