9/05/2020

Mujeres y niñas latinoamericanas comparten violencias y poca atención de los gobiernos

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Ciudad de México. Sin importar el país, mujeres y niñas de la región Latinoamericana comparten violencia, exclusión, pobreza, abusos, deserción escolar, embarazos forzosos, feminicidio, exclusión laboral y nulo acceso a la salud, así lo compartieron mujeres concejalas y la presidenta municipal de México, Colombia, Chile y El Salvador durante el Conversatorio regional “Experiencias de las mujeres en la política en apoyo a la población, acciones y retos”.
En el evento que se llevó a cabo el pasado 29 de agosto y fue convocado por la organización chilena “Desarrollo Sin Fronteras”, la presidenta municipal de Tlaxcala, México, Anabell Avalos Zempoalteca; la concejala del movimiento político “Estamos Listas en Medellín”, Colombia, Dora Cecilia Saldarriaga Grisales; la concejal de la municipalidad de Viña del Mar, Chile, Laura Gianicci Natoli; y Keyla Cáceres de León, especialista en incidencia parlamentaria y organización comunitaria de El Salvador, coincidieron en que la crisis sanitaria por COVID-19 ha evidenciado las múltiples situaciones de vulnerabilidad a las que se enfrentan las mujeres, no obstante las respuestas de los Estados que no han tomado en cuenta el impacto diferenciado entre mujeres y hombres, convirtiéndose en un reto mayúsculo los esfuerzos que realizan desde sus espacios políticos.
En Medellín, la pandemia exacerbó las violencias que viven las mujeres. Incrementaron los casos de feminicidio, la violencia familiar y sexual. De enero a la fecha han desaparecido 15 mujeres. Sin embargo, pese a que existen varias implementaciones gubernamentales en materia de género, no existe voluntad política para enfrentar estas violencias.
Al igual que en México, hubo un aumento en las llamadas a los números de emergencia por violencia, sin embargo, las denuncias no prosperan pues para el sistema judicial éste continúa siendo un tema accesorio. La violencia contra las mujeres es una pandemia poco visibilizada.
En México, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública los casos de feminicidio subieron 40 por ciento. De enero a junio, a nivel nacional, se iniciaron 18 mil 884 carpetas de investigación por violencia familiar, de las cuales 2 mil 824 se abrieron en junio, lo que representó un incremento del 18 por ciento comparado con las registradas en mayo.
“Encerramos de golpe a las mujeres con sus agresores, en medio de una cuarentena estricta, en un estado de excepción, con tanquetas en las calles combatiendo el virus, ¿por qué?, lo único que esta acción desencadenó fueron violaciones y desaparición de niñas”, puntualizo Keyla Cáceres, de El Salvador.
“La violencia contra las mujeres en el contexto de la COVID-19 es un panorama igual en toda la región. En Chile, las mujeres se enfrentan a una diversidad de violencias e incremento del trabajo del hogar”, dijo en su oportunidad, Laura Gianicci.

Trabajo de cuidados

Otro tema que cruza a los cuatro países fue el de cuidados. Ante el confinamiento, el trabajo no remunerado de las mujeres se exacerbó. Para Dora Saldarriaga “si no se reconocía el aporte de las mujeres en los cuidados y cómo ellas son quienes sostienen los sistemas productivos de los países, la crisis sanitaria lo puso en la lupa, sin embargo, se sigue mirando como un deber ser de las mujeres”.
El trabajo no remunerado se ha multiplicado en el confinamiento, a las labores de quehaceres del hogar se han sumado el cuidado de personas adultas mayores, de niñez y adolescencia y la instrucción escolar. A nivel mundial los datos demuestran que con cada 2 horas más de trabajo de cuidados diario que tiene una mujer pierde 10 por ciento de trabajo remunerado.
“Para los hombres el tema del cuidado lo tienen resuelto, siempre es una mujer la que lo resuelve”. Mientras que para las mujeres se multiplicó este trabajo, al trabajo remunerado desde casa, se sumó el trabajo del hogar, el cuidado de la familia, y la atención escolar de hijas e hijos. “En una breve encuesta encontramos que para las mujeres se habían incrementado entre 4 y 6 horas de cuidados a diferencia de los hombres”, puntualizó la Concejala de Medellín.

Empleo

En materia de empleo remunerado, en el caso de El Salvador, una parte importante de su economía sobrevive de la industria textil, las maquilas, donde trabaja un porcentaje alto de mujeres adultas con enfermedades crónicas. Con la pandemia, se incrementó la explotación laboral, a los sueldos bajos, se le sumó el despido masivo y el freno en el acceso a la salud. Muchos de los patrones dejaron de pagar las cuotas de salud, bajo la pasividad del gobierno, desde febrero de 2020. “Las mujeres no han podido acceder a la salud; las han despedido sin un pago correspondiente por su trabajo y antigüedad. El gobierno permanece callado”.
Para Viña del Mar este escenario es familiar. Lejos de los reflectores del Festival de Viña del Mar, esta ciudad es donde existe el mayor número de campamentos de extrema pobreza en el país, y el segundo lugar nacional con personas adultas mayores.
“La pandemia nos tomó en un momento brutal. Actualmente no hay ingresos, están cerradas las fuentes de empleo (casinos, hoteles, servicios) y las que más enfrentan estos despidos son las mujeres. Las trabajadoras del hogar son las más golpeadas, y recién en el Congreso se acordaron de ellas”. La pobreza tiene rostro de mujer, sin embargo, aún en la pandemia están invisibilizadas.
Mientras que las personas adultas mayores viven una violencia estructural implícita y empobrecida. Llegar a una edad adulta también implica el empobrecimiento y el olvido de los familiares, donde las mujeres adultas mayores son las que enfrentan las peores condiciones.

Incremento de embarazos en niñas y adolescentes

Otro de los retos que enfrenta la región son los embarazos de niñas y adolescentes. De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas es posible que 47 millones de mujeres de 114 países de bajos y medianos ingresos no puedan tener acceso a anticonceptivos modernos, por lo que se prevén hasta 7 millones de embarazos no deseados.
En El Salvador, se incrementaron los embarazos en niñas de 10 a 19 años de edad. “Tenemos registrados más de 6 mil embarazos en el contexto de la pandemia. En el segundo trimestre de 2020 hemos registrado un incremento de embarazos de niñas de 10 a 14 años de edad, una violación legitimada por el Estado. Un Estado que se olvidó de poner la mirada de género en cada una de las decisiones que tomó para mitigar esta pandemia”.
En medio del coronavirus, la violencia y la violencia sexual desembocaron en embarazos a una edad muy temprana que limita las posibilidades de las niñas, en medio de Estados que las obligan a tener esas hijas e hijos y que no les dan la libertad de interrumpir un embarazo no deseado que pone en riesgo su salud. Necesitamos garantizar a las niñas un futuro y no la maternidad forzada a la que ahora se están enfrentando. El Instituto Guttmacher calcula que este año se producirán al menos tres millones de abortos en condiciones de riesgo.
Actualmente 90 por ciento de los hospitales en el país son para COVID-19, por lo que no hay monitoreo, seguimiento y, en algunas instituciones, persiste el desabasto de medicamentos. A nivel mundial, se estima que 113 mil mujeres podrían morir por no tener acceso a salud reproductiva durante sus embarazos a raíz de la pandemia.

Acceso a la educación

En materia educativa, las cuatro mujeres coincidieron que en medio de un regreso escolar inminente, la deserción escolar al terminar este año será enorme. En el caso de El Salvador, sólo 17 por ciento de la población tienen acceso a internet, lo que impacta a las niñas y adolescentes de las zonas más marginadas.
“En El salvador a las niñas que no tienen WhatsApp para recibir y enviar tareas, les pidieron ir a la escuela a recoger las guías de trabajo, eso significaba ponerlas en riego porque las calles están llenas de policías y soldados, además que se tenía un control para la salida por lo que su madre, padre o tutor tampoco podían salir todos los días a traer las tareas”, señaló Keyla Cáceres.
Como un acto para romper el aislamiento físico a través de la comunicación virtual, las mujeres coincidieron en que uno de los principales retos que enfrentan en medio de la pandemia es colocar en la agenda pública los retos y necesidades que enfrentan las mujeres de sus países. No puede existir ningún intercambio de ideas, foros, discusiones sin que las mujeres estén presentes. “Ese es nuestro trabajo permanente en estos cargos, que se visibilice dónde están las mujeres, sus retos y necesidades, y con ello construir políticas públicas con perspectiva de género. No se trata sólo de llegar e implementar las agendas que están colocadas sino colocar la agenda de los Derechos Humanos de las mujeres”, coincidieron.
“Estar en el mundo de la política no es fácil, pero sí una oportunidad para hacer un cambio. Un frente común entre mujeres de Latinoamérica. Conocernos más allá de las fronteras. Hay mucho por hacer para cerrar las brechas de género”.
Los Estados necesitan resolver la desigualdad social que nos ha llevado a las mujeres a ser el eslabón más débil en medio de la pandemia. Si no existe una voluntad política para resolver las brechas de género se van a incrementar en los siguientes años, concluyeron.

