Con el apoyo de su colaborador habitual, el cinefotógrafo Ernesto Pardo, la realizadora muestra a diversos niños en su relación entre ellos mismos, sus padres y los animales que crían. Por momentos, uno como espectador olvida los aspectos terribles de la realidad mexicana y comprueba cómo todavía son posibles la ternura y la esperanza.
Para quien esto escribe, El eco resulta ser el trabajo de mayor complejidad estructural de Huezo, y también el más logrado en un sentido estético. Dio mucho gusto atestiguar que el público donostiarra mostró entusiasmo con una larga ovación al final de su proyección.
Debo corregir una anterior aseveración. Escribí que no había títulos mexicanos en la competencia de San Sebastián. Y resulta que sí lo hay. Se trata de Ex-Husbands (Ex maridos), coproducción con Estados Unidos donde la parte mexicana la representa Pimienta Films, de Nicolás Celis, pues gran parte de la acción es en Tulum.
Sostenida en la afable interpretación de Griffin Dunne (el espectador memorioso lo recordará como el protagonista de Después de hora, de Scorsese), la película es una agridulce comedia sobre las crisis en la vida de los diferentes miembros de una familia neoyorquina que viajan a Tulum para festejar una despedida de soltero. Aunque dirigida sin mucha personalidad por Noah Pritzker, el asunto se deja ver por su sencillez y falta de pretensiones.
En la competencia de ayer, el argentino Martín Rejtman presentó La práctica, comedia parca sobre un maestro de yoga desencantado (Esteban Bigliardi) en Santiago de Chile, y sus diversos problemas con su ex esposa y sus alumnos. Rejtman ha sobresalido en el cine latinoamericano por ser algo así como la respuesta argentina a Aki Kaurismäki, pues su humor es similar, con los personajes hablando de la forma más inexpresiva posible.
Sin embargo, no se trata del mejor esfuerzo del director, quien tiene comedias mucho más memorables como Silvia Prieto (1999) y Los guantes mágicos (2003), a las que le tengo debilidad, si bien son un gusto adquirido.
Poco se puede decir de Un silence (Un silencio), del belga Joachim Lafosse, truculento drama familiar sobre un abogado (Daniel Auteil) que oculta un pasado pedófilo con la complicidad de su esposa (Emmanuelle Devos), en relación más que edípica con su hijo adoptivo, a quien le cae el 20 tardíamente sobre los pecados paternos. Lafosse es un buen director, según demostró en su anterior Un amor intranquilo (2021), pero la película es un desperdicio de su talento y el de actores tan capaces como Auteuil y Devos.
X: @walyder
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