Ciudad de México.- La falta de seguridad social en 9 de cada 10 trabajadoras del hogar que hay en México propicia que ellas no ejerzan plenamente sus derechos reproductivos, como el acceso a la atención médica obstétrica de calidad, las licencias de maternidad, las estancias infantiles o las guarderías.
Al presentar este 29 de marzo el informe “Promesas sin cumplir: derechos reproductivos y laborales de las trabajadoras del hogar en México 2021” y la campaña “Son derechos no privilegios”, sindicalistas, expertas en derechos de las mujeres, así como funcionarias y funcionarios federales y de la Ciudad de México, reflexionaron sobre la importancia de abordar la aún persistente precarización laboral para las trabajadoras del hogar desde la perspectiva de los cuidados y de los derechos reproductivos.
La directora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), Friné Salguero, explicó que el estudio que presentaron hoy pero elaboraron en 2021 señala que para diciembre de 2021 había únicamente 41 mil 373 trabajadoras del hogar incorporadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Esto quiere decir que 9 de cada 10 trabajadoras no están afiliadas a la seguridad social y, por lo tanto, no pueden contar con descanso pagado por maternidad, licencias de maternidad, estancias infantiles o guarderías, explicó Salguero, lo que resulta preocupante al considerar que 86 por ciento de estas trabajadoras está en edad reproductivo, con un promedio de uno hasta cinco hijas e hijos cada uno.
Por su parte, la coordinadora de investigación en el Grupo de Información y Reproducción Elegida (GIRE), Verónica Esparza, explicó que si bien las trabajadoras del hogar organizadas han logrado en estos años importantes modificaciones al marco legal (como su reconocimiento en la Ley Federal del Trabajo, la Ley del Seguro Social, la ratificación del Convenio 189 o la instauración del Programa Piloto para su incorporación al IMSS), el trabajo del hogar sigue siendo un trabajo poco valorado, mal remunerado y con importantes brechas de género y discriminación.
El hecho de que la cifra de trabajadoras afiliadas al IMSS sea tan reducido, dijo Esparza, representa barreras para el ejercicio de los derechos laborales y reproductivos, por ejemplo, las trabajadoras del hogar que no tienen seguridad social comúnmente acuden a servicios privados o a hospitales de beneficencia, los cuales se caracterizan por falta de infraestructura, recursos presupuestales, materiales y humanos necesarios para dar una atención de calidad y oportuna.
Por falta de licencias, dijo la experta en derechos sexuales y reproductivos, es frecuente que las trabajadoras del hogar renuncien al empleo en las últimas semanas del embarazo, ya que las actividades que realizan podrían significar un riesgo para su salud o la del producto.
Una de las secretarías generales del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (SINACTRAHO), Norma Palacios, dijo que en el día a día los avances en la ley, por ejemplo que se estableció una jornada máxima, descansos y prestaciones, no se observan en su realidad, ya que la mayoría no tiene un contrato firmado.
Palacios, quien desde el sindicato lleva a cabo programas de capacitación con otras trabajadoras, señaló que tras la pandemia por la COVID-19 se observó que en el caso de las trabajadoras que se emplean “de entrada por salida”, que son mayoría, hubo una disminución de sus días laborales, por lo que el requisito del IMSS de ganar 5 mil 637 pesos para afiliarse impide que la mayoría acceda a la seguridad social.
“Si una compañera quiere ser mamá tiene que pensarlo dos veces porque sabe que al ser trabajadora del hogar probablemente va a ser despedida y no va a contar con todas las prestaciones que debería, el acceso a licencia de maternidad, servicios médicas, que tiene que pagar los servicios privados para dar a luz, y así nos vamos en cada caso también su quieren contar con el acceso a una guardería. Muchas de nuestras compañeras son trabajadoras del hogar adultas mayores, que también ahí hay que pensar el tema de cuidados”,relató la sindicalista y explicó que mientras no haya un mecanismo que haga la seguridad social para ellas obligatoria, los cambios serán muy lentos.
Isidra Llanos, otra integrante de la secretaría colegiada del SINACTRAHO, explicó que ellas se dedican a cuidar a otras niñas y niños pero dejan el cuidado de sus hijas e hijos propios a cargo de otras de sus familiares, lo que no se traduce en una buena calidad de vida para ellas y sus familias.
También presentes en el evento, Ana Carolina Maldonado Pacheco, Directora para la Igualdad de las Mujeres y Hombres en la vida Económica del Instituto Nacional de las Mujeres, explicó que la perspectiva de los cuidados había sido una perspectiva ignorado en el tema del trabajo del hogar; sin embargo, es importante notar que, debido a las condiciones laborales de este sector, ellas toman decisiones de vida, reproductivas, en función del contexto de su empleo y no en condiciones de libertad.
Nicole Jaimes, de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, observó que al cruzar los derechos laborales con los reproductivos, este informe visibiliza la interdependencia de los derechos y, a su vez, la articulación de las diferentes discriminaciones y violencias que viven las trabajadoras del hogar.
De la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Pedro Maldonado, dijo que su dependencia desarrolló una guía sobre seguridad y protección en el trabajo para trabajadoras del hogar pero que se adecúa a los hogares como centro de trabajo, así como un modelo de contrato individual para este sector. “Es mucho el trabajo que aún queda por hacer, pero es mucho el entusiasmo porque sabemos que las trabajadoras cuentan con las instituciones”, detalló.
Gabriela Noemi Segura, subdirectora de promoción y capacitación del Programa de Asuntos de la Mujer y de Igualdad entre Mujeres y Hombres de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), reconoció que la garantía de que todas las mujeres tengan acceso a la seguridad social es una tarea que le toca a las instituciones del Estado, y que se debe trabajar mucho en la promoción y difusión de los derechos de las trabajadoras del hogar.
De acuerdo con los hallazgos del informe, en entrevista a trabajadoras del hogar sin seguridad social, ninguna recibió apoyo económico para pagar las consultas durante su embarazo ni el parto. Ante el nacimiento de una hija o hijo, las y los empleadores no pagaron a las trabajadoras el tiempo que estuvieron inactivas. Además, un tercio de las trabajadoras son jefas de su propio hogar.
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