Lucha por la equidad de género: de la mano de la lucha de clases

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Marcha mujeres 8 marzo en Guatemala
Foto: Prensa Libre

“Fueron mujeres comunistas las primeras que plantearon la opresión y la lucha contra el patriarcado”.
Luchadora social guatemalteca

En Guatemala, luego de la Firma de Paz en 1996, alguna vez un funcionario de un organismo internacional decía con vehemencia a los consultores que estaban dando forma a un proyecto de apoyo para víctimas de la guerra, que había que posicionar “muy claramente” el tema de género. “Género, género, equidad de género por todos lados”, pedía acucioso. “Eso es lo que los financistas quieren oír”, agregaba con un nada disimulado ímpetu. Esa insistente petición (¿orden?) abría un interrogante: el tema de género como se comenzó a posicionar para la década de los 90 del pasado siglo, ¿surge enteramente de las luchas político-sociales de las mujeres, o tiene algo de artificioso?

Plantear este tema puede verse como un velado machismo que sobrevive subrepticiamente en estas líneas. La intención, sin embargo, es abrir una crítica -serena, profunda y certera- sobre mucho de lo que la llamada “cooperación internacional” impone. La opresión del género femenino a manos del masculino (patriarcado) es una más de tantas opresiones que recorren la actual dinámica humana, al igual que la económica (diferencia de clases sociales: explotación), la étnica (léase: racismo, “razas superiores” sobre “incivilizados”), el repudio de la diversidad sexual (heteronormatividad reinante descalificadora de otras opciones), adultocentrismo, blancocentrismo, y seguramente más de algún otro etcétera. Luchar contra cualquiera de esas asimetrías no puede hacerse en forma independiente, desgajada: todas las contradicciones se anudan. Imaginemos un mundo manejado, por ejemplo, por mujeres, o por negros, donde también se da la explotación económica (a los varones, o a los blancos): solo sería cambiar de amo. Una verdadera revolución debe modificar todas las asimetrías simultáneamente.

El tema de género, indispensable en las luchas por un mundo de mayor justicia, es de capital importancia. Pero lo que ha venido impulsando ese peculiar mecanismo llamado cooperación internacional en estos últimos años puede llamar a confusión. Vale aquí aquello de “divide y reinarás”. La atomización de las luchas sociales, en vez de potenciarlas, tiende a debilitarlas: cada quien por su lado con su pequeña parcela, logra poco. La cuestión de base no es, obviamente, “mujeres versus hombres”. La actual inequidad de género es un tema social, por tanto, involucra a todos los géneros, al colectivo en su conjunto. Reivindicar a Lorena Bobbit no es el camino.

Nos inspira en esa crítica lo dicho por la feminista comunista Silvia Federici: “No es casual que aunque el capitalismo se base presuntamente en el trabajo asalariado, más de la mitad de la población mundial [amas de casa, trabajadores precarizados] no esté remunerada. La falta de salarios y el subdesarrollo son factores esenciales en la planificación capitalista, nacional e internacional. Esos son medios poderosos con los que provocar la competencia de los trabajadores en el mercado nacional e internacional y hacernos creer que nuestros intereses son diferentes y contradictorios. (…) [Las mujeres] no estamos peleando por una redistribución más equitativa del mismo trabajo. Estamos en lucha para ponerle fin a este trabajo [doméstico no remunerado], y el primer paso es ponerle precio”.

La lucha por la equidad de género, sin articularse con las otras luchas, puede resultar incluso cuestionable. En tal sentido, nos permitimos citar palabras de una incansable luchadora guatemalteca, pionera en la lucha contra el patriarcado en el país, que por razones de seguridad pide ocultar su nombre (la llamaremos simplemente “Entrevistada”). He aquí extractos de una entrevista inédita donde ella plantea estos postulados.

(…) Pregunta: En los 80, en plena guerra, la lucha contra el patriarcado ¿ya empezaba a ser un eje importante?

Entrevistada: Creo que todavía no pasaba a ser tan importante en aquel momento. Creo que hasta ahorita se está reconociendo este tema. Pero no hay que dejar de reconocer que con los comunistas, con los clásicos, es que primeramente se da a conocer la opresión de las mujeres. En su momento no se le daba toda la importancia, pero fueron mujeres comunistas las primeras que plantearon la opresión y la lucha contra el patriarcado. Hay antecedentes de mujeres que venían luchando desde la Revolución Francesa, o desde las luchas de Lenin, y las mujeres comunistas ya habían recorrido un camino, pero nunca se visibilizó ese trabajo. Quizá la única que se visibilizó, seguramente por sus aportes teóricos, fue Rosa Luxemburgo. Después Clara Zetkin, pero no fue tan evidente, más bien fue ocultada. O también Alejandra Kollontai, que hablaba de la sexualidad de un modo pionero, y fue una de las primeras mujeres que ocupó cargos del Estado. Nadia Krupskaya, la compañera de Lenin, que fue una educadora, y así hay muchas mujeres que hasta ahora empiezan a visibilizarse y que en su momento no se las consideraba, pues se decía que no era tan importante la lucha de las mujeres. A pesar de que se tenía todo ese camino recorrido de las mujeres francesas, de las inglesas, por ejemplo con su lucha por el derecho al voto, por prejuicios no se quiere saber mucho de eso. El tema del patriarcado es como con el racismo: son cosas que tenemos tan arraigadas que ni las reconocemos como problema.

(…) El machismo está muy arraigado, es muy difícil combatirlo. Cuando se analiza el patriarcado una se da cuenta que nadie va a querer perder sus privilegios. Porque los hombres, hay que decirlo, tienen más privilegios que las mujeres. Por más que digan que están de acuerdo con la lucha de las mujeres, a la hora de hacer cambios reales de actitudes, de repartir poderes, es muy difícil hacer el cambio.

Pregunta: Cambiar profundamente los patrones culturales es difícil, sin dudas. La transformación social cuesta, con el patriarcado, con el racismo, con autoritarismo. “Vos sos mujer, entonces andá y prepará la comida”. Eso lo tenemos tan incorporado que cambiarlo es cuesta arriba. ¿Qué hacemos entonces?

Entrevistada: Está complicado. Todos los mandatos que trae la sociedad implican esa dificultad, es difícil cambiarlos. Esas son las actividades de las mujeres y estas son las de los hombres; eso parece ya escrito, y por más que quieras hacer cambios de actitudes, tiene que haber una fuerza grandísima para lograrla, y no es fácil. Creo que tienen que pasar generaciones para que se extingan, con un trabajo educativo y político continuo. Por la experiencia que se ve, no es tan fácil de cambiar.

(…) El patriarcado hay que verlo con todas sus facetas: no es algo que solamente sea en la casa. También la sexualidad, el trabajo, la violencia, el trabajo doméstico fundamentalmente. Es todo eso al mismo tiempo. Hasta el año 85 para mí era tan difícil poder ir hilvanando cada una de estas nuevas experiencias que iba reflexionando, porque las iba conociendo, y a partir de los años 85 cuando comparto las reflexiones con otras mujeres que ya lo estaban pensando, se me amplió el panorama. Creo que Cuba todavía no ha logrado definir políticas públicas de mayor impacto en la transformación de las mujeres. Las mujeres han tenido acceso a la educación, y eso está muy bien, pero creo que a la cultura del patriarcado tiene todavía muy arraigada sus raíces en la población, por lo que debe seguir trabajándose. Todo el movimiento de mujeres avanzó mucho en América Latina, y son ellas quienes avanzaron en la lucha contra el patriarcado. Sin embargo, con esto de los lenguajes políticamente correctos ahora hay un retroceso en la lucha. Creo que se ha venido despolitizando el tema de género, se lo ha aguado un poco.

Pregunta: ¿Por qué decís “despolitizado”?

Entrevistada: Porque ya todo el tema de género entró en una cierta moda, un planteamiento vinculado a la cooperación internacional, que fue tornándolo desideologizado, despolitizado. Se lo desvinculó de la lucha de clases, y así perdió toda su fuerza como lucha. Si en Cuba, con una revolución triunfante, cuesta ir haciendo los cambios necesarios, en un contexto como aquí, en Guatemala, de derecha, cuesta mucho más. ¡Cuánto nos costó a nosotras, las mujeres, el reconocimiento de la existencia de violencia en Guatemala! Eso era algo que se tenía por normal. Con toda nuestra lucha empezaron a cambiar un poco las cosas. Empezó a cambiar un poco el marco legal, y así lo empezaron a aprobar una serie de partidos, y en el tiempo, con las Conferencias de las Mujeres organizadas por la ONU, fue que se empezó a reconocer la violencia. Ahora están las leyes, pero su aplicación así como se hace es muy deficiente todavía. Todavía a las mujeres se las manipula, se las excluye; se las hace estar más interesadas en ver la tecnología o la moda, y eso impide que las mujeres estén pensando en tomar conciencia de que son objetos, de que las ven como objetos. La violencia real sigue existiendo, el golpe, la violencia económica, psicológica, y también política.

Pregunta: Desde el 96, cuando se firma la paz, todo se empieza a inundar de cooperación internacional. Fue una avalancha de dólares y euros. Hasta se “puso de moda” el tema de género. ¿Qué opinás de todo eso?

Entrevistada: Creo que desde allí viene la despolitización. Con esa avalancha de dinero cualquiera hacía su grupo sin ningún objetivo estratégico, para conseguir algunos fondos, solamente hablando de equidad de género como una cierta moda que se había instalado. Era un chantaje. Para nosotras fue fundamental tener a la URNG, [Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, unión de los cuatro grupos guerrilleros existentes en ese entonces] porque íbamos luchando dentro de ese marco, al tener la unidad con las otras organizaciones. Teníamos muy claro cuáles eran los lineamientos dentro de ese marco. Como no dependíamos de la cooperación internacional, no teníamos la presión de responder a su agenda. El tema de la organización que propiciábamos estaba más enfocado en las necesidades y la educación formal y no formal de las compañeras, ya que coordinamos con IGER [Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica] la educación primaria y secundaria para mujeres, y lo informal iba acompañado de lo formal. En un inicio nos criticaron, porque las mujeres estábamos haciendo lo tradicional, porque dábamos costura, dábamos cocina, pero eso era lo que las mujeres querían. Pero por otra parte, y esto es lo importante, estas mujeres también estaban recibiendo la escuela primaria, y además había trabajo ideológico a través de los cursos que se daban. Con el partido diseñábamos los contenidos, sin dejar de tener en cuenta el contexto nacional e internacional, las condiciones de la fábrica, las condiciones laborales, las relaciones familiares, cuestiones de sexualidad, cuestiones de violencia. Fue una de las experiencias más significativas para nosotras, tener esa participación de las mujeres de sectores populares. (…) Después empezó la represión, principalmente en las fábricas. También el neoliberalismo iba avanzando, entonces iban desplazando las fábricas nacionales. En ese período de auge de las luchas y de la organización sindical fue que aprovechamos para darles herramientas para se pudieran defender.

Pregunta: Ya pasaron años trabajándose los temas de género, por lo que puede ser pertinente esta pregunta: la cooperación ¿sirve para impulsar cambios o puede funcionar como un freno en las luchas sociales?

Entrevistada: Siempre he pensado que sí, funciona como freno. Nunca se ha logrado hacer una agenda de negociación real entre la cooperación y los movimientos sociales, más del movimiento de mujeres. Es una forma de control. Dan el dinero para los proyectos, pero te la pasás haciendo foros, reuniones, mientras te están controlando, y después hay que entregar un informe de qué es lo que se hace, quiénes son los participantes. En realidad es como un control dentro de la población –como una CIA metida adentro–. Allí está ese control, por todas partes. Los grupos de solidaridad con que trabajábamos no te pedían eso. En cambio hoy te dan un almuerzo y tenés que llevar los listados de todos los asistentes; es un control permanente, y además te ponen la agenda. Siempre tiene que estar alguien de la cooperación en cada inauguración, porque tienen que mostrar que financian las actividades. Todo eso le quita autonomía a las organizaciones, y a veces se termina priorizando solo lo de género pero solo en este marco que te fijan, y la cooperación no te permite el trabajo de clase, porque lo de etnia lo hace como parte de la cultura, pero controlado. La cooperación te dice qué se puede tocar y qué no. El tema de lucha de clases salió de escena.

(…) Hoy se habla de género pero no de clase, y antes hay clase pero no género. A nosotros nos tocó hacer esa articulación. Con el movimiento sindical nosotras articulamos las demandas de género con las de clase, así como también lo de etnia. Pero no nos dio tiempo para hacer todo lo que pretendíamos. Estábamos ante temas difíciles de tratar, de visibilizar. Queríamos hacer entender que el acoso sexual no solo se da por el empresario, sino que se da por los compañeros trabajadores también. Chocábamos ahí contra prejuicios, por eso tuvimos que ponernos a pensar y trabajar para que los compañeros se dieran cuenta del asunto.

Pregunta: El tema del patriarcado, ¿te parece que está suficientemente abordado en el campo del movimiento comunista, o ves un déficit allí?

Entrevistada: Cambiar el patriarcado es difícil, complicado. Para los hombres es un asunto difícil, porque no quieren perder privilegios. ¿Quién quiere perderlos? Y cambiar el patriarcado es cambiar relaciones de poder. Por supuesto, para los hombres es cómodo seguir manteniendo sus cuotas de poder. No es tan sencillo cambiar eso por decreto.

Marcelo Colussi
mmcolussi@gmail.com,
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https://www.alainet.org/es/articulo/208644    

30 de agosto, Día Internacional contra la desaparición forzada


En nuestro país, la desaparición forzada por agentes estatales y por particulares es un problema muy grave. Según datos oficiales, hay 73 mil personas desaparecidas, de entre las cuales estimamos que 50 por ciento son mujeres.
El problema de la desaparición forzada en México inició en los tiempos de la Guerra Sucia, pero ha cobrado actualidad, desde el auge del narcotráfico, como un problema multifactorial y multicausal.
También ha cobrado auge como producto de la trata y la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, y el feminicidio. Sin embargo, las víctimas de feminicidio y de delitos en materia de trata de personas no están incluidas en las estadísticas de la Comisión Nacional de Búsqueda, lo que nos da el temor fundado de que nadie las está buscando.
En el periodo de la pandemia y el confinamiento aumentó considerablemente la violencia contra las mujeres, los feminicidios y la desaparición, pero seguimos esperando políticas públicas para abordar estas formas de violencia contra las mujeres y las niñas. tenemos que considerar, además, que nuestro país es una inmensa fosa clandestina.
Muchas familias se han tenido que volver expertas en la búsqueda, en la búsqueda de fosas clandestinas o, incluso, en medicina forense para identificación humana.

También el movimiento para la búsqueda de personas desaparecidas ha
nucleado a miles de familias que han aprendido a usar las redes sociales
en la búsqueda con vida de sus personas familiares desaparecidas.

Entre las recomendaciones que hizo el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra las mujeres destacan las que se refieren a: “Adoptar medidas de carácter urgente para prevenir las muertes violentas, los asesinatos y las desapariciones forzadas de mujeres, en particular combatiendo las causas profundas de esos actos, como la violencia armada, la delincuencia organizada, el tráfico d estupefacientes, los estereotipos discriminatorios, la pobreza y la marginación de las mujeres”.
Entre los recomendaciones de la CEDAW estaba también mejorar los mecanismo de la Alerta Amber y el Protocolo Alba, lo que no ha sucedido. Hay datos muy alarmantes: en el Estado de México las cifras oficiales reportan mil 798 mujeres desaparecidas por razones de género, aunque dos organizaciones de la sociedad civil, en un diagnóstico que presentaron, reportan más de 8 mil mujeres y niñas desaparecidas. Eso confirma que la cifra negra es de casi 80 por ciento. En Puebla, por otro lado, se reporta desaparecida un mujer o niña cada dos días.
El 13 de agosto se cumplieron 8 años de la desaparición de Jessica Cerón Salinas, con un embarazo a término. Hasta el momento no saben nada sobre su paradero. Su madre escribió:
“Hoy se cumplen 8 años de no ver a mi hija Jessica Cerón Salinas, ella desapareció el 13 de agosto de 2012 en Jiutepec, Morelos. Al momento de desaparecer estaba embarazada, sólo a unos cuantos días de dar a luz a su hijo, al que llamaría Max, al que esperaba con tanta ilusión.
Hoy a través de este mensaje quiero pedirles que me ayuden a difundir su foto, que esta fecha ni ella queden en el olvido. Deseo que todos los que la conocieron la recuerden como esa gran amiga, compañera alegre que compartió algún buen momento con ustedes y que conocieron su gran ilusión de convertirse en madre.
Ayúdenme a levantar mi voz porque han sido los más largos 8 años que he vivido por no saber dónde esta Jessy, de extrañar verla y abrazarla. Hoy solo deseo poder decirle a ella que aquí estoy esperándola, soy una madre en lucha que seguirá tocando puertas, que mientras Dios me preste vida la seguiré buscando sin parar.
En estos años he vivido la indolencia de las autoridades, la falta de actitud y compromiso por ejercer el bien y la justicia, autoridades corruptas que se vendieron a favor de delincuentes, autoridades omisas con tanta falta de sensibilidad hacia las víctimas y desinterés por hacer su trabajo.
Estoy aquí y seguiré buscándote Jessy, te abrazo en la distancia y deseo que Dios te acompañe donde sea que te encuentres, eres un pedazo de mi vida que se fue desde tu ausencia, te amo hija y a pesar de la distancia sé que sentirás mi amor porque ese es más fuerte que todo y que cualquier distancia”.

Otro caso es el de la mamá de María José Monrroy Enciso, que también publica en
Facebook sobre el caso de su hija desaparecida en Tecámac, Estado de México, el 21 de Septiembre del 2010:


“Yo me encontraba laborando en mi óptica cuando un sujeto de nombre Geyser
Crespo García solicitó una valoración visual, yo le realicé el estudio y al terminar él se retiró. Una semana después (21.09.10) regresó con el pretexto de ordenar sus lentes. Yo le permito el acceso y es cuando cierra las dos puertas del consultorio. (En ese momento sé que algo malo esta por ocurrir, un temblor recorre todo mi cuerpo, mientras veo a mi hija con esos ojitos grandes y brillantes).

De pronto, él empieza a golpearme y amenazarme con una navaja, me pide que ponga a mi hija en su silla. Yo aterrorizada y pensando en el bienestar de mi bebé lo hago, y es cuando me toma por detrás para cortarme la garganta. No siento dolor. Es algo como un hilo caliente que recorre mi garganta, siento cada segundo y cada movimiento de la navaja al pasar por mi cuello. ¡Pienso en mi hija! Imagino muchas cosas y nada a la vez. Yo caigo y me empiezo a desangrar.
Aún en el piso, y luego de ya dos intentos por levantarme, hago un último intento por buscar a mi hija con la mirada y las pocas fuerzas que aún me quedaban. Puedo ver que toma en brazos a mi hija María José Monroy Enciso de 11 meses de edad, toma el monitor de mi computador y lanza los papeles y objetos de mi escritorio, rápidamente sale del consultorio.
Por unos momentos todo se nubló y no supe más por pocos segundos. Pasan rápido los segundos, se convierten en minutos. Sigo en el piso, nadie sabe que estoy ahí desangrándome, nadie sabe quién se llevó a mi niña, pero yo si lo sé. Yo lo vi. Después de unos minutos yo reacciono y con esfuerzos, en el tercer intento por levantarme.
Salgo de la óptica a pedir ayuda con mis manos cubriendo mi garganta, pues el sonido no sale, me quede sin voz, nadie me escuchaba. Al fin se acercan a ayudarme, ya no supe más de mí.

Me intervinieron quirúrgicamente con una traqueotomía, los médicos me
daban pocas esperanzas de vida. De no morir en el quirófano o en la recuperación, podría perder la voz. Después de una semana reaccioné, pido rápidamente información de mi hija, con la esperanza de que ya estuviera en casa o con alguno de mis familiares. Pregunto y me dicen ¡no la encontramos!

Yo hago mi declaración por escrito en el hospital, pues no podía hablar. Doy la media afiliación del sujeto que se roba a mi hija. Hasta esa semana nadie ha hecho nada por encontrar a María José, no existía la Alerta Amber, nadie acudió con mi familia, quienes se encontraban desesperados en minutos que valían oro. Solamente ellos, mi familia, han hecho lo que está en sus manos por localizarla.
Un mes después, en octubre, cumpliendo mi hija ya 1 año de vida, es detenido un delincuente porque una niña de 14 años lo denunció como su violador y las autoridades se dan cuenta que es el mismo que se robó a mi hija María José. Yo lo reconozco plenamente, él declara haber asesinado a mi hija y haberla arrojado a un canal de aguas negras.
Sin embargo, buzos de la marina entraron al lugar y sólo encontraron 2 cuerpos de adultos flotando, ya de más tiempo, pero el de mi hija no. Dos cuerpos sin nombre, una búsqueda hecha por compromiso, un arresto logrado por mera casualidad y un criminal protegido por el excesivo garantismo penal, ¿De quién eran los cuerpos? Al parecer en México eso no importa.
Hasta la fecha Geyser tiene una sentencia por intento de homicidio en mi persona a 15 años, el caso de mi hija por privación de la libertad y el caso de la niña de 14 años aun está en desahogo de pruebas. Está comprobado que el sujeto miente en sus declaraciones, pero han pasado 10 años y nadie ha logrado que hable con la verdad. Mi familia y yo luchamos por encontrar a María José pero encontramos trabas pues Derechos Humanos protege a este tipo de delincuentes, mientras tanto aún no sabemos dónde está mi hija. La única persona que puede decir dónde está, al parecer, jamás lo dirá, las personas que podrían ayudarnos a obligarlo a declarar tampoco están dispuestas a colaborarnos.
No hay modo de castigar a un asesino confeso, protegido por la #CNDH en cuanto a sus garantías, no hay una sentencia por la violación de la menor de 14 años, lleva el proceso CINCO INEXCUSABLES AÑOS, no hay postura de las autoridades, no hay justicias para la familia, no hay respuestas de la única persona que las tiene.
Ya hoy está sentenciado a 183 años de cárcel, sin embargo no hemos podido encontrar a mi hija. Pero mientras no la encuentre y yo tenga vida, la seguiré buscando”
Así como estos testimonios podemos compartirles muchos otros que son muestra de cómo actúan las autoridades, violando el principio de la debida diligencia, donde las autoridades se convierten en cómplices de los criminales, por omisión. Sólo nos queda seguirlas buscando.

La violencia de género en la escuela


La Jornada

Nuestro país tuvo un inusual inicio del ciclo escolar. Las aulas lucen vacías y los hogares se convierten en inéditos salones de clase. Desafortunadamente el piso no es parejo para la mayoría de las y los estudiantes, pues más de 50 por ciento no cuenta con los elementos mínimos para afrontar la nueva rutina escolar. Desde la falta de un lugar adecuado para el trabajo académico hasta la televisión o la computadora, que en muchos casos debe compartirse con el resto de la familia. Ni se diga el acceso a Internet o la supervisión de un adulto de tiempo completo durante la jornada educativa y en la realización de tareas para fortalecer lo aprendido. En muchos lugares de este México tan diverso priva la pobreza, que no abona al proceso educativo. No obstante, la infancia y la adolescencia permiten adaptarse con facilidad a cualquier situación por extraña que parezca, aunque por ahora la sana distancia limite la convivencia y los juegos cotidianos tan importantes en esas etapas, y el contacto presencial con el personal docente.
La educación es fundamental para el desarrollo de un país y la escuela tiene un papel destacado en la sociedad. Desafortunadamente no siempre responde a estas expectativas y las niñas, los niños y los adolescentes están expuestos a diversos riesgos que dejan secuelas que perduran en la etapa adulta o que terminan con su vida. Así lo demuestra el lamentable caso de una estudiante de 14 años que tuvo problemas con algunas de las materias que cursaba. El vicerrector de la institución se ofreció a promoverla de grado, siempre y cuando sostuviera relaciones sexuales con él. Situación que perduró durante más de un año y que no era ajena al personal del plantel.
Tiempo después, la inspectora tomócartas en el asuntoy envió a la madre de la joven un citatorio para que se presentara en el colegio. Ese día la adolescente ingirió unas pastillas que contenían una sustancia venenosa. Al día siguiente se presentó a clases y en la enfermería de la escuela únicamente le sugirieron que rezara. La madre fue notificada y trasladó a su hija a un hospital donde murió al día siguiente.
La progenitora de la joven denunció la comisión de ilícitos de índole sexual e instigación al suicidio. El juez ordenó la detención del profesor, quien se dio a la fuga, y tres años después declaró extinguida la acción penal.
El asunto fue del conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que, por sentencia de 24 de junio pasado y notificada el 14 de agosto siguiente, concluyó que el Estado de Ecuador es responsable por violación a diversos artículos de la Convención Americana de Derechos Humanos vinculados con el deber de garantizar los derechos sin discriminación y de adoptar medidas de protección para niñas y niños, y por el incumplimiento de las obligaciones de prevenir actos de violencia contra la mujer y abstenerse de realizarlos. Además por contravenir algunas disposiciones de la Convención de Belém do Pará en perjuicio de la madre y hermana de la adolescente.
Para llegar a esa conclusión valoró el contexto en que se suscitaron los hechos del caso Guzmán Albarracín vs. Ecuador, en el que prevaleció el abuso de poder sobre la estudiante motivado por la confianza en la persona que tenía a su cargo los cuidados del alumnado y del entorno escolar. Aunado a la presencia de estereotipos de género que facilitaron el ejercicio de poder de la autoridad educativa y naturalizaron actos indebidos y contrarios a los derechos de la víctima que, por su edad, se encontraba en situación de vulnerabilidad.
La sentencia también razona sobre la obligación de los Estados relativa a contar con acciones para la protección de las niñas y adolescentes contra la violencia sexual en el ámbito escolar, prevenir esta clase de violencia en las instituciones educativas y propiciar mecanismos seguros para que las víctimas puedan denunciar y las autoridades investigar y sancionar.
Esta realidad nos compromete a estar alertas ante cualquier señal que pueda desembocar en actos de violencia sexual que lesionen los derechos humanos de la infancia y la adolescencia. Como docentes y autoridades, se impone el deber de evitar que se reproduzcan conductas de esta naturaleza o como la ocurrida recientemente y que pusiera en el debate la eficacia de la impartición de justicia. Un juez dejó en libertad a un servidor público que se encontraba a bordo de un vehículo en compañía de una niña desnuda. Los argumentos de la decisión, que fueron del dominio público, reflejan la necesidad de remediar los efectos discriminatorios y las prácticas institucionales que generalmente agravian a las mujeres. Juzgar con perspectiva de género, bajo los parámetros de la metodología de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (consultable en el Semanario Judicial de la Federación con el registro 2011430), garantiza el acceso a la justicia en condiciones de igualdad.
Prestar atención al ambiente en que se desenvuelven las y los educandos es fundamental. Fortalecer las redes de apoyo, creer a las víctimas de estas conductas, actuar con prontitud y diligentemente para atacar y erradicar la violencia de género pueden salvar una vida.
No olvidemos, como afirma la antropóloga Rita Segato, quela violencia de género es la primera escuela de todas las otras formas de violencia.
* Magistrada federal y académica universitaria

Llegar a la playa




Las crisis son como grandes tormentas. Y, algunas, nos traen pérdidas
importantes. La muerte de mi hijo fue, para mí, como naufragar en plena
tormenta. ¿Cómo llegué a la playa?*


Cuando se vive un naufragio no sabemos cómo vamos a salir de ahí. Y
tampoco tenemos fuerza ni energía para averiguarlo. A duras penas nos
mantenemos a flote.


En las dos entregas anteriores reflexioné respecto a las pérdidas y el dolor.
Aquí reflexiono en mis aprendizajes para llegar a la playa.


Primero tuve que desaprender que hay que ignorar, minimizar y acallar el
dolor –como le conté en la entrega anterior– y aprender la enorme
importancia de permitirme sentir el dolor. Ese fue, quizás, el aprendizaje más
valioso. Pero también tuve que desaprender que “el tiempo lo cura todo”.
¡Es falso! Para empezar, cuando se vive un duelo se pierde la noción del
tiempo.


Ayer y mañana, no significan gran cosa. Hace un mes o un año,
tampoco. Así pues, el tiempo deja de ser una unidad de medida confiable.
Y, para terminar, la función del tiempo no es otra sino transcurrir. Así que el
tiempo no cura. Lo que hagamos con ese tiempo puede o curar o no.


Imagine la enorme herida en la rodilla de la que hablé en el artículo anterior,
¿se curaría sola, con el tiempo? Claro que no. Hemos de limpiarla y cuidarla.
Y volver a limpiar y volver a cuidar las veces que sea necesario, hasta que nos
aseguremos que no está infectada y que ha comenzado a cicatrizar. El tiempo transcurre igual si hacemos algo o no. Lo que sana no es el tiempo, sino lo que hagamos.


Ante una pérdida lo primero que se requiere es valentía y voluntad para no
hundirse. Es un acto de voluntad al que debemos obligarnos cada día. La
enrome herida en la rodilla, ¿la limpiaríamos sin obligarnos?


Ahora imagine que esa herida la tiene en el corazón. Se necesita toda la voluntad para limpiarla. Y limpiar la herida por una pérdida quiere decir llorar a mares.
Pero no es suficiente. Necesitamos también curar. Y en ese punto se necesita
ayuda.


En mi caso, fueron las letras y algunas amistades. De igual manera busqué
faros. Así encontré, por ejemplo, que la gratitud es una puerta por la que
entra la felicidad. Y, como propone Tal Ben-Shahar, me obligué a escribir,
cada noche, cinco cosas por las que podía sentirme agradecida.

Todo eso fue material para reconstruir mi barca y volver a navegar. Rearmar la barca tras una pérdida es una tarea de enorme envergadura. Así que si lo que se tiene a la mano no es suficiente, no lo dude, pida ayuda especializada.

En mi experiencia, al permitirnos sentir el dolor, tratarnos con paciencia y
cariño, y poner todo nuestro esfuerzo, voluntad y disciplina, comenzamos a
navegar hacia la playa.


Llegar a la playa representa sobrevivir a un naufragio, con un puñado de
aprendizajes, sintiendo el dolor, pero también alegría y gratitud por lo que
nos regala la vida.


Aprender a llegar a la playa no evita que tengamos otras pérdidas. Pero nos
deja la certeza de que no nos ahogaremos. Si usted ha naufragado, no se rinda. Puede llegar a la playa. ¡Se lo aseguro!

*He compartido mi experiencia en el libro Claves para atravesar la tormenta (Mis aprendizajes para vivir el duelo), disponible gratuitamente en portales de libros electrónicos.
cecilavalle@gmail.com @cecilavalle

Presentan iniciativa para que agresores desalojen domicilio y víctimas permanezcan en él

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Ciudad de México. Ante el aumento de la violencia contra las mujeres durante la pandemia de COVID-19, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, envió una iniciativa de reforma al Congreso para que las autoridades prioricen que las víctimas permanezcan en sus casas y los agresores desocupen el domicilio.
Actualmente la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia señala que en vasos de violencia familiar las autoridades jurisdiccionales pueden ordenar al agresor desocupar inmediatamente el domicilio, independientemente de la acreditación de propiedad o posesión del inmueble, o de que la casa sea arrendada.
Esta ley también establece que en caso de ser necesario, las mujeres deben ser canalizadas a un lugar de alojamiento temporal en casas de emergencia, ya sea refugios o albergues, a fin de mantenerse seguras. Sin embargo, ante la pandemia y las medidas de confinamiento, la propuesta de la jefa de gobierno es privilegiar el derecho de las víctimas de permanecer en sus casas.
Ahora, esta iniciativa de reforma, que junto con el segundo Informe de Gobierno, fue entregada al Congreso el pasado 1 de septiembre, por el secretario de Gobierno, José Alfonso Suárez del Real, busca continuar con la implementación de acciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia ejercida contra las capitalinas.
En el documento, el gobierno de la Ciudad de México aseguró que de acuerdo con distintas fuentes, durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19 en México, las llamadas al 911 por violencia contra las mujeres aumentaron alrededor de 20 por ciento y la atención en las instancias estatales y municipales creció entre 20 y 730 por ciento.
La iniciativa reconoce que ONU Mujeres e instituciones académicas confirman que en febrero, marzo y abril de 2020 se observó un incremento de las llamadas de emergencia. Por ejemplo, sólo en marzo se recibieron un 303 por ciento más llamadas que en marzo de 2018 y un 191 por ciento  más que marzo 2019.


Por esta razón la propuesta destaca que se debe mantener la obligación del agresor de continuar y cumplir de manera ininterrumpida con las obligaciones  contractuales y seguir cubriendo, en caso de seguir al interior del mismo, los pagos relativos a las rentas, derechos, cuotas de mantenimiento, impuestos, entre otros.

También se pretende establecer la obligación de la autoridad de realizar un inventario de los bienes propiedad del agresor a fin de salvaguardar los derechos de las mujeres y considerando que una vez emitida la medida de protección también se respeta el patrimonio de las personas agresoras.
De acuerdo con la motivación de esta reforma, la iniciativa, que se centra en modificar la denominación de “Distrito Federal” por “Ciudad de México”, los cambios son en concordancia con las medidas decretadas en la declaratoria de Alerta por Violencia contra las Mujeres, de fecha 25 noviembre de 2019 y en respuesta a la incidencia delictiva contra las mujeres.
20/AGM/LGL

Informe luz para CEDAW (y Hacienda)

 

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Imagen retomada de AmecoPress
En unos meses el gobierno mexicano deberá presentar al Comité de la CEDAW un informe del cumplimiento de sus obligaciones internacionales de actuar para eliminar la discriminación y violencia contra las mujeres. Por ello, diversas organizaciones preparan “informes luz”, como los llama la directora de la Red Nacional de Refugios (RNR), Wendy Figueroa. Estos informes alternos suelen develar ante la CEDAW la realidad de las mexicanas en contraste con las imprecisiones o falsedades oficiales.
En preparación de su informe para CEDAW, la RNR recién publicó “De los discursos a los hechos”, documento (disponible en FB) que ilumina la gravedad de “la otra pandemia”, la de la violencia machista, agudizada por la cuarentena. A los datos oficiales que cuentan 2 mil 240 mujeres asesinadas entre enero y julio, entre ellas 549 por feminicidio (tipificado), este informe añade información, preocupante, que corrobora lo que ésta y otras organizaciones advirtieron desde marzo: si la ausencia de políticas de igualdad y prevención de violencias en este sexenio ya había afectado severamente a mujeres y niñas, los efectos de esta indiferencia se recrudecerían bajo la cuarentena.
Los datos de la RNR, que se ha esforzado por atender la demanda creciente de mujeres violentadas, pese a la estrechez de recursos, muestran los graves daños que sufren éstas y sus hijas e hijos, obligados a convivir con un agresor. Por ejemplo, de marzo a julio, la Red atendió  en total a 23 mil 303 personas, 71 por ciento más que en 2019. Realizó 28 rescates – que previenen feminicidio– y recibió en refugios a 61 por ciento más mujeres que el año pasado.  De éstas, 40 por ciento denunció violencia física, 20 por ciento violencia sexual y más de 25 por ciento todas las violencias juntas. Además, 51 por ciento de sus hijas e hijos habían sufrido violencia sexual. Los testimonios que dan humanidad a las cifras son escalofriantes: una mujer de 19 años encerrada con candado, vendida al crimen organizado, que logró escapar; mujeres insultadas, golpeadas, violadas, sin escapatoria… Y éstas son las que pudieron pedir auxilio o pudieron huir gracias a otras personas.
La RNR también documenta los efectos en las mujeres de la crisis económica en curso. Cuando un cuarto de los hogares está a su cargo y/o muchas dependen de trabajos inestables e informales, el impacto de la pauperización es brutal.   
Con intención constructiva, la Red analiza el Anexo 13 del PEF 2020 y destaca cómo éste recibió más recursos que en 2019 pero incluye programas, como las pensiones para adultos mayores, becas y otros, que no son sólo para mujeres ni hacen distinciones interseccionales para beneficiar a mujeres indígenas o en mayor precariedad.  La distribución de recursos es aberrante: 38 por ciento se destinan a programas de transferencias directas, mientras que los programas de salud sexual y reproductiva o el programa de apoyo a hijos de madres trabajadores sólo reciben (en papel) 2 por ciento cada uno.  Es por demás evidente que para el gobierno las mujeres no son prioridad, ni tiene interés en diseñar políticas integrales y efectivas para niñas y adolescentes.
Por ello, son muy valiosas las recomendaciones de la RNR a las autoridades. Entre ellas, “atender las desigualdades y potenciar la autonomía” y “promover la cultura de la igualdad”, lo que implica asegurar el ejercicio de Derechos Humanos;  diseñar políticas con perspectiva de género interseccional, en particular una política  presupuestaria que permita garantizar el acceso a la justicia, la salud,  la educación; la recuperación económica y una vida sin violencia.
Recomienda también etiquetar recursos suficientes en el PEF2021 para refugios y programas destinados a mujeres y niñas, y vigilar que se usen para disminuir las brechas de género.
Ojalá que las demás organizaciones que preparan “informes luz” den a conocer avances, como este documento, y los hagan llegar a la SHCP y Cámaras. Quizá aún pueda evitarse que más simulación y recortes dañinos en el Anexo 13 condenen a mujeres y niñas a más precariedad y más violencia. 

El desgaste emocional



María Teresa Priego 

El mes de marzo pareciera tan remoto, nebuloso. Tan ingenuo y desbrujulado. La sorpresa. Si bien nos explicaron que la pandemia podía prolongarse hasta el mes de octubre, no lo escuchamos con detalle. Ahora sabemos que será más larga. Ahora constatamos la gravedad del número de contagios. Las muertes, el desempleo, la catástrofe económica. Ahora sabemos de las dimensiones del desamparo. Temblamos por el futuro. Los pequeños negocios que fueron cerrando sus puertas. Las personas obligadas a salir a trabajar cada día, sin elección posible. Los irresponsables que arman fiestas, toman el transporte público sin cubrebocas o con él mal colocado. Como si la irrealidad les ganara.
Tres, cuatro niños frente a la única televisión de la casa tomando notas. Las/los profesoras/es creando escenarios conmovedores para la transmisión de sus clases. Madres y padres cumpliendo dobles jornadas. Los testimonios de las personas y las familias atacadas por el covid. Como telón de fondo: el desasosiego y la tristeza. Ahora recuerdo como si fuera parte de otra vida la irrupción de las mascarillas, la primera vez que vi una careta y me pareció un exceso, las noticias de la familia y las/los amigas/os de Tabasco, donde el coronavirus golpeó pronto y fuerte. 
Han pasado seis meses. Hemos recorrido casi todos los estados de ánimo. Los días optimistas, los de malas noticias, el cansancio, la vuelta de una cierta ilusión. La desesperanza. La nube negra que desciende sobre nuestras cabezas y amenaza con ocuparnos. "Detente, nube. Aquí te detienes". Con frecuencia logramos detenerla. En estos desamparos la solidaridad nos levanta. La ternura. Los libros, los postres, los pequeños regalos que viajan de una casa a la otra. Las videollamadas. Las tantas maneras de decir: "aquí estoy para ti". La primera vez que una amiga sugirió que continuáramos por videollamada nuestra imperdible comida de los viernes, sonó tan ajeno. Ahora esperamos con ansia que el día llegue para "vernos" y escucharnos. 
Tener amores, tener salud, tener trabajo. Agradecer los privilegios de un techo y la sopa en la mesa. Mitigar la sensación de aislamiento. Pero los síntomas nos alcanzan. El desfile de las maneras en las que la ansiedad habla a través del cuerpo. Las pesadillas. Los insomnios. Algo se nos desborda por dentro. Recreamos cada día los diques. Los contenedores que nos permitan concentrarnos. Leer una página tras otra sin lograr entender, porque entre las líneas se agitan los fantasmas. La dificultad de vivir esta cotidianidad tan otra. Soñamos con una vacuna para poder abrazarnos. Para respirar hondo. Para confiar en que nuestro país va a salir adelante. Tenemos que transitar la desesperanza y nos espera un duelo largo. Muy largo. Que la solidaridad nos haga más fuertes. Que la solidaridad nos acompañe.
Para La Silla Rota es importante la participación de sus lectores a través de  comentarios sobre nuestros textos periodísticos, sean de opinión o informativos. Su participación, fundada, argumentada, con respeto y tolerancia hacia las ideas de otros, contribuye a enriquecer nuestros contenidos y a fortalecer el debate en torno a los asuntos de carácter público. Sin embargo, buscaremos bloquear los comentarios que contengan insultos y ataques personales, opiniones xenófobas, racistas, homófobas o discriminatorias. El objetivo es convivir en una discusión que puede ser fuerte, pero distanciarnos de la toxicidad.


Visión instrumentalista y conservadora la de AMLO en la agenda de género


Ciudad de México. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, negó la agenda de las mujeres en su segundo informe de gobierno, pero en estos dos años de gobierno las funcionarias en su gabinete y los partidos políticos de oposición también la han hecho invisible o la han instrumentalizado.
En ello coincidieron las periodistas feministas Ivonne Melgar, autora del portal “Mujeres Más” y en “Excélsior”; Almudena Barragán, periodista en México del diario español “El Paí”s; Diana Juárez, editora de la sección la Cadera de Eva, de La Silla Rota; y Lucía Lagunes Huerta, directora de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC A.C.), al participar en el foro “Nosotras Tenemos Otro Informe”, que organizó este 3 de septiembre la plataforma “Nosotras tenemos otros datos”.
El presidente de México ha creado una narrativa a favor de erradicar la pobreza y la desigualdad, pero no de las mujeres. Al no nombrar a esta población y sus problemáticas en su segundo informe de gobierno, el mandatario negó la agenda de las mujeres, observó la periodista Ivonne Melgar.
No obstante, durante las reacciones y críticas las bancadas de los partidos de oposición en el Congreso –que son quienes reciben el informe presidencial– tampoco pusieron el acento en las omisiones del Jefe del Ejecutivo con respecto a las mujeres.  “La burbuja legislativa no tiene ninguna voz que nos represente”, detalló la periodista.
A esto se suma, dijo, que las acciones de las actuales funcionarias feministas en el gabinete de gobierno demuestran que se ha perdido la capacidad de diálogo de ellas con el poder presidencial.
Este es el balance a dos años, pero para Melgar un ápice de esperanza para el 2021 es que las cuatro décadas anteriores, cuando distintas mujeres políticas pelearon con los presidentes porque se respetaran los recursos y las funciones de las instituciones para las mujeres que ahora tenemos, se consiguió un avance inercial. “Eso sigue caminando”.
Por su parte, la periodista de “El País” en México, Almudena Barragán, destacó que a dos años de este gobierno hay que prestar atención a las repercusiones que traiga la política de austeridad que, con recortes a mecanismos como las Alertas de Violencia de Género o el Instituto Nacional de las Mujeres, se está desmantelando la política pública de igualdad. Estos recortes, dijo, “pueden poner en peligro la vida de las mujeres”
No obstante, la esperanza para 2021 reside en el movimiento organizado de las mujeres, ya que ellas van a seguir defendiendo la agenda feminista porque no es una cuestión de clientelismo político, para ellas es una cuestión de vida o muerte.
En su participación, la editora de la Cadera de Eva, de la Silla Rota, Diana Juárez, señaló que tras analizar la versión amplia del segundo informe de gobierno pudo constatar que de 700 páginas que lo componen, a las mujeres se le dedicaron tres. En ese informe, el gobierno adoptó palabras o conceptos de la agenda feminista pero no enlistó acciones claras que ya estén haciendo para las mexicanas.
Para la periodista, López Obrador y su gobierno no ha asimilado esta narrativa feminista que se expuso en el informe y parece no entender de fondo los problemas de la desigualdad de género y de las mujeres porque, en dos años, no ha dado una respuesta pensada que responda a estas exigencias. Nuestro presidente tiene que entender que ya no es un orador, sino que es un presidente y tiene que tomar acción con respecto a las mujeres”, dijo la editora.
Por su parte, la impulsora de “Las Constituyentes”, Yndira Sandoval, enfatizó que los dichos  del presidente son importantes y tienen un peso en la agenda institucional porque es el Jefe de Estado; sin embargo, López Obrador se ha mostrado como el principal impulsor de una narrativa que niega la violencia y es conservadora.
Para la defensora de los derechos de las mujeres, en estos dos años de gobierno lo que se ha observado por parte del gobierno es el no reconocimiento de las organizaciones de la sociedad civil, debilitamiento de las instituciones encargadas de la protección de los Derechos Humanos (como la CEAV,la  CNDH, Inmujeres y la Conavim), la militarización del país y la falta de acceso a la justicia y reparación del daño. En contraste, a dos años de gobierno aún no hay un programa nacional para la prevención, atención y erradicación de la violencia contra las mujeres.
Si el tema de las mujeres no es un asunto de Presidencia, de la Conferencia Nacional de Gobernadores, de todas las instituciones, si las mujeres en el poder tienen un pacto de impunidad, si el poder legislativo está sometido al Ejecutivo, esto tiene consecuencias en todo el territorio. “Tenemos un gobierno con una línea política e institucional feminicida, porque se es feminicida por acción y omisión”, puntualizó Sandoval.
Para la defensora, estas omisiones no son exclusivas del partido del presidente, sino que la oposición también se suma a fortalecer el esquema del presidente. “No puede ser que la agenda de la oposición sea el antimanuelismo y no tengan una respuesta clara en los Derechos Humanos, detalló.
Por su parte, la periodista Lucía Lagunes observó que lo que se ha visto en estos años es que el gobierno sí mira la agenda de  las mujeres pero desde una visión instrumentalista y conservadora y desde ahí se genera la política pública.
Hasta ahora lo que demuestra la narrativa presidencial es que las mujeres tienen un papel de cuidadoras en las familias, sin embargo, lo que quiere el movimiento feminista es que las mujeres seamos reconocidas como ciudadanas plenas.
“Sí hay una lectura de género, pero patriarcal, del presidente y del gobierno. Tienen claro que garantizar la autonomía de las mujeres, y las condiciones para que ejerzamos los Derechos Humanos, ponen en riesgo sus privilegios; por eso intentan desmantelar la agenda feminista”, dijo la periodista.
A esta narrativa se suma un desgaste por parte del movimiento organizado de las mujeres en la credibilidad de quienes ocupan un puesto en el gobierno y los Congresos. “Cada vez cuesta más trabajo ver a las funcionarias como interlocutoras válidas”, detalló.
Para la periodista, este momento es clave para el gobierno porque se acerca la renovación de la Cámara baja y un nuevo proceso electoral; sin embargo, el costo de las decisiones de Estado, que demuestran una escisión entre el gobierno y las mujeres, se podría ver reflejado en un voto de castigo contra el partido en el poder.
“El feminismo es una fuerza política histórica, sin eso no tendríamos todas las leyes, instituciones y programas que se han creado no sólo en México, sino en el mundo. Esto ha sido gracias a una estrategia política del feminismo”, declaró.
20/AJSE/LGL

Datos oficiales sobre feminicidio contradicen dichos de AMLO


Ciudad de México.- Al rendir su segundo Informe de Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró, en menos de un minuto, que en el país hay menos casos de feminicidio; sin embargo, las cifras oficiales y el análisis de expertas en derechos de las mujeres lo contradicen.
La mañana de este 1 de septiembre López Obrador omitió –como ha hecho en todos sus informes– rendir cuentas sobre los avances en derechos de las mujeres, pero afirmó que en casi todos los delitos hay una disminución en comparación con noviembre de 2018 y que actualmente hay menos feminicidio. 
No obstante, la afirmación del Presidente no corresponde con las cifras oficiales. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), las carpetas de investigación iniciadas por feminicidio han crecido desde 2018, como se muestra a continuación: 
Periodo Carpetas de investigación por feminicidioVíctimas de feminicidio*
De enero a julio de 2020549566
De enero a julio de 2019519537
De enero a julio de 2018500516
Tabla elaborada con datos del SESNSP
*Junio de 2020 fue un mes récord con 101 víctimas de este delito. El promedio mensual es 74. 
Mujeres, la mitad del país pero invisibles para el Presidente
Al respecto, la directora de la Red Nacional de Refugios e integrante de la plataforma Nosotras Tenemos Otros Datos, Wendy Figueroa Morales, dijo en entrevista con Cimacnoticias que de forma lamentable, pero no sorprendente, el presidente mantiene un discurso donde no menciona a las mujeres y cuando se refiere a incidencia delictiva sólo afirma que disminuyó el feminicidio. 
Figueroa Morales, quien ha confrontado los dichos de López Obrador con información de instituciones públicas, explicó que los datos oficiales evidencian que este 2020 hay más asesinatos de mujeres que en otros años. 
El informe “De los discursos a los hechos”, elaborado por la Red Nacional de Refugios y presentado la última semana de agosto, refleja que más de 2 mil mujeres han sido asesinadas, incluyendo víctimas de feminicidio y homicidios dolosos, de acuerdo con datos del SESNSP. Además, la ONU asegura que cada dos horas y media una mujer es asesinada en México.
La información de la Red amplia lo que dijo López Obrador sobre incidencia delictiva: En siete meses, se iniciaron 123 mil 927 carpetas de investigación por violencia familiar, pero tan sólo en el mes de julio aumentaron las denuncias en un 3.7 por ciento con respecto a las registradas en junio. Por su parte, los servicios de atención a mujeres sobrevivientes de violencias, como los refugios, se han visto rebasados ante el incremento de la demanda.
Wendy Figueroa consideró que no tomar en cuenta estos datos es una forma de invisibilizar, en los discursos y en las acciones, lo que sucede con las mujeres. Por otro lado, agregó que a diario ocurren otro tipo de delitos, por ejemplo, asesinatos disfrazados de suicidios o crímenes sexuales que no se investigan o se indagan sin un debido proceso.
La defensora dijo que desconocer la realidad provoca carencia de políticas integrales que garanticen el derecho a vivir una vida libre de violencia. “Es lamentable que a dos años de gobierno sigamos con un presidente que no mira y que no escucha a la gente que está a su alrededor”.
Expuso además que en vez de ser parte de un Estado omiso, el presidente pudo reconocer en su segundo Informe de Gobierno las áreas de oportunidad, porque eso reflejaría que tiene claras las necesidades de la ciudadanía y reconoce la situación de emergencia para avanzar en estrategias de atención.
Con esta percepción coincide la coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), Luz Estrada, quien consideró que el presidente quedó a deber en esta rendición de cuentas porque no dijo qué sucede en acceso a la justicia. “La violencia contra las mujeres no ha bajado”, expresó.
Luz Estrada incluso recordó que el Secretario de Seguridad, Alfonzo Durazo, reconoció que el feminicidio está a la alza. En julio pasado el funcionario aseguró durante la conferencia presidencial matutina que este delito aumentó porque en mayo se registraron 73 casos y en julio 99. Se trataba entonces de la cifra mensual más elevada desde noviembre de 2018, cuando se registraron 100 casos.
Estrada argumentó que a este ritmo México va a llegar a 4 mil mujeres asesinadas al año. Sin embargo, dijo que las cifras no revelan todo el problema. A la defensora le preocupa que estos crímenes no se investiguen y que en las Fiscalías no haya personal para dar seguimiento a estas denuncias. 
La defensora criticó que aunque López Obrador afirme que se mantienen las becas para estudiantes y las pensiones para adultos mayores o que 7 de cada 10 familias reciben recursos públicos mediante algún programa de gobierno, éstos no enfrentan otros problemas de discriminación como la violencia de género. 
A esto se suma que, de acuerdo con diversas respuestas de transparencia obtenidas por esta agencia de noticias, ninguna dependencia federal, incluyendo Presidencia, conocen el fundamento de esta declaración que López Obrador hizo por primera vez el pasado 5 de abril.
Luz Estrada consideró que hasta el segundo año de gobierno sigue la falta de una estrategia para las mujeres. Como muestra destacó que no hay un plan para prevenir y atender la violencia contra las mujeres ni un plan nacional en materia de Derechos Humanos, a pesar de que es una obligación diseñar y publicar esta hoja de ruta al inicio de cada sexenio. 
Además, hasta agosto el Gobierno de la República no ha publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (Proigualdad) 2020-2024, cuyo objetivo es “atender las principales problemáticas que impiden el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres y las niñas en condiciones de igualdad con los hombres”.
Aunque el gobierno federal asegura que diseñó una Estrategia Nacional de Protección Integral para las Mujeres, las Niñas y las Adolescentes, y un Protocolo Nacional de Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes en condición de orfandad por feminicidio, ninguna de estas dos políticas ha sido publicada oficialmente. El presidente tampoco señaló en su informe el avance de estas acciones. 
Las defensoras de los derechos de las mujeres también criticaron que el titular del Ejecutivo no se pronunció por robustecer el presupuesto paar la igualdad y no mencionó acciones a favor de las mujeres indígenas, más allá de asegurar que una indígena va a presidir el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), organismo sin presidenta desde junio pasado. 

Ocultan con propaganda política, mural sobre desapariciones de mujeres en Neza


Ciudad de Mexico. Pese a su obligación de promover la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, autoridades del municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México, ocultaron con propaganda política, el mural sobre mujeres y niñas desaparecidas en la entidad. 
La entidad mexiquense se convirtió en 2019 en la primera en tener una Alerta de Violencia de Género (AVG) por desaparición de mujeres y niñas. Esta sería su segunda AVG, ya que desde 2015 la entidad mexiquense obtuvo la primera AVG del país por feminicidio. 
El sábado 21 de marzo de 2020, feministas, colectivas como “Moradas”, “Vivas en la Memoria” y “Vivas nos Queremos”, así como familiares de personas desaparecidas en Nezahualcóyolt –uno de los municipios con la incidencia más alta de feminicidio y desapareción de mujeres– realizaron un memorial para denunciar la desaparición de niñas y mujeres. El memorial se nombró “Hasta encontrarlas”.
Este memorial se instaló frente a Plaza Jardín, una de las plazas más concurridas en ciudad Nezahualcóyotl. Estaba dispuesta en la pared lateral de unas canchas de frontón, entre la avenida Bordo de Xochiaca y avenida Ciudad Jardín.
El memorial se construyó con más de 120 fichas de mujeres y niñas que se buscaron en el registro del Programa ODISEA (creado en 1991 para recabar información para las cédulas de búsqueda) de la Fiscalía Especializada para la Investigación de Personas Desaparecidas, del Estado de México. 
FOTO: Cortesía Colectiva Vivas en la memoria
No obstante, dos semanas después de haber colocado el mural, el gobierno municipal de Nezahualcóyotl –encabezado por Hugo de la Rosa García– decidió hacer una obra ahí. El municipio cercó el mural, arrancó la mitad de las fichas y lo mantuvo cerrado alrededor de cuatro meses, informó en un comunicado el Colectivo Vivas en la Memoria, conformado en 2013 en Nezahualcóyotl. 
A mediados de julio, las autoridades de Nezahualcóyotl quitaron la cerca, ahí se observó que no había ninguna obra y que sólo movieron un montón de tierra para colocar en otro lugar y arrancar la otra mitad de las fichas.
A finales de agosto de 2020, el segundo regidor del municipio de Nezahualcóyotl, José Guadalupe Estrada Posadas, colocó un anuncio encima del mural que dice “Enfrenta el reto, todos unidos usando tapabocas. Márcame estoy para servirte, oficina de gestión 57169070, ext. 1402”. 
De acuerdo con la colectiva, arriba de este letrero aún se alcanza a leer “Hasta encontrarlas“. “Es indignante que este señor regidor de ciudad Neza no se dé cuenta en dónde coloca su anuncio para hacerse difusión. Hay temas que apremian, hay trabajo colectivo detrás de ese mural, hay una situación que requiere que los gobernantes se enteren de lo que acontece en el municipio, que mínimo si van a ocupar cargos públicos revisen cuáles son las problemáticas del lugar en el que “trabajan”, un poco de sensibilización no les caería mal”, expresaron las integrantes.
En octubre de 2019 se notificó por primera vez al gobierno de Nezahualcóyotl que las bardas en el espacio público se estaban usando para nombrar las violencias del Estado México. En febrero de 2020, las feministas volvieron a emitir un oficio al municipio, del cual se obtuvo como respuesta que el gobierno estaba enterado de dicha actividad. 
“Con estos actos bloquean los pocos esfuerzos que hay por parte de colectivas y familiares, desde un trabajo autónomo. Nos parece que si bien el presupuesto que se destina a estas urgencias no es bien empleado y tampoco se esfuerzan en reconocer y atender las problemáticas, no deberían de obstruir el trabajo que hacemos las colectivas y mujeres, a las que sí nos interesa hacer un trabajo en la búsqueda de una vida digna, sin trata, sin feminicidios, sin mujeres ni niñas desaparecidas”, expresó la Colectiva.
Las defensoras de los derechos de las mujeres dijeron que “borar es olvido, borrar es impunidad, borrar es la ausencia de un problema que nos ata- ñe a todxs, y por su puesto a ustedes que son servidores públicos, encargados de la seguridad de nosotras, de la investigación y de la justicia”.
Y pidieron resguardar estos espacios de memoria, localizados en las calles que cada día recorren las mexiquenses. “Queremos que las bardas y espacios públicos puedan usarse para visibilizar, resignificar, atender una problemática que habitamos”, dijeron. 
La colectiva dijo que en su búsqueda para la realización del memorial encontraron que las fichas no tenían clasificación, no estaban separadas por sexo, ni por edades, ni por fechas, ni por los diferentes municipios del Estado de México. “Es una base de datos que requiere de un trabajo más comprometido para que sea accesible, eficaz y tenga toda la información necesaria”, dijeron.
Las fichas que localizaron correspondían a niñas y mujeres que desaparecieron entre el 2016 y 2019; 50 por ciento de los casos eran jóvenes de 14 a 20 años de edad. Dentro de la base de datos no estaban todas, como es el caso de la cédula de Norma Dianey García García, que desapareció el 15 de enero de 2018, en la trayectoria de Neza a Chimalhuacán. La cédula la llevó su mamá, Lourdes García, porque no la encontramos en la base de datos del programa ODISEA.
Según la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), del 2015 a 2017 aumentó 227 por cidento el número de niñas y mujeres desaparecidas en los municipios de Ecatepec, Cuautitlán Izcalli, Toluca, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán
